Anne Milgram, titular de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) dijo que el gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha retrasado las visas de trabajo para sus agentes.
La funcionaria compareció ante el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y fue cuestionada sobre su trabajo colaborativo con el gobierno de México.
El congresista republicano Matt Cartwright la cuestionó sobre cómo impacta el retraso de emisión de visas en el trabajo y acciones de la agencia, a lo que la funcionaria explicó que sí es algo importante porque es tiempo en el que no pueden trabajar.
“Hemos estado esperando ocho meses por una visa y sabemos el costo que eso significa para nosotros en términos de nuestra capacidad para trabajar. El tiempo importa”, dijo Milgram.
De acuerdo con la titular de la DEA, son 13 agentes los que están esperando su autorización para entrar a México.
Sin embargo, Milgram dijo que a pesar de los obstáculos, la agencia no ha dejado de trabajar, pues cuentan con más de 2 mil investigaciones abiertas en torno al Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, además de varias investigaciones respecto a lavado de dinero.
“El Procurador General de Justicia y la Subprocuradora General Adjunta han ido con frecuencia a México y abogan en nuestro nombre por visas para extradiciones y por nuestra capacidad de trabajar juntos en operaciones”, explicó.
Respecto a que si está satisfecha con el nivel de colaboración del gobierno mexicano en la lucha contra el narcotráfico, Milgram aseguró que estará satisfecha cuando no existan más muertes por fentanilo.
“Estaré satisfecha cuando no haya más muertes estadounidenses por fentanilo. Y entonces creo que todos podremos decir que lo hemos logrado”.
Tras los señalamientos de Milgram, la Secretaría de Relaciones Exteriores emitió un comunicado en el que negó que exista alguna retención en la acreditación de agentes de la DEA que busquen trabajar en México.
Al respecto, la dependencia explicó que la acreditación de agentes extranjeros sigue un procedimiento establecido en el artículo 69 de la Ley de Seguridad Nacional, el cual requiere de la acreditación de diversas secretarías y la valoración del Gabinete de Seguridad.
Indicó que el proceso de cuatro acreditaciones concluyó de manera exitosa en enero y pasó lo mismo con el de otras 10 en abril de este año, por lo que ya ha iniciado el proceso de expedición de visas.
Por lo anterior, la cancillería valoró como infundada la declaración de Milgram en torno a una supuesta demora de más de ocho meses en la acreditación de agentes en México. También descartó que la DEA tenga limitaciones para trabajar en el combate al tráfico de drogas en el país.
Cuestionado sobre el tema, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que las visas de los agentes de la DEA fueron aprobadas antes de que Milgram compareciera en la Cámara de Representantes.
En su conferencia matutina del jueves, el mandatario descartó que Milgram haya mentido pero dijo que pudo aprovecharse de la situación.
“Ya se aprobaron, estaban aprobadas antes de que ella declarara, lo que pasa que como van al Senado o van a comparecer”.
–“¿Mintió en su propio congreso, presidente?, preguntó el reportero.
A lo que AMLO respondió: “No podría decir así, sino que aprovechan, nada más que antes los gobiernos de México se quedaban callados”.
El mandatario señaló que en administraciones pasadas, los agentes de la DEA podían ingresar al país sin realizar trámite alguno y aclaró que actualmente “no tenemos ningún interés en negarles el que obtengan visas, lo único que queremos es que se entienda que somos un país independiente, y hay ciertas reglas que se tienen que cumplir”.
Sobre el proceso de acreditación dijo que Milgram “exageró” ya que solo en un caso tardó ocho meses, mientras que a 13 personas ya les entregaron las visas. Detalló que no todos los solicitantes eran agentes de la DEA, sino también funcionarios de la embajada estadounidense.
🟥Sobre el retraso en la entrega de visas mexicanas a agentes de la @DEAHQ, AMLO dijo que se trata de una exageración y que ya se le otorgaron los documentos a los elementos que lo requerían. “Lo único que queremos es que se entienda que somos un país independiente”, señaló. pic.twitter.com/HbY7Pk0ViC
— Animal Político (@Pajaropolitico) May 9, 2024
El reproche de Migram ocurre meses después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a la DEA de entregar información al medio estadounidense ProPublica que realizó una investigación sobre el posible financiamiento del narco a su campaña en 2006.
El reportaje de ProPublica, firmado por el periodista Tim Golden, ganador de dos premios Pulitzer (uno de ellos por su cobertura de la corrupción de drogas en México), dice que testigos aseguraron a la DEA que narcos como Edgar Valdez, “La Barbie”, dieron alrededor de 2 millones de dólares a la primera campaña presidencial de López Obrador.
Con base en más de una docena de entrevistas a funcionarios estadounidenses y mexicanos, así como en documentos del gobierno de EU revisados por Golden, explica cómo habría ocurrido tal financiamiento, pero aclara que la investigación de la DEA “no estableció si López Obrador sancionó o sabía de las supuestas donaciones de los traficantes”.
Luego de que salió el reportaje, López Obrador calificó como falsos los señalamientos de la investigación, y sostuvo que se trata de calumnias que ocurren en época electoral.
Aseguró que no hay ninguna prueba de posible financiamiento del narcotráfico a su campaña en 2006 y culpó al gobierno de Estados Unidos del reportaje, al asegurar que las investigaciones hechas por las instituciones de este país son “prácticas inmorales” contra la independencia y la soberanía de México.
En la historia de Adela Velarde, que posiblemente inspiró el corrido más famoso de la revolución mexicana y dio nombre a las “adelitas”, se entreteje la memoria y la leyenda.
Adela Velarde Pérez fue las dos cosas.
Pero, como sucede con todos los mitos identitarios, en la historia de esta mujer que posiblemente inspiró el corrido más famoso de la revolución mexicana y dio nombre a las “adelitas”, se entreteje la memoria y la leyenda.
La imagen de Adela Velarde, jovencísima, de ojos grandes, mirando intensamente a la cámara bajo su enorme sombrero, agarrando una bandera mexicana en una mano y una espada en la otra, su diminuto cuerpo cruzado por un cinturón de balas, encarna la esencia de un espíritu nacional, de una identidad mexicana valiente y revolucionaria.
Ella representa a las miles de mujeres anónimas que se unieron a la Revolución mexicana (1910-1920) a las que se conoce como “adelitas”, y que consiguieron derrocar la dictadura de Porfirio Díaz.
El corrido de “La Adelita”, quizás el más famoso de toda la época de la revolución, se cantaba obsesivamente en los frentes y hoy se sigue escuchando, popularizado por cantantes como Jorge Negrete o Amparo Ochoa. Sin embargo, la historia de la “Adelita” original sigue siendo en parte un misterio.
Se sabe que nació en el estado de Chihuahua, probablemente en Ciudad Juárez, en el año 1900, en el seno de una familia acomodada.
Según la biografía que el gobierno de México tiene sobre ella, fue nieta del destacado general juarista Rafael Velarde, que luchó contra las tropas francesas.
Siendo aún adolescente se unió a las filas de la revolución, apoyando a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca en labores de enfermería.
Formó parte de la División del Norte del Ejército Constitucionalista, y posteriormente se incorporó al Cuerpo de Ejército del Noreste.
El 22 de febrero de 1941, Velarde fue reconocida como “Veterana de la Revolución” por la Secretaría de Defensa Nacional mexicana y, según el Museo de la Mujer, fue nombrada miembro de la Legión de Honor Mexicana en 1962.
Al acabar la revolución trabajó en Ciudad de México como mecanógrafa en la administración de Correos. En 1965 se reencontró con un coronel que había conocido en sus años de lucha, Alfredo Villegas, con quien se casó en 1965.
Poco después, la pareja se mudó a Estados Unidos, donde vivió hasta su muerte en 1971, debido a un cáncer de ovario. Sus restos yacen en el cementerio de San Felipe, en Del Río, Texas.
Estas es, practicamente, casi la única información contrastada que se tiene de ella.
A partir de ahí, casi todo son relatos, más o menos fabulados, inspirados por el romanticismo de su personaje.
El mito la retrata como una muchacha valiente y bella, cuyos ideales revolucionarios la convirtieron en un ejemplo para otras mujeres que se unieron al alzamiento, a las que hoy se conoce como “adelitas” y que desempeñaron un papel fundamental en las guerrillas.
Pocos han descrito el papel de las “adelitas” de una forma más hermosa que la escritora Elena Poniatowska en su libro “Las indómitas”.
“Yo te doy agua. Yo llevo las ollas y las cazuelas para hacerte tu comida. Yo te despiojo. Yo te lío tu petate. Yo te lavo tu ropa. Yo junto la leña para hacer lumbre. Yo te aceito tu fusil. Yo te prendo tu cigarrito, y si no hay tabaco, te hago uno de macuche, aquí tengo hojas de maíz. Yo cargo tu Mauser y tus cartuchos. Yo cuido de que no se moje la pólvora. Yo te hago casa en el campo de batalla. Yo soy tu colchón de tripas. Yo tengo a tu hijo en la trinchera”.
Sin ellas, afirma la autora mexicana, no habría habido revolución. Muchas fueron llevadas por sus hombres, esposos, padres o hijos, al combate como apoyo. Otras fueron obligadas a participar por la fuerza y, aunque la mayoría ejercía apoyos básicos y de enfermería, algunas llegaron a tener cargos importantes.
Después de haber dado sangre, sudor y lágrimas en la batalla, con el fin de la guerra la mayor parte de estas mujeres regresaron a los antiguos roles que la sociedad les deparaba, y sus hisotrias de olvidaron.
Solo un puñado de nombres de “adelitas” han sobrevivido al anonimato de la Historia, entre ellos el de Adela Velarde, en gran parte gracias al corrido que lleva su nombre.
La versión más edulcorada de la historia de esta famosa canción, que se convirtió en símbolo de la revolución y responsable de que medio mundo hispanohablante no pueda escuchar la palabra “Adelita” sin tararear “se fuera con otro…”, la narra el historiador mexicano José Alberto Galindo.
Galindo es el autor del libro “Un cielo lleno de metrallas: La verdadera historia de la Adelita”, en el que relata la siguiente historia:
Velarde entró en el ejército revolucionario como enfermera, por lo que fue repudiada por su familia, que consideraba, como otras de su época, que las mujeres solo podían abandonar el hogar de su familia para casarse.
Al poco de unirse a la revolución, la joven conoció a Antonio Gil Del Río Armenta, sargento del ejército de Pancho Villa, y ambos mantuvieron un tórrido romance.
De acuerdo con algunos relatos no corroborados, ambos tuvieron un hijo, que más tarde moriría en la Segunda Guerra Mundial.
La historia de amor tuvo también un final trágico.
El sargento fue alcanzado por una bala en la ciudadad de Gómez Palacio, y murió en los brazos de su amada. Sin embargo, antes de fallecer, le pidió a su enamorada que mirara dentro de su petate, donde Velarde encontró un papel con la letra de la canción que se convertiría en un himno nacional revolucionario. Ella había sido su musa y sería su último amor.
¿Demasiado perfecto? Pues hay más.
Según Galindo, la letra de la canción no estaba completa, por lo que Gil Del Río Armenta le cantó allí mismo, y con su aliento postrero, la última estrofa, que Adelita apuntó en el papel de su puño y letra.
Algunas versiones dicen que esta última estrofa dictada al borde de la muerte fue la que dice: “Si acaso yo muero en campaña /y mi cadáver lo van a sepultar, /Adelita por Dios te lo ruego /que con tus ojos me vayas a llorar”.
Sin embargo, en una entrevista con el diario “Excélsior” en 1948, la propia Velarde confirmó que fue ella quien inspiró al compositor, aunque el corrido original solo contaba con tres estrofas:
“Popular entre la tropa era Adelita, /la mujer que el sargento idolatraba, /porque a más de ser valiente era bonita /que hasta el mismo coronel la respetaba.
Y si Adelita se fuera con otro/ la seguiría por tierra y por mar; /si por mar, en un buque de guerra /si por tierra, en un tren militar.
Si Adelita quisiera ser mi esposa, /si Adelita fuera mi mujer, /le compraría su vestido de seda /para llevarla a bailar al cuartel”.
El historiador Galindo afirma, además, que el “coronel” que menciona la canción es, para rizar más el rizo, hombre con el que finalmente se casó Adela Velarde en 1965, Alfredo Villegas.
Sin embargo, existen diferentes versiones sobre el origen de la canción que, según la Secretaría de Defensa Nacional (SDN) mexicana, fue difundida por la División del Norte entre 1914 y 1915.
Según el libro “Las Fuerzas Armadas en la Revolución Mexicana”, editado por la SDN en 2013, algunos atribuyen su autoría al joven capitán Elías Cortázar Ramírez, otros a un tal Ángel Viderique.
Otra interpretación afirma que se trata de una canción anónima que el general Domingo Arrieta y sus tropas escucharon en el estado de Sinaloa, y otra más que el mismo general Arrieta se la encomendó a un maestro de su banda militar, Julián S. Reyes, para que la escribiera y la instrumentara.
Pero en la creación de los mitos el relato es importante, y una buena historia de amor trágico siempre será más potente que un anodino encargo.
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