Un tercio de la población mundial es menor de seis años. Por ello, apostar por la primera infancia (que comprende los primeros seis años de vida de las personas), además de tener sentido, es beneficioso en todos los niveles, incluso las empresas que así lo hacen.
De acuerdo con el estudio Perry Preschool Project, en Estados Unidos la tasa de retorno de inversión de programas enfocados en la primera infancia es de hasta 13.7% anual.
Además, las empresas que implementan políticas internas que favorecen a este grupo han constatado que el ausentismo laboral disminuye más del 30%, así como la rotación de empleados.
Según Peter Grohmann, Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas en México, estas acciones de difusión, prácticas y políticas garantizan entre un 83 y 84% de índice de retención de empleados y cuando no se atiende le cuesta productividad y dinero a las empresas.
“Invertir en la niñez no sólo tiene un impacto positivo en ellos, sino también en sus cuidadores, padres, comunidades y ciudades, porque al invertir en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños estamos dotando a las nuevas generaciones de valiosas herramientas que les servirán para toda la vida”, aseguró Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Una encuesta de la Red CCE por la Primera Infancia (conformada en 2021 y a la que se sumaron 45 empresas y 15 organismos con el propósito de hacer de México el mejor lugar para nacer) detectó que hace un par de años 42% de las empresas contaban con alguna política de maternidad o paternidad; sin embargo, solo 2 de cada 10 reconocían tener comunicación sobre la relevancia del periodo de la primera infancia, así como su importancia para el desarrollo cognitivo, social, emocional de los niños.
Hoy 9 de cada 10 integrantes de la Red ofrecen promoción, protección y apoyo a la lactancia materna, 87% otorgan flexibilidad laboral para padres y madres y 70% de las empresas cuentan con metas y objetivos a largo plazo en relación con la primera infancia.
Sin embargo, lejos de esta agrupación, las y los menores de seis años son uno de los grupos más vulnerables, invisibilizados y con carencias.
En este contexto y con el objetivo de incentivar a las empresas que han enfocado esfuerzos para apoyar a las familias de sus colaboradores el pasado 21 de agosto se realizó la Entrega de Reconocimientos 2023 de la Red CCE por la Primera Infancia, en la que se premió a 65 empresas y organismos que han destacado por implementar programas y actividades de atención y sensibilización en favor de la niñez.
Desde su fundación, las empresas que integran la Red CCE por la Primera Infancia han sumado esfuerzos para desarrollar y fortalecer una cultura donde los niños sean puestos al centro de las políticas internas de cada empresa y organismo. Así, esta red ha beneficiado, propiciado y acompañado a más de 60 empresas a implementar políticas internas que favorezcan a las y los niños en sus primeros años de vida.
Los reconocimientos para las empresas entregados el pasado lunes están basados en cuatro categorías.
1.- Participación destacada. Se reconoce a las empresas que tuvieron una intervención. Participación sobresaliente en las actividades de la Red CCE por la Primera Infancia.
2.- Desarrollo de capacidades. Hace referencia a las capacidades institucionales que ha desarrollado la empresa para mejorar la implementación del programa.
3.- Programa más valorado. Se refiere al valor que les otorgan los colaboradores a las acciones realizadas por la empresa.
4.- Política distinguida. Aquellas medidas que impulsan la incorporación a largo plazo de las políticas que ven por los beneficios de la Primera Infancia, volviéndola parte integral de los valores de la empresa.
Este esfuerzo confirma el compromiso del sector privado por la primera infancia como parte clave de su estrategia de sostenibilidad empresarial, pues las acciones de atención a la niñez impactan en 10 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible y contribuyen de manera firme a avanzar en la Agenda 2030 de las organizaciones, influyendo directamente en el bienestar de los colaboradores, sus familias y la comunidad donde tenemos presencia.
Durante la entrega de reconocimientos Jody Tamar Pollock, especialista en Género e Inclusión de la Corporación Financiera Internacional planteó la situación de las diferencias de género en nuestro país.
“En México la representación de las mujeres en la fuerza laboral no es igual a la representación de los hombres; sabemos que menos de la mitad de las mujeres en edad de trabajar participan en el mercado laboral formal, comparado con casi tres cuartas partes de los hombres. Y una de las principales barreras para las mujeres es el trabajo de cuidado de terceros: el 77% del trabajo de cuidado no remunerado en México es realizado por mujeres. Por ello, son indispensables las políticas favorables a la familia”, aseveró.
Lorena Guillé-Laris, Directora de Fundación FEMSA, señaló que “es importante que el sector empresarial reconozca el relevante papel que la Primera Infancia tiene para sentar las bases de la sostenibilidad de nuestras comunidades. Hoy celebramos que 60 empresas están convencidas que mejorar los primeros años de vida de los ciudadanos, puede generar un gran impacto en la reducción de la pobreza, promover la salud y el bienestar, la calidad educativa, la igualdad de género, al trabajo digno y crecimiento económico de nuestras sociedades”.
A su vez, Rocío Abud, Directora de Fundación Coppel y de Responsabilidad Social de Grupo Coppel destacó: “en Fundación Coppel vemos a la Primera Infancia como una de las etapas más importantes en el desarrollo de las personas, es en ella donde se sientan las bases para lograr que esos niños se conviertan en adultos capaces de explotar su máximo potencial. Por eso no solo nos sumanos, sino que desde el interior de Grupo Coppel participamos activamente en acciones que contribuyan a incorporar a la Primera Infancia como un tema prioritario en la agenda de los sectores públicos y privados y así garantizar el bienestar de las niñas y niños y así, lograr su desarrollo pleno”.
Existe una gran cantidad de acciones que pueden poner en marcha las empresas para apoyar la primera infancia, por ejemplo, las licencias de maternidad y paternidad contribuyen a disminuir la rotación del personal y el ausentismo ya que existen estudios que demuestran una correlación positiva entre días de licencia de maternidad por ley y la representación de mujeres en la fuerza laboral. En tanto las licencias de paternidad fomentan la corresponsabilidad, lo cual promueve una distribución más equitativa del trabajo de cuidado y permite que las mujeres tengan mayor tiempo para otras actividades productivas y profesionales.
Actualmente en México la licencia de maternidad es de 84 días y la de paternidad, de 5. Pero el promedio global es de 192.3 días en el primer caso y 22.5, en el segundo.
Otra de ellas es el apoyo a la lactancia. Entre los beneficios de esta medida destacan para la empresa menor rotación y ausentismo del personal, mayor retención de personal, mayor satisfacción del personal y mejor reputación e imagen. Para las madres se reportan tasas más bajas de depresión postnatal, mejor salud mental y física y reducción en el riesgo de cáncer de mama, cáncer de ovario, cardiopatía y diabetes. Finalmente, para los infantes los beneficios son mejor acceso a nutrición y anticuerpos, y mejor protección contra infecciones y enfermedades.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.