El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció este martes que su gabinete de seguridad acordará “esta noche” un cese el fuego para poner fin a los enfrentamientos con el movimiento Hezbolá, tras dos meses de guerra abierta en Líbano.
Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y el G7 presionaban desde hace días para un alto el fuego entre Israel y la poderosa formación libanesa, armada y respaldada por Irán.
“Esta tarde presentaré al gabinete para su aprobación un proyecto de alto el fuego en el Líbano. La duración del alto el fuego depende de lo que suceda en Líbano”, declaró Netanyahu en la televisión.
Israel, sin embargo, mantiene, “en pleno acuerdo con Estados Unidos”, una “total libertad de acción” en Líbano y responderá si Hezbolá viola el acuerdo, añadió.
Una tregua en Líbano permitirá a Israel “centrarse en la amenaza iraní”, continuó el dirigente, tras reunirse con los ministros que integran el gabinete de seguridad del país.
El primer ministro libanés, Nayib Mikati, instó a la comunidad internacional a “actuar rápidamente” para “aplicar de inmediato” el alto el fuego, tras un día de violentos bombardeos israelíes en Beirut, la capital.
Un distrito comercial del centro de la ciudad fue bombardeado después del anuncio de Netanyahu y de que Israel llamara a sus habitantes a evacuar la zona, indicó un camarógrafo de AFP.
Israel empezó una campaña de bombardeos contra los feudos de Hezbolá en Líbano el 23 de septiembre y lanzó una operación terrestre en el sur del país una semana después.
El objetivo declarado del Estado hebreo es permitir el regreso de los 60 mil desplazados del norte de Israel por los incesantes intercambios de disparos con Hezbolá, aliado de Hamás en la Franja de Gaza.
Israel intensificará “la presión” sobre este movimiento islamista palestino, anunció Netanyahu tras informar del cese el fuego en Líbano.
El mandatario deberá convencer a sus aliados de extrema derecha. Su ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, consideró el lunes que un cese el fuego sería un “gran error”.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, había dicho poco antes que un cese el fuego entre Israel y Hezbolá debía ayudar a poner fin al conflicto en Gaza, desencadenado por el ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
Según la web estadounidense Axios, el acuerdo se basa en un proyecto estadounidense que prevé una tregua de 60 días. Durante ese tiempo, Hezbolá y el ejército israelí se retirarían del sur de Líbano para permitir que las tropas libanesas se desplieguen en la zona.
Según Axios, Estados Unidos habría dado garantías sobre su apoyo a acciones militares israelíes en caso de actos hostiles de Hezbolá.
La mediación se basa en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU que puso fin a la anterior guerra entre Israel y Hezbolá, en 2006, y que estipula que solo el ejército libanés y las fuerzas de paz pueden desplegarse en la frontera sur de Líbano.
Tras dos meses de guerra abierta, Israel multiplicó el martes sus bombardeos en el centro de Beirut, donde al menos 10 personas murieron, según las autoridades libanesas. También bombardeó la periferia sur de la capital, un feudo de Hezbolá.
Un diputado de la formación, Amin Cherri, acusó a Israel de querer “vengarse de los libaneses” justo antes de una posible tregua.
El ejército israelí aseguró que más de 20 proyectiles fueron disparados el martes desde Líbano contra Israel.
Según el Ministerio de Salud libanés, casi 3 mil 800 personas han muerto en el país desde octubre de 2023. Las hostilidades también desplazaron a cerca de 900 mil personas, según la ONU. Del lado israelí murieron 47 civiles y 82 militares en 13 meses.
El ejército israelí continúa sus ataques contra la sitiada Franja de Gaza, donde al menos 22 personas murieron el martes, según la Defensa Civil.
Con la llegada del invierno, miles de desplazados intentan protegerse de la lluvia con medios insignificantes.
“Intentamos todo lo que podemos para evitar que el agua de lluvia se filtre en las tiendas de campaña para que los niños no se empapen”, dijo Ayman Siam, padre de una familia de refugiados en Ciudad de Gaza, en el norte del territorio.
La guerra estalló tras el ataque sin precedentes lanzado por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, que mató a mil 207 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales, incluidos los rehenes muertos o en cautiverio.
La ofensiva israelí lanzada en represalia en Gaza ha dejado al menos 44 mil 249 muertos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del territorio, considerados fiables por la ONU.
Ambos ejércitos del conflicto armado en Ucrania se han visto acorralados por drones, artillería y guerra electrónica.
En días recientes, Rusia y Urania se han atacado mutuamente con el mayor número de drones desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.
Se informa que Ucrania lanzó más de 80 drones contra Rusia, algunos dirigidos hacia Moscú. Por su parte, se reporta que Rusia lanzó más de 140 drones contra objetivos por todo Ucrania.
La intensidad del uso de drones como armas de ataque es una de las formas en que este conflicto está revolucionando cómo se hace la guerra.
En combinación con la guerra electrónica y los ataques de artillería, los drones también han demostrado ser efectivos como armas defensivas, inmovilizando a las fuerzas enemigas en el campo de batalla.
Los drones se han convertido en uno de los principales elementos en la guerra en Ucrania y están afectando profundamente la manera en que se pelea, según Phillips O’Brien, profesor de Estudios de la Guerra de la Universidad St. Andrews, en Escocia.
“Han vuelto el campo de batalla mucho más transparente”, comenta.
Los drones de vigilancia pueden detectar el movimiento de tropas o los preparativos para un ataque a lo largo de todo el frente y en tiempo real.
Cuando ven un objetivo, pueden enviar las coordinadas al centro de comando, que puede ordenar un ataque de artillería.
Esta secuencia, desde la detección del objetivo hasta su ataque, se llama la “cadena de ataque” en la terminología militar y se ha acelerado por el uso de drones, dice el profesor O’Brien.
“Todo se puede detectar a no ser que esté muy encubierto. Significa que no puedes reunir tanques y otro armamento para una avanzada sin que sean golpeados”, indica.
Los drones de ataque se están usando, junto con la artillería, para golpear al enemigo. Las fuerzas ucranianas han logrado repeler los avances de las columnas de tanques rusos con solo el uso de drones.
Al inicio de la guerra, Ucrania usó el TB-2 Bayraktar de fabricación turca, un dron de capacidad militar que puede arrojar bombas y lanzar misiles.
Sin embargo, con mayor frecuencia ambas partes están optando por el uso de drones “kamikaze” que son más baratos.
Estos suelen ser drones de uso comercial, acoplados con explosivos.
Pueden ser controlados desde una distancia de varios kilómetros y pueden merodear el objetivo antes de atacar.
Rusia también ha estado usando miles de drones kamikaze, como el Shahed-136 de fabricación iraní, para atacar objetivos militares y civiles en Ucrania.
Frecuentemente los despliega en enjambres, con la intención de abrumar las defensas aéreas ucranianas.
La artillería se ha convertido en el arma de mayor uso en toda la guerra en Ucrania.
Según el centro de análisis británico Royal United Services Institute (RUSI), Rusia ha estado disparando 10.000 proyectiles al día y Ucrania entre 2.000 y 2.500, también diariamente.
La artillería se usa para contener el movimiento de tropas enemigas y para atacar vehículos blindados, defensas, puestos de mando y depósitos de suministros.
“Durante la guerra, la munición es como el agua, que las personas necesitan beber constantemente, o como el combustible para un automóvil”, explica el experto de artillería y especialista militar de la BBC coronel Petro Pyatakov.
Ambos lados han usado millones de proyectiles de artillería extranjeros. Estados Unidos y Europa se los han suministrado a Ucrania. Rusia los importa de Corea del Norte.
Los países occidentales han tenido dificultades para suministrar a Ucrania todas las municiones que requiere, y eso ha resaltado el problema que tienen en sus propias industrias armamentistas, según Justin Crump, director ejecutivo de Sibylline, un grupo de análisis de defensa en Reino Unido.
“Las empresas de defensa de Occidente actualmente producen una cantidad de armas de precisión relativamente baja”, afirma.
“No tienen la capacidad de emitir altos volúmenes de armamento básico como proyectiles”.
Tanto Rusia como Ucrania también han estado usando artillería de alta precisión.
Ucrania ha lanzado proyectiles guiados por satélite tipo Excalibur, suministrados por Occidente; Rusia usa sus propios proyectiles Krasnopol guiados por láser.
Además, EE.UU. y otras naciones occidentales han dotado a Ucrania de misiles Himars de largo alcance, guiados por satélite.
Estos les han permitido a las fuerzas armadas atacar los depósitos de municiones y los puestos de mando de Rusia en el frente.
Desde comienzos de 2023, las fuerzas rusas han usado miles de “bombas planeadoras” para atacar posiciones ucranianas en el campo de batalla y para bombardear zonas residenciales civiles e infraestructura.
Son bombas convencionales de “caída libre” acopladas con alas plegables y sistemas de navegación satelital.
Rusia es quien más suele usar esas bombas planeadoras. Varían en peso desde 200 kg hasta 3.000 kg o más.
“Las bombas planeadoras se han vuelto cada vez más efectivas para romper las posiciones defensivas y destruir edificios”, señala el profesor Justin Bonk, un experto en guerra de RUSI.
Añade que Rusia las ha utilizado extensamente para destruir las defensas ucranianas alrededor de la localidad estratégica de Adviivka, en el este de Ucrania, que Rusia capturó en 2024.
Las bombas planeadoras cuestan entre US$20.000 y US$30.000 en producir, según Bronk.
Pueden ser lanzadas desde decenas de miles de kilómetros de distancia de sus objetivos y son difíciles de interceptar, aún con el más sofisticado sistema de misiles de defensa aérea.
Ucrania también hace uso de bombas planeadoras suministradas por EE.UU. y Francia, como la llamada Joint Standoff Weapon de largo alcance.
También ha creado una de su propio diseño, añadiendo alas a las bombas de diámetro pequeño de fabricación estadounidense, que llevan unos 200 kg de explosivos.
Sin embargo, cuenta con menos bombas planeadoras que Rusia.
La guerra electrónica se ha implementado mucho más intensamente en el conflicto entre Rusia y Ucrania que en cualquier otra ocasión.
Miles de efectivos en cada lado trabajan en unidades especializadas, intentando incapacitar los drones y sistemas de comunicaciones del otro, y desviar los misiles enemigos.
Las fuerzas rusas tienen sistemas como el Zhitel, que puede incapacitar todas las comunicaciones satelitales, las comunicaciones por radio y las señales de teléfonos móviles en un radio de más de 10 m.
Pueden abrumar las ondas de radio emitiendo enormes pulsaciones de energía electromagnética.
Además, con su unidad Shipovnic-Aero, las fuerzas rusas pueden derribar un dron a 10 km de distancia. Este sistema también puede encontrar la posición de los pilotos de los drones y enviar sus coordinadas a las unidades de artillería para que disparen contra ellos.
Las naciones occidentales pueden estar sorprendidas de ver la facilidad con la que los sistemas de guerra electrónica de Rusia han inutilizado misiles de alta tecnología como los Himars en Ucrania, de acuerdo a Marina Miron, del Departamento de Estudios de la Guerra del King’s College de Londres.
“Es una guerra asimétrica”, indica. “Las fuerzas de la OTAN podrán tener armas que son técnicamente superiores a las que posee Rusia, pero Rusia ha demostrado que puede usar un equipo relativamente barato para desactivarlas”.
Duncan McCrory, del Instituto Freeman Air & Space de King’s College de Londres, opina que los comandantes militares de los países de la OTAN deben aprender lecciones de cómo Rusia está efectuando una guerra electrónica en Ucrania.
“Deben entrenar a sus tropas en cómo operar cuando están siendo acechadas por drones y cuando el enemigo está atento a cada señal de radio que envían”, afirma.
“La guerra electrónica ya no puede ser relegada a segundo plano. Necesita ser considerada en todo momento en que se estés desarrollando tus tácticas, entrenamiento y nuevos sistemas de armamento”.
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