Para sentirse guapas, empoderadas, llevar un poco de alegría, levantar el ánimo y mejorar su autoestima, profesionales de la belleza dieron un apapacho estético a mujeres que han experimentado algún tipo de violencia.
Con una nueva Brigada de Belleza Itinerante, este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, estilistas, peluqueros, maquillistas, manicuristas y lashistas brindaron de manera gratuita sus servicios para dar un apapacho a mujeres que han sufrido violencia química, violencia física, sexual o institucional.
Las Brigadas de Belleza Itinerantes han llevado apapachos estéticos durante 10 años a mujeres con alguna enfermedad crónico-degenerativa, que tienen alguna discapacidad, están en prisión, en algún albergue o tienen alguna cicatriz por violencia de género.
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María López, sobreviviente de un intento de feminicidio al ser atacada con ácido en 1988, se ha sometido a más de 31 operaciones reconstructivas y hoy participó en la brigada.
“Para nosotros es realmente un apapacho, nos levanta la autoestima, nos empodera. El maquillaje tapa algo mis cicatrices, me han ensañado cómo arreglarme. No solo eso, también ayuda al alma, en el alma también hay cicatrices y reunirnos y convivir nos ayuda mucho. Yo soy la primera mujer atacada con ácido en México, ocurrió en 1988”.
María forma parte de la Fundación Carmen Sánchez y el pasado 9 de noviembre se cumplieron 36 años de que fue víctima de violencia química. Su agresor aún sigue libre.
La primera denuncia por violencia química de la que se tiene registro la interpuso María, quien junto con otras mujeres de la fundación se acompañan en sus procesos de recuperación y en la lucha para tipificar los ataques con sustancias ácidas y químicas como delito de feminicidio en grado de tentativa.
Karen, de 29 años, también participa en el apapacho estético, se hará un balayage con un rojo intenso.
“Este es mi segundo apapacho, te cambian radicalmente, se siente muy bonito y se va uno feliz, apapachada”, dice.
En este apapacho participaron mujeres de más de 70 años y jovencitas quienes a través del maquillaje, tijeras, peines, tintes y mascarillas cambiaron su aspecto físico, “fortalecen su autoestima y su alma”.
Diego Sexto, fundador de las Brigadas, recuerda que en los primeros apapachos participaron mujeres policías, de limpia, trabajadoras sexuales, taxistas y conductoras de microbuses. También ha dado apapachos a mujeres con enfermedades como esclerodermia, fibromialgia, lupus, que viven con VIH y a sobrevivientes de cáncer.
Para Diego, este apapacho representa la unión entre el gremio de profesionales de la belleza y los distintos grupos que tienen un movimiento, una lucha o una causa relacionados con la violencia de género, los derechos humanos, la discriminación y la justicia.
“Participar en esta convocatoria significa poner un granito de arena para hacer feliz a la gente sin recibir nada a cambio más que gratitud. Ver sus caras felices es lo mejor, la recompensa”, dice Fidel, estilista quien cuenta que unas de sus experiencias que más recuerda fueron los apapachos en el reclusorio y con mujeres con enfermedades terminales.
Para Diana Gaspar, estilista que participa por primera vez en estas jornadas, es una experiencia muy significativa al conocer las vivencias de mujeres que han sufrido algún tipo de violencia y cómo en colectividad han logrado ayudarse.
Liliana Alcántara, vocera del proyecto de las Brigadas, dice que cada apapacho es un aprendizaje. “Uno se siente muy bien, es inexplicable la experiencia de ayudar a que salgan con más confianza, que se miren al espejo y les guste lo que ven. Cada vez hay más gente que confía en el proyecto y profesionales que se suman”.
Las Brigadas de Apapacho Estético se reúnen periódicamente para ofrecer actividades gratuitas que fomenten la igualdad y el empoderamiento femenino. Este apapacho estético fue el número 51 que realizan.
La pareja gobernante se convertiría en “coordinadora” de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ordenó este miércoles una amplia reforma de la Constitución de su país que le otorgaría a él y a su esposa, Rosario Murillo, el poder absoluto sobre los tres poderes del Estado.
El ejecutivo de Ortega presentó la propuesta de “Ley de protección de los nicaragüenses ante sanciones y agresiones externas” a la Asamblea Nacional para que la tramite con carácter urgente, informaron medios locales y agencias.
Con la reforma, Rosario Murillo, que es la vicepresidenta del país, pasaría a ser “copresidenta”, una nueva figura que se incorpora a la carta magna.
Según la reforma, la pareja gobernante se convertiría en “coordinadora” de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que hasta ahora la Constitución reconocía como independientes.
El presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, adelantó que la ley será aprobada en los próximos días, previsiblemente este mismo viernes.
La reforma afectará a más de 100 artículos de la actual Constitución que el gobierno de Ortega ya ha enmendado en 12 ocasiones desde 2007, incluida una que le permitió ser reelegido de forma indefinida en el cargo.
Otra de las enmiendas propuestas permitirá cesar de su cargo a los funcionarios públicos que disientan de los “principios fundamentales” del régimen, una práctica que ya se venía dando de forma no oficial, según denuncian organizaciones.
La reforma también limitará aún más la libertad de expresión a cuando esta “no transgreda el derecho de otra persona, de la comunidad y los principios de seguridad, paz y bienestar establecidos en la Constitución”.
Además, la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido de Ortega que gobierna el país, se oficializa como símbolo patrio junto a la bandera nicaragüense azul y blanca, el himno y el escudo nacional.
Se espera que la reforma constitucional tenga el visto bueno de la Asamblea Nacional, donde 75 de los 91 diputados son del FSLN y el resto no suelen oponerse a las iniciativas que allí se presentan.
Ortega, de 79 años, eliminó los límites que la Constitución establecía para el mandato de un presidente, lo que le ha permitido renovar su cargo varias veces desde 2007 en procesos electorales considerados fraudulentos por varios países y organizaciones internacionales.
Su esposa, Rosario Murillo, gobierna junto a él como vicepresidenta de Nicaragua desde el año 2017.
Ambos renovaron sus cargos tras las elecciones de 2021, que se celebraron con los principales candidatos de la oposición suspendidos y encarcelados, y fueron consideradas un fraude por gran parte de occidente y organizaciones internacionales.
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