La ONU, mediante el Programa para el Medio Ambiente, define los microplásticos como partículas de plástico sólidas insolubles con agua con un tamaño de cinco milímetros o menos. Estas pequeñas partículas se encuentran en el entorno y se han convertido en un tema central en la investigación ambiental, pues están presentes en artículos de uso cotidiano, como cigarrillos, ropa y cosméticos, y en algunos casos desembocan en los océanos a causa de la descomposición de los desechos plásticos marinos, la escorrentía de las cañerías, las fugas de las fábricas, entre otras fuentes.
En agosto de 2019, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer que la presencia de microplásticos en el agua de beber no supone un riesgo para la salud en los niveles actuales; sin embargo, también llamó a realizar una evaluación exhaustiva de la presencia de microplásticos en el medio ambiente y de sus efectos en la salud de las personas pues la información disponible aún es poca.
Según la publicación ‘Primary Microplastics in the Oceans’, A Global Evaluation of Sources de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (2017), los océanos contienen micropartículas de plástico que provienen de diversas fuentes. Entre ellas, destacan los textiles sintéticos, que representan el 35% de estos componentes, debido al lavado de ropa; y la erosión de neumáticos, que contribuye con el 28%. También el polvo urbano genera un 7%.
En la actualidad, muchos alimentos y bebidas para consumo humano se pueden encontrar en envases de PET. Este material ha jugado un papel muy importante en la reducción del impacto ambiental en varias aplicaciones. Según estudios de ciclo de vida, el PET es uno de los materiales más eficientes en términos de ahorro de agua, energía y reducción de gases de efecto invernadero.
En este sentido, Santiago García, miembro del Comité de Recicladores de ECOCE, explicó que el PET fue inventado en 1946 para la fabricación de fibra de poliéster, y su uso en envases comenzó en 1976, gracias a sus propiedades excepcionales como ligereza, resistencia y transparencia.
Además, su capacidad para preservar alimentos y bebidas lo convierte en una opción muy segura y conveniente para los consumidores. No obstante, el uso de PET ha sido asociado con el plástico de un solo uso, que según la ONU es un término genérico que engloba los artículos de plástico ideados para ser utilizados una sola vez antes de ser desechados o reciclados.
En contraste, alrededor del PET se encuentra la llamada Economía Circular que busca su reutilización y reciclaje, lo que genera grandes beneficios.
De acuerdo con García, el reciclaje del PET es un proceso exitoso en México ya que en la actualidad se acopia el 63% de los envases de este material, lo que ubica a nuestro país como el líder en América.
Además, el PET reciclado es utilizado para crear nuevos productos y es integrado en un proceso de economía circular conocido como “botella a botella”.
En 2019, diversas empresas de la industria de bebidas y alimentos, así como asociaciones civiles firmaron en el Senado el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico en México y uno de sus compromisos fue eliminar completamente los microplásticos sólidos agregados intencionalmente en procedimientos de exfoliación, pulido o limpieza de envases de PET.
Este compromiso se cumplió al 100% desde el año 2022, antes, incluso, que en la Unión Europea.
Mayra Hernández, directora de Asuntos Regulatorios y Gubernamentales en ECOCE, destacó que el manejo de los residuos y la correcta disposición de los mismos es un desafío complejo, pero que se están realizando importantes avances.
“Estamos trabajando para garantizar que los esfuerzos regulatorios estén basados en evidencia científica y en el análisis de ciclo de vida de cada material. De esta manera, podremos tomar decisiones informadas que favorezcan a todos y evitar prohibiciones que pueden generar retrocesos”, indicó.
Santiago García sostiene que todos los materiales en la naturaleza, independientemente de su origen, son susceptibles de fracturarse y generar micropartículas. “Y claramente, los plásticos no son la excepción”.
Se están realizando avances significativos tanto en la investigación como en la implementación de acciones y proyectos para evitar la generación de microplásticos y separarlos del ambiente, especialmente de los cuerpos de agua; sin embargo, para ello, se requiere la participación de toda la sociedad. Con el compromiso de todos los sectores involucrados, podremos seguir avanzando hacia un futuro más limpio y responsable, con soluciones basadas en la colaboración y en decisiones informadas.
Nota del editor: Esta publicación se realiza con información de la ONU, el PNUMA, la OMS y ECOCE como parte de las alianzas estratégicas de Grupo Editorial Criterio.