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Flor fue acusada de matar a su esposo; él murió en accidente cuando la amenazaba con asesinarla
Flor fue acusada de matar a su esposo; él murió en accidente cuando la amenazaba con asesinarla
Ilustración: Andrea Paredes @driu.paredes y Jesús Santamaría @re_zndz
8 minutos de lectura

Flor fue acusada de matar a su esposo; él murió en accidente cuando la amenazaba con asesinarla

Flor era víctima de violencia física y psicológica por su esposo, quien murió en un accidente cuando ella intentaba entregarlo a la policía. Hoy, ella cumple una sentencia de 51 años de cárcel tras un proceso irregular.
08 de noviembre, 2024
Por: Dalila Sarabia
@Dalila_Sarabia 

Durante ocho años Flor Ayala fue víctima de violencia física y psicológica por parte de su esposo, frente a sus hijos. Su agresor amenazaba con matarla.

Flor y Juan Manuel se conocieron cuando ella tenía 17 años. Él era uno de sus vecinos en San Juan Tilpa, en Toluca, en donde ella vivía con su familia.

Su noviazgo duró dos años y “todo era miel sobre hojuelas”, recuerda la joven.

Sin embargo, apenas se fueron a vivir juntos, todo cambió. A diario la agredía física y psicológicamente, por lo que vivía aterrada de que su esposo cumpliera su palabra y la matara a golpes.

Guardó silencio, pero el 9 de agosto de 2020 dijo “basta” e intentó huir, pero su esposo se colgó del cofre de la camioneta en la que se resguardó con su hija de cuatro años.

El hombre y su familia rodearon la camioneta y la golpearon y patearon buscando que Flor bajara, sin embargo, la joven -en ese entonces de 27 años- sabía que si se bajaba la matarían, así que arrancó la camioneta confiando que Juan Manuel la dejaría ir.

Pero su esposo se aferró y continuó pegando al parabrisas mientras la camioneta avanzaba. Flor asegura que no conducía rápido, pero cuando le dijo que lo entregaría a la policía por todo el daño que le había hecho, él se soltó y cayó.

mujeres condenadas violencia
Foto: Cuartoscuro/Archivo

Seis días después el hombre murió en el hospital y hoy Flor cumple una condena de 51 años de prisión en el penal de Santiaguito en Almoloya de Juárez, pues la familia de su exesposo la acusó de haber planeado todo para matarlo, cuando lo único que buscaba era salir de ese círculo de violencia que era avalado y replicado por la madre y hermanos de su esposo.

Han pasado cuatro años desde que la detuvieron y lo único que pide a las autoridades es que revisen su caso para que adviertan todas las injusticias e irregularidades que se cometieron y cómo su abogado ignoró todo lo que ella le contó sobre la violencia de la que era víctima, por lo que no se le juzgó con perspectiva de género.

“Estoy pagando por haber sido violentada”, reclamó Flor.

Aunque prácticamente está abandonada en el penal de Santiaguito, pues su hermana solo la puede visitar una vez al mes, Flor entabló contacto con la abogada Leticia Fernández de la Fundación Mujeres Construyendo -con sede en Toluca, Estado de México- quienes tomaron su caso y la asesoran con el objetivo de que se revise su proceso, pues acusan que desde su detención y hasta su sentencia las autoridades violaron reiteradamente sus derechos humanos.

“Es una locura, violentaron todos sus derechos humanos, todo se manipuló (…) y fue una defensa deficiente”, explicó Fernández.

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“Viví un infierno”

Tras sostener un noviazgo de dos años en los que no sufrió ningún tipo de violencia, Flor se casó con Juan Manuel con quien procreó dos hijos: Joan y Valentina.

“Durante el tiempo que viví con él era muy violento conmigo. Me golpeaba y me maltrataba mucho (…) era muy celoso conmigo”, compartió Flor.

Y aunque la mujer, hoy de 31 años, acepta que “no era vida estar ahí” porque sus hijos eran testigos de la violencia que sufría, nunca le dijo a su familia lo que sucedía.

“Era un infierno, siempre me amenazaba que me iba a matar, que me iba a quitar a mis hijos y yo tenía mucho miedo”, agrega Flor.

Cuando su mamá o alguien de su familia la visitaba y veía los moretones en su rostro o cuerpo ella les decía que se había caído o se había golpeado haciendo las labores del hogar.

La familia de su esposo -que podría haberla ayudado- también la violentaba. Le gritaban y la humillaban en cada ocasión que podían.

“Me decían muchas groserías, yo ya no podía estar con ellos, hasta pensaba ya en matarme para que se acabara todo, pero la verdad no tenía el valor de hacerlo por mis hijos”, dijo la joven.

En una ocasión fue a denunciarlo. Incluso, recuerda, le enviaron a su esposo un citatorio para que se presentara, pero después Flor ya no le dio seguimiento porque -como siempre pasaba- él le decía que iban a echarle ganas.

“Y yo siempre de tonta le creía que iba a cambiar y que íbamos a estar bien”, acepta.

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“Fue un accidente”

El 9 de agosto de 2020 la familia de su esposo organizó una fiesta por lo que Flor, su esposo y sus dos hijos llegaron desde muy temprano a la casa de sus suegros.

Ahí desayunaron y mientras ella ayudaba en la preparación de la comida, su esposo y sus hermanos comenzaron a ingerir alcohol.

Ya en la fiesta, contó Flor, su hija se mojó su ropa, por lo que pensó en volver a su casa para cambiarla y así evitar que se fuera a enfermar.

“Yo me levanté (de la mesa) y mi esposo me empezó a jalonear de la mano diciéndome que a dónde iba. Me empezó a ofender (…) con muchas palabras hirientes’”, narró Flor.

“Empezó a pellizcarme mis brazos y le dije que me dejara”, detalló.

En ese momento, recuerda, él volteó a verla con una “cara llena de rabia y de coraje”, por lo que tomó en brazos a su hija y salió corriendo de la casa para resguardarse en la camioneta que tenían.

La prendió y puso los seguros. De inmediato salió él queriéndola bajar del auto.

“Intentó abrirme mi vidrio donde yo iba manejando y metía su brazo hasta abajo queriendo quitar el seguro y yo se lo empujaba y no dejé que me abriera la puerta”, agregó la mujer.

“Empezó a decirme que me bajara, que me iba a matar, que no me la iba a acabar”.

Al escuchar el alboroto también su suegra y sus cuñados salieron de la casa y comenzaron a patear la camioneta para que Flor se bajara.

“Ellos nunca me defendían o calmaban a su hijo… muchas veces me golpeó delante de ellos, entonces yo me arranqué con él. Él se subió al cofre y avancé cuatro cuadras”, explicó.

mujeres condenadas violencia
Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

Mientras ella avanzaba, él permanecía arriba del cofre de la camioneta gritándole que se bajara porque iba a matarla.

Flor recordó que muy cerca de ahí, en un crucero, se estacionaban unas patrullas, por lo que pensó en llegar hasta ahí y pedir ayuda.

Mientras conducía le gritó que lo llevaría hasta con los policías.

“Cuando ya faltaba poco para llegar al crucero donde estaban las patrullas él se soltó del parabrisas y se cayó. Me detuve de inmediato y enfrente de ese lugar había muchos chicos jugando frontón y salieron las vecinas. Yo estaba asustada, empecé a gritar, a pedir ayuda. A un chico le di las llaves de la camioneta y le fue avisar a su familia, su familia llegó muy violenta, diciéndome muchas groserías llegó la ambulancia, las patrullas y toda la atención se centró en ayudarlo”, narró Flor.

Sus cuñados no permitieron que ella se subiera a la ambulancia para acompañarlo y tampoco dejaron que se subiera a la patrulla para explicar lo sucedido.

Seis días después, por trauma craneoencefálico, el esposo de Flor murió en el hospital.

“Yo no quería que eso pasara (…) él sabía que lo iba a entregar (a los policías) por eso se soltó”, sostiene Flor.

Autoridades la engañan para detenerla; recibe sentencia de 51 años en prisión

Desde el día en el que su esposo cayó de la camioneta, Flor no tuvo noticias de su hijo Joan -en ese entonces de ocho años- quien se quedó en la casa de sus abuelos paternos, y aunque ella les pidió que se lo devolvieran, ellos se negaron.

Así, mientras su esposo estaba hospitalizado, ella acudió al Centro de Justicia para Mujeres con sede en Toluca para levantar una denuncia por la sustracción de su hijo.

Dos meses más tarde, el 25 de octubre, la Fiscalía del Estado de México se comunicó con ella para notificarle que tenían noticias sobre su hijo, por lo que debía acudir personalmente.

Sin saber que se trataba de una trampa, la mujer se trasladó al lugar que le indicaron.

Ahí la esperaban dos hombres y dos mujeres quienes la detuvieron por el delito de homicidio calificado en contra de su esposo.

“Me suben al carro y me llevan a la Fiscalía de Toluca donde me toman mis huellas, me toman fotografías e inmediatamente me ingresan al penal de Almoloya de Juárez, Santiaguito”, contó Flor.

Como pudo se puso en contacto con su mamá que vive en el norte del país para que pudiera, antes que cualquier cosa, buscar a su hija y resguardarla.

Contrataron un abogado para apoyarlas en su juicio, sin embargo, desechó todo lo que Flor le contó respecto a la violencia que vivió al lado de su esposo.

También ignoró que aquel día -cuando él tuvo el accidente que le costó la vida- ella lo que buscaba era ponerse a salvo porque estaba segura de que si se bajaba de la camioneta él la mataría.

Nada de eso fue tomado en cuenta. Solo se escuchó la versión de la familia de su exesposo quienes la denunciaron ante las autoridades.

De hecho, durante el juicio, dijo, la familia de su exesposo continuó amenazándola.

“Me dijeron que ellos conocían mucha gente y que me iban a refundir (en la cárcel)”, compartió.

Once meses después de haber sido detenida, Flor recibió una condena de 51 años de prisión por el delito de homicidio calificado.

“Hay muchas injusticias (…) les diría a las autoridades que revisen los caso por caso y prueba por prueba, que no lo dejen así y quieran dar una sentencia sin acreditar que sí se haya cometido el hecho o no”, exigió Flor desde el penal de Santiaguito en Almoloya de Juárez.

Una vez al mes recibe visita y dentro de prisión vende gelatinas para poder ganar algún dinero y costear las necesidades que tiene dentro del penal.

Estudia artes plásticas y lucha por recuperar sus papeles de identificación, como su acta de nacimiento y credencial de elector -mismas que le quitaron al ingresar al penal- a fin de que se pueda inscribir y estudiar el bachillerato.

“Estoy pagando por haber sido violentada (…) pero voy a seguir trabajando con todo para poder estar con mis hijos, por estar libre y por otra oportunidad”, concluyó Flor.

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Latam-GPT, el proyecto que busca ser el primer modelo colaborativo de IA de América Latina
9 minutos de lectura

La iniciativa, que se lanzará a mediados de junio de 2025, busca convertirse en el primer modelo de inteligencia artificial (IA) colaborativo de América Latina y el Caribe, cuya naturaleza promete ser “pública, abierta e inclusiva”.

17 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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“La cultura latinoamericana es una amalgama vibrante de raíces indígenas, influencias africanas y herencia europea. Se caracteriza por su rica diversidad en música, danza y gastronomía, reflejada en festivales como el Carnaval y la Feria de las Flores”.

Esa es parte de la respuesta que le dio ChatGPT a los investigadores del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia) de Chile, cuando le pidieron una “descripción de la cultura latinoamericana” en 500 caracteres.

“Su arte, desde el muralismo hasta la literatura, muestra una profunda conexión con la historia y la identidad local. La calidez, el sentido de comunidad y la celebración de la vida son pilares que enriquecen esta dinámica y diversa cultura”, agregó.

La respuesta del modelo refleja una de las varias razones por las que el organismo decidió impulsar la creación de Latam-GPT, un nuevo modelo de lenguaje de y para América Latina y el Caribe.

Sus promotores consideran que, aunque “los modelos de Lenguaje de Gran Escala (LLM, por sus siglas en inglés) actuales son de alta calidad, su comprensión del contexto latinoamericano podría enriquecerse y perfeccionarse”.

La iniciativa, que se lanzará a mediados de junio de 2025, busca convertirse en el primer modelo de inteligencia artificial (IA) colaborativo de América Latina y el Caribe, cuya naturaleza promete ser “pública, abierta e inclusiva”.

El proyecto fue anunciado en la Cumbre para la Acción sobre la Inteligencia Artificial, que se desarrolló los pasados 10 y 11 de febrero en París, y se trata de un modelo de Lenguaje de Gran Escala, similar al Chat-GPT o DeepSeek, cuyo objetivo principal es “reflejar la cultura, el lenguaje y la historia” de la región, ofreciendo “información más precisa y representativa de los contextos locales”.

El Cenia de Chile viene trabajando desde hace dos años en el proyecto, con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación chileno. El esfuerzo, sin embargo, no es exclusivo de ese país.

La iniciativa se ha desarrollado en conjunto con más de 30 instituciones y 60 expertas y expertos a nivel regional.

“La importancia de este modelo radica en que permite que la cultura, la idiosincrasia, la visión de mundo que proviene de la historia de América Latina esté plasmada en un modelo de lenguaje, que es la tecnología realmente más transformadora que hemos visto en las últimas décadas”, le dice a BBC Mundo Rodrigo Durán, gerente del Cenia de Chile.

“Y este ha sido un esfuerzo colaborativo, donde distintos países de la región han aportado no solamente con datos que representen esa cultura sino también con conocimiento, con expertise técnica, con su propia visión de cómo tiene que funcionar una solución de estas características”, explica.

Para el Cenia, este proyecto le permite a la región decir “nosotros también podemos”, cuando se trata de desarrollar inteligencia artificial.

“Y no solo eso, sino que también nos permite sacarle partido para ponerla al servicio de las personas y construir soluciones (específicas para el contexto latinoamericano)”, agrega Durán.

El proyecto ya cuenta con alianzas estratégicas con países como México, Colombia, Ecuador, Argentina, Perú, Uruguay, Costa Rica, España y Estados Unidos, lo que ha permitido generar un corpus de datos que ya alcanza 50 billones de parámetros, comparable al ChatGPT-3.5 de OpenAI.

Pantalla de móvil con los iconos de Perplexity, DeepSeek y ChatGPT
Getty Images
¿Podrá equipararse Latam-GPT con otros modelos de IA ya en el mercado?

Modelo propio de América Latina y el Caribe

Desde el organismo explican que, hasta ahora, se ha logrado reunir más de 8 TB (terabytes) de información provenientes de bibliotecas virtuales de organismos tanto privados como públicos, para alimentar su algoritmo.

Chile es el país que ha coordinado los esfuerzos para la consolidación del modelo. Y un elemento fundamental es la infraestructura de alto rendimiento que la Universidad de Tarapacá (UTA), en el marco de su plan estratégico, pondrá a disposición de esta iniciativa.

La casa de estudios, ubicada en la ciudad de Arica en el norte chileno, invirtió en la compra de un supercomputador que permitirá entrenar al modelo de lenguaje.

El procesador aún está en fase de importación desde Estados Unidos. Una vez que llegue a Chile, explican, será el que entrene el modelo.

Ese proceso, dicen conocedores del tema, podría tardar entre 35 y 40 días de funcionamiento continuo del supercomputador.

Omar Florez, de Perú, trabajó durante una década en Silicon Valley y ahora está a cargo del preentrenamiento del nuevo Latam-GPT. De hecho, cuenta que se radicará en Chile por unos meses con ese objetivo.

El experto explica a BBC Mundo que actualmente se encuentran en la fase de filtrar y organizar la información que se recopiló, además de medir su valor y de hacer pruebas de entrenamiento a menor escala para evitar errores en el modelo final.

Por otro lado, destaca que se están realizando pruebas de alineamiento para que la máquina comience a desarrollar un “sentido común” y pueda responder a los usuarios con base en el conocimiento recopilado con el que se alimentará el sistema.

Históricamente Latinoamérica ha sido un espectador en esta área y este quizás es un primer paso para la independencia tecnológica de nuestra región en términos de inteligencia artificial”, dice Florez.

Procesamiento de datos
Getty Images
La Universidad de Tarapacá, de Chile, invirtió en la compra de un supercomputador que permitirá entrenar al modelo de lenguaje.

El investigador y desarrollador destaca que ahora están haciendo llamados amplios al mundo académico, científico y estatal para que colaboren en la primera fase del lanzamiento, permitiendo que, con el aporte de los usuarios, próximas versiones puedan alcanzar mayores niveles de sofisticación.

Si todo sale cómo está planeado, los usuarios podrán tener acceso al primer modelo en junio de este año y comenzar a utilizarlo en tareas básicas de su día a día, tal como lo hacen hoy con otros sistemas de inteligencia artificial. Lo mismo respecto de organismos públicos y privados que quieran incorporarlo en sus flujos de trabajo.

El proyecto regional se ha financiado con fondos del Cenia de Chile, quienes ya han desembolsado alrededor de US$300 mil. Un convenio con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y el Ministerio de Ciencia de Chile inyectará otros US$250 mil durante 2025.

En la infraestructura que facilitará la Universidad de Tarapacá, en tanto, se invirtieron alrededor de US$4,5 millones.

La ministra de Ciencia y Tecnología de Chile, Aisén Etcheverry, destaca el valor geopolítico del proyecto y afirma que “los modelos de lenguaje son la esencia de la inteligencia artificial y hoy solo son desarrollados por Estados Unidos, por China, por algunos países de Europa”.

“Contar con un modelo de lenguaje latinoamericano; que dé cuenta de nuestra cultura, de nuestro idioma, de nuestra aproximación a la vida, nos permite avanzar en una inteligencia artificial más sustentable”, sostiene.

¿Soberanía tecnológica?

Ulises A. Mejías, doctor en Educación (EdD) en Comunicación, Computación y Tecnología de la Universidad de Columbia y hoy profesor en la Universidad Estatal de Nueva York en Oswego, ha estudiado durante años la relación entre el poder y la tecnología.

Junto al académico inglés Nick Couldry, Mejías desarrolló una teoría que apunta a que el proceso de datificación, o el que toda nuestra vida esté cuantificada en datos, representa una nueva forma de colonialismo.

Desde esa perspectiva, el académico de originen mexicano analiza lo que sabemos de Latam-GPT.

En conversación con BBC Mundo, el experto se muestra escéptico respecto a que iniciativas locales como estas puedan suponer mayores niveles de soberanía tecnológica para la región.

“Estas cuestiones representan dimensiones coloniales del lenguaje, el conocimiento y la tecnología que no podemos evitar”, dice.

“Esta es la propuesta más grande, ambiciosa y mejor financiada que he visto” en América Latina, sostiene, pero agrega: “No confío en los proyectos que intentan diferenciarse de los modelos de IA generativa (GenAI) ofrecidos por empresas de EE. UU. y China, pero no cuestionan la premisa básica de estos modelos”.

“He visto propuestas para crear modelos GenAI que sirvan a regiones específicas, como América Latina en este caso, o a grupos minoritarios específicos; IA feminista, IA indígena…Pero no he visto mucho en cuanto a cómo estos proyectos cuestionan el funcionamiento de la GenAI y para qué sirve”, subraya.

En ese sentido, Mejías se pregunta: “¿Intenta el proyecto Latam-GPT proporcionar una nueva respuesta a la pregunta de para qué sirve la GenAI? ¿O deja sin cuestionar la suposición de que la inteligencia artificial general sirve básicamente para reducir los costos laborales y maximizar las ganancias empresariales?”.

Impacto ambiental y protección de datos

Está bien documentado el impacto ambiental que tiene el entrenamiento y alimentación continua de los modelos de Lenguaje a Gran Escala.

No solo en términos de su huella de carbono y su consumo energético, sino también respecto de su huella hídrica.

En 2021, el científico informático estadounidense David A. Patterson publicó un estudio en el que estimó que entrenar un modelo de lenguaje como Meena, de Google, es equivalente a un recorrido de 242.231 millas (389.937 km) en un vehículo de pasajeros promedio.

Mientras que en 2024, un artículo de The Washington Post estimó, junto a la Universidad de California-Riverside, que generar un texto de 100 palabras en ChatGPT consumiría, en promedio, 519 mililitros de agua.

¿Qué impacto ambiental podría tener entonces Latam-GPT?

Según explican en el Cenia de Chile, la infraestructura de la Universidad de Tarapacá tendría un consumo de 135 kWh en su primera etapa, que es lo que consumen 12 servidores de 8 GPU H200 Nvidia y su sistema de refrigeración.

“Este sistema de refrigeración no genera consumo hídrico debido a la disponibilidad de energía barata y abundante en Arica. Dada la composición de la matriz energética de Arica (99% de ERNC entre solar e hídrica), las emisiones de CO2 asociadas al entrenamiento son de 0,96 toneladas”, apuntan desde el organismo.

El Cenia destaca que la abundancia de energía solar en el norte de Chile “permite opciones de enfriamiento sin agua más eficientes y amigables con el medio ambiente”.

La Universidad de Tarapacá se encuentra en la ciudad de Arica, en el norte de Chile.
Getty Images
Una de las sedes de la Universidad de Tarapacá se encuentra en la ciudad de Arica, en el norte de Chile. Ahí se entrenará el modelo de Latam-GPT.

Si el calculo del Cenia es correcto, el entrenamiento del modelo requerirá menor esfuerzo que los grandes modelos de OpenAI o Google.

De todas formas, esto son estimaciones que solo se podrán confirmar luego de que el modelo se entrene.

Otra duda que surge respecto de este tipo de modelos de inteligencia artificial es el tratamiento y la protección de los datos tanto públicos como privados que alimentarán sus funciones.

Los promotores del proyecto señalan que la política principal para el resguardo de la propiedad intelectual y los derechos de autor será la transparencia.

En ese sentido, destacan que establecerán medidas como el uso de fuentes abiertas, el respeto a los términos de servicio de las fuentes de datos, la extracción de datos mediante API (Interfaz de Programación de Aplicaciones), lo que permite acceder a datos de un servicio de forma estructurada y autorizada cuando sea requerida, la anonimización de datos personales y el cumplimiento de las leyes de derechos de autor.

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