El 9 de febrero, los ecuatorianos elegirán presidente. Los planes de trabajo del presidente Daniel Noboa y Luisa González —quienes lideran los sondeos con el 38 % y 32 %, respectivamente— recibieron calificaciones “preocupantes” en materia ambiental durante una calificación realizada por más de 50 organizaciones ambientales nacionales.
Las propuestas ambientales del candidato Leonidas Iza obtuvieron el puntaje más alto otorgado en dicha calificación. Sin embargo, el representante del movimiento indígena ocupa un cuarto lugar con el 2.1 % en las encuestas de intención de voto. En tercer lugar se encuentra Andrea González, con el 4.3 % de intención de voto.
“Me llama la atención que los candidatos y candidatas todavía no capitalicen el tema ambiental”, dice Natalia Greene, presidenta de la Coordinadora Ecuatoriana de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (CEDENMA). Esta es una de las entidades que desarrollaron El Verdescopio, una herramienta que evalúa las propuestas ambientales de los presidenciables.
“Hay un electorado importante que los candidatos no están tomando en consideración”, opina Greene. Se refiere a que en las elecciones de 2023, el 59 % de ecuatorianos decidió mantener el petróleo del Yasuní bajo el suelo y el 68 % de quiteños dijo “no” a la minería. “Hay una población especialmente joven a la que le interesan los temas ambientales”, asegura. Asimismo a los habitantes rurales y a las personas de la tercera edad, añade.
El equipo de El Verdescopio evaluó las propuestas con base en 10 temas que incluyeron los candidatos en su agenda ambiental: derechos de la naturaleza; cambio climático; extractivismo minero y petrolero; derechos de indígenas, afrodescendientes y montubios; soberanía alimentaria; institucionalidad ambiental; protección del agua; transición energética; conservación de ecosistemas críticos y desarrollo de ciudades sostenibles.
Los planes de gobierno se calificaron entre -5 y 5. Quienes obtuvieron 1 y más de 1 fueron asignados a la categoría Verde; entre 0 y 0.99 entraron a la categoría Preocupante, y quienes obtuvieron un puntaje negativo recibieron la calificación Tóxica.
Iza, candidato del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, obtuvo 3.6 puntos y fue colocado en la categoría Verde. Luisa González, del Movimiento Revolución Ciudadana, obtuvo 1.6 puntos; el presidente Noboa y Andrea González, que se lanzó a la presidencia con el Partido Sociedad Patriótica, 0.9 puntos. Estos tres candidatos entraron a la categoría Preocupante.
“Los candidatos que más propuestas de interés tienen, como Iza, no tienen una buena perspectiva para la segunda vuelta”, señala Greene. Para Cecilia Chérrez, miembro de la organización Acción Ecológica, “ha sido una campaña bastante pobre en términos de un debate profundo sobre las problemáticas ambientales”, a pesar de que, señala, Ecuador es uno de los 20 países más biodiversos del mundo.
Los electores ecuatorianos tendrán que escoger entre 16 binomios presidenciales. Los otros 12 candidatos no suman entre todos ni el 5 % de la intención del voto, de acuerdo con la encuestadora Comunicaliza.
En el eje ambiental del Plan de Gobierno de Daniel Noboa se menciona “la lucha contra la deforestación, la minería ilegal, la contaminación ambiental y otras actividades que amenacen la integridad de los ecosistemas”. “Hemos visto en el tiempo de presidencia de Daniel Noboa que el tema ambiental no le interesa”, asegura Greene. “Quiere profundizar la minería y seguir extrayendo petróleo”, añade. Estos temas son sensibles pues han ocasionado grandes casos de contaminación y conflictos sociales en Ecuador.
En el Plan se incluye “impulsar la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientales, fortaleciendo los mecanismos de consulta”. Durante su gobierno se denunció el intento de realizar una consulta previa, libre e informada para dar paso al proyecto minero Loma Larga en un sitio alejado de las comunidades a consultar, con poca difusión y con solo unas 20 personas presentes. Mientras tanto, la minería ilegal no dejó de crecer.
Otros puntos que aborda el plan son el combate a la pesca ilegal y el fortalecimiento de los procesos de control para prevenir la minería ilegal. En marzo de 2024, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) suspendió el comercio de tiburones desde Ecuador porque el país no cumplió con los requisitos para alcanzar niveles sostenibles de pesca de estas especies.
El punto ocho del Plan de Trabajo de Luisa González, llamado “Justicia ecológica y transición energética para un futuro sostenible”, arranca con el objetivo de “fortalecer el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica para que cumpla efectivamente su rol como garante de los principios ambientales y los derechos de la naturaleza”.
La candidata del expresidente Rafael Correa también ofrece establecer impuestos ecológicos, combatir la minería ilegal, fortalecer el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, realizar un diagnóstico nacional de las enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental, entre otros.
“Juega en su contra la gestión de los gobiernos pasados y cómo estos manejaron el tema ambiental. Ella ha dicho que va a seguir la línea de sus antecesores”, afirma Greene. Durante el gobierno de Rafael Correa, entre 2007 y 2017, se dio una serie de casos de violaciones a los derechos de los pueblos indígenas y de la naturaleza, como documentó el medio Plan V. Persecución y criminalización de los defensores de la naturaleza, despojo y desplazamiento de comunidades indígenas y rurales para la imposición de proyectos mineros engloban algunos de los casos enlistados.
A diferencia de Daniel Noboa y Luisa González, que estudiaron comunicación política y derecho, respectivamente, Andrea González y Leonidas Iza llegan a la candidatura con títulos en ingeniería ambiental, de acuerdo con sus títulos profesionales registrados. No obstante, las propuestas de estos dos candidatos se diferencian entre sí, para empezar, por el espacio que les dedicaron en sus planes de trabajo.
Andrea González se lanzó en 2023 a la vicepresidencia junto al candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien fue asesinado antes de las elecciones. Ahora ya no está con el movimiento Construye, sino con el Partido Sociedad Patriótica.
González juntó en un mismo capítulo el tema ambiental y turístico. Sus propuestas ambientales son cuatro: proteger los ecosistemas en peligro de extinción; crear la Agencia de Protección Ambiental de Ecuador; facilitar el acceso de datos en el marco del Acuerdo de Escazú y proteger las zonas de recarga hídrica. A pesar de esto, Greene destaca que en el monitoreo de entrevistas que se está realizando como parte del Verdescopio, se identificó que González “sí tiene el tema ambiental en su agenda”.
Leonidas Iza, por otro lado, es un líder indígena de Cotopaxi que ganó visibilidad en las protestas de 2019. En octubre, los transportistas iniciaron el levantamiento por el retiro de los subsidios a los combustibles, pero el paro de 14 días pronto fue liderado por el movimiento indígena que tenía además demandas sociales y ambientales, por ejemplo, en contra de la violación de los derechos de consulta previa, libre e informada y de los impactos petroleros en territorios indígenas.
Bajo el capítulo “Estrategia integral para una transición ecológica justa: hacia un país postextractivista en el marco de la crisis climática”, Iza planteó 15 objetivos. Entre sus propuestas se destacan la implementación de una moratoria a futuras concesiones a proyectos mineros; el cumplimiento de las consultas populares del Yasuní, Cuenca, Girón y Quito, que rechazaron la actividad petrolera y minera en esas localidades; la extracción ecológica de petróleo y minería; y la creación de un marco de protección para los defensores de derechos humanos y de la naturaleza.
“Leonidas Iza tiene un plan muy claro sobre el posextractivismo. También tiene un enfoque importante en el agro, en la soberanía alimentaria”, dice la presidenta de CEDENMA. “Las candidaturas más hacia la izquierda han hecho referencia a estos temas”, opina Chérrez.
Tarsicio Granizo, director de la organización World Wildlife Fund (WWF) Ecuador, observó que “hay planes de gobierno que no mencionan lo ambiental para nada, es tremenda y terrible la ausencia de estos temas en ciertos planes de gobierno”. Granizo, quien fue ministro de Ambiente entre 2017 y 2018, además señala que “lo ambiental sigue siendo un silo, un tema aparte, que no está integrado a los planes de gobierno”.
Como director de una organización internacional no puede hablar puntualmente de ningún candidato, pero asegura que algunas propuestas “dicen cosas bonitas sobre el cambio climático y la conservación, pero le apuestan 100 % al extractivismo de petróleo y minería, que tienen un impacto brutal en el ecosistema”. También hay ofertas “bastante interesantes, pero no dicen el cómo”, añade.
Para el experto, las propuestas ambientales deben priorizar la lucha contra la deforestación, que debe arrancar por el planteamiento de planes de desarrollo y ordenamiento territorial que protejan los bosques y que tengan periodos mayores a cuatro años, que es la vigencia actual de esos documentos.
Entre las prioridades también está el cuidado de las fuentes hídricas. “En Ecuador, solo el 12 % del agua se trata”, asegura. Para terminar con la contaminación de ríos y quebradas hace falta la construcción de plantas de tratamiento de agua.
El 17 de enero una veintena de organizaciones sociales, entre esas Acción Ecológica, publicaron una carta abierta en la que exigieron a los candidatos presidenciales pronunciarse sobre “asuntos que requieren respuestas urgentes”, según se lee en la carta.
Entre los puntos está el caso Chevrón vs. Ecuador, en el que en 2018 el Tribunal Arbritral de la Haya dejó sin efecto una sentencia provincial de 2011 que obligaba a Chevrón a pagar 9.5 millones de dólares por daños ambientales en la Amazonía ecuatoriana. Se espera que este año se emita la condena, que podría condenar a Ecuador a pagar 2000 millones de dólares a la empresa extranjera.
Chérrez, de Acción Ecológica, señala que en la carta se incluyen puntos sobre los impactos sociales y ambientales de los tratados de libre comercio, el respeto a las consultas populares y la protección a las personas defensoras de derechos.
Granizo, Greene y Chérrez reconocen que la inseguridad es una de las mayores preocupaciones de los ecuatorianos. En enero de 2025 hubo un asesinato por hora en el país, convirtiéndose en el inicio de año más violento desde que hay registros. Sin embargo, “la ciudadanía todavía no hace el vínculo entre el crimen organizado y la destrucción del patrimonio natural”, de acuerdo con Greene.
Hasta 2024, la minería ilegal se tomó al menos 562 hectáreas de cuatro áreas protegidas y sumó 1422 hectáreas afectadas en la zona del río Punino, en el norte de la Amazonía. “Vemos con preocupación que la minería ilegal contamina ríos y tierras, pero el tema de seguridad también está presente cuando los guardaparques no pueden patrullar ciertas áreas protegidas que están tomadas por el narcotráfico”, asegura Granizo.
Estas problemáticas “no se pueden afrontar desde el punto de vista meramente ambiental”, dice. El director de WWF Ecuador cree que se debe implementar una estrategia integral que incluya saneamiento de los cuerpos policiales, militares y de Justicia; alternativas económicas para las poblaciones más afectadas y planes para que los niños y adolescentes que salieron de la educación formal regresen al sistema educativo.
“Si no entendemos que el ambiente es fundamental para las actividades productivas, para la exportación o para la seguridad alimentaria vamos a seguir creyendo que es un tema de ecologistas”, dice Granizo. Para ilustrarlo, señala que el 30 % de la agricultura depende de los polinizadores naturales, como las abejas, los colibríes o los murciélagos, y que entre el 70 % y el 75 % de las medicinas de laboratorios provienen de la naturaleza.
A pesar de esto, ni en el debate vicepresidencial ni en el debate presidencial -realizados el 12 y el 19 de enero, respectivamente-, se hicieron preguntas sobre los temas señalados. “El Comité de Debate fue el actor más tóxico”, dice Greene en referencia a la categoría más baja del Verdescopio.
El equipo del Verdescopio también evaluó la participación en el debate de los candidatos presidenciales. “Al hablar de energía, fueron dilucidando sus propuestas, o por lo menos, sus postulados con respecto al extractivismo, derechos humanos, derechos de consulta previa”, sostiene la presidenta de CEDENMA. “Escuchamos cuánto conocen del tema ambiental y de las alternativas a la crisis energética y climática”, añade.
Con base en las declaraciones del debate, Leonidas Iza nuevamente lideró la valoración, con 1.89 puntos. Andrea González le siguió con 1.08. Los dos entraron a la categoría Verde. Con 0.38 puntos, Luisa González se mantuvo en la categoría Preocupante. Mientras tanto, Daniel Noboa bajó a la categoría Tóxica con -0.14 puntos.
Los miembros del Verdescopio harán dos evaluaciones más. Una de ellas estará basada en un formulario que los candidatos recibieron en diciembre de 2024. Y la última se realizará a partir de un monitoreo de las declaraciones de los candidatos en medios de todo el país. El total de las evaluaciones se irá actualizando en el website del Verdescopio. “Hacemos un llamado a la ciudadanía para que nos envíe las perlitas o las buenas propuestas de los candidatos”, finaliza Greene.
A propósito del 80 aniversario de la liberación del infame campo de concentración, en BBC Mundo recuperamos este reportaje sobre un grupo no muy conocido.
ADVERTENCIA: Este artículo contiene imágenes extremadamente gráficas que incluyen cadáveres y descripciones de asesinatos en masa.
“Yo trabajé en los crematorios. Llevaba personas de las cámaras de gas a los hornos”, recordó Dario Gabbai.
El exprisionero del campo de concentración de Auschwitz (situado en la Polonia ocupada por los nazis) se refería a la tarea de retirar los cadáveres de las víctimas judías para llevarlos a ser incinerados.
Gabbai, con quien la BBC conversó antes de su fallecimiento en 2020, era uno de los últimos testigos oculares de la Solución Final: el plan nazi para eliminar a los judíos de Europa que acabó con el asesinato de seis millones de judíos.
En el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau, recuperamos de nuestros archivos la historia de los Sonderkommandos, los prisioneros judíos que eran obligados a cooperar en el Holocausto.
Para acelerar el ritmo de los asesinatos, los nazis establecieron campos de exterminio como Auschwitz-Birkenau y crearon una unidad especial llamada Sonderkommando (comandos especiales).
Estaba formada por prisioneros judíos deportados a Auschwitz desde 16 países, cuyo trabajo alimentó la máquina de matar.
“Es algo que nunca olvidaré. Yo tuve la suerte de sobrevivir”, declaró Gabbai.
Después de la liberación de Auschwitz el 27 de enero de 1945 por las fuerzas soviéticas, muchos sobrevivientes expresaron en libros sus experiencias.
Pero se escuchó muy poco de los pocos Sonderkommandos que lograron salir.
En la década de 1980, Gideon Greif, un historiador experto en el Holocausto establecido en Israel, comenzó la larga tarea de descubrir el misterio de aquellos miembros de los comandos especiales.
“Uno de mis objetivos era mejorar su imagen. Cuando comencé la investigación, se les consideraba colaboradores y asesinos. Pero ellos eran las víctimas, no los perpetradores”, le dijo Greif a la BBC.
El reconocido sobreviviente de Auschwitz Primo Levi escribió en el libro “Los hundidos y los salvados” que la creación de Sonderkommando fue el crimen más satánico del nazismo. Y Greif está de acuerdo.
“Fue la decisión deliberada de los alemanes de utilizarlos. También querían que los judíos compartieran la culpa. Esta es una idea muy cruel. Querían borrar la diferencia entre criminal y víctima”, agregó el investigador.
Greif documentó la experiencia de 31 Sonderkommandos en su primer libro sobre ellos, “Lloramos sin lágrimas”.
Los miembros de los comandos especiales se vieron obligados a ayudar en los procesos de asesinato. Las SS cometieron realmente la matanza.
Este grupo de prisioneros tenía que buscar implantes como dientes de oro y objetos de valor ocultos en los cuerpos antes de deshacerse de los cadáveres.
Existen muy pocas imágenes de Sonderkommandos trabajando en Auschwitz, pero después de la liberación del campo, los soviéticos escenificaron varias imágenes que recreaban los horrores por los que pasaron.
Gabbai tenía la tarea específica de cortar y recoger el cabello de las mujeres asesinadas.
Décadas después, recordó cómo se sintió entonces conversando con una organización estadounidense dedicada a entrevistar a los sobrevivientes del Holocausto, la USC Shoah Foundation.
“Me dije a mí mismo: ‘¿cómo puedo sobrevivir? ¿Dónde está Dios?'”, se preguntó Gabbai.
Un hombre polaco le dijo entonces que se mantuviera fuerte, y él decidió seguir ese consejo.
“Me dije a mí mismo: ‘soy un robot… cierra los ojos y haz lo que sea que tengas que hacer sin preguntar demasiado'”, comentó.
Gabbai no podía darse el lujo de desobedecer órdenes. Cuando alguien era un poco lento o ineficiente, era castigado brutalmente.
A veces, los guardias de las SS inspeccionaban los cadáveres de camino a las incineradoras. Si veían un implante de oro que los miembros de los comandos habían pasado por alto, la persona responsable podía ser arrojada viva a las llamas.
Otros castigos incluían ser disparado, torturado, golpeado o rodar desnudo sobre la grava.
Estos castigos se realizaban en presencia de otros Sonderkommandos para intimidar a todo el grupo.
El trabajo ofrecía poca protección. Los nazis solían matar a los miembros de los comandos especiales cada seis meses y traían nuevos reclutas.
“Estaban en un estado de shock constante. Vieron a miles de judíos ser asesinados cada día. Era un gran desafío permanecer con vida”, dijo Greif.
Sin embargo, muchos como Gabbai no solo sobrevivieron sino que ofrecieron información sobre el funcionamiento real de aquella fábrica de la muerte.
“Cerraban las puertas. Luego, las SS lanzaban el Zyklon B desde las aberturas de arriba. Tardaban unos cuatro-cinco minutos en morir, excepto las personas en el lado de donde venía el gas. Allí tomaba un par de minutos”, agregó.
El Zyklon B llegaba a los campamentos en forma de bolitas de cristal. Tan pronto como los gránulos estaban expuestos al aire, se convertían en gas venenoso y comenzaban a matar personas.
Uno de los Sonderkommandos documentado por Greif fue Ya’akov, el hermano de Dario Gabbai.
Ya’akov vio a dos de sus primos aparecer en la cámara de gas. Les indicó que se sentaran cerca de donde salía el gas para tener una muerte rápida e indolora. Le dijo a Greif: “¿Por qué deberían sufrir tanto?”.
Greif señaló que muchos de los que trabajaban en los comandos cambiaron para siempre.
“Para dar servicio a una fábrica de la muerte como aquella se convirtieron en personas sin emociones. Eso no significa que no fueran buenas o malas personas. Algunos de ellos me contaron lo que hicieron para ayudar a mantener la dignidad de las víctimas judías”, añadió.
Josef Sackar fue el primer Sonderkommando que Grief conoció en 1986.
El hombre a menudo trabajaba en el lugar donde se pedía a las mujeres que se desnudaran.
“Movía mi cabeza hacia otra dirección y me aseguraba de que no se avergonzaran mucho”, le relató a Grief.
Shaul Chasan tenía que sacar los cuerpos de los muertos de la cámara de gas y colocarlos en los ascensores que los llevarían a los crematorios.
Él le contó a Grief que siempre se esforzaba por asegurarse de que los cuerpos no fueran arrastrados sobre la tierra y los escombros del suelo de las cámaras de gas.
La mayoría de los miembros de estos comandos eran judíos ortodoxos. Greif aseveró que muchos días lograban rezar tres veces al día, como lo estipula el judaísmo.
Sorprendentemente, podían orar juntos cada vez que obtenían el número mínimo de diez que requieren las leyes religiosas.
Cuando los guardias del campo no estaban cerca, algunos incluso recitaban el kadish -una oración tradicionalmente dedicada en memoria de los muertos- durante el proceso de cremación.
Menos de 100 Sonderkommandos, reclutados durante la deportación de judíos húngaros a Auschwitz, lograron sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial.
En Yad Vashem, el Museo de la Historia del Holocausto de Israel, se señala cómo aumentaron los asesinatos después de que comenzara la deportación de judíos húngaros en mayo de 1944.
“En solo ocho semanas, unos 424.000 judíos fueron deportados a Auschwitz-Birkenau”.
La tasa de asesinatos superó por mucho la capacidad de los crematorios. Pero el militar alemán a cargo, Otto Moll, fue implacable y ordenó a los Sonderkommandos que desenterraran algunas fosas crematorias.
Una foto tomada de manera clandestina por un Sonderkommando muestra claramente cuerpos incinerados en una fosa al aire libre, lo cual supondría años más tarde una valiosa evidencia.
Shlomo Dragon fue testigo de inusuales actos de desafío y habló a Greif sobre uno de ellos.
“Una mujer se negó a desnudarse por completo, y cuando un hombre de las SS, Schillinger, le apuntó con su arma y le exigió que se quitara la ropa interior, se quitó el sostén, se lo pasó por la cara y le golpeó con él, consiguiendo que soltara su arma. La mujer rápidamente la agarró, apuntó y disparó, matando a Schillinger”, contó.
La mujer, identificada como la bailarina polaca Franceska Mann, logró una reputación legendaria después de su muerte.
Otro miembro de los comandos vio cómo un grupo de niños polacos desnudos comenzó a cantar Shema Yisrael, una oración judía, y entró a la cámara de gas con perfecta disciplina.
A quienes formaban parte de estos comandos se les daba normalmente más comida y mejores condiciones de vida que al resto de los prisioneros, a quienes se les daba sopa aguada.
También podían quedarse con la ropa de las víctimas. Greif dijo que se trataba de “incentivos marginales”.
También tenían alojamientos separados y eran monitoreados todo el tiempo. Sin embargo, lograron protagonizar una lucha que se conoce como “la rebelión del Sonderkommando”.
“Dos hermanos estuvieron involucrados en la planificación del levantamiento del sábado 7 de octubre de 1944. Fue una revuelta judía. Fue una historia de coraje. Debería estar escrita en letras de oro”, sostuvo Greif.
Ese día, algunos miembros de los comandos atacaron a sus guardias de las SS con piedras y prendieron fuego a un crematorio. Fue rápidamente sellado y 451 Sonderkommandos fueron asesinados a tiros.
Otros prisioneros como Marcel Nadjari registraron su ira en pedazos de papel.
“No estoy triste porque voy a morir, estoy triste porque no podré vengarme como quisiera”, escribió en noviembre de 1944.
Las cenizas de cada víctima adulta pesaban unos 640 gramos, según sus notas.
Este judío griego escondió luego su manuscrito de 13 páginas en un termo, que selló con una tapa de plástico. Luego colocó el termo en una bolsa de cuero y lo enterró.
Las notas dejadas por Nadjari y otras personas fueron recuperadas años después y descifradas minuciosamente.
Estos documentos son conocidos como “los rollos de Auschwitz” y proporcionan una valiosa información sobre la escala del crimen.
Tras la guerra, algunos miembros del Sonderkommando se enfrentaron a sus antiguos guardias en los tribunales.
Henryk Tauber testificó contra el comandante de las SS Otto Moll.
“En varias ocasiones, Moll arrojaba a personas vivas a las fosas crematorias”, recordó durante el juicio ante un tribunal militar estadounidense.
Moll fue finalmente condenado y ahorcado por su papel en una “marcha de la muerte”.
Temiendo la derrota, las SS comenzaron a evacuar el campamento desde mediados de enero de 1945. Cerca de 60.000 reclusos hambrientos y semidesnudos se vieron obligados a caminar a través de la nieve a temperaturas de -20 °C hasta ciudades a más de 50 kilómetros de distancia.
Los que no podían seguir el ritmo fueron asesinados a tiros.
Sin embargo, muchos criminales nunca fueron castigados. De aproximadamente 7.000 empleados en Auschwitz, solo alrededor de 800 respondieron ante la ley, según “Auschwitz”, una serie documental de la BBC/PBS.
El complejo Auschwitz-Birkenau es el sitio que albergó la mayor masacre en masa de la historia humana: se calcula que 1,1 millones de personas fueron asesinadas, de las cuales más del 90% eran judíos.
Esto es más que las pérdidas humanas sufridas por Reino Unido y Estados Unidos durante toda la guerra.
Greif estimó que el número de personas asesinadas supera los 1,3 millones. Insistió en que la búsqueda de la justicia no debe acabar.
“Ningún criminal nazi alemán merece morir en su cama”.
En varias ocasiones ha comparecido ante tribunales europeos para testificar contra presuntos criminales nazis.
“Los intentos alemanes de destruir todas las pruebas de sus crímenes llevaron a un vacío documental que solo puede ser llenado por los recuerdos de los sobrevivientes”, dijo Greif.
El historiador aseguró que su mayor logro es cambiar esa percepción sobre los Sonderkommandos.
“Nadie se atreverá a llamarlos colaboradores ahora”, zanjó.
El único sobreviviente del Sonderkommando, Gabbai, vivió en Los Ángeles hasta su muerte. Hace diez años, durante su visita para conmemorar el 70 aniversario de la liberación de Auschwitz, habló con la BBC.
“Me dije: ‘esta guerra va a terminar algún día y cuando termine puedo sobrevivir y contarle la historia al mundo'”.
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