Para entender mejor
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió este viernes su tercer mandato consecutivo, lo que el opositor Edmundo González Urrutia, quien reclama el poder, condenó al considerar que el mandatario izquierdista se “autocorona dictador”.
Maduro, en la presidencia desde 2013, tomó juramento en una ceremonia con toda la pompa en la sede del Parlamento, bajo su control, al igual que todas las instituciones del país, incluyendo la Fuerza Armada, que por enésima vez le juró “lealtad y subordinación absoluta”.
A distancia, desde su exilio, González Urrutia ordenó a los militares “desconocer las órdenes ilegales que le sean dadas por quienes confiscan el poder” y garantizar condiciones para su regreso al país con el objetivo de presionar por su investidura, una idea siempre vista como improbable por analistas.
Maduro “consuma un golpe de Estado, se autocorona dictador”, zanjó el opositor en un video que divulgó en redes sociales.
“Juro” que “este nuevo período presidencial será el período de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia”, prometió un enérgico Maduro, vestido de traje oscuro, ante el jefe legislativo, el poderoso dirigente chavista Jorge Rodríguez.
“¡Lo juro por la historia, lo juro por mi vida, y así cumpliré!”, agregó el mandatario izquierdista, antes de recibir la banda y el collar presidencial.
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A bordo de un todoterreno militar, con escoltas corriendo a los lados, Maduro se trasladó hacia la Academia Militar de Venezuela, donde encabezó un acto de “reconocimiento y reafirmación de lealtad” ante más de 3.200 uniformados, que el jefe de la agrupación de parada definió como “combatientes revolucionarios, socialistas, antiimperialistas y hoy más que nunca profundamente chavistas”.
Maduro pidió múltiples juramentos de lealtad a militares, policías y seguidores del chavismo, en un acto en el que estuvo su par de Nicaragua, Daniel Ortega.
La autoridad electoral proclamó a Maduro ganador de los comicios con 52% de los votos en los comicios presidenciales, pero a la fecha sigue sin publicar el escrutinio detallado, como manda la ley. La oposición asegura que González Urrutia ganó con 70% del sufragio.
Maduro “no se puso (la banda presidencial) en el pecho, se la puso en el tobillo como un grillete que cada día le apretará más”, expresó más temprano la jefa de la oposición, María Corina Machado.
González Urrutia “vendrá a Venezuela a juramentar como presidente constitucional de Venezuela en el momento correcto”, dijo Machado, quien denunció su arresto tras una protesta la víspera y su posterior liberación, lo que las autoridades han negado, tildando la historia como “una mentira”.
El gobierno ordenó el cierre de la frontera con Colombia hasta el lunes.
Estados Unidos tildó de “farsa” la investidura y subió a 25 millones de dólares la recompensa que ofrece por la captura de Maduro y su ministro del Interior, Diosdado Cabello; además de imponer sanciones contra el jefe de la estatal petrolera PDVSA, Héctor Obregón, y otros siete altos funcionarios venezolanos.
Amplió a la vez a 18 meses el amparo que otorga permiso de residencia y trabajo a los migrantes venezolanos.
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El próximo próximo mandatario estadounidense, Donald Trump, que se refirió a González Urrutia el jueves como “presidente electo”, podría imponer más sanciones en su segundo mandato, como hizo en su primer gobierno.
La Unión Europea señaló que Maduro “carece de legitimidad”. Reino Unido lo tachó de “fraudulento” y anunció sanciones contra 15 altos cargos.
En contraste, el presidente ruso, Vladimir Putin, transmitió sus “felicitaciones” a su aliado venezolano a través de su representante en la juramentación, el jefe de la Duma, Viacheslav Volodin.
“Esta toma de posesión (…) no la pudieron impedir y es una gran victoria de la democracia venezolana”, lanzó un desafiante Maduro, que promete un sexenio de “paz” y recuperación económica, tras pasar buena parte de sus 12 años en el poder en recesión, alta inflación y escasez.
Propone una “gran reforma” a la Constitución, que sigue el camino de la aprobación de nuevas leyes que, según expertos, merman las libertades.
Fue el fundador del partido francés de extrema derecha Frente Nacional y padre de Marine Le Pen, su sucesora política. Durante varias décadas, Le Pen fue la figura política más controvertida de Francia.
El político francés de extrema derecha Jean-Marie Le Pen murió a los 96 años.
Le Pen, que se encontraba internado desde hacía varias semanas en un centro asistencial, falleció el martes al mediodía “rodeado de sus seres queridos”, indicó su familia.
Un negacionista del Holocausto y un extremista impenitente en cuestiones de raza, género e inmigración, Le Pen fundó el partido francés de extrema derecha Frente Nacional en 1972.
Llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales contra Jacques Chirac en 2002.
La hija de Le Pen, Marine, asumió la jefatura del partido en 2011. Desde entonces, rebautizó el partido como Agrupación Nacional, convirtiéndolo en una de las principales fuerzas políticas de Francia.
Jordan Bardella, quien sucedió a Marine Le Pen como presidente del partido en 2022, afirmó que Jean-Marie “siempre ha servido a Francia” y “defendió su identidad y soberanía”.
El nacionalista de extrema derecha Eric Zemmour dijo en X que “más allá de las controversias y los escándalos”, Le Pen será recordado por ser “uno de los primeros en alertar a Francia de las amenazas existenciales que acechan”.
Jean-Luc Mélenchon, líder del partido de izquierda radical France Unrède (LFI), señaló que el respeto a la dignidad de los muertos y el dolor de sus familiares “no anula el derecho a juzgar sus actos. Los de Jean-Marie Le Pen son insoportables”.
“La lucha contra este hombre ha terminado. La lucha contra el odio, el racismo, la islamofobia y el antisemitismo que difundió continúa”.
Durante varias décadas, Le Pen fue la figura política más controvertida de Francia.
Sus críticos lo denunciaron como un intolerante de extrema derecha y los tribunales lo condenaron varias veces por sus comentarios radicales.
En 2015, fue expulsado de Agrupamiento Nacional después de repetir su negación del Holocausto.
La destitución también se produjo durante una disputa pública con su hija, quien lo acusó de reiterar la negación del Holocausto para tratar de “salir de la oscuridad”.
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