Reciclar siempre es buena idea. De sobra se conocen los beneficios ambientales de hacerlo, así como su aporte a la conservación del medioambiente. Pero hay ocasiones en que cada botella, cada papel, cada caja de cartón reciclado tienen una repercusión que va más allá de lo ambiental: ayudan a transformar situaciones adversas para ofrecer ayuda y esperanza a niños y niñas que viven con cáncer.

¿Cómo ocurre esto? La historia es protagonizada por AMANC Hidalgo (Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer), una institución de asistencia privada que ha hecho del reciclaje su principal fuente de financiamiento para ofrecer a las infancias la mayor ayuda posible para que no abandonen su tratamiento contra el cáncer.

Esto se ha logrado gracias a la instalación de contenedores en puntos estratégicos en Pachuca donde la ciudadanía lleva papel, cartón, botella de plástico, botella de vidrio y latas, entre otros materiales, los cuales son recolectados y llevados a un centro de acopio en la sede de la asociación donde los residuos se separan y venden para su reciclaje, y de ahí se obtienen recursos importantes.

Con 20,821 kilómetros cuadrados, Hidalgo es el séptimo estado más pequeño del país. Al verlo en el mapa no pareciera una entidad donde llegar a la capital desde alguna de sus comunidades más alejadas tome más de seis horas pero ocurre, lo que representa una complicación para las familias que tienen niños con cáncer y deben viajar a Pachuca para recibir su tratamiento.

Ahí entra AMANC Hidalgo. La asociación ofrece alojamiento y alimentación a los niños con cáncer y un familiar mientras dure su tratamiento. ¿Cuánto tiempo? El tiempo que sea necesario, el objetivo es que no abandone el tratamiento y el apoyo se ofrece hasta que lo indique el médico.

“Ellos son detectados, los doctores hacen su planteamiento de tratamiento, y sabemos que el cáncer es muy largo, son enfermedades muy fuertes, y entonces pasan a vivir con nosotros, ellos toman su tratamiento en el hospital dependiendo de lo que necesiten, y aquí desayunan, comen, cenan, viven. Aquí juegan, leen, se la pasan. Aquí, AMANC, está abierto 365 días del año, aquí pasan Navidad, fin de año, sus cumpleaños. Los únicos que les dan las fechas de salida son los médicos”, detalló la presidente de la asociación.

Los infantes son acompañados todo el tiempo por un familiar encargado de cuidarlos, quien también vive y hace sus comidas en la sede de la asociación que tiene como ventaja adicional estar ubicada a sólo unos pasos del Hospital del Niño del DIF en Hidalgo.

“Dependiendo la etapa de cáncer en la que llegue el niño, los doctores son los que deciden cómo va respondiendo al tratamiento. Hay niños que no han salido en un año entero. Luego, cuando los doctores ven que está funcionando el tratamiento y los ven con suficientes energía y salud, los dejan ir a su casa a lo mejor cinco días, seis días, y luego regresan nuevamente”, narró Covadonga.

Un jueves de mayo en la mañana, la sede de AMANC Hidalgo nos abrió sus puertas. Pudimos ver las habitaciones (18 en total), cada una equipada con dos camas, armarios y su baño. Conocimos la cocina, el comedor, el área de juegos y esparcimiento, el consultorio de la psicóloga que ofrece asesoría a niños y adultos, las oficinas y el centro de acopio y separación de residuos.

Por los pasillos dos niños y una niña correteaban ante la mirada vigilante de sus mamás. Uno más, ya más adolescente, permanecía en su habitación viendo su celular. El resto estaba en el hospital.

A pesar de todo, no había caras tristes.

“Desde que llegue el niño a AMANC con su mamá o su papá, lo recibimos con su kit, que son sábanas, cobijas, almohadas totalmente limpias. Les damos un kit personal donde ahí va cepillo de dientes, pasta de dientes, jabón, champú, pañales dependiendo la edad, crema, que tengan todo lo necesario para una vida diaria, e inmediatamente les damos una habitación. AMANC Hidalgo cuenta con 18 habitaciones, que hemos ido haciendo poco a poco gracias a esta ayuda tan increíble de los ángeles que tenemos”, dijo Covadonga Prieto.

Y ahí la vida transcurre. A las siete de la mañana se sirve el desayuno, a las dos la comida, a las siete la cena y a las nueve los niños y niñas se van a la cama.

“Tienen su cuarto de televisión, algunas veces vienen voluntarios a leer con ellos, a jugar con ellos, y esta es su casa como cualquier otra. Tenemos su zona de juegos y hacen una vida normal: es su casa mientras están fuera de la suya”, añade la presidente de la organización.

Así, día a día, semana a semana, mes a mes, año con año. Ya van 16 años de actividad y 539 familias atendidas. Actualmente ahí laboran unas 20 personas, y de nuevo, la mayor parte de todo ello se financia gracias al reciclaje.

Aunque tú también puedes ayudar. ¿Cómo? Puedes llevar tus donativos a sus instalaciones en Carretera Federal México-Pachuca Km. 84.5, colonia Venta Prieta en Pachuca Hidalgo, o bien con depósitos a la cuenta 04703722171 Sucursal 001 de Scotiabank con CLABE: 044290047037221717.

Nota del editor: Esta publicación se realiza con información del AMANC Hidalgo como parte de las acciones de responsabilidad social de Grupo Editorial Criterio.