“Si me hubieran dado la atención psicológica, mi hermana seguiría aquí, viva, conmigo”.
Fernanda lo dice sin titubear, pero su voz fuerte parece quebrarse. Tiene la mirada helada.
Hace dos años su madre fue víctima de feminicidio. Fernanda y su hermana buscaron apoyo de las autoridades de la Ciudad de México, pero no obtuvieron una atención psicológica adecuada ni oportuna. Un año después, su hermana también fue asesinada por su pareja.
Fernanda, como miles de mujeres víctimas de violencia, se ha encontrado con un sistema de atención a la salud mental rebasado, que no brinda continuidad, tarda en dar citas y dificulta el acceso a tratamiento psicológico y psiquiátrico.
“En un principio, las autoridades no me apoyaron como tal. Ya después de los meses, que yo quedé muy mal, no me daban ayuda psicológica ni nada de eso”, comparte en entrevista con Animal Político. “Yo necesitaba en su momento atención psicológica y psiquiátrica”.
A raíz del feminicidio de su mamá, a Fernanda le empezó a dar miedo salir a la calle, encontrarse con hombres, y sentía que le era difícil conseguir o mantener un empleo por el temor que le provocaba estar en espacios públicos.
Al dar seguimiento al proceso penal de su mamá en la Fiscalía capitalina, a Fernanda le mencionaron que podía acudir a algunas psicólogas, pero en ese momento ella vivía en la alcaldía Magdalena Contreras y no podía trasladarse hacia la zona centro para asistir a las terapias.
Solicitó que se le brindara la atención de manera virtual, pero le dijeron que no contaban con ese servicio; entonces desistió y empezó a buscar ayuda por su cuenta.
Un año después de la muerte de su madre, Fernanda recibió la noticia de que su hermana, quien en ese momento vivía con su pareja, se había quitado la vida. Sin embargo, durante el curso de las investigaciones realizadas por la Fiscalía capitalina, Fernanda descubrió que no había sido un suicidio, sino que su hermana también había sido víctima de feminicidio, presuntamente a manos de su pareja.
Para Fernanda, contar con apoyo psicológico tanto para ella como para su hermana habría sido imprescindible para que ambas pudieran salir adelante después de la muerte de su madre.
“Si me hubieran dado la atención desde que falleció mi mamá, mi hermana ahorita estaría aquí conmigo”, dice.
“Yo como hermana mayor siento que tenía la responsabilidad de ayudar a mi hermana. Si yo hubiera recibido la ayuda, también yo hubiera ayudado a mi hermana”.
En la Ciudad de México existen instituciones públicas que brindan ayuda a víctimas de violencia de género, como atención psicológica, o bien que las canalizan a otros organismos como el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”.
Un ejemplo son las Lunas. En la capital del país hay 27 unidades territoriales de la Secretaría de las Mujeres de la CDMX, mejor conocidas como Lunas, para atender a víctimas y prevenir la violencia de género. Las mujeres que acuden ahí pueden recibir asesoría y acompañamiento tanto psicológico como jurídico de manera gratuita, pero esta atención está limitada a 12 o 14 sesiones de terapia grupal y de contención.
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Alexandra Ugalde llegó a una Luna tras haber sido víctima de violencia psicológica y emocional por parte de un familiar que vivía en su misma casa. Ahí la orientaron para levantar una denuncia ante el Ministerio Público, y le brindaron atención psicológica inicial.
La Fiscalía de la Ciudad de México la citó para un peritaje psicológico hasta un año después del levantamiento de la denuncia y la remitió al Centro de Atención a Riesgos Victimales y Adicciones (CARIVA) para atender su salud mental. CARIVA es un centro que atiende a víctimas de violencia familiar y brinda servicios como atención y tratamiento psicológico, legal y médica.
“Cuando llegué, me hicieron mi entrevista y se dio cuenta [el entrevistador] de que tenía yo ideación suicida, porque yo pensaba, ‘Me va a matar mi sobrino’, y yo la verdad pensaba, ‘Mejor me quito yo la vida, rápido, antes que él lo haga’”, recuerda. En ese momento, también adelantaron su peritaje por parte de la Fiscalía.
El director del CARIVA la canalizó al Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, donde empezó a recibir atención psiquiátrica.
De inmediato, Alexandra notó varias deficiencias en el servicio. Cambiaron al médico encargado de su terapia en varias ocasiones, por lo que no tuvo continuidad en el tratamiento y tuvo que contar numerosas veces sus vivencias, revictimizándola. Asimismo, le hicieron reportes de mejoría a pesar de que ella todavía tenía ideaciones suicidas.
En su primera valoración le recetaron antidepresivos y un medicamento para atender su insomnio, aunque ambos le provocaron efectos secundarios.
“La primera vez que lo tomé, sentí muchísima pesadez, me costó trabajo despertarme al día siguiente, sentía como si tuviera una piedra enorme sobre mi cuerpo y no podía moverme”, detalla. Sin embargo, como las citas psiquiátricas en el Instituto sólo se brindan cada seis meses, no pudo atenderlo hasta después.
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A Alexandra le cambiaron el medicamento, pero otra vez le provocó efectos adversos. Tenía pesadillas muy vívidas, y sentía que no podía diferenciar sus sueños de la realidad. Pasaron casi dos años antes de que pudiera obtener un tratamiento adecuado para tratar su depresión.
Además, le recomendaron que acudiera a terapia psicológica para acompañar su tratamiento psiquiátrico, pero el Instituto no le pudo brindar este servicio. Por ello, tuvo que recurrir a CARIVA nuevamente, donde pudo tomar seis sesiones, pero posteriormente sólo pudo acceder a sesiones grupales. Ahora, dice, sólo le queda la opción de buscar terapia en otras instituciones o bien en el sector privado.
“De verdad me hizo sentir huérfana de apoyo de parte de las autoridades, el que me dijeran que no me iban a dar la terapia psicológica, porque la estoy pidiendo y yo la necesito realmente para poder sanar, porque sigo en el mismo ambiente de violencia”, lamenta Alexandra.
La falta de atención a la salud mental de mujeres víctimas no se limita a quienes vivieron violencia de género. Carolina, quien ha buscado a su hermano Sergio desde hace un año, tampoco ha recibido el apoyo psicológico necesario.
Sergio fue desaparecido el 20 de octubre de 2023, en la zona de Las Águilas en la Alcaldía Álvaro Obregón.
Una vez que ella y su mamá fueron ingresadas al registro de víctimas, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas capitalina y la federal (CEAVI y CEAV, respectivamente) debió darles ayuda para que pudieran acceder a servicios de atención mental, incluyendo tratamiento psicológico y psiquiátrico.
“La realidad es que tardaron mucho, todo eso no se gestionó al instante, fue esperar meses para poder llegar a la valoración psicológica y a la valoración de riesgo”, relata Carolina.
Tras cinco meses de esperar un perfil psicológico, no fueron remitidas a ninguna institución para recibir atención. Incluso, en una junta para revisión de avances sobre el caso de Sergio, tuvieron que pedirle a una psicóloga que acudiera a dar contención de emergencia a Carolina.
“Tuvieron que suspender la junta porque sí me puse muy mal en esa ocasión, y ya la psicóloga nos dijo que sí necesitábamos atendernos de forma urgente”.
Entonces, la remitieron al Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”. Al igual que Alexandra obtuvo una atención deficiente, ya que sólo se le recetó un medicamento sin que le ofrecieran a la par terapia psicológica.
Carolina ve un sistema de atención a víctimas que está rebasado en su capacidad para dar servicios psicológicos para quienes han vivido alguna violencia.
“Somos tantas víctimas de una situación de violencia, de un delito de violencia en Ciudad de México, que es razonable que las instituciones también estén rebasadas”, opina.
A pesar de que tanto la Ley General de Víctimas como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia contemplan que se debe de brindar atención psicológica a víctimas de violencia, la estructura con la que cuentan las instituciones no es suficiente para atender integralmente la salud mental de las mujeres que lo necesitan.
En tanto, en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) de 2025, la asignación de recursos para la atención de víctimas presenta recortes, de acuerdo con un análisis del presupuesto realizado por la organización Fundar.
Por ejemplo, el presupuesto previsto para la CEAV el siguiente año sufrirá un recorte de 3.6% en términos reales. Mientras que en 2025 el presupuesto asignado a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) y la actual Inmujeres, que serán fusionadas para crear la Secretaría de las Mujeres, será menor en 7% respecto a lo aprobado en 2024. Tras pasar los recursos del Inmujeres y la Conavim, la nueva Secretaría tendría un presupuesto de 2,072 millones de pesos.
Animal Político buscó a la Fiscalía capitalina, a la CEAV, al Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” y a la Secretaría de Mujeres de la Ciudad de México para obtener información sobre sus capacidades de atención a la salud mental de víctimas, pero sólo obtuvo respuesta de esta última al momento de esta publicación.
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En el caso de las Lunas, detalla Claudia Benítez, directora ejecutiva para Una Vida Libre de Violencia, las mujeres tienen la posibilidad de recibir terapia grupal y de contención, aunque esto sólo hasta 12 o 14 sesiones, dependiendo del caso.
“Hay mucha necesidad de las mujeres de atención psicológica por la violencia [que han vivido]”, reconoce en entrevista.
Si bien son flexibles con casos que requieren más apoyo, dice, llega un momento en el que deben remitir a las mujeres a otras instituciones de salud pública como el IMSS o un Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones.
Entre enero y octubre de 2024, se dieron 49,183 sesiones de atención psicológica en todas las Lunas, un promedio de 4,900 mensuales.
Fernanda, Alexandra y Carolina coinciden que la atención a la salud mental es vital para reconstruirse y cuidarse después de haber vivido una situación de violencia.
Hoy, Fernanda es madre de una niña pequeña y quiere seguir atendiendo su salud mental para seguir con su vida, después de los feminicidios de su mamá y hermana.
“Tengo una nena, y realmente creo que tengo que darle un buen ejemplo y seguir trabajando en mí”, reitera. “No me gustaría que me pasara lo mismo que le pasó a mi mami y a mi hermana, y yo sola siento que no puedo con eso, que sí necesito la ayuda, también para poder darle un ejemplo a mi hija y a mis sobrinas”.
Carolina coincide en que la atención psicológica es importante para poder trabajar en su bienestar emocional y mejorar su estado anímico mientras continúa la búsqueda de su hermano. “Empiezas a perder mucho. Empiezas a dejar ir muchas cosas, porque toda tu atención, tu foco y tu esfuerzo, todo está en encontrar a tu familiar”, señala. “Si ese acompañamiento se pudiera dar desde el principio, esa asesoría y sensibilidad, sería lo ideal”.
En el caso de Alexandra, el acompañamiento psicológico le ayudaría a hacer frente a un proceso penal que sigue abierto y ha sido tardado. Las sesiones de terapia que tuvo le han permitido sentirse más segura de sí misma, saber poner límites y reconocer una situación de violencia.
“Sería esa ayuda que necesitamos las personas, (…) el que nos brinden esa ayuda psicológica desde el inicio, junto con el peritaje psicológico inmediato, nos va a ayudar a empezar a terminar con ese ciclo de violencia y trabajar por nuestro bienestar”, comparte.
Las provincias de la costa mediterránea de España fueron puestas en alerta por la llegada de una DANA que podría generar inundaciones peligrosas. La emergencia llega dos semanas después de la devatadora DANA que dejó más de 200 muertos en Valencia.
Una nueva ronda de lluvias torrenciales ha puesto en estado de emergencia la costa mediterránea de España este miércoles.
El sur de Málaga, el este de Tarragona y la zona litoral de Valencia fueron puestos bajo alerta roja por las tormentas, que podrían descargar de hasta 180 litros por metro cuadrado en pocas horas y podrían provocar desbordamientos de ríos e inundaciones repentinas.
Las lluvias están siendo producidas por una nueva Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA).
Hace dos semanas una DANA causó devastadoras inundaciones en Valencia, donde murieron más de 200 personas y miles de vehículos y viviendas resultaron destruidos.
La Agencia Estatal de Meteorología de España (AEMET) envió una alerta masiva a los móviles de la provincia de Málaga pasadas las 22:00 hora local (21:00 GMT) del martes por la noche advirtiendo del “riesgo extremo” que se avecinaba.
Este miércoles algunos canales pluviales de Málaga ya mostraban la primera crecida desde horas de la mañana.
El sur de Granada y la zona costera de Valencia recibieron también una alerta naranaja por la previsión de lluvias de entre 40 y 120 mm. Se prevén vientos de hasta 119 kilómetros por hora y mar gruesa en Tarragona, Barcelona y Murcia.
En la ciudad de Málaga, los servicios de emergencia desalojaron a unas 3.000 personas de viviendas con alto riesgo de inundación cerca del río Guadalhorce, al oeste de la ciudad.
En otras zonas pidieron a los residentes que buscaran terrenos más elevados.
“PREVENIR antes que curar. Esa es la premisa que vamos a seguir en todo momento. Sé que la provincia de Málaga está, en buena medida, paralizada con las medidas adoptadas por los técnicos; pero el objetivo de todos es minimizar el impacto de la DANA. Mucha precaución, por favor”, dijo el presidente de la comunidad autónoma de Andalucía, Juanma Moreno, en su cuenta de X.
Las clases en los colegios en Málaga, Valencia y algunos municipios de Cataluña fueron suspendidas.
En Valencia, donde el gobierno regional ha sido duramente criticado por su actuación en la DANA de finales de octubre, las autoridades cerraron el puerto de carga y emitieron avisos para la población.
Se teme que el impacto de la lluvia sea grave debido a las cantidades de barro que hay y al estado de la red de alcantarillado, dijo Rosa Tauris, portavoz del comité de emergencias.
César Cabrera, de 32 años, un trabajador de alcantarillado de Pamplona que está prestando servicio en el municipio valenciano de Paiporta, el epicentro de la emergencia de Valencia, dijo a Reuters que estaban trabajando a contrarreloj para desatascar los desagües por si los ríos volvían a desbordarse.
“Estamos limpiando todo lo posible para que no se complique, intentando que el agua pueda fluir”, explicó. “Esperemos que no llueva mucho y poder controlar un poco la situación”.
Las tormentas que se avecinan también obligaron a suspender las labores de rescate de los equipos que siguen buscando desaparecidos frente a las costas de Valencia, según informó el servicio de salvamento marítimo español.
La DANA se forma cuando una zona de bajas presiones queda “aislada” del flujo principal de la corriente de chorro.
Esto significa que, en lugar de desplazarse a través de una región con relativa rapidez, permanece sobre la misma zona, provocando lluvias persistentes durante varios días.
El aire frío de las capas altas de la atmósfera se encuentra con el aire cálido procedente del Mediterráneo, lo que genera las condiciones de tormentas torrenciales.
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