En 2024, la Marea Verde tuvo un enorme avance en México, con la despenalización del aborto en 10 entidades federativas, de las cuales 7 fueron por vía legislativa y 3 por vía judicial. Sin embargo, uno de los puntos claves para garantizar el acceso a la interrupción del embarazo es regular la objeción de conciencia, un pendiente que mantiene el Gobierno federal.
La iniciativa de ley para regular la objeción de conciencia en la práctica de aborto lleva un año estancada en el Poder Legislativo, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) mandató desde 2021 que el Gobierno estableciera los límites para ejercer este derecho.
Maribel Luna-Martínez, enlace de Incidencia Política en la organización Católicas por el Derecho a Decidir, expuso que hay una falta de regulación en el tema que a su vez se traduce en dificultades para acceder a servicios de aborto, ya sea en casos de interrupción voluntaria o en casos de violación.
“Es un pendiente que existe, por un lado por parte del Congreso, pero también por parte de los estados (…) para garantizar los servicios de aborto”, señaló en entrevista.
En la resolución de la Acción de Inconstitucionalidad 54/2018, el pleno de la Corte determinó que si bien la objeción de conciencia –que es la negativa a llevar a cabo un procedimiento por motivos éticos, morales o religiosos– es un derecho del personal de salud cuando la vida del paciente no esté en riesgo, su ejercicio no debe de obstaculizar el derecho de las mujeres y personas gestantes a abortar.
Por ello, las y los ministros exhortaron al Congreso de la Unión a regular la objeción de conciencia en materia sanitaria, dentro de la Ley General de Salud.
El asunto fue retomado por la Cámara de Diputados en 2023, cuando aprobó una iniciativa para reformar el artículo 10 de Ley General de Salud y dar certeza jurídica en el tema, pero a la fecha el proyecto no ha sido analizado en el Senado de la República para avanzar con el trámite legislativo.
Las modificaciones propuestas por las y los diputados no sólo delimitan el concepto de “objeción de conciencia” sino también obligan a que haya en todo momento personal médico profesional y de enfermería de carácter no objetor en todas las unidades del Sistema Nacional de Salud, una disposición que no se encuentra en la Ley de Salud actualmente.
Además, sumaron un Artículo 10 Quater en el cual especifican que la Secretaría de Salud, en coordinación con otros niveles y actores de gobierno y particulares, “deberá establecer y mantener actualizado el mecanismo necesario para que el referido personal médico y de enfermería adscrito al Sistema Nacional de Salud manifieste su decisión de ser objetor o no objetor”.
Para el cumplimiento de ese apartado, organizaciones a favor del aborto han abogado por que exista un registro del número de médicos no objetores que laboran en cada centro de salud.
“Falta mucha regulación a nivel de los hospitales para poder tener un control interno de cómo se lleva a cabo la objeción de conciencia”, compartió Luna-Martínez de Católicas por el Derecho a Decidir.
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Por ejemplo, en la Ciudad de México la Secretaría de Salud local cuenta con un registro del número de médicos generales, médicos especialistas y personal de enfermería no objetor de conciencia que labora en las clínicas y hospitales bajo su administración que ofrecen este servicio.
“Además, que los hospitales generen un sistema de canalización eficaz, porque hablar del límite de la objeción de conciencia implica que si el personal objetor del hospital no está dispuesto a realizar ese procedimiento, se tiene que canalizar con otro médico de ese hospital, o a otro lugar que no implique lejanía o carga adicional para esa persona”.
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Así como a nivel federal, la mayoría de las leyes de salud a nivel estatal no cuentan con una definición clara sobre la objeción de conciencia, ni los límites para su ejercicio. De las 32 entidades federativas, sólo siete contemplan en su legislación local en la materia la obligación de las instituciones de salud a siempre tener disponible a personal médico no objetor.
Estas entidades son: Baja California, Baja California Sur, Ciudad de México, Colima, Hidalgo, Morelos y Tlaxcala.
En tanto, Jalisco contempla la objeción de conciencia en su ley de salud, pero no obliga a las instituciones a tener personal no objetor siempre disponible; al igual que Tamaulipas, que –contrario a lo dispuesto por la SCJN– amplía el derecho a la objeción de conciencia a todo el personal del sistema estatal de salud, incluso si no participan directamente en el procedimiento de aborto.
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó uno de los programas industriales más grandes en años, que pretende poner a México entre las 10 primeras economías del mundo. Te contamos de qué se trata.
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó uno de los planes de desarrollo económico más ambiciosos de México en años, justamente en un momento de gran incertidumbre para su país por la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A una semana del cambio de poder en Washington, desde Ciudad de México los altos funcionarios y los principales directivos empresariales del país se reunieron el lunes para escuchar los objetivos y estrategias que Sheinbaum presentó en una ceremonia especial.
Entre sus más grandes metas está que la economía de México sea la décima del mundo, producir en el país 50 % del consumo de productos interno, crear 100 parques industriales para emplear a miles de obreros y que el país se posicione en el top 5 de los destinos turísticos del mundo.
“Que cada uno de los mexicanos y mexicanas sepa que hay plan, que hay desarrollo. Que frente a cualquier incertidumbre que venga en el futuro próximo, México tiene un plan y está unido hacia adelante”, dijo Sheinbaum con optimismo, pero sin mencionar directamente a Trump.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, definió el plan como una “carta de navegación de México para la nueva era que vamos a enfrentar”.
“De los 42 años que llevo yo en el servicio público, es el único instrumento que he visto así”, destacó. “Hay incertidumbres en el futuro inmediato, pero si estamos cohesionados y tenemos una dirección nacional como la que tenemos vamos a salir adelante”.
Los analistas económicos del país celebraron el plan por tener objetivos y formas claras de llegar a ellos, cuando menos en su presentación. Otros, sin embargo, hicieron notar la falta de voz y reconocimiento al sector obrero y sindical.
Para Mario Campa, un analista económico formado en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, “al menos en el papel, es la política industrial más audaz de las últimas cuatro o cinco décadas en México”, dice a BBC Mundo.
Por otro lado, el académico Carlos Pérez Ricart, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, destaca que es “es una buena respuesta ante el clima de incertidumbre que vive el país”, aunque considera que falta por precisar cómo lograrlo.
“Es una estrategia a mediano y largo plazo de desarrollo económico que pretende hacer frente a una situación muy compleja, entre decisiones propias, como la reforma judicial, y por la elección de Donald Trump”, dice.
Pero ambos coinciden en que genera buenas expectativas para el futuro inminente y a mediano plazo del país.
En su presentación del Plan México, la presidenta enumeró 13 grandes metas y puso algunos plazos y acciones de gobierno para lograrlas.
Sheinbaum también presentó una lista de 15 fechas clave inmediatas para la implementación de las nuevas acciones entre enero y abril de este año. “Pasamos de un periodo en donde la planeación no necesariamente era el eje de una visión”, destacó.
Parte del equilibrio que busca para el desarrollo general del país, contrario al enfoque en la región fronteriza en Estados Unidos, es la conformación de 12 “Polos de Bienestar”, unas áreas estratégicas en las que se cree industria conforme a los recursos locales.
“El objetivo (…) es incorporarnos todos a esta visión de nuestro país, que sea parte, cada uno de los mexicanos y mexicanas, por más diferencias que tengamos, en una visión de largo plazo de nuestro país, a eso es a lo que los estamos invitando”, dijo.
Como el principal socio comercial de Estados Unidos, la estrategia de industrialización de Sheinbaum es mantener al país como el proveedor del gran mercado norteamericano.
Pero uno de los principales enfoques del Plan México es volver a fabricar cosas en México que en décadas anteriores se traían del exterior, principalmente China. A lo largo de las últimas décadas, el país dejó de producir lo que consumía para importarlo desde Asia.
Hoy el 10 % de las exportaciones chinas tienen como destino México, expuso el secretario de Hacienda mexicano Rogelio Ramírez.
“Esta pérdida de participación nos costó, sobre todo, a México y Estados Unidos, Canadá menos, pero nos costó a los dos países con mayor población mucha industria, muchos empleos, mucha pérdida de actividad, sobre todo, sectores completos de la economía fueron perdidos“, señaló.
Campa explica que el nuevo plan no es una sustitución de importaciones como la del pasado, que tenía otro contexto, sino un nuevo enfoque hacia el mercado nacional. Que haya un plan integral favorece que se puedan alcanzar metas como las planteadas, explica, aunque la ejecución será clave.
“Me parece un plan comprensivo, por tocar aspectos como aranceles focalizados, un fondo de desarrollo para pequeñas y medianas empresas, inversión en energía, inversión mixta en infraestructura y logística, simplificación de trámites de inversión, elevar el número de ingenieros, la parte fiscal que facilita el nearshoring (relocalización), la construcción de polos con parques industriales y la investigación científica”, señala.
El desarrollo social que tiene que acompañar es clave, pues la mano de obra cualificada -y aspectos básicos como tener una vivienda cercana al trabajo- son clave para el buen desarrollo de polos industriales.
“Hay casos de quienes dirigen plantas de manufactura muy grande y hablan de déficit de vivienda que ocasiona rotación de personal”, señala Campa. “Y la mano de obra calificada, a veces se subestima, pero es muy importante, porque evita la rotación”.
Pérez Ricart se muestra escéptico sobre la suficiencia presupuestaria para hacer una inversión pública de la magnitud que plantea Sheinbaum.
“El plan es novedoso en cuanto a que tiene un diagnóstico y metas claras. Y formas de llegar a esto. Hay una idea de país. Pero no está claro que se vaya a invertir mucho más dinero de lo que ya se invertía en esto”, dice.
La llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero para un segundo periodo, ha generado expectativa sobre sus decisiones políticas.
A diferencia del primer periodo, explica Pérez Ricart, el republicano ya no tiene expectativas de reelección, por lo que sus políticas podrían ser más agresivas al no temer por un voto de castigo si algo sale mal.
México y Canadá, los dos socios comerciales y vecinos en Norteamérica, ya han sido objeto de amenazas arancelarias por problemas como la migración o el tráfico de drogas. La respuesta de ambos países frente a Washington ha sido también motivo de expectativa.
Para Pérez Ricart, no existe un plan que pueda tener preparado a México para lo que surja a partir del próximo lunes: “No hay una receta ni una respuesta adecuada para Donald Trump. Nadie tiene aquí la clave. La presidenta está haciendo lo mejor que puede en las circunstancias que tiene. Pero es tanta la incertidumbre en términos de tarifas e intervencionismo que nada se puede planear”.
Campa considera también que no hay ninguna garantía de que el Plan México pueda avanzar como está previsto, pero lo ve como un buen “instrumento defensivo y de negociación”, en especial los aranceles que México está pensando en imponer a ciertas manufacturas de China, tal como lo espera Trump.
“El proteccionismo de EU llegó para quedarse un buen rato y México necesita este tipo de planes, como el Plan México, como opción b de largo plazo”, concluye.
Fuera o no una respuesta a la elección de Trump, resulta inevitable entender la presentación del Plan México como eso: un llamado a la calma, un gesto de unidad nacional, un ejercicio de orden y cordura ante los tiempos convulsos que pueden venir.
Sheinbaum mostró una vez más su perfil académico, de rigurosidad y meticulosidad, en una presentación que genera consenso en su diagnóstico y soluciones, pero escepticismo en su factibilidad.
Si hay duda de que la presentación tenía como objetivo algo más que sentar las bases del futuro, sino más bien dar un golpe de opinión, hay que ver dónde y con quién se hizo: en el majestuoso patio del Museo Nacional de Antropología, una entidad que enseña la grandeza de México, y con la presencia de actores del empresariado como Carlos Slim Domit, el hijo del hombre más rico del país, Carlos Slim Helú.
“El objetivo es hacer de México el mejor país del mundo”, dijo la presidenta. Y no son pocos los mexicanos, ricos y pobres, empresarios y trabajadores, que creen que puede lograr tal cosa.
El pesimismo alarmista que se generó en 2016, con la primera elección de Trump, esta vez pasó de agache. Las mayorías, incluso ante la amenaza de los aranceles y las deportaciones trumpistas, ahora creen que el país va por buen camino. Y que está en buenas manos.
Sheinbaum goza de una popularidad inédita del 80 %. Un número envidiable para cualquier presidente que se atribuye tanto a su perfil técnico como a su costado político. El reto ahora será mantenerlo.
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