Cynthia tiene 5 años de haberse divorciado, y desde entonces se ha encargado de sacar adelante a tres hijos de 12, 8 y 7 años, y es la cabeza de su hogar. Para Ludys no significa un problema mudarse de ciudad si eso le representa mejores oportunidades para ella y su hijo de años. Desde que se divorció ha cambiado de residencia en cuatro ocasiones.
Rosita tiene un hijo de más de 20 años que presenta síndrome de Gray. Este padecimiento le ha dejado importantes secuelas a las que Rosita les ha hecho frente con la ayuda de su suegra y su esposo, y ahora también hace trabajo comunitario. Por su parte, Jessica, de 33 años y con un hijo de 2, puede dar testimonio de que se puede ejercer la crianza monoparental y desarrollarse profesionalmente al más alto nivel.
Son cuatro mujeres, como millones en México y América Latina, que por diversas razones han logrado salir adelante y tomar el control de su vida, sin importar los obstáculos.
“Yo me parto en dos. Soy la que los lleva en la mañana a la escuela; me organizo en mi trabajo; les preparo su lunch y a las cuatro los recojo”. Así resume Cynthia su día a día en el municipio de Guadalupe, Nuevo León.
Ludys es nacida y criada en Colombia. En su país estudió y se ha desarrollado profesionalmente. Ella nos contó su historia: “Soy parte de la población de mujeres que sacan a su hijo solita. Con un matrimonio fallido, me quedé sola con mi hijo. He trabajado en ventas de alimentos, de tecnología, de maquinaria agrícola, en cine, bueno, en muchas cosas. Pero pues trabajo es trabajo. Siempre que sale trabajo yo lo tomo”.
“Cuando nació mi hijo, en 2002, nació con malformaciones, por su diagnóstico nos teníamos que despedir de él todos los días, por este síndrome extraño. Y pensé: me pongo a llorar o digo aquí estoy y voy a dar lo mejor para sacar al hijo adelante que quedó con secuelas importantes”. Así resume Rosita, quien ha vivido toda su vida en Chile, su situación de hace dos décadas. Desde entonces tocó puertas, se endeudó, nunca dejó de trabajar y todo en medio de rehabilitación y cirugías para su hijo.
Jessica vive en Monterrey y su hijo nació en los días de pandemia. Conforme regresó la presencialidad ha logrado encontrar la manera de combinar su trabajo con la crianza muy presente que quiere ejercer. El home office o el sistema híbrido le han permitido crecer profesionalmente y no perderse las sesiones de estimulación temprana de su hijo. “Aprender a ser mamá y aprender también a una nueva manera de trabajar; me estoy enfrentando a todo”, dice.
Actualmente, Cynthia es líder de una tienda OXXO en el municipio de Guadalupe, NL. En Bogotá, Ludys es administradora en una Farmacia Cruz Verde, una cadena de farmacias en Colombia y otros países del sur de América Latina. Rosita trabaja en el área de beneficios en FEMSA Salud, en Chile. Jessica, por su parte, es Communication Specialist en Spin.
Todas son empresas de FEMSA, que tiene un Área Corporativa de Justicia, Equidad, Diversidad e Inclusión (JEDI) que establece los lineamientos para garantizar un entorno laboral justo, equitativo, diverso e inclusivo.
Antonieta Maruri, en el área de JEDI FEMSA, explica en entrevista que la norma JEDI es de cumplimiento obligatorio para todas las Unidades de Negocio de FEMSA.
“A través del cumplimiento de nuestra norma JEDI aseguramos impulsar la justicia, equidad, diversidad e inclusión como un diferenciador competitivo que nos permite lograr nuestra visión de generar valor económico y social. Estos lineamientos corporativos establecen los deberes de los líderes y colaboradores, mecanismos para prevenir y mitigar situaciones de desigualdad. Esto nos permite continuar impulsando la equidad de género y otras diversidades en todos los países donde operamos, y fomentamos un ambiente laboral justo, equitativo, diverso e inclusivo, en el cual todas las personas tengan acceso a oportunidades y espacios para aportar valor desde sus más genuinas y auténticas características”, indica.
En FEMSA la participación de la mujer es medida y monitoreada de manera constante para evaluar avances, identificar desafíos de mejora y asegurar que la estrategia sea sostenible en el tiempo. Al cierre de 2024, 45 por ciento de su fuerza laboral estaba conformada por mujeres. En tanto, en cargos de dirección y gerencia el porcentaje es de 33 por ciento, un aumento significativo, pues en 2020 era de 20 por ciento.
“Contamos con una meta pública de 40 por ciento de representación de mujeres en dirección y gerencias para el año 2030. Esta meta ha permitido avanzar de forma sostenible a lo largo de todas nuestras unidades de negocios, impulsando el talento de mujeres”, asevera Maruri.
Mientras esto sucede, Cynthia ya tramitó el crédito para su casa para, por fin, dejar de rentar y estar más tranquila en un hogar con sus hijos. “Como mi caso, hay muchos, y es difícil salir adelante, estar sola y batallar con tres niños, pero ahorita este año se me han acomodado las cosas muy bien. Vienen muchas cosas buenas”, anticipa.
Ludys, por su parte, quiere seguir creciendo académicamente, continuar con la universidad y tomar algunos diplomados. “Con la compañía, cumplir todos los indicadores propuestos para seguir aprendiendo, creciendo dentro de la compañía, la idea es aportar cada día más”, considera.
Para Jessica este año será de crecimiento profesional, pero también clave para comenzar a formar un patrimonio para su hijo. “El resultado de ese crecimiento que estoy buscando es poderle brindar las herramientas para que él pueda alcanzar sus sueños y poder estar con él”, reflexiona.
Rosita en cambio quiere ayudar a más personas y comunidades a entender y hacer frente a las discapacidades intelectuales. Incansable, sabe que su experiencia puede servir a muchas mujeres como ella.
Nota del editor: Esta publicación se realiza con base entrevistas e información de FEMSA como parte de las alianzas estratégicas de Grupo Editorial Criterio.