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Violencia digital: exparejas y grupos organizados amenazan con contenido íntimo para extorsionar o intimidar a mujeres
Violencia digital: exparejas y grupos organizados amenazan con contenido íntimo para extorsionar o intimidar a mujeres
Foto: Cuartoscuro/Archivo
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Violencia digital: exparejas y grupos organizados amenazan con contenido íntimo para extorsionar o intimidar a mujeres

Grupos organizados representan un 13% de los agresores que extorsionan, amenazan e intimidan a víctimas con contenido íntimo; en 37% de los casos se trata de una expareja hombre, de acuerdo con la organización Luchadoras.
25 de noviembre, 2024
Por: Marcela Nochebuena

Ximena es una menor de edad que fue amenazada con la difusión de su contenido íntimo sin su consentimiento en redes sociales. Conservaba las imágenes originales y había encontrado antes una comunidad de Facebook que ofrecía “apoyo” en caso de vivir violencia digital mediante ese tipo de amenazas. 

Ahí encontró publicaciones de supuestos perfiles de mujeres que daban testimonio de cómo otro usuario les había ayudado a prevenir la difusión de su contenido íntimo, por lo que recomendaban contactarlo. Una vez que Ximena estableció comunicación, le aseguraron que para proteger su contenido tenía que conectarse a una videollamada para hacer “un escáner” de su cuerpo, que después podría ser vinculado a las imágenes con las que la amenazaban.  

En la videollamada, la cámara estaba apagada como medida de seguridad –argumentaron–, pero le solicitaron mostrarse sin ropa. A ella se le hizo sospechoso y decidió no continuar. Después de eso, acudió a la línea de apoyo de la organización Luchadoras, quienes cuando profundizaron en el caso, se dieron cuenta de que muchos de los perfiles que recomendaban el proceso en realidad eran falsos. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

No es el único caso en el que la agrupación ha atestiguado la violencia digital mediante estrategias organizadas para afectar a más personas, muchas veces mujeres menores de edad, y cómo esas presuntas comunidades pueden expandirse y dar pie a nuevos ataques validados, auténtica o falsamente, por otras personas que buscan espacios seguros o alternativas ante este tipo de violencia. Hoy, los grupos organizados representan un 13% de los agresores en la estadística de atenciones de la línea de apoyo de Luchadoras.  

En otros casos, han acompañado situaciones más complejas, ligadas a grupos que mantienen vínculos con otras organizaciones delictivas y en los que incluso han detectado indicios de dispositivos intervenidos. Esto es muestra plena de que la violencia digital es expresión y reflejo de las violencias que ocurren en la vida real, además de que las amenazas de compartir contenido íntimo siguen ocupando uno de los primeros lugares.

En entrevista, Paola Rivera, psicóloga que participa en la línea de apoyo de Luchadoras, subraya que las violencias se van transformando conforme pasan los años, y existen ciertos modus operandi que destacan más en ciertos periodos, por lo que los informes que han generado a partir de las atenciones mediante esta vía de acompañamiento ayudan a conservar un registro y un análisis al respecto. 

¿Qué estadística sobre violencia digital ha arrojado la línea de apoyo? 

Un 24.6% de las solicitudes que ha recibido Luchadoras mediante su línea de apoyo desde que comenzó a funcionar en 2020 han estado relacionadas con casos en los que la persona que reporta conocía a quien genera la violencia, luego de haber practicado sexting y que la segunda rompiera con el acuerdo de confidencialidad o no consentimiento para difundir contenidos.

Además, se ha registrado una constante cuando la persona generadora de violencia es conocida e identificada: en la mayoría de los casos se trata de una expareja hombre, según se confirmó en un 37% de las solicitudes que recibieron. 

“De esta manera se pone el foco en que quienes ejercen violencia son personas que tuvieron acceso a información personal o contenido íntimo, y la utilizan como mecanismo de coerción o venganza”, asienta su informe a cuatro años de creada la línea.

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Adicionalmente, a diferencia de los primeros años, durante el último se registró un incremento en los tipos de violencia digital que se relacionan con expresiones discriminatorias, monitoreo, acecho y abuso sexual relacionado con las tecnologías.

Gisel Santos, quien también colabora en su operación, explica que si bien el análisis de la línea de apoyo da cuenta de diversas problemáticas específicas, hoy se encuentra en un momento de evolución, en una nueva etapa que también exige la reflexión, junto con las personas que viven la violencia digital, de todos los aprendizajes relacionados a la atención, el cuidado en el activismo y la atención a casos, así como las relaciones que surgen a través de las plataformas.

“Este informe es particular, justo porque es una de las primeras veces que nos atrevemos a acercarnos a las personas que han tenido la confianza de ponerse en contacto con la línea de apoyo; es un momento que no habíamos tenido en otra etapa de la línea y que también habla del proceso de maduración que ha tenido este proyecto”, señala.

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

Un proyecto que trascendió la pandemia

La línea se formalizó en 2020 como un proyecto de Luchadoras que respondía a una necesidad creciente, en un contexto pandémico, de acompañar solicitudes de apoyo a personas, en su mayoría mujeres y disidencias, que enfrentaban alguna violencia en el espacio digital. Esto también como una manera de recordar que las tecnologías no son neutrales, que son espacios de disputa de libertades y que reproducen violencias de una estructura machista y patriarcal.

En ese momento, además, se generó un traslado masivo de todas las actividades cotidianas al espacio digital. Desde el primer año de operación de la línea, la organización documentó, en su informe Justicia en trámite. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México,   que el 83% de las carpetas de investigación por violencia digital seguían en trámite, algunas por más de tres años.

A lo largo de los primeros dos años, recibieron 1 mil 092 solicitudes de apoyo, con un incremento de 470 en 2020 a 622 en 2021. Durante ese periodo, las solicitudes fueron promovidas principalmente por mujeres y disidencias que vivían violencia ejercida en su mayor parte por exparejas, en su mayoría hombres que accedían a información y contenido íntimo y lo utilizaban para agredirles en diferentes formas.

Desde entonces, ya se había documentado que un 68% de los ataques se manifestaba mediante actos de acoso, amenazas y difusión de contenido íntimo sin consentimiento, para la coerción o la venganza ante la decisión de no continuar con una relación. En un 15.4% de los casos se reportaba extorsión o intervenciones en las comunicaciones a través de accesos no autorizados a dispositivos o cuentas digitales.

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A ello se sumó, durante el contexto de la pandemia, el “zoombombing” o troleo digital en plataformas para reuniones, generado principalmente por hombres que tomaban el control de funciones de plataformas como zoom, jitsi o classroom para irrumpir en las sesiones y compartir contenido íntimo no solicitado, insultar o transmitir escenas sexuales en vivo.

Ante todo ello, las alternativas para denunciar persistieron muy limitadas, además de una falta de respuesta pronta y adecuada por parte de las instituciones. Los administradores de las plataformas de mensajería y redes sociales tampoco han ofrecido todas las respuestas para enfrentar la violencia digital, y en ese contexto –sostiene Luchadoras– las amigas y las redes de confianza han sido uno de los apoyos más importantes para hacerle frente. 

“Algo muy relevante es que a lo largo de estos cuatro años, lo que se ha mantenido en primer lugar de violencias ha sido la difusión de contenido intímo y esto está muy relacionado con que mayormente ha sucedido por parte de exparejas, y en este caso también es importante mencionar que ha sido más desde el género masculino. Nos parece muy interesante que a pesar de que vienen cambiando varias cosas, esta es una constante”, subraya Rivera. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

“En la violencia digital se entretejen otras violencias”

Entre enero de 2020 y diciembre de 2023 la línea de apoyo creció a recibir un total de 2 mil 49 solicitudes por violencias en el espacio digital: el 90.9% afectan a mujeres jóvenes y disidencias y en el 88% de los casos ellas mismas acudieron a pedir apoyo. En contraste, un 11% de las solicitudes las hicieron hombres, de las cuales el 3% fue con el fin de solicitar apoyo para alguna mujer, disidencia o persona no binaria cercana.   

El 14.5% de las solicitantes buscó apoyo por difusión de contenido íntimo sin consentimiento y un 13.4% porque recibieron amenazas con difundir su información personal o íntima, pero también otro tipo de amagos relacionados con daño físico o incluso muerte, daño hacia familiares, o hijas e hijos. El 13% vivió extorsión, también por contenido íntimo, y durante 2023 se registró un incremento de quienes buscaron apoyo por control y manipulación de información (11%) o por desprestigio (10%).

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“En la violencia digital se entretejen otras violencias, porque a pesar de que sea principalmente la difusión de contenido íntimo, esto está aparejado con amenazas, con extorsión, con acoso; entonces, son casos complejos, porque repercuten de muchas maneras o en diferentes aspectos de la vida de las solicitantes. Ese ha sido uno de los hallazgos más marcados y que sigue estando muy presente”, añade Rivera.

En numerosos casos, de acuerdo con el informe, los perfiles falsos en redes sociales son uno de los aspectos que facilita el ejercicio de la violencia digital, sobre todo cuando se practica con el objetivo de silenciar voces disidentes o desacreditarlas en ámbitos laborales y escolares. 

La mayoría de los agresores, además, usan apodos, perfiles falsos o el anonimato, por lo que las víctimas no pueden identificarles con certeza. Sin embargo, en un 28.5% de los casos, la agresión la comete una persona conocida e identificada por la víctima, mientras que en el 11% aunque pueden identificarla, se trata de una persona no conocida. En tanto, un 3% fueron colaboradores o excolaboradores de trabajo y un 1.7% compañeros de estudio.  

Un 58% de los casos ocurre en plataformas de META –Facebook, Instagram y Whatsapp–, mientras que Twitter y Telegram ocupan el segundo y tercer lugar. Un 9.5% sucede en otras: correo electrónico, TikTok, sitios simuladores de perfiles falsos, aplicaciones de citas, sitios pornográficos y llamadas.

“La violencia es contextualizada. Es cierto que lo que más llega tiene que ver con difusión de contenido y con mujeres de diferentes edades que por alguna razón terminaron siendo traicionadas en su confianza en lo que son las prácticas sexuales digitales, y suelen ser las parejas o exparejas, pero también llegan, en menor proporción, pero hay casos, hombres que llegan por la misma violencia, pero sucede en otro contexto bien distinto, que tiene que ver con prácticas sexuales con personas que no necesariamente conocen”, describe Santos.

Por lo tanto, ella destaca como un hallazgo interesante notar que los contextos influyen mucho, y solo es una cuestión de estadísticas. Esto determina también cómo hablarle a las personas y qué medidas de prevención tomar. Para Rivera, un aspecto fundamental es hablar los temas como el sexting, que sigue siendo un tabú por miedo al juicio social. Ahí radica la importancia de socializar los aprendizajes y contar con una red de apoyo. 

¿Cómo prevenir la violencia digital?

Angie Contreras, de la organización Cultivando Género AC, coincide en que las violencias de género más frecuentes facilitadas por las tecnologías están relacionadas, en su mayoría, con aspectos sexuales, desde compartir contenido íntimo sin consentimiento hasta el acoso, solicitudes de imágenes íntimas, pero ahora también la creación o manipulación de contenido sexual falso. 

Esas agresiones afectan doblemente a las víctimas porque persisten prejuicios y estigmatización sobre los cuerpos, pero además se culpabiliza a las mujeres incluso desde las policías cibernéticas o las instituciones, que plantean como única solución no enviar ese tipo de contenido, lo cual revictimiza y responsabiliza a las denunciantes. Otra situación de violencia reciente son las grabaciones aleatorias por parte de personas desconocidas.

Entre las recomendaciones de autocuidado que hace Cultivando Género en sus manuales está tener respaldo de la información que se guarda en el celular; generar contraseñas largas con mayúsculas, minúsculas y números; no aceptar solicitudes de amistad en redes sociales de personas desconocidas, tener verificación de dos pasos en todas las cuentas, activar contraseñas de bloqueo en todos los dispositivos y plataformas, revisar la configuración de privacidad en redes sociales, tener un antivirus al día, actualizar el sistema operativo y aplicaciones, y no tener pública información personal como número de celular, ubicación o lugares de estudio y trabajo. 

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De la misma forma, citan como principios de seguridad digital que nadie puede obligarte a enviar fotos, vídeos íntimos o datos personales, no es no; las contraseñas de redes sociales no deben compartirse con nadie; no enviar a la pareja o persona con la que se mantiene una relación fotos o vídeos íntimos desde redes sociales no seguras; en relaciones vía redes sociales, es un foco rojo que la persona quiera ver qué haces a cada minuto, con quién platicas, quién te da like, saturarte de mensajes o intentar controlarte, y finalmente, es indispensable desconfiar de cualquier promesa de haber ganado dinero sin razón. 

Por otro lado, los “primeros auxilios digitales” para apoyar a alguien que ha estado expuesta a violencia digital son mantener la calma sin reprimirse, es válido desahogarse; no caer en presiones, pues en algunos casos quienes ejercen violencia digital intimidan a las víctimas para que envíen fotos íntimas, transfieran dinero o información, y guardar toda la evidencia: hacer screenshots y conservarlos en un lugar seguro con respaldo, así como los links de las publicaciones. Además, “escucha activa y no juzgar” debe ser una constante en todos los pasos.

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Imagen BBC
“Hay secretos”: la canción infantil que ayudó a atrapar a un abusador de menores en Argentina
10 minutos de lectura

La compositora argentina Ruth Hillar quería animar a los niños a revelar sus secretos, y lo hicieron. Su composición incluso se incluyó en un caso judicial.

22 de diciembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Hay secretos chiquititos que te invitan a jugar, y hay secretos tan enormes que te vienen a asustar.

Esas son las primeras líneas de “Hay Secretos”, una canción con un impacto emocional enorme, que conmueve a la gente hasta las lágrimas.

Muchas canciones pueden hacer eso, pero ésta es realmente algo más.

Es una ventana a través de la cual la sociedad puede cuestionarse a sí misma.

La canción incluso se ha usado como prueba en un juicio penal.

Su compositora es Ruth Hillar, quien creció y vive en Santo Tomé, un pequeño pueblo en el centro de Argentina, donde la visité.

“Nací en un hogar muy musical. La música estaba ahí antes que yo llegara: mi mamá y mi papá se conocieron cantando en el coro polifónico de Santa Fe. Mi papá tenía un conjunto de música humor.

“Empecé con la flauta dulce, también a cantar, a estudiar los rudimentos de la música, y siempre lo disfruté muchísimo”.

Con su padre en el violín, tocaban dúos, y cuando le compraron un grabador, jugar con la música era “una de mis diversiones preferidas”.

Otra cosa que siempre le fascinó fue la lectura.

“Pasaba muchas, muchas horas leyendo. En casa había una biblioteca muy linda. Y, de hecho, cuando vi que en las casas de mis amigos de la escuela no había casi libros, organicé una biblioteca en la vereda”.

Ruth Hillar
BBC
Las dos pasiones de Ruth -música y literatura- se fusionaron en Canticuénticos.

A pesar de cuanto disfrutaba de la música y la literatura, lo que quería ser cuando grande era veterinaria o pediatra, “siempre como por el lado de curar a alguien, a los niños o a los animales”.

Esa idea de cuidar a los demás, particularmente a los niños, se convertiría más tarde en el centro de su trabajo como compositora.

“Ni simple ni fácil”

Ruth estudió literatura durante un año, luego decidió que no le gustaba cómo se dirigía el curso y volvió a estudiar música, ahora como una carrera universitaria.

Al principio pensó que formaría parte de una orquesta, el camino típico que siguen los músicos académicos.

Con el tiempo, sus intereses se ampliaron. Conoció a otra música y decidieron crear un grupo de música infantil: Canticuénticos.

Después de 17 años, ahora tienen seis miembros, seis discos y han dado cientos de conciertos.

En sus inicios, gracias a su estrategia de distribución -que incluyó poner a disposición de todos los temas de su primer disco en YouTube- y a la naturaleza de las canciones, fueron rápidamente descubiertos por los maestros.

“Enseguida los docentes acá en Santa Fe tomaron ese repertorio para usar en las aulas, y la provincia editó algunas canciones en un cancionero para repartir en escuelas. Eso nos ayudó mucho a querer arrancar un poco más en serio con el proyecto, porque no es fácil”.

Portada del libro de
Cortesía de Canticuénticos
Hay secretos livianitos que te llevan a volar“, pero los que no son así, no son para guardar.

“Siempre buscamos cómo hacer que las canciones acompañaran a las infancias, no solamente en lo que se considera ‘infantil’, pues hay como la idea de que lo infantil es lo simple, lo fácil”.

En realidad la vida de las infancias no es ni simple ni fácil. Es muy compleja y a veces es muy difícil, pues en un mundo tan caótico, muchas veces las infancias se llevan la peor parte, porque son más indefensas”.

“Aunque los querramos mantener en una especie de corral, a salvo de un montón de cosas, la realidad se mete por todos lados”.

“Así que nos parece que desde las canciones podemos acompañar en muchos aspectos”.

Es por eso, afirma Ruth, que a veces las canciones de Canticuénticos tratan temáticas inusuales en ese género.

Y admite que, en ocasiones, su deseo es generar algún cambio.

“Parece mucho pedir para una canción, pero muchas veces me salen de esa manera, como respuestas a algo, entonces en ese afán de querer responder tengo que aprender a mirar ese algo más profundamente para que esa respuesta sirva o esté conectada con lo que quiero dialogar”.

Una de esas canciones es “Hay Secretos”, que le habla directamente al oyente, a los niños, sobre ser capaces de hablar cuando un secreto les está haciendo daño.

Estaba destinada a tener un papel importante para ayudar a niños y adultos a lidiar con eventos dolorosos en sus vidas.

“Los secretos que hacen mal”

La canción dice que hay “secretos livianitos que te llevan a volar”, pero hay “secretos tan pesados que no te dejan respirar.

En un pasaje particularmente emotivo, la canción le habla directamente al oyente y dice: Si no alcanzan las palabras para lo que hay que contar, inventemos otro idioma. Siempre te voy escuchar.

“Y tiene un un estribillo que quiere ser un mantra: No se tienen que guardar los secretos que hacen mal.

“Uno de los estribillos tiene solo un sonido de una caja muy profunda, con voces de nenas, de nenes, y de adultos, mujeres y varones, como representando una comunidad completa que está cantando junta a favor de proteger del abuso”.

Profesora abrazando a una alumna en el salón de clase.
Cortesía de Canticuénticos
Los docentes juegan un rol clave en la lucha contra el abuso infantil, apunta Ruth (Imagen del video de “Hay secretos”).

Sobre ese flagelo, subraya Ruth, los adultos tienen que ser interpelados, por eso la canción no sólo está dirigida a los niños, sino también a los grandes.

“En realidad los adultos somos los responsables del bienestar de las infancias, no solamente de nuestros hijos, sino de todos los niños y niñas, así que creo que justamente esta canción quiere decir: presten atención, estén atentos, estén donde hay que estar, miren a esos niños y a esas niñas con una mirada sensible y compasiva”.

Mucho de eso les toca a los docentes y de hecho son los grandes héroes en esta gesta, porque en las escuelas son los que más acceden a esos momentos donde los niños y las niñas se pueden abrir, pues muchas veces los abusos son en sus propias casas, interfamiliares, intrafamiliares”.

Ruth compuso la canción en 2017, y dice que fueron muchos los caminos que la llevaron a hacerlo.

“El tema del abuso estaba más en la esfera pública y pensé: ¿qué podemos hacer? Mi arma, mi forma de actuar es la música, no conozco otras. O por lo menos otras mejores no me salen. Pero quedé como en imposibilidad.

“Recuerdo que estábamos filmando el video de la canción de cuna ‘Noni Noni’, buscando las imágenes más tiernas, de más cobijo que se nos ocurrían, y mirando desde afuera una escena pensé que muchas infancias quedaban fuera de la esfera de esa canción, que había otra canción que es más urgente“.

Decidió que tenía que tratar, “aunque fuera tan difícil, aunque las palabras y los sonidos parecería que no alcanzaran… ¿cómo hablar de eso sin lastimar el que ya está herido?”.

Niña con paraguas en el fondo del mar, con peces
Cortesía de Canticuénticos
Tenía que ser sutil, para no herir a los que ya habían sido lastimados (Imagen del libro de “Hay secretos”).

En ese momento le llegó un email de Sabrina Medina, una licenciada en trabajo social de Paraná, una ciudad vecina, diciendo que trabajaba en programas de prevención de abuso y que había muy pocos recursos artísticos.

“Me compartió las ideas principales: el tema del secreto, del miedo, de la confianza, de ofrecer ayuda. Así supe que la canción ya estaba empezada. Escribí una estrofa y se la envié para que me dijera si había algo que pudiera herir”.

Busqué siempre referenciar sin nombrar, que quien estuviera pasando por una situación de abuso pudiera reconocerse, y quien no, pudiera entender otra cosa, un tema de secretos más fuertes, o más livianitos.

“Enseguida pensé que sería una Vidala, un ritmo folclórico argentino muy introspectivo, muy reflexivo, para que comunicara de una manera tranquila lo que quería comunicar”.

“Hay secretos” apareció en el disco “¿Por qué?, ¿por qué?”, en el año 2018, y pronto Canticuénticos empezó a recibir mensajes de mamás, de docentes, de trabajadores sociales evidenciando que su mensaje estaba siendo recibido.

“Muchas nenas y nenes, e incluso muchos adultos, habían podido hablar de abusos en la niñez.

“Para nosotros fue difícil enfrentar todo eso porque, más allá de la compañía de un abrazo a la distancia, no podemos hacer mucho, pues no somos profesionales”.

“Siempre hay lágrimas”

Difícil también fue tocar la canción en vivo, pues no sabían si podrían cantarla sin llorar, ni cómo reaccionaría el público.

“Lo que pasó desde el primer momento fue eso, que en alguna frase se nos quebraba la voz, no solo por lo que estábamos cantando, sino por lo que veíamos en la sala.

“Siempre hay lágrimas, siempre hay abrazos muy apretados a sus niños, a sus niñas. Siempre hay esas caras que son mezcla de gratitud con dolor, a veces, con un dolor retroactivo”.

Niña empezando a flotar con el paraguas en el mar
Cortesía de Canticuénticos
El mensaje repercutió, y lo sigue haciendo cada vez en más idiomas. (Imagen del libro de “Hay secretos”).

“Entonces, es algo que no queremos dejar de cantar, porque queremos que sea una canción necesaria y, sobre todo, generar ese momento en el cual el público canta junto ese estribillo, porque así como en el disco, en un momento dejamos al público cantando solo.

“Eso creo que interpela mucho, porque ahí sí percibimos que es un grupo humano, heterogéneo, que viene de distintas familias, de distintos lugares, pero que en ese momento se juntan en esta especie de oración o de mantra, y eso es maravilloso, es muy fuerte.

“De a poco, aprendimos a poder cantar la canción entera, sin llorar y sin quebrarnos, pero no por eso dejamos de emocionarnos con cada lágrima que vemos en el público, porque no hay concierto en el cual no pase algo fuerte y hermoso“.

Silencios en otros idiomas

La canción ha llegado incluso a la justicia argentina.

En marzo de 2021, una jueza de la ciudad de Zapala, en la Patagonia argentina, tocó “Hay Secretos” en la sala de audiencias.

Lo hizo para destacar el papel de la canción en el descubrimiento del caso de abuso que se estaba juzgando y por el que se condenó a un hombre.

Lo que había sucedido era que un profesor de música había presentado la canción a los alumnos de primaria. Una de esas alumnas la compartió con su familia en casa y una de sus hermanas, conmovida, reveló que había sido abusada sexualmente por un vecino.

Otros niños del vecindario se presentaron y compartieron sus propias historias de abuso por parte del mismo hombre.

“En realidad ahí el héroe fue el docente que supo elegir esa canción en el marco de la Educación Sexual Integral (ESI), así que fue en realidad el hacedor de esto, ¿no?

“Pero eso que pasó con la canción me vuelve a reconfirmar que el arte tiene un poder enorme”.

Y reverbera más allá de la frontera argentina.

“Una música y antropóloga brasileña me contactó y me dijo: ‘Yo quiero que esta canción esté en portugués, te voy a ayudar a hacer una traducción’, así que lo hicimos.

“Tenemos también una versión en italiano que estamos por grabar, y nos escribieron de Corea para pedirnos autorización para hacer una traducción del texto… nos han escrito de muchísimos lugares distintos.

“En Argentina entró como recurso a la ESI, así como en Uruguay y sé que en otros países también”.

Ahora, Ruth y Canticuénticos están trabajando en una versión en inglés de la canción, para decirle a aún más niños…

Acá estoy, quiero ayudarte. Sé que decís la verdad. Ya no habrá que andar con miedo porque te voy a cuidar“.

línea
BBC

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