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En la despenalización del aborto, los contrastes prevalencen en AL: Colombia va a la vanguardia, Centroamérica se rezaga
En la despenalización del aborto, los contrastes prevalencen en AL: Colombia va a la vanguardia, Centroamérica se rezaga
FOTOS: Cuartoscuro
8 minutos de lectura

En la despenalización del aborto, los contrastes prevalencen en AL: Colombia va a la vanguardia, Centroamérica se rezaga

Mientras Colombia, Uruguay y Argentina han dado pasos firmes hacia la despenalización, en El Salvador y Honduras se mantiene una visión que criminaliza a las mujeres. En México, la despenalización se ha concretado en 11 entidades a través de reformas u órdenes judiciales.
12 de diciembre, 2022
Por: Marcela Nochebuena

La despenalización del aborto en América Latina está marcada por los contrastes: mientras Colombia logró este año la legislación más avanzada, que legaliza el aborto a nivel nacional hasta la semana 24, Centroamérica aún se enfrenta a rezagos que se traducen en batallas legales para lograr que las mujeres accedan al aborto aun en casos de emergencias obstétricas. 

La sentencia C-055 de Colombia, publicada el 21 de febrero, incluso va más allá: establece que el Congreso y el gobierno nacional, además de cumplirla de manera inmediata, están obligados a implementar una política pública integral que, como mínimo, debe contener la divulgación clara de las opciones disponibles durante y después del embarazo, y la eliminación de cualquier obstáculo para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos

Además, se mandata la existencia de instrumentos de prevención del embarazo y planificación, el desarrollo de programas en materia de educación sexual y reproductiva, medidas de acompañamiento a las mujeres gestantes y medidas que garanticen los derechos de los nacidos en circunstancias donde se deseaba el aborto.

En contraste, en la misma región siguen existiendo retrocesos o leyes que penalizan absolutamente el aborto, como ocurre en El Salvador, que no solo prohíbe cualquier tipo de aborto, sino que ejerce una persecución penal en un contexto de criminalización generalizada, donde incluso las mujeres que enfrentan emergencias obstétricas —abortos espontáneos o partos extrahospitalarios— pueden vivir esta situación, explica en entrevista Carmen Cecilia Martínez, directora asociada de estrategias legales del Centro de Derechos Reproductivos para América Latina y el Caribe.

De acuerdo con la OMS, en los países donde hay más restricciones en torno al aborto, solo uno de cada cuatro que se realizan es seguro. En cambio, casi nueve de 10 resultan seguros en aquellos países donde este procedimiento es ampliamente legal.  

Si bien los contrastes hablan de una dualidad en la región, acota Martínez, al mismo tiempo el balance de los últimos dos o tres años puede considerarse positivo. La mayoría de los países de la región sigue penalizando el aborto de una u otra forma, cuando ya está comprobado que las restricciones no reducen la posibilidad de que las mujeres y personas gestantes busquen este servicio, sino que las orillan a que pueda resultar inseguro. 

“Colombia hoy está al más avanzado nivel en la región, porque lo que queda allí es un delito que sigue existiendo, porque todavía permea el estereotipo de que las mujeres o las personas con capacidad de gestar tienen como último fin la reproducción, y de alguna forma se perpetúa ese rol con la prevalencia del delito en el sistema penal, pero lo cierto es que despenalizar el aborto hasta la semana 24, y que además se pueda acceder a partir de las causales que ya existían —sin límite de tiempo en caso de peligro para la salud o la vida de la madre, malformaciones del feto o violación y fecundación no consentida—, pone a Colombia alineada no solamente con los estándares internacionales de derechos humanos, sino con las últimas directrices que sacó la OMS sobre la atención para el aborto”, señala Martínez. 

En sus nuevas directrices publicadas este año, además de las recomendaciones médicas respecto al aborto, la OMS recomienda eliminar todos los obstáculos normativos innecesarios para el aborto seguro, como la penalización, los tiempos de espera obligatorios, los requisitos relativos a que personas o instituciones den su aprobación, así como los límites respecto del momento del embarazo en que puede realizarse un aborto. Todas esas barreras, señala la organización, pueden provocar retrasos críticos. 

“La recomendación es justamente la abolición de la regulación penal del aborto; se recomienda eliminarlo de todas las leyes penales y garantizar así que no haya sanciones por tener, asistir, proporcionar información sobre aborto o el servicio per se. Lo que se ha comprobado es que la existencia del delito no persuade a las mujeres de que no lo vayan a buscar, sino que además puede ser regulado por otras vías, como el sistema de salud; así es en Canadá y Nueva York”, explica Martínez. 

En la región no logra distinguirse, añade, cómo es que el aborto es un derecho y un servicio esencial de salud, que según la OMS debe estar disponible todo el tiempo —incluso en época de COVID-19—, y al mismo tiempo es un delito. Esta dualidad no permite diferenciar las formas de prestación entre lo que es legal y aquello que la ley dice que no lo es, por lo que estas normas terminan dificultando el acceso a información, confidencialidad, al secreto profesional y a otros servicios. 

Roe vs. Wade: Latinoamérica vs. Norteamérica

En una región que sigue conservando uno de los índices más altos de muertes maternas en el mundo —67 por cada 100 mil nacidos vivos—, ha crecido una conciencia colectiva y regional para liberalizar las leyes de aborto y alinearlas con las obligaciones internacionales. Antes de Colombia, en 2012 Uruguay despenalizó hasta las 12 semanas y Argentina en 2020 hasta las 14. En Cuba, ha estado despenalizado hasta la doceava semana desde los 60.

En México, solo ha ocurrido por entidades desde 2007, cuando fue despenalizado en la capital para las primeras 12 semanas de gestación. Hasta ahora, la despenalización del aborto voluntario bajo ciertas condiciones ha alcanzado a 11 estados: CDMX, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California, Colima, Coahuila, Sinaloa, Guerrero, Baja California Sur y Quintana Roo. A esto se suma la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) del 7 de septiembre de 2021, mediante la cual resolvió que es inconstitucional criminalizar el aborto de manera absoluta.

En contraste, el 24 de junio, la Corte Suprema de Estados Unidos anuló la histórica sentencia conocida como Roe vs. Wade, que desde 1973 garantizaba el derecho al aborto en el país. Esa decisión —con votación dividida— abrió el camino para que el aborto pueda ser penalizado en los estados que lo consideren. 

Para Martínez, es innegable que existen discursos, narrativas e incluso movimientos muy organizados y con capacidad de responder e intentar poner sobre la mesa una agenda que no es la de derechos humanos, con información que no está ajustada a la investigación científica y no está libre de sesgos ni discriminación. Por ello, el movimiento feminista latinoamericano ha sido muy fuerte en desmitificar esos discursos. 

“Frente a la penalización del aborto, no estamos diciendo que no tenga que estar regulado, sino que debería estarlo en el sistema de salud, ¿qué otro servicio se encuentra regulado por fuera y en el sistema penal, en particular? Es un delito que nace a partir de los estereotipos, y con evidencia se ha demostrado que en los países que han apostado a la despenalización, como Canadá, sus índices fueron descendiendo”, señala.

Del mismo modo, la educación sexual ha sido también un factor clave. Ante la insistencia de grupos antiderechos, Martínez subraya la importancia de recordar que no se trata de si estamos de acuerdo o no con el aborto, ni mucho menos de la obligatoriedad de acceder a él, sino de que esté disponible para quien lo necesite. 

El movimiento latinoamericano, desde su perspectiva, ha acertado en esa concientización que se conoce como despenalización social. En ese terreno, basta con la conciencia de que tiene que estar disponible para las mujeres que lo necesitan, y sobre todo para aquellas que viven otras vulnerabilidades, porque la criminalización no le ocurre a las mujeres que cuentan con los recursos económicos suficientes. 

Rezagos en Centroamérica y precedentes para el personal de salud

Manuela era una mujer que en febrero de 2008 transitaba su tercer embarazo. Además, padecía cáncer linfático que no había sido diagnosticado. A pesar de que acudió varias veces a los servicios médicos de El Salvador, nunca la derivaron a atención especializada para identificar qué causaba sus tumoraciones en el cuello. 

Era una mujer cabeza de familia, tenía dos hijos y vivía en un contexto rural. Un día tuvo una emergencia obstétrica: un parto extrahospitalario le provocó un desmayó y le sobrevino una hemorragia. La trasladaron al hospital, que se encontraba a unas cuantas horas, en una hamaca. Cuando finalmente llegó, en lugar de brindarle atención médica —porque ya tenía síntomas de preeclampsia grave—, el personal de salud le hizo un interrogatorio y activó el sistema penal.

La doctora, además, sostenía que estaba escondiendo el producto de una infidelidad y había cometido un delito. A partir de ahí, se rompió el secreto profesional y se desencadenaron violaciones a sus garantías judiciales, sin que se le otorgara su derecho a una defensa. Manuela fue condenada a 30 años de prisión por homicidio agravado. En la cárcel, su estado de salud se deterioró por el cáncer y falleció.

Este caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2010 y la sentencia fue notificada apenas en noviembre de 2021. En ella, se establecen reparaciones estructurales: el diseño de una regulación clara sobre los alcances del servicio profesional médico, la protección de la historia clínica, estándares para una regulación que establezca expresamente que el personal médico y sanitario no tiene una obligación de denunciar a mujeres que hayan recibido atención médica por posibles abortos, entre otros. 

Además, ordenó que se creara un protocolo de atención a mujeres que experimentan eventos obstétricos, subraya Martínez, quien fue litigante en el caso, con criterios claros para que accedan a información y servicios de salud. Para ella, se trata de una gran medida de no repetición para que el personal de salud no pueda ser criminalizado por proteger el secreto profesional y para que las mujeres que viven emergencias no sean perseguidas. Pero a un año de esta sentencia, las mujeres siguen enfrentando la penalización en ese país y otros de Centroamérica. 

La sentencia Manuela y otros vs. El Salvador debería ser un referente para reabrir la discusión pública en las instituciones de poder respecto de los efectos desproporcionados de la criminalización del aborto, y tendría que ser cumplida íntegra y prontamente por los poderes de ese país, pero también tener un impacto en América Latina, o al menos los Estados que forman parte de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, sostiene Martínez.  

“Los estándares que crea la sentencia son importantísimos y, desde el Centro, pero también con muchas organizaciones de la región que hacen parte de la ola verde, estamos trabajando, porque uno pensaría que solo en El Salvador pasan estas cosas, pero lo cierto es que, en países como Honduras, Ecuador, incluso en Colombia, hay todavía casos de criminalización de personas por el supuesto delito de aborto, y muchos de estos casos se activan justamente a partir de una notificación por parte de los operadores de salud, a los que no les corresponde de ninguna forma perseguir penal o criminalmente a las personas que buscan un servicio de salud”, subraya.

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Imagen BBC
Cinco cosas que quizás no sabías sobre la Capilla Sixtina, sede del cónclave para elegir al nuevo papa
9 minutos de lectura

Es una joya del Renacimiento que para el papado fue una audaz afirmación del estatus espiritual y político del Vaticano, de Roma y de la Iglesia católica.

04 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Capilla Sixtina lista para el cónclave
Getty Images
La Capilla Sixtina alberga a unas 200 personas en misas o hasta a 20.000 de los alrededor de 25.000 visitantes que llegan a diario, 5 millones al año. Aquí se ve lista para el cónclave de 2025.

En un lugar con más de cinco siglos y medio de historia, ubicado en el Estado más pequeño de todos, tienen lugar unas elecciones que intrigan a gran parte del mundo, ya sea por razones religiosas, políticas, sociales o intelectuales.

Pero atañen particularmente a los alrededor de 1.400 millones de fieles católicos, pues se trata de la selección del sucesor de San Pedro, el primer papa ordenado por Jesús.

Según esa tradición, la línea ininterrumpida de sucesores que ha habido desde entonces ha asegurado que los mensajes y enseñanzas que Cristo les dio a los apóstoles se hayan transmitido y permanecido inalterados.

Los cardenales con voz y voto en la trascendental decisión sobre cuál de los príncipes de la Iglesia católica apostólica romana será el sumo pontífice se congregaron por primera vez en la Capilla Sixtina en 1492.

Pero no era la única sede de cónclaves, hasta que en 1878 se convirtió en la permanente.

Desde entonces, durante ese paréntesis en el que se elige a un papa, es en la delgada chimenea que está en su techo y no en sus magníficas obras de arte donde se fijan los ojos del mundo, a la espera de señales de humo, las únicas pistas de lo que está ocurriendo en su interior.

Y es que, a partir del momento en el que se proclama extra omnes, y todos los que no forman parte del cónclave se retiran, los cardenales electores se quedan encerrados entre esas cuatro paredes y con un techo tapándoles el cielo.

Suena claustrofóbico, ¡pero qué paredes y qué techo!

La Capilla Sixtina es una obra de arte que a lo largo de los siglos ha dejado a millones maravillados.

Algunos se quedan sin palabras; otros, como el erudito alemán Goethe, las encuentran:

“Hasta que no hayas visto la Capilla Sixtina, no tendrás una idea adecuada de lo que el hombre es capaz de lograr”.

Y, ¿sabías que…?

1. Miguel Ángel escribió un poema lamentando las dificultades de embellecer uno de los lugares más sagrados de la cristiandad

Es incongruente que Miguel Ángel creara una obra tan sublime en la bóveda de la Capilla Sixtina contra su voluntad.

Pero así fue.

Siempre se consideró más escultor que pintor.

El Techo Sixtino
Getty Images
Para Miguel Ángel, ya famoso como escultor del David en Florencia, el fresco de la Capilla Sixtina fue una prueba de su habilidad y resistencia, y del potencial del arte para asombrar, que materializó en su asombrosa maestría de la forma humana.

Cuando el papa Julio II le pidió que se encargara de la capilla, estaba trabajando en la tumba de mármol del pontífice y nunca antes había terminado un fresco completo.

A pesar de que la comisión llegaba de tan alta autoridad, intentó rechazarlo dos veces, pero finalmente capituló.

Una de las pruebas más fehacientes de su reticencia es un soneto que le envió a su amigo Giovanni di Pistoia en 1509, apenas un año después de empezar su obra en el techo Sixtino, tarea que se extendería durante tres años más.

Sus quejas y dolencias ya eran numerosas.

Tenía la glándula tiroides inflamada, decía, la columna vertebral torcida y encorvada, el pecho oprimido y retorcido, los muslos acalambrados constantemente y el trasero dolorido por el esfuerzo.

Por si fuera poco, “¡Mi pincel, encima de mí todo el tiempo, gotea pintura para que mi cara sea un buen piso para los excrementos!“.

No eran lamentos vanos.

Para pintar el techo de 3.300 metros, tenía que estar parado en un andamio precario de 18 metros de altura, con el cuello doblado hacia atrás y el brazo elevado por encima de la cabeza.

Gran parte del tiempo trabajaba en soledad, pues, como demostró el trabajo de restauración en la Capilla Sixtina, sus frescos fueron realizados en gran parte por su mano, a excepción de partes relativamente menores hechas por asistentes.

Le precupaba su estado mental.

Porque estoy atascado así,

mis pensamientos son estupideces locas, pérfidas:

cualquiera dispara mal por una cerbatana torcida“.

Y le preocupaba también que pintar en esas condiciones afectara la obra, de ahí que declarara, al final del poema:

Mi pintura está muerta.

Defiéndela por mí, Giovanni, protege mi honor.

No estoy en el lugar correcto, no soy pintor“.

2. En “La creación de Adán” aparece otro humano (y es mujer)

Getty Images
Miguel Ángel tuvo en cuenta la curvatura de la bóveda y ajustó los dibujos para que la obra se viera como debía ser.

La imagen central del techo de la capilla, que muestra a Dios creando a Adán, con sus dedos casi tocándose, es una de las más impactantes de todo el edificio.

Como le dijo a la BBC la historiadora del Renacimiento Catherine Fletcher, es “una de las pocas pinturas que se ven por todas partes”.

“Junto con la Mona Lisa, es posiblemente la única pintura del arte occidental que alcanza ese nivel icónico”.

La obra no sólo asombró por su gran maestría, sino también por su gran originalidad.

Dios aparece como un superhéroe, arrastrado por el viento, musculoso, con ropajes ceñidos que revelan sus piernas y un manto.

El acto de la creación, realizado con la punta del dedo, también fue invención de Miguel Ángel.

Pero hay algo que, dado cuán hipnóticas son esas dos manos en el centro, puede pasar desapercibido.

De hecho, no fue hasta la década de 1870, tras la primera publicación de fotografías del Techo Sixtino, que se observó una presencia significativa bajo el brazo de Dios.

Está entre figuras envueltas en el manto rojo ovalado del Creador, y es una mujer que dirige a Adán una mirada atenta.

Pero ¿quién puede ser?

Detalle de la Creación de Adán
Getty Images
Ahí está, la misteriosa mujer cobijada por Dios.

La interpretación más ampliamente aceptada es la presentada por primera vez por el crítico de arte inglés Walter Pater (1839-1894), quien afirmó que la persona a quien Dios cobija bajo su brazo es Eva, antes de su creación.

Las otras 11 figuras, añadió, representan simbólicamente las almas de la progenie por nacer de Adán y Eva: la humanidad entera.

El creador, señaló Pater, “viene con las formas de las cosas que serán, la mujer y su progenie, en el pliegue de su manto”.

“Ella parece muy consciente de lo que sucede”, le dijo a la BBC Matthias Wivel de la Galería Nacional en Londres.

“Dios le está dando a Adán un alma, le está dando libre albedrío, y eso es lo que Eva personifica”, agregó.

Más recientemente se ha planteado que la mujer que ocupa ese lugar de honor junto a Dios es la Virgen María.

Esta teoría surgió a raíz del niño pintado junto a la figura femenina, sobre quien se posan suavemente los dedos de Dios; se debate si podría ser el niño Jesús, quien espera pacientemente junto a su padre.

3. Además de las de Miguel Ángel, obras de otros grandes artistas cubren las paredes de la capilla

Cuando el papa Sixto IV encargó la construcción de la capilla que lleva su nombre, en 1480, Miguel Ángel tenía tan solo 5 años.

Pasarían casi tres décadas antes de que el famoso maestro del Renacimiento escalara el alto andamio y transformara el techo con su pincel.

Pero eso no quiere decir que estuviera en blanco: la bóveda estaba pintada de azul con estrellas doradas.

Era un cielo creado por Piermatteo d’Amelia, uno de los artistas convocados para decorar el sagrado recinto en un período sorprendentemente corto, apenas 11 meses, de julio de 1481 a mayo de 1482.

Escenas de la vida de Moisés de Sandro Boticcelli
Getty Images
“Escenas de la vida de Moisés” es uno de los tres frescos que Sandro Botticelli pintó en tan solo 11 meses.

El equipo estaba conformado por los más grandes pintores de la generación anterior, entre ellos Sandro Botticelli, Pinturicchio, Cosimo Rosselli, Pietro Perugino (maestro del pintor y arquitecto Rafael) y Domenico Ghirlandaio (maestro de Miguel Ángel).

El plan comprendía un ciclo del Antiguo y otro del Nuevo Testamento, con narraciones que comenzaban en el muro del altar, continuaban a lo largo de los largos muros de la capilla y finalizaban en el muro de la entrada.

Encima se pintó una galería de retratos papales, que se completaban debajo con representaciones de cortinas pintadas.

Doce frescos de esos artistas del siglo XV siguen mostrando hermosamente escenas de la vida de Cristo y de Moisés en las paredes de la capilla.

Solían ser 14, pero cuando, en 1533, Clemente VII de Médici le encargó a Miguel Ángel que pintara “El juicio final” en el muro del altar, se perdieron los dos primeros episodios de esas historias, pintados por Perugino, así como el retablo de la Virgen asunta entre los Apóstoles.

4. Un artista cubrió los genitales en “El juicio final”

Getty Images
Con más de 300 figuras musculosas, en una gran variedad de poses dinámicas, la obra es sobrecogedora.

“El juicio final” fue pintado 25 años después del techo de la Capilla Sixtina, cuando Miguel Ángel tenía 60 años.

La tarea era abrumadora: visualizar el fin de los tiempos y el comienzo de la eternidad.

Nadie mejor que él para llevarla a cabo.

El fresco refleja magistralmente y sobre un fondo azul el significado textual del apocalipsis.

El término proviene del griego apokálypsis que significa “despojar lo que cubre”, “retirar el velo”, “descubrir”, “develar”, “revelar”.

Así, muchas de las más de 300 figuras que rodean a Cristo, casi todas masculinas, están desnudas.

Cuando Biagio da Cesena, el maestro de ceremonias papal, se quejó de tal indecencia, la respuesta de Miguel Ángel fue inmortalizarlo en el fresco como juez de los condenados y del infierno.

Lo pintó desnudo salvo por una serpiente que le rodea las caderas y le muerde los genitales.

Hombre maduro con serpiente enrollada
Dominio Público
La respuesta de Miguel Ángel a la crítica de Biagio da Cesena.

Sin embargo, Biagio no era el único escandalizado, y las críticas no cesaron ni con la muerte del artista.

Cuando el Concilio de Trento prohibió el arte “lascivo”, la obra fue condenada como indecorosa.

En 1564 el papa Pío V le ordenó a Daniele da Volterra, quien había sido aprendiz de Miguel Ángel, que cubriera la desnudez de los personajes pintados por su maestro.

Eso le valió a Daniele el desafortunado apodo de Il Braghettone o “el creador de bragas”.

Cuatro siglos después, cuando se hizo la limpieza de “El juicio final” en las décadas de 1980 y 1990, se presentó el dilema de si conservar o eliminar las adiciones que ocultaban lo que Miguel Ángel dejó a la vista.

La solución fue dejar algunos rastros de la censura como evidencia de la mentalidad dominante del siglo XVI, y recuperar tanto como fuera posible el aspecto original del fresco.

Así, San Pedro, San Bartolomé y Santa Catalina de Alejandría siguen vistiendo las prendas creadas por Il Braghettone.

5. Machu Picchu y los frescos de la Capilla Sixtina son de la misma época

Superposición de
Getty Images
Dos exquisitas obras a 10.500 kilómetros de distancia.

El Renacimiento italiano y el Imperio inca no suelen asociarse entre sí, pero ambos fueron fenómenos de la misma época.

La ciudadela de Machu Picchu, situada en los Andes en Perú, se completó alrededor de 1450, en el apogeo del poder del imperio, y probablemente estuvo ocupada hasta alrededor de 1530.

A más de 10.500 kilómetros de distancia, mientras los emperadores incas continuaban reinando en su incomparable retiro en la cima de la montaña, los grandes artistas italianos creaban sus frescos en la Capilla Sixtina del Vaticano.

Y Machu Picchu seguía habitado cuando, en 1512, Miguel Ángel le estaba dando los toques finales a su obra maestra en el techo.

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