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Piden regular productos alternativos a los cigarros tradicionales
Piden regular productos alternativos a los cigarros tradicionales
Foto: Adobe Stock
7 minutos de lectura
Piden regular productos alternativos a los cigarros tradicionales
A pesar de que en el mundo existen mercados con productos sin humo y que no generan combustión, en México persiste un enfoque prohibicionista, de acuerdo con especialistas.
10 de noviembre, 2023
Por: Redacción Animal Político
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Fumar o no es una decisión personal. A los gobiernos les toca poner reglas y ofrecer información sobre los efectos de ese consumo. En México, los adultos pueden fumar cigarros sin restricciones; pero acceder a productos alternativos o de riesgo modificado, es decir aquellos que no generan humo ni combustión, implica consumir alternativas que no tienen una regulación sanitaria oficial ni reglas para informar a sus usuarios de los efectos que pudieran tener.

Este escenario fue el que se planteó durante el foro Technovation realizado a mediados de octubre en Cartagena, Colombia, donde especialistas en salud pública, integrantes de la sociedad civil y directores empresariales pugnaron por abrir en México un debate para una regulación de los productos de riesgo moderado en lugar de promover políticas prohibitivas que generan desinformación para los consumidores, así como el surgimiento de un mercado negro apartado de cualquier tipo de norma.

Aldo Contró, especialista en política de drogas, reconoció que el enfoque regulatorio que debe prevalecer en las autoridades es el de reducción de riesgo y el respeto por la libertad de los individuos. Es decir, el etiquetado en alimentos y bebidas, o el casco para los motociclistas son medidas de reducción de riesgo que mantienen la capacidad de decidir del individuo más allá de las “hegemonías colectivas”.

En cuestión del consumo de nicotina, Contró consideró que la política que prohíbe el uso de productos alternativos como vapeadores, cigarros electrónicos o dispositivos de calentamiento de tabaco demuestra “la arrogación del gobierno de tomar decisiones por las personas”.

Marcela Madrazo, exdirectiva en la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) y promotora de un vapeo informado, señaló que las regulaciones de este tipo de productos deben hacerse basadas en ciencia y estudios hechos con rigor metodológico.

En su opinión, el peor escenario para los consumidores es prohibir el uso de productos con base en ideología y no en ciencia. Otra coincidencia de los participantes del foro es que lo mejor para la salud de las personas es no fumar o dejarlo si ya se hace, pero que, si esto no es posible, el consumidor debería poder acceder a productos sin humo. Además, todos estuvieron de acuerdo en que se trata de productos que no pueden ser consumidos por menores de edad.

A pesar de que en el mundo existen mercados con productos sin humo y que no generan combustión, en México persiste un enfoque prohibicionista
A pesar de que en el mundo existen mercados con productos sin humo y que no generan combustión, en México persiste un enfoque prohibicionista

El panorama actual del consumo de cigarros

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el mundo hay 1,300 millones de fumadores y reconoce que la cifra no ha variado mucho en el pasado ni variará en el futuro cercano.

En México se estima que 13% de la población consume tabaco diario u ocasionalmente. En 2008 entró en vigor la primera Ley General para el Control del Tabaco con lo que comenzaron a aplicarse restricciones para el consumo de cigarros. Desde 2012, de manera progresiva se han impuesto prohibiciones para, primero importar y exportar, y luego para comercializar y distribuir de sistemas electrónicos de administración de nicotina, sistemas alternativos de consumo de nicotina y sistemas similares sin nicotina.

Aunque por vía judicial se han echado para atrás algunas de estas restricciones, las autoridades siguen sin entrarle a su regulación. Existen en el mercado productos sin humo que ya han sido regulados en otros países y que pueden reducir los riesgos en la salud de los consumidores de tabaco.

José Manuel Mier, cirujano torácico, fundador y director del Instituto de Cirugía Torácica Mínimamente Invasiva, reconoce que el éxito de los tratamientos farmacológicos para dejar de fumar no llega ni al 10% de éxito, por lo que hay que buscar soluciones diferentes.

El especialista explicó que los cigarros tradicionales, al quemar tabaco, alcanzan hasta 900 grados centígrados y generan 7 mil sustancias, muchas de ellas tóxicas y ligadas a distintos tipos de cáncer. En cambio, los dispositivos de calentamiento de tabaco alcanzan sólo 350 grados y no generan las toxinas que produce la combustión, por lo que representan una reducción en el riesgo para la salud.

cigarros vapeadores
Foto: Adobe Stock

Los obstáculos a productos alternativos a cigarros tradicionales

Durante el foro Technovation se presentaron diversos productos que buscan a través de la innovación, para quienes no puedan dejar de fumar, modificar los riesgos del consumo de tabaco.

Desde hace varios años, Philip Morris International (PMI) se puso como meta dejar de comercializar cigarros tradicionales y girar hacia otros productos desarrollados con tecnología de punta y libres de humo.

“Empezamos con una apuesta muy fuerte en lo que es tabaco calentado y continúa siendo nuestra apuesta principal, pero estamos viendo que hay otras alternativas como el cigarrillo electrónico o como los parches de nicotina que empiezan a tener una aceptación muy grande. Y lo que queremos es participar en todo lo que tenga que ver con el negocio de nicotina y cuál es la mejor tecnología, siempre y cuando sean productos de riesgo reducido”, resumió en entrevista Mario Masseroli, presidente para América Latina de PMI.

En este contexto, Masseroli reconoció que en América Latina uno de los mayores desafíos que han encontrado es la regulación de estos productos debido a los constantes cambios en las normas. “Creo que cualquier negocio cuando le cambian las reglas de juego constantemente es muy difícil manejarlo”.

Por eso se pronunció a favor de un debate basado en ciencia a fin de que las autoridades determinen cómo, dónde, cuándo y qué ofrecer a los consumidores.

“El debate no debería ser un tema ideológico o un tema de personalidades, tiene que ser un tema de ciencia y un tema enfocado a la población en general y al fumador en particular”, dijo.

En torno al caso particular de México, Catalina Betancourt, VP de External Affairs de México de PMI, reconoció que las autoridades de nuestro país han sido renuentes a adoptar una política pública para el tema del consumo de cigarros tradicionales mucho más vanguardista, aunque el enfoque prohibicionista hacia nuevos productos de riesgo modificado, como los dispositivos de calentamiento de tabaco, ha sido fallido.

“Con el pretexto de proteger a los menores de edad, se toma esta decisión de prohibir el consumo de productos alternativos, prohibir la importación de productos alternativos al cigarro, y en realidad ahí lo que tienes es un mercado inundado de producto que viene de latitudes que desconocemos, importado con condiciones que no conocemos, manufacturado de forma también desconocida para los consumidores, y es ahí donde nos estamos enfrentando a una demanda que hoy en día es totalmente suplida por productos ilegales o por productos que las tabacaleras hemos traído al mercado mexicano a partir de decisiones judiciales”, explicó.

Reglas claras en productos alternativos al tabaco

Actualmente en el Congreso mexicano, detalló Madrazo, hay al menos 27 iniciativas de regulación a productos alternativos al tabaco, de las cuales solo 5 siguen apostando por la prohibición.

Mientras, se prevé que el próximo año se lleva a cabo en Panamá la Conferencia de las Partes del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco en la cual se analizarán los resultados de las primeras dos décadas de los acuerdos globales para reducir los daños a la salud de la población generados por el consumo de cigarros. Es decir, existen condiciones coyunturales para que nuestro país deje atrás enfoques prohibicionistas y busque una regulación de productos que pueden reducir o modificar los riesgos por el consumo de cigarros.

Y aunque en la reunión de Panamá la industria tabacalera no podrá participar, siguen pidiendo a las autoridades reglas claras para sus consumidores, pues ya se ha perdido tiempo.

“Hoy ya existe la justificación científica para probar que esto (las alternativas al cigarro tradicional) sin ninguna duda es mejor que el cigarrillo convencional, entonces lo que hay que discutir es cuáles son los mecanismos para asegurarnos de que esté la regulación que permita cambiar a los fumadores lo antes posible, evitando el efecto colateral de que comiencen menores, de que comience gente que no ha fumado, ese es el marco regulatorio que hay que establecer”, sostuvo Masseroli.

“El tema regulatorio tiene que ser una regulación integral. ¿Qué significa integral? Que desde la manufactura hasta el punto de venta haya reglas. ¿Reglas para qué? Primero, proteger a los menores de edad. Estos productos no son para ellos, punto final de la discusión; tiene que haber multas estrictas y sanciones claras para la venta a menores. Pero por el otro lado, debería ser una regulación que, de alguna forma, genere incentivos para que aquel que fuma se pase a un producto que le hace menos daño. Por eso creemos que en una regulación para estos productos nuevos tiene que haber un espacio para que haya incentivos y que los fumadores tengan razones para migrar al nuevo producto”, agregó Betancourt.

 

Nota del editor: Esta publicación se realiza con información de la OMS, investigación hemerográfica y Philip Morris International como parte de las alianzas estratégicas de Grupo Editorial Criterio.

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