El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este viernes que prevé imponer nuevos aranceles a los coches importados “en torno al 2 de abril”.
“Yo lo habría hecho el 1 de abril”, dijo a periodistas en el despacho oval de la Casa Blanca, dando a entender que quería evitar el anuncio el día de los inocentes. “Lo haremos el 2 de abril”, concluyó.
Desde el comienzo de su segundo mandato el 20 de enero, Donald Trump ha introducido aranceles aduaneros adicionales del 10% sobre los productos chinos y ha asegurado que el acero y el aluminio que ingresen a Estados Unidos pronto estarán gravados con una tasa del 25%.
El jueves también prometió imponer a los aliados comerciales de Estados Unidos los mismos aranceles que estos aplican a los productos estadounidenses.
Los analistas han advertido de que el uso de Trump de los aranceles como arma para que los demás países hagan concesiones, desde el comercio hasta la inmigración o el tráfico de drogas, podría cambiar las normas comerciales mundiales.
El pasado 10 de febrero, el presidente Trump amenazó con aplicar aranceles para los automóviles que se fabrican en México y dijo que dichos vehículos pueden producirse en Estados Unidos.
En entrevista con Fox News, el mandatario republicano amagó con la imposición de tarifas tras señalar que en México se están construyendo fábricas para producir coches que después se venden en Estados Unidos.
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“Yo les digo: De ninguna manera, no van a hacer eso. Vamos a imponer aranceles a esos autos, no queremos esos autos, podemos fabricarlos aquí mismo”, sentenció Trump al presentador Bret Baier.
Antes de ganar ganar la presidencia, cuando aún se encontraba en campaña, el republicano amenazó con imponer aranceles de hasta 200% a autos mexicanos para “traer de vuelta” a las empresas a Estados Unidos.
“Yo diría que México es un desafío tremendo para nosotros en este momento, tremendo”, afirmó republicano a la Casa Blanca en una entrevista en el Club económico de Chicago el 15 de octubre del año pasado.
“China está construyendo enormes fábricas de automóviles en México” y “van a venderlos en Estados Unidos” porque al estar cerca de la frontera tienen “todas las ventajas y ninguna de las desventajas”, se quejó.
Donald Trump decidió imponer “aranceles recíprocos” a países aliados y adversarios, abriendo nuevos frentes en una guerra comercial global.
“Si nos imponen un arancel o un impuesto, nosotros les imponemos exactamente el mismo nivel de arancel o impuesto, es así de sencillo”, afirmó el republicano en el despacho oval de la Casa Blanca al firmar un documento con consignas sobre su política arancelaria.
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El mandatario reconoció que con esta medida “los precios podrían subir”; sin embargo, dijo que espera que estos terminen bajando “en un tiempo”.
El presidente republicano quiere imponer a los productos que entran a Estados Unidos desde otro país el mismo nivel de aranceles que este último aplica a los bienes estadounidenses exportados.
Se trata de nivelar las tarifas aduaneras, lo cual asesta un duro golpe a algunos países emergentes, como Brasil o Tailandia, que imponen aranceles altos para proteger sus respectivas economías.
México es el primer socio comercial de EU y más del 80 % de sus exportaciones van al mercado estadounidense. Se cree que los efectos podrían incluso provocar una recesión.
Después de muchas amenazas, finalmente llegó el día.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó establecer aranceles generales del 25 % a México y Canadá y del 10% a China este sábado a través de una orden ejecutiva.
Un arancel universal, es decir, a todos los productos de un país, es considerado por los expertos en comercio internacional como una medida muy dura, especialmente cuando está dirigida a sus mayores socios comerciales.
Los únicos productos que quedaron sujetos a un arancel reducido del 10 % fueron las importaciones energéticas provenientes de Canadá.
“Este arancel permanecerá vigente hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los inmigrantes ilegales detengan esta invasión de nuestro país”, informó la Casa Blanca en un comunicado.
A las pocas horas, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció que implementará medidas arancelarias y no arancelarias, en defensa de los intereses de su país.
Y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, informó que Canadá impondrá aranceles del 25 % sobre productos estadounidenses por un valor de 155 mil millones de dólares canadienses (unos US$100.000 millones), en represalia a los introducidos por Donald Trump.
En los días previos al anuncio, en México había cierto escepticismo sobre la aplicación de un arancel del 25 % sobre todos los productos.
Parecía más factible que el gobierno de Estados Unidos escogiera algunos productos específicos, en vez de imponer un arancel universal.
Pero no fue así.
“Esto va a provocar una recesión en México“, dijo Valeria Moy, directora general del Centro de Investigación en Política Pública, IMCO, en México, en diálogo con BBC Mundo.
“Suena absurdo, suena como una locura”, agregó, refiriéndose a que el mandatario estaría dispuesto a quitar los aranceles solo cuando se resuelvan los problemas de migración y drogas.
México, el principal socio comercial de EU, envía más del 80 % de sus exportaciones al mercado estadounidense.
Es por eso que un 25 % de aranceles parece ser un golpe duro para una economía que le vende a su vecino desde autos y semiconductores, hasta petróleo y aguacates.
Analistas y empresarios han advertido que un arancel universal no solo afectará las exportaciones, sino también, el crecimiento económico, el empleo, las inversiones, las remesas y el peso mexicano.
¿Cómo funcionan los aranceles? Los aranceles no son otra cosa más que un impuesto a los productos importados. Los paga el importador del país que aplica el arancel, en este caso, el importador estadounidense, cuando llega el producto extranjero a la aduana.
Como el importador tiene que pagar un precio más alto, habitualmente traspasa una parte de ese costo extra, o todo el costo adicional, a los consumidores estadounidenses.
Pero Trump sostiene exactamente lo contrario, cuando argumenta que los aranceles van a “enriquecer a los estadounidenses” porque van a generar ingresos adicionales para el gobierno y van a aumentar la capacidad manufacturera del país, creando nuevos empleos y crecimiento económico.
La mayor parte de los economistas aseguran que los aranceles afectarán a los países a los que se les impone el gravamen, pero también a Estados Unidos.
“Creo que es muy absurdo poner aranceles a tus tres mayores socios comerciales, especialmente a Canadá y México”, comentó Kimberly Clausing, investigadora senior del Instituto Peterson de Economía Internacional y profesora de Derecho y Política Tributaria en la Universidad de California, Los Ángeles.
“No solo estás dañando a los consumidores, sino también a los trabajadores y a los productores estadounidenses”, le dijo a BBC Mundo.
La manufactura automotriz y la electrónica ocupan los primeros lugares en las exportaciones con mayor valor comercial que hizo México a Estados Unidos en 2023, según cifras de la Secretaría de Economía de México (SE).
El monto de esas exportaciones llega a unos US$200 mil millones. Eso es casi la mitad (46 %) del valor de todo lo que vendió México a Estados Unidos.
Partes de vehículos, autos, camiones, pantallas, equipos médicos, computadores, refrigeradores, y una infinidad de bienes manufacturados que viajan constantemente hacia el país vecino, se verán profundamente afectados.
También recibirán un duro golpe el sector energético, el acero y el aluminio, los semiconductores y los productos farmacéuticos, así como las frutas y verduras, los muebles, los productos de la industria panificadora o la cerveza y el tequila.
“Las empresas y los consumidores de las tres economías sufriremos consecuencias de no revertirse esta medida”, le dijo a BBC Mundo Pedro Casas, vicepresidente y director general de la American Chamber of Commerce Mexico, AmCham.
Entre ellas, explicó, está el aumento de los costos para los productores y exportadores, la pérdida de empleo, inflación y “menor poder adquisitivo de nuestras familias”.
Un análisis de la consultora internacional Standard and Poor’s no ve un panorama muy optimista.
La aplicación de aranceles del 25 %, “empujaría a la economía mexicana a una recesión”, señaló esta semana en un informe.
Los aranceles ponen en juego un sistema de libre comercio de 30 años que ha construido una economía entre los tres países norteamericanos altamente integrada, con autopartes que a veces cruzan las fronteras varias veces antes del ensamblaje final.
Si cada producto que forma parte de la manufactura de un bien final es gravado con un arancel cada vez que cruza la aduana, la cadena de suministro se encarece demasiado, poniendo en riesgo el futuro de muchas fábricas a los dos lados de la frontera.
Las inversiones estadounidenses en el sector manufacturero mexicano han crecido notablemente desde el primer mandato de Trump, beneficiándose de una mano de obra más barata y del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá, T-MEC, que entró en vigor en julio de 2020 y reemplazó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan).
Estos aranceles, dicen los expertos, pueden poner en juego la continuidad de ese tratado mientras no se resuelvan las diferencias.
El verdadero impacto en las tres economías de América del Norte será más posible de ponderar, en la medida que avance el tiempo.
Si los aranceles se imponen durante unas semanas y luego Trump decide suspenderlos, se configura un escenario muy diferente al que se dará si persisten durante un año completo.
De todos modos, incluso aunque estuvieran vigentes por unos meses, existen empresas a los dos lados de la frontera que difícilmente podrían resistirlos.
Y, por otro lado, la suspensión de inversiones en México por temor a la incertidumbre, también podría dejar una herida bastante dolorosa.
El nuevo escenario comercial significa un desafío para el Plan México, presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum con la idea de fortalecer la industria nacional y atraer inversiones en el largo plazo.
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