Los líderes del G20 abren la cumbre en Río de Janeiro bajo presión para lograr un acuerdo en la COP29, en un contexto mundial de fuertes divisiones por las guerras de Ucrania y Gaza y la próxima vuelta de Donald Trump.
Ya antes de la apertura de la cita en el Museo de Arte Moderno, con vistas sobre la bahía de Río, no se auguraba un consenso fácil sobre los temas dominantes.
El texto final del G20 “ya está cerrado, pero algunos países quieren abrir algunos puntos sobre las guerras y el clima”, explicó este lunes una fuente diplomática brasileña.
Los dirigentes de las principales economías, que representan el 85 % del PIB mundial y el 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, buscarán avanzar en particular en el financiamiento de la lucha contra el cambio climático.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, les pidió el domingo que muestren “liderazgo” y hagan “concesiones” para permitir “un resultado positivo en la COP29”, la conferencia sobre el clima de Bakú, donde las negociaciones llevan una semana estancadas.
“El fracaso no es una opción”, dijo Guterres, mientras el mundo se dirige a batir este año otro récord de temperatura global.
Brasil reafirmó el sábado que los países emergentes se niegan a contribuir al financiamiento climático, pero espera que un avance en el G20 ayude a destrabar el diálogo en Bakú, de acuerdo con otra fuente diplomática brasileña.
En esta cumbre anual que se celebra nuevamente con la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin – en su lugar acudió su canciller, Serguei Lavrov -, la guerra de Ucrania y también la de Oriente Medio serán ineludibles.
Después de que Ucrania sufrió el fin de semana uno de los mayores ataques rusos de los últimos meses, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó a Kiev a usar misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos militares en Rusia, según dijo a la AFP un alto funcionario en Washington.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión de la cita, avisó sin embargo que su país no quiere concentrar los debates en las guerras.
“Hice énfasis en no traer la guerra para el G20”, dijo el domingo al canal Globonews el mandatario izquierdista, un aliado de Occidente que a la vez mantiene una buena relación con Putin.
“Porque si no, no vamos a discutir otras cosas que son importantes para un pueblo que no está en guerra, que es el pueblo pobre, los invisibles del mundo”, añadió.
Lula lanzará el lunes una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que reunirá a naciones e instituciones internacionales para liberar recursos contra esta lacra.
También espera avanzar sobre otra idea impulsada por la presidencia brasileña del G20: un impuesto global a los “súperricos”, que ya consiguió el visto bueno de los ministros de Finanzas para “cooperar” sobre este asunto.
Sobre la cumbre pende una incógnita en cuanto a la posición de Argentina. Su presidente, el ultraliberal Javier Milei, se opone a lo que llama una “agenda ‘woke'” del multilateralismo y ha retirado a su delegación de las negociaciones climáticas en Bakú.
Buenos Aires ha hecho algunas objeciones y no tiene por qué “necesariamente” firmar el texto, indicó el domingo a la AFP el jefe de la delegación de ese país, Federico Pinedo, sin detallar los puntos en discordia.
Esta será la primera cumbre del G20 de Milei. El argentino es un gran aliado de Trump, a quien visitó la semana pasada en Florida.
Será en cambio la última de Biden, antes de ceder el poder al republicano en enero.
El estadounidense realizó el domingo una visita histórica a la Amazonía para reforzar el compromiso de Estados Unidos contra el calentamiento y lanzar un desafío a Trump, que promete revertir sus políticas medioambientales.
“Algunos pueden intentar negar o retrasar la revolución de la energía limpia que está en marcha en Estados Unidos. Pero nadie, nadie puede revertirla”, dijo el demócrata.
Biden se había reunido el sábado en Lima con el presidente chino, Xi Jinping, otro de los protagonistas de la cumbre del G20 y actor clave en la reconfiguración del tablero político mundial con la llegada de Trump.
Tras la cita de dos días, Xi se reunirá con Lula en Brasilia en un encuentro que pretende reforzar los lazos entre estos dos gigantes del llamado Sur global.
“Entramos en un escenario global mucho más imprevisible, pero también con mucho más espacio para que los países del Sur (…) articulen sus propias visiones”, subraya Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas de Brasil.
Donald Trump ha intentado distanciarse del polémico proyecto promovido por un grupo de reflexión conservador para reformar el gobierno federal.
Con su victoria en las elecciones de este martes, Donald Trump es el hombre del momento en Estados Unidos.
Su triunfo en la carrera por la Casa Blanca sobre la candidata demócrata Kamala Harris, ha completado un regreso triunfal al poder que lo ha convertido en un héroe para muchos de sus seguidores.
Los focos se centran ahora en el presidente electo y surgen muchas preguntas sobre las decisiones que tomará en su segunda presidencia.
Durante la campaña fue objeto de atención y polémica el llamado Proyecto 2025, una iniciativa de un grupo conservador para reformar el gobierno federal.
Aunque el propio Trump ha intentado distanciarse, los demócratas y otros detractores del presidente electo creen que el Proyecto 2025 es en realidad su plan oculto de gobierno.
La propuesta fue creada por la Fundación Heritage y ha sido vinculada a Trump porque varios de sus antiguos funcionarios contribuyeron al plan.
El planteamiento, de más de 900 páginas, contempla el despido de miles de funcionarios, la ampliación del poder del presidente, el desmantelamiento del Departamento de Educación y otras agencias federales, así como recortes fiscales radicales.
Kamala Harris y los demócratas intentaron movilizar a los votantes contra un plan que, según el presidente Joe Biden, “destruiría Estados Unidos” de llevarse a cabo.
“No tengo ni idea de quién está detrás [del Proyecto 2025]”, escribió Trump en su red social Truth Social. “No estoy de acuerdo con algunas de las cosas que dicen y algunas de las cosas que dicen son absolutamente ridículas“.
Un portavoz de la iniciativa dijo hace meses en redes sociales que el Proyecto 2025 “no habla en nombre de ningún candidato o campaña”.
La Fundación Heritage dio a conocer el proyecto en abril de 2023 y desde entonces ha suscitado la preocupación y las críticas de los sectores que en Estados Unidos se describen como “liberales”.
A principios de julio, el presidente de Heritage, Kevin Roberts, planteó la perspectiva de la violencia política durante una entrevista en un podcast.
“Estamos en el proceso de la segunda revolución estadounidense, que seguirá siendo incruenta si la izquierda lo permite”, dijo Roberts al podcast War Room, fundado por el asesor de Trump Steve Bannon.
En respuesta, la campaña demócrata, entonces todavía encabezada por Biden, acusó a Trump y a sus aliados de “soñar con una revolución violenta para destruir la idea misma de Estados Unidos“.
Es habitual que los centros de estudio de Washington propongan listas de deseos políticos para posibles gobiernos en ciernes.
A principios de julio, Trump aseguró en su plataforma de redes sociales que no sabe “nada sobre el Proyecto 2025”.
“Cualquier cosa que hagan, les deseo suerte, pero no tengo nada que ver con ellos”, afirmó.
Sin embargo, varias personas vinculadas al proyecto trabajaron en el gobierno de Trump o como aliados en su campaña de reelección.
El documento del Proyecto 2025 esboza cuatro objetivos principales: restaurar la familia como pieza central de la vida estadounidense; desmantelar el Estado administrativo; defender la soberanía y las fronteras de la nación; y garantizar los derechos individuales otorgados por Dios para vivir libremente.
Es uno de los varios documentos políticos de una plataforma conocida como Agenda 47, así llamada porque Trump será el 47º presidente de Estados Unidos.
la Fundación Heritage dice que el Proyecto 2025 fue escrito por varios exfuncionarios designados por Trump y refleja los aportes de más de 100 organizaciones conservadoras.
Aquí te presentamos un resumen de varias propuestas clave.
El Proyecto 2025 propone que toda la burocracia federal, incluidas agencias independientes como el Departamento de Justicia, quede bajo control presidencial directo, una controversial idea conocida como “teoría del ejecutivo unitario”.
En la práctica, eso agilizaría la toma de decisiones, lo que permitiría al presidente aplicar de manera directa sus políticas en una serie de ámbitos.
Las propuestas también abogan por eliminar la protección laboral de miles de empleados públicos, que podrían ser sustituidos por cargos políticos.
El documento califica al FBI de “organización hinchada, arrogante y cada vez más al margen de la ley” y aboga por revisiones drásticas de esta y otras agencias federales, incluida la eliminación del Departamento de Educación.
En el documento se propone aumentar la financiación para un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, una de las promesas emblemáticas de Trump en 2016.
Sin embargo, lo más destacado es la consolidación de varias agencias de inmigración estadounidenses y una gran expansión de sus poderes.
Otras propuestas incluyen eliminar categorías de visas para víctimas de delitos y trata de personas, aumentar las tarifas a los inmigrantes y permitir solicitudes por vía rápida para los inmigrantes que pagan una prima.
No todos esos detalles se repiten en la plataforma del Partido Republicano, pero la formación quiere implementar el “mayor programa de deportación en la historia de Estados Unidos”.
Esa idea fue uno de los principales argumentos de Donald Trump ante los votantes.
El documento propone recortar drásticamente el dinero federal para la investigación y la inversión en energías renovables y pide que el próximo presidente “detenga la guerra contra el petróleo y el gas natural”.
Los objetivos de reducción de carbono serían reemplazados por esfuerzos para aumentar la producción y la seguridad energética.
El documento expone dos visiones contrapuestas sobre los aranceles y está dividido sobre si el próximo presidente debería intentar impulsar el libre comercio o levantar barreras a las exportaciones.
Pero los asesores económicos sugieren que un segundo gobierno de Trump debería recortar los impuestos a las corporaciones y sobre la renta, abolir la Reserva Federal e incluso considerar un retorno a la moneda respaldada por oro.
El Proyecto 2025 no exige una prohibición del aborto a escala nacional.
Sin embargo, propone retirar del mercado la pastilla abortiva mifepristona.
El documento propone nuevos esfuerzos de recopilación de datos sobre el aborto y, de manera más general, sugiere que el Departamento de Salud y Servicios Humanos debería “mantener una definición de matrimonio y familia con base bíblica y reforzada por las ciencias sociales”.
Al menos en lo que respecta al aborto, el documento difiere bastante sustancialmente de la plataforma republicana, que sólo menciona la palabra “aborto” una vez.
La plataforma dice que las leyes sobre el aborto deberían dejarse en manos de los estados individuales y que los abortos tardíos (que no definen) deberían prohibirse, una visión a la que Trump se ha aferrado en gran medida.
La plataforma del partido añade que se debe proteger el acceso a la atención prenatal, el control de la natalidad y la fertilización in vitro, y no menciona la limitación de la distribución de mifepristona.
Según las propuestas del Proyecto 2025, se debería prohibir la pornografía y cerrar las empresas de tecnología y telecomunicaciones que facilitan el acceso a dicho contenido.
El documento exige la posibilidad de elección de escuela y el control de los padres sobre los centros educativos y apunta a lo que llama “propaganda despierta”.
Propone eliminar una larga lista de términos de todas las leyes y regulaciones federales, incluidos “orientación sexual”, “diversidad, equidad e inclusión”, “igualdad de género”, “aborto” y “derechos reproductivos”.
Jared Huffman, un congresista demócrata de California, lanzó el grupo de trabajo Stop Project 2025.
Describió el Proyecto 2025 como “un complot distópico que ya está en marcha para desmantelar nuestras instituciones democráticas”.
Huffman dijo que el proyecto “aboliría los controles y equilibrios, socavaría la separación Iglesia-Estado e impondría una agenda de extrema derecha que infringe las libertades básicas y viola la voluntad pública”.
“Necesitamos una estrategia coordinada para salvar a Estados Unidos y detener este golpe antes de que sea demasiado tarde”, dijo Huffman antes del triunfo electoral de Trump.
La Fundación Heritage es uno de los centros de estudios más influyentes que ha elaborado documentos de políticas diseñados para guiar una posible segunda presidencia de Trump.
Desde la década de 1980, ha producido documentos políticos similares como parte de su serie Mandato para el Liderazgo.
El Proyecto 2025, respaldado por un presupuesto de US$22 millones, también establece estrategias para implementar políticas que comenzarán después de la toma de posesión presidencial en enero de 2025.
En sus discursos y en su sitio web, Trump ha respaldado una serie de ideas incluidas en el Proyecto 2025, aunque su campaña ha dicho que él tiene la última palabra sobre la política.
Muchas de las propuestas enfrentarían desafíos legales inmediatos si se implementaran.
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