A pesar de diferencias políticas, ideológicas y religiosas, la mayoría de los gobiernos del mundo están comprometidos en ofrecer a las mujeres alternativas de salud sexual.
Mazen Altaruti ―presidente regional de Organon para México, América Latina, Medio Oriente, Rusia y África― conoce de primera mano las políticas en materia de salud sexual y reproductiva en una buena parte de los países en vías de desarrollo, y además asegura que el programa de planificación familiar de México es uno de los mejores a nivel global.
Mazen Altaruti tiene más de 20 años de experiencia en las regiones que están bajo su responsabilidad, por lo que puede dar cuenta de la coincidencia en todos los países en cuanto a la apertura del diálogo para mejorar la salud de las mujeres, a pesar de las diferencias ideológicas.
“La realidad es que hay mucha similitud, casi son iguales. Todos los gobiernos están empeñados en lograr las metas 2030 en cuanto a la agenda ASG de la ONU que es reducir la cifra de 120 millones en embarazo adolescente para 2030. El problema es que el sistema o el dinero con el que se cuenta no es suficiente para poder lograr estas metas”, declaró.
Por ejemplo, en Latinoamérica se promueven programas de financiamiento sustentable para acciones en materia de salud reproductiva para la mujer, mientras que en África principalmente es generar programas de acceso asequible, y en Medio Oriente el enfoque es en torno a la educación en cuanto a la salud de la mujer.
“Algunos países tienen un mayor enfoque en la salud de la mujer, y uno de esos ejemplos es México. El programa de planificación familiar público que tenemos en México es uno de los mejores a nivel global, pero como compañía opinamos que aun así podemos aportar algo, podemos ayudar, porque hay poca conciencia de que estos programas son gratuitos para las niñas y mujeres. En resumen, para contestar su pregunta, creo que todos los gobiernos están abiertos al diálogo en ese sentido”, consideró.
La región que abarca Altaruti es vasta y diversa, compuesta por países en vías de desarrollo con realidades y necesidades específicas en cuanto a salud femenina y planificación familiar. En este contexto, es fundamental comprender las similitudes y diferencias que existen entre estos territorios.
Sin embargo, Altaruti destacó la necesidad común de la planificación familiar en todos estos países. “Las mujeres son mujeres donde sea, y la necesidad de la planificación familiar está en todas partes”, señaló, aunque también reconoció que la gravedad de los problemas varía significativamente de una región a otra.
En América Latina, el principal desafío son los embarazos no planeados en adolescentes, pues en la región nacen 1.5 millones de niños de madres adolescentes.
En contraste, en África, el problema es aún más grave, con la tasa más alta de muertes maternas relacionadas con el embarazo o el parto a nivel global. El 57% de las muertes maternas ocurre en África, y cada día mueren 800 mujeres africanas debido a causas prevenibles durante el embarazo y el parto.
Una de las cuestiones clave en la promoción de la salud femenina es la sensibilidad a las diferencias culturales. Altaruti destacó que, aunque existen diferencias culturales significativas entre estas áreas, las similitudes en los objetivos son sorprendentemente notables.
En el Medio Oriente, por ejemplo, se enfocan en la educación sobre la salud de la mujer y su empoderamiento, y han establecido alianzas para respaldar a mujeres empresarias. Esta transformación en la mentalidad y la acción en la región es un testimonio del cambio en curso.
Y en esta línea, Organon tiene un objetivo global claro: mejorar la vida de las mujeres en todo el mundo. Altaruti enfatizó que la colaboración y las alianzas son esenciales para lograr este objetivo.
“La mejora de la salud de la mujer es una meta que ninguna empresa u organización puede lograr de manera individual”, destacó.
Uno de los objetivos claros de Organon es colaborar en la reducción de la cifra de embarazos adolescentes en el mundo. Esta es una tarea ambiciosa que refleja el compromiso de la empresa con la salud de las mujeres.
En este contexto, México ocupa un lugar destacado en la estrategia de Organon pues nuestro país alberga la operación más grande de la empresa para la región, además de que México se destaca por tener tanto divisiones comerciales como de manufactura, con seis plantas de fabricación a nivel global.
La empresa tiene grandes planes para el mercado mexicano, incluyendo la introducción de productos innovadores.
Además, Organon trabaja en productos relacionados con la fertilidad y biosimilares, que no sólo pueden ayudar a tratar enfermedades femeninas, sino también reducir los costos de atención médica.
Altaruti también destacó la importancia de la planta de Xochimilco, que es la única planta de Organon en América del Norte. Esta planta es fundamental para la exportación de productos a 30 países en todo el mundo, incluyendo América Latina, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y Filipinas.
Además, Organon está trabajando en obtener la autorización de la FDA para exportar productos desde México a los Estados Unidos, el mercado más grande.
Miles de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, policías y soldados participaron este miércoles en un operativo para tomar control de la cárcel de Tocorón y “desarticular y poner fin a las bandas de delincuencia organizada y demás redes criminales” que operaban en esa penitenciaría en el norteño estado Aragua.
Desde años se sospechaba que la cárcel era el centro de operaciones de la temida organización delictiva conocida como el Tren de Aragua, aunque las autoridades no la mencionaron como objetivo directo de su operativo.
En Tocorón estaba recluido Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, líder de este grupo de crimen organizado, el mayor de Venezuela y uno de los más importantes de América Latina.
A pesar del allanamiento de la penitenciaría, los analistas no creen que signifique la desaparición del Tren de Aragua, cuya compleja estructura de criminalidad se extiende por toda América Latina.
La periodista e investigadora venezolana Ronna Rísquez, autora del libro “El Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina”, opina que otros cabecillas de la organización y las células que están fuera de Venezuela pueden seguir operando.
Se sabe que la megabanda nació en el estado Aragua, en el norte de Venezuela, hace más de una década, pero no hay consenso entre los expertos de cómo dirigía las actividades de sus afiliados desde la cárcel ni exactamente la magnitud de los mismos.
Según Luis Izquiel, profesor de Criminología de la Universidad Central de Venezuela, la banda nació hace “unos 12 o 14 años” en un sindicato que controlaba un tramo de tren que atravesaría el estado Aragua.
“Los miembros del sindicato extorsionaban a los contratistas, vendían puestos de trabajo en las obras y se les empezó a conocer como ‘los del tren de Aragua'”. asegura el experto en crimen organizado en entrevista con BBC Mundo.
“Algunos de estos individuos terminaron presos en una prisión local conocida como la cárcel de Tocorón y desde allí comenzaron a tomar fuerza como organización criminal”, prosigue.
Izquiel explica que, desde la prisión, Héctor Rusthenford Guerrero comenzó a agrupar a exmiembros del sindicato y a otros presos comunes y armó poco a poco la organización que conocemos actualmente.
Primero se expandieron afuera de la cárcel hacia otros sectores del estado Aragua.
“Hoy controlan el barrio de San Vicente en el estado Aragua, que ha pasado a ser su epicentro de control fuera de la cárcel de Tocorón”, agrega.
Luego se expandieron al resto del país: “Se sabe que están en el estado Sucre, controlando rutas de narcotráfico, y participan en la minería ilegal en el estado Bolívar”.
De acuerdo a la experta en crimen organizado Ronna Rísquez, la primera vez que se empezó a escuchar del Tren de Aragua como una banda criminal ya establecida fue a partir de 2013, meses después de la fuga de la prisión de Tocorón del “Niño Guerrero”, quien fue recapturado casi un año después.
“Antes de eso había varias organizaciones, algunas asociadas a la prisión de Tocorón y otras que operaban afuera de la prisión en el estado Aragua y a quienes se les vincula con el ferrocarril que estaba en construcción en esa zona”, le dijo la investigadora a BBC Mundo.
“De allí viene el nombre Tren de Aragua”.
Rísquez asegura que Guerrero Flores es el líder oficialmente, pero añade que el grupo podría tener al menos dos líderes más, y que se sospecha que uno podría estar en un estado minero venezolano y el otro en el extranjero.
El profesor de criminología Luis Izquiel explica que el “Niño Guerrero” era capaz de controlar el Tren de Aragua desde prisión porque desde hace varios años algunos presos se habían “adueñado” del control de algunas cárceles de Venezuela a través del liderazgo de pandillas carcelarias.
“Todo lo que ocurre dentro de estas penitenciarias es manejado por estos criminales, que tienen más poder que los directores de las cárceles o los militares que las custodian”, asegura.
A los líderes delictivos en Venezuela se les conoce como los “pranes” y Héctor Guerrero Flores es quizá el más importante de todo el país.
Según Izquiel, esto ocurre con la complicidad de muchos funcionarios del Estado, sea por “acción u omisión”.
Ronna Rísquez afirma que ha identificado la presencia del Tren de Aragua en once estados de Venezuela, pero su actividad actualmente no se limita a las fronteras del país caribeño.
Apunta que si bien la primera evidencia pública de una expansión extranjera del grupo se registró en Perú en 2018, puede que sus operaciones internacionales hayan comenzado antes.
El 3 de agosto de 2022, la División de Investigación de Robos de la policía peruana detuvo a cinco integrantes de una banda que identificaron como “Los Malditos del Tren de Aragua”. Les incautaron tres armas de fuego, una camioneta, una granada tipo piña y pasamontañas.
Uno de los detenidos, el venezolano Edison Agustín Barrera, alias “Catire”, admitió haber cometido seis homicidios en Perú bajo la modalidad de sicariato.
Desde entonces la banda se ha expandido en ese país. El 19 de julio de ese año, la policía local detuvo a cuatro implicados de nacionalidad venezolana en el décimo piso de un edificio en Lima, la capital del país.
En el vecino Brasil, las autoridades han identificado vínculos entre el Tren de Aragua y el El Primer Comando de la Capital (PCC), la organización criminal más importante del país -y que también nació en una penitenciería- en el estado de Roraima, que comparte frontera con Venezuela.
También se han registrado actividades del grupo en Colombia.
“En Colombia, empezó operando en la zona fronteriza con Venezuela, entre Táchira y el Norte de Santander, donde ahora controlan el paso fronterizo del lado colombiano. Luego se expandió a otras regiones colombianas incluida Bogotá, más recientemente”, asegura Rísquez.
A principios de julio de 2022, un video en el que se puede ver a dos sujetos golpeando, torturando y asfixiando a un migrante hasta quitarle la vida sirvió de prueba para que la policía de Bogotá capturara en la localidad de Kennedy a alias Alfredito y el Capi, dos presuntos miembros del Tren de Aragua.
Según las autoridades colombianas, el grupo delincuencial lucha desde 2021 con otras bandas colombianas por el control del negocio de la droga en la capital colombiana.
Tres semanas antes del operativo policial en Bogotá, mucho más al sur del continente, el jefe de la Prefectura Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado Norte de la policía chilena, Rodrigo Fuentes, ofreció detalles de cómo opera la megabanda en Chile.
“Obedecen a un líder, tienen personas vinculadas al manejo del armamento, otros que se preocupan de la recolección de dinero, conocida como vacunas, como extorsión, y sicarios”, detalló el funcionario a medios chilenos.
“Matan conforme a una orden, aquí no se produce la figura del sicariato normal que nosotros conocemos, donde hay un premio o una promesa remuneratoria. Acá hay una orden de un líder que ordena matar a una persona que no paga la vacuna, cuando es extorsionada”, añadió.
Según Fuentes, gran parte del dinero obtenido de manera ilícita es enviado a Venezuela.
“La organización en sí tiene liderazgos que están en Venezuela y estos liderazgos se transforman en brazos operativos en distintos países”.
Mario Carrera, quien es fiscal regional de Arica y Parinacota, una región cerca de las fronteras de Chile con Perú y Bolivia, la calificó como “una organización bastante brutal en su forma de actuar”.
“Normalmente una organización criminal buscar actuar con sigilo para no despertar mayores sospechas. Esta gente no, su sello es causar temor y para ello ocupan las técnicas que hemos visto, los homicidios y las torturas”, dijo la semana pasada durante una intervención en la Radio Cooperativa de Chile.
El Tren de Aragua también ha sido acusado en Chile y en otros países de trata de mujeres con fines de explotación sexual y de tráfico de migrantes.
Ronna Rísquez explica que si bien su presencia se ha comprobado en países como Colombia y Perú, se presume que el Tren de Aragua opera en muchos otros países.
“Al operar en la frontera entre Chile y Bolivia, se presume que están en Bolivia. Al operar en la frontera de Chile y Argentina, también se presume que operan en Argentina. También se cree que están en Costa Rica y Panamá”, prosigue la experta en crimen organizado.
Por su parte, Luis Izquiel asegura que la banda tiene presencia en Ecuador, controlando a veces el paso fronterizo con Colombia.
Según el sitio especializado Insight Crime, el Tren de Aragua se ha convertido en una “amenaza criminal transnacional”.
“Ha seguido la trayectoria del éxodo de migrantes venezolanos y ha encontrado la manera de establecer operaciones permanentes en varios países”, apunta.
Calcular el número de integrantes del Tren de Aragua es complicado, pero Izquiel calcula que podrían ser entre 2.500 y 3.000 individuos, mientras que la estimación de Ronna Risquez va hasta los 5.000.
Rísquez considera importante destacar que se trata de un grupo que no se dedica a una sola actividad delictiva, lo cual le da una “ventaja” frente a otras bandas.
“El Tren de Aragua tiene una gran capacidad para adaptarse. No es un grupo que se dedica exclusivamente al narcotráfico ni al contrabando ni al secuestro. Busca nichos y brechas donde meterse y justamente uno de los nichos que ha aprovechado es la migración venezolana“, señala.
“Puede que los migrantes venezolanos se hayan convertido en las principales víctimas del Tren. Los extorsionan, los utilizan para el tráfico de migrantes o de personas, para la trata y explotación sexual”.
“No tienen las armas de los carteles mexicanos ni el conocimiento del manejo de negocios ilegales que tienen las disidencias de las FARC o su experiencia, pero saben moverse y adaptarse”.
*Esta es una actualización del artículo de Norberto Paredes publicado en BBC News Mundo el 1 de agosto de 2022.
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