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Salinización de acuífero amenaza el agua dulce de comunidades costeras de Yucatán
Salinización de acuífero amenaza el agua dulce de comunidades costeras de Yucatán
Vista aérea de Sisal, en Yucatán. Foto: Miguel Guillermo
10 minutos de lectura

Salinización de acuífero amenaza el agua dulce de comunidades costeras de Yucatán

Un grupo de investigadores estudió que el aumento del nivel del mar y el cambio en la recarga del acuífero en Yucatán incrementarán la salinidad del agua subterránea, la única fuente de abastecimiento en la península.
14 de abril, 2025
Por: Mariana Beltrán / Mongabay

Irineo Novelo, comisario ejidal de Sisal, recuerda que era fácil encontrar agua dulce cuando era niño: bastaba con que su papá hiciera un hoyo en la arena o su abuelo escarbara un pozo a metro y medio del mar para observar el agua clara, tomarla con sus manos y saciar su sed. No recuerda con exactitud el momento en el que eso se volvió excepcional, solo sabe por un cálculo mental que pasaron 58 años. Varios de los pozos que existen en Sisal —un pueblo costero del estado de Yucatán, en el Golfo de México—, se convirtieron en letrinas desde que el agua que sale de ellos comenzó a oler y a saber a sal, un fenómeno que se conoce como “salinización”.

Aunque esto ya es una realidad en varias zonas de la costa de Yucatánel problema se agravará, aseguran los expertos. En octubre de 2024, un grupo de investigadores concluyó en un artículo que el aumento del nivel del mar y los cambios en las lluvias incrementarán la salinidad del acuífero de agua dulce en Yucatán, causando “complejas consecuencias socioeconómicas y ambientales” en la costa noroeste, donde se ubica Sisal. Esto adquiere especial relevancia si se considera que el agua dulce subterránea es la fuente de abastecimiento más importante y prácticamente la única en la península de Yucatán.

Por ahora, la población de Sisal continúa abasteciéndose del agua dulce que sale de un pozo ubicado a seis kilómetros tierra adentro desde la línea de la playa. Sin embargo, ese suministro no está garantizado a largo plazo. Todo indica que con el tiempo también se verá comprometido.

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La situación adquiere especial relevancia en un momento en que la localidad es centro de tensiones sociales, debido a que sus pobladores reclaman tierras costeras como suyas para evitar que terminen en posesión de inmobiliarias. En este proceso, las autoridades federales los acusan de talar dos hectáreas de manglar, algo que los pobladores niegan. Por estos hechos, la Fiscalía General de la República (FGR) abrió una investigación. Estos ecosistemas actúan como una barrera natural que es clave para la regulación de la salinidad costera.

 

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Por ahora, el suministro de agua dulce de la población de Sisal no está garantizado a largo plazo. Foto: Miguel Guillermo

 

Cuando el acuífero se vuelve salado

En todo acuífero costero se produce un movimiento natural del agua dulce hacia el mar. Es así que el agua dulce se mezcla progresivamente con el agua salada. En acuíferos como el de la península de Yucatán, el espesor de esa mezcla, llamada interfase salina, es delgado y oscila entre 1 y 1.5 metros de profundidad, explica el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, César Canul-Macario.

Cuando ocurre que por algún fenómeno natural o por acción del hombre el mar comienza a ganar espacio esa interfase salina se modifica. “La intrusión salina implica en este caso que el mar le gana espacio al acuífero de agua dulce”, precisa Canul-Macario, “y las aguas que antes no estaban saladas comienzan a presentar salinidades que tal vez no son adecuadas para el consumo humano”, explica.

En 2020, César Canul-Macario observó la entrada de agua salada a los primeros kilómetros del acuífero cercano a la costa noroeste de Yucatán, donde está Sisal, y pronosticó cómo la intrusión salina avanzará para los años 2040, 2060 y 2100. De acuerdo con sus cálculos, en 2100 la gente en la costa no encontrará agua dulce hasta alejarse 18 kilómetros del punto donde rompen las olas.

El aumento del nivel del mar y los cambios en las precipitaciones, dos escenarios producidos por la crisis climática, son el origen de este problema y continuarán afectando la distribución de la salinidad en el acuífero costero y la calidad del agua, supone el estudio de Canul-Macario. De hecho, para 2040, asegura el investigador, estarán comprometidas zonas vitales del acuífero como es la fuente primaria de suministro público de agua en Sisal. Este año, indica, el agua que abastece a la población excederá las concentraciones permitidas a nivel global y local de minerales, sales y metales disueltos.

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La investigación de Canul-Macario se basó en los datos del Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC), el principal órgano científico que entrega la información necesaria a los tomadores de decisión que conforman la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

El IPCC ha proyectado un aumento del nivel del mar entre 40 y 80 centímetros para el año 2100 en la costa de la península de Yucatán. Además, prevé cambios en el régimen hidrológico, es decir, en las lluvias, lo que podría afectar el abastecimiento del acuífero. De acuerdo con Canul-Macario, en un acuífero como el de Yucatán, donde los gradientes hidráulicos (es decir, la inclinación que hay entre el agua del continente y el agua del mar) son muy planos, un aumento de hasta 80 centímetros tiene grandes implicaciones, puesto que hasta un pequeño incremento del nivel medio del mar genera cambios importantes en el acuífero.

Monitorear a largo plazo

El biólogo Erick Soto, técnico de la UNAM, está encargado de monitorear la salinidad en nueve pozos de la península de Yucatán. Al llegar a uno de los pozos de Sisal, saca un carrete y coloca en su punta un instrumento oceanográfico que permite medir la conductividad, temperatura y profundidad del agua. Deja caer el carrete al pozo y el instrumento baja rápidamente hasta tocar el agua, a 17 metros de profundidad.

Tras sacar una muestra de agua, conecta el aparato a una computadora que calcula los datos. Mientras arroja los hallazgos, el científico explica que en el acuífero el agua dulce se mantiene arriba por tener una baja densidad. El agua salada, en cambio, permanece abajo por la mayor densidad que le otorga la sal. Si el instrumento oceanográfico que utiliza Soto registra un alza en los niveles de salinidad en comparación a registros previos, quiere decir que ha aumentado la intrusión salina, es decir, que el agua salada está ganando espacio.

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El biólogo Erick Soto, técnico de la UNAM, está encargado de monitorear la salinidad en nueve pozos de la península de Yucatán. Foto: Miguel Guillermo

 

El trabajo que hace Soto obtiene un perfil de presión, conductividad y temperatura del agua, variables necesarias para estudiar características del océano como su salinidad, su densidad y su composición química.

Durante el monitoreo, Soto registró agua de mar a 16 metros de profundidad en dos pozos. El primero se ubica a 291 metros del mar; mientras que el segundo, está a 4.73 kilómetros.

“Para mí es crítico”, dice en referencia al pozo que se encuentra a más de cuatro kilómetros de la playa. “En menos de cinco metros (de profundidad) cambia la salinidad hasta 22 gramos por litro. El agua de mar tiene 36 gramos de salinidad. Tengo un agua salobre más alta que la del manglar”, asegura.

“En el pozo ubicado a 291 metros varía mucho más y eso también es grave”, indica. ”No es lo mismo que la salinidad empiece a 10 metros que a 12. Aquí se pueden quedar sin agua antes”.

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El pozo que alimenta de agua dulce a Sisal está seis kilómetros tierra adentro en la carretera Sisal-Hunucmá. “Esa área que abastece a la población costera muestra reducciones importantes en el espesor de agua dulce, por lo que para 2100 no sería viable la extracción de agua dulce en esta zona”, explica el último estudio de Canul-Macario.

Hasta hace unos días, Irineo Novelo no sabía de las proyecciones del estudio de Canul-Macario. “Estaría bueno que nos informaran. Nosotros deberíamos saber qué se hace y qué información se tiene de Sisal”, dice. Él tiene claro que por ubicarse cerca del océano las poblaciones costeras son más vulnerables y completamente dependientes de los acuíferos para conseguir agua potable.

En agosto de 2024, la población de Sisal, de casi 2100 personas, se quedó sin tubería que les proveyera agua a sus casas durante un mes a causa de un incendio. Esa experiencia, dice Irineo, “confirmó lo vulnerables que somos”. “Yo tenía que ver de dónde conseguir para poder tener acceso al agua. Tenía que estar pendiente de las pipas y a veces dar para los refrescos para que te llegue el agua a tu cisterna. Al no tener los famosos pozos en los patios pues tienes que buscar y amañarte para que tengas el agua aquí en la casa y bañarte, cocinar, lavar. El agua se necesita hasta para lo más básico como procesar maíz para la tortilla” añade.

El biólogo Erick Soto concuerda con Novelo respecto a la falta de difusión del tema y reconoce la importancia de que en un futuro sea la gente quien monitoree sus pozos. Eso, explica, les permitiría obtener evidencia para asegurar una mejor calidad del agua y la sobrevivencia de especies vitales en la costa.

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El área que abastece a la población costera muestra reducciones importantes en el espesor de agua dulce. Foto: Miguel Guillermo

 

“Hay gente que me pregunta: ‘¿Cómo está mi pozo?’, y para mí esa participación es lo que le da importancia al estudio. Un señor me dijo que el agua a la altura de un pozo a 64 metros tierra adentro en Sisal era dulce y ahorita ya no es. Son cuestiones que ellos mismos van notando a lo largo de los años, pero faltan datos para ir corroborando y hacer peticiones”, explica.

Además la salinización también impacta a los ecosistemas. Desde los organismos más pequeños como los crustáceos, moluscos o algunas bacterias hasta los más grandes como los flamencos. Recientemente, los flamencos se repartieron en otras zonas cuando normalmente llegan a Celestún. El aumento de la salinidad hacia el norte en los diferentes ecosistemas provocó que hubiera alimento antes y quedaran rezagados en varias ubicaciones, dice Soto.

El fitoplancton, uno de los alimentos preferidos de los flamencos, se deshidrata con el aumento de la salinidad. “Pasa como cuando te bañas y se te arrugan los dedos, nosotros podemos aguantarlo, pero hay organismos que no”, dice el biólogo.

“Los más afectados son los manglares o la ciénaga”, dice Soto. Las Chelemeras -un colectivo de mujeres mayas que restauran manglares en Chelem, Yucatán– le contaron a Soto que había manglares que no se daban aunque pusieran la salinidad correcta debido a la intrusión generada por el aumento del nivel del mar.

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Al final se afecta el ciclo completo: “Recordemos que los espermatozoides y los óvulos son células. Hay muchos organismos que van e introducen sus huevecillos o se reproducen en manglares hacia el acuífero. El aumento de la salinidad afecta la composición perfecta para absorber y se van muriendo o simplemente no pueden desarrollarse sus organismos porque nunca hay una fecundación. Eso es un poco más extremo. Si avanza la salinidad no van a poder reproducirse”, explica.

No podemos tardar mucho tiempo

En Tulum, ubicado en el estado de Quintana Roo, también en la península de Yucatán, es común entre los turistas lavarse los dientes con el agua embotellada de los hoteles. En colonias poco turísticas como Mayapax, Los Huracanes y Villas Tulum, en cambio, los habitantes pueden pasar hasta ocho días con agua salada y amarillenta saliendo de la llave.

Para solucionar el problema, en 2023 se anunció la instalación de dos plantas desalinizadoras en Quintana Roo: una en Tulum y otra en Cozumel, con capacidad de desalinizar 50 litros de agua salobre por segundo.

Esta estrategia es una de las opciones que plantea César Canul-Macario para la costa noroeste de Yucatán en un futuro, cuando el aumento de la salinidad reduzca el espesor del agua dulce que aún queda disponible para la población.

Los costos dependen de la calidad de sal en el agua. “Ahorita todavía tienen agua dulce, pero en un escenario muy adverso tendrían agua completamente salada, que es donde ya empieza a pintar muchísimo más costoso. En promedio a nivel mundial, un metro cúbico de agua desalinizada ronda los dos o tres dólares. Más el costo de llevarla a casas”, dice el investigador.

En sus estudios, Canul-Macario también plantea otras opciones como los muros impermeables a lo largo de la costa para controlar la intrusión de agua salada, la captación de lluvia o la recarga artificial de agua dulce. Sin embargo, ha llegado a conclusiones similares: el incremento de la salinidad se traduce en un incremento en los precios del agua potable, dado los costos de operación y mantenimiento.

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Para solucionar el problema, en 2023 se anunció la instalación de dos plantas desalinizadoras en Quintana Roo. Foto: Miguel Guillermo

 

Aunque los escenarios que proyectó Canul-Macario en su estudio no son inmediatos,  insiste en la necesidad de actuar rápido considerando que existen otras variables que también contribuyen a la salinización del acuífero. Por ejemplo, el aumento de la demanda de agua dulce debido al crecimiento acelerado de la población, del turismo y del sector inmobiliario en la región.

Para esta nota se le solicitó personalmente una entrevista a Cristina Pérez Bojórquez, alcaldesa de Hunucmá, municipio al que pertenece Sisal. Sin embargo, su asistente evadió fijar una fecha. Lo único que argumentó sobre el tema, en un recorrido de autoridades ambientales en Sisal, fue: “Es algo que han externado cooperativistas pues los lugares donde ellos llevan al turismo (son afectados)”.

Irineo Novelo teme que la realidad de su comunidad se vuelva como la de Ciudad del Carmen o Tulum, donde dependen de plantas desalinizadoras. “Espero que la ciencia tenga formas más avanzadas para que el agua de mar sea apta para consumo humano”, dice preocupado.

* Este texto fue posible gracias al apoyo financiero y acompañamiento editorial de Mongabay y Causa Natura.

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Imagen BBC
Por qué Europa no quiere el pollo de EU y qué países de América Latina lo compran
9 minutos de lectura

Las autoridades sanitarias de Europa han bloqueado desde hace casi tres décadas la entrada del pollo producido en EU, ¿por qué el rechazo?

28 de abril, 2025
Por: BBC News Mundo
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En la agresiva política comercial y de aranceles que ha lanzado Donald Trump desde su regreso a la Casa Blanca, una vieja disputa entre Estados Unidos y Europa ha resurgido: la exportación de pollo estadounidense al viejo continente.

Desde 1997, la Unión Europea (UE) -además de Reino Unido- prohibió la comercialización de carne de pollo y otras aves de corral de EE.UU. por las prácticas de producción del país norteamericano que no encajaban con los estándares de seguridad alimentaria europeos.

Desde entonces se ha mantenido la prohibición, a pesar de los cambios en las prácticas en EE.UU. y los reclamos de los productores norteamericanos para acceder al mercado europeo.

El asunto fue reflotado por el gobierno de Trump en las últimas semanas.

El secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, se quejó de que la UE no acepte el pollo estadounidense: “Odian nuestra carne, porque la nuestra es hermosa y la suya débil”, dijo en una entrevista con Fox News.

A su vez, la Casa Blanca dijo en un comunicado a principios de abril que “Reino Unido mantiene normas no basadas en la ciencia que restringen gravemente las exportaciones estadounidenses de productos cárnicos y avícolas seguros y de alta calidad”.

Aunque la UE no ha respondido a las acusaciones, tampoco ha dado muestras de considerar el levantamiento de su prohibición. Y en Reino Unido, hace unos días el secretario de Estado para Negocios, Energía y Estrategia Industria, Jonathan Reynolds, descartó que pudiera darse la entrada de pollo estadounidense a su país.

“Nunca cambiaremos nuestras medidas sanitarias y zoosanitarias en alimentos. Le dejamos eso muy claro a Estados Unidos como parte de nuestro manifiesto que cubre la carne”, dijo en una entrevista con Sky News.

Pero ¿por qué los países europeos se oponen a la entrada del pollo estadounidense, a diferencia de otros países de mundo, incluidos algunos de América Latina?

Cientos de pollos en una granja masiva
Getty Images
Las autoridades sanitarias de EE.UU. y las de Europa difieren en cómo se previene la contaminación bacteriana del pollo.

La lucha contra las bacterias

Como otros seres vivos de sangre caliente, las aves de corral -incluidos los pollos- pueden llegar a portar organismos bacterianos en el tracto digestivo, como Salmonella y Campylobacter.

Los criadores de pollo enfrentan el problema de la contaminación de las aves por esas bacterias y otros microorganismos, que pueden causar contaminación cruzada cuando al pollo se le quitan las vísceras (aunque también las bacterias pueden estar presentes en otros lugares de forma natural, como los folículos de las alas o en huesos y cartílagos).

Para combatir la presencia de estas bacterias, los productores pueden emplear diversos métodos de prevención o desinfección, como vacunas o adyuvantes, que son ingredientes o compuestos diseñados químicamente para ayudar al combate de patógenos.

“En la UE se enfocan en la etapa precosecha, cuando el animal está vivo y realizan intervenciones como la vacunación de los animales o el suministro de aditivos naturales en los alimentos. Y en EE.UU. se enfocan en el aspecto postcosecha”, explica a BBC Mundo el profesor Byron Chaves, un experto en alimentos de la Universidad de Nebraska-Lincoln (EE.UU.).

Los productores de pollo estadounidenses por lo general previenen de la presencia de bacterias en el pollo sacrificado a través de métodos como el rociado de los animales con fórmulas que, en términos coloquiales, “bañan” al producto para desinfectarlo.

Un hombre inyecta un pollo
Getty Images
En Europa se opta por métodos preventivos como la vacunación de aves.

Esta práctica, sin embargo, ha generado el rechazo de los reguladores europeos por incumplir las normas sanitarias del viejo continente. En especial, hay diferencias sobre qué sustancias se pueden usar, explica Chaves.

“En Europa no se permite el uso de químicos porque dicen ‘si no está en la regulación explícitamente, entonces está prohibido’. En EE.UU., la forma en que se ve es ‘si no está en la regulación, entonces lo podemos usar'”, señala el experto.

“Es esta la diferencia de filosofía que existe en cuanto al uso de aditivos, químicos y demás”, añade.

La UE establece de manera estricta los productos que pueden ser usados para prevenir la contaminación y hacer que la carne sea segura para los consumidores, con una normativa que no coincide con la del Departamento de Agricultura o la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.

La vieja disputa del “pollo clorado”

La industria del pollo en EE.UU. ha mantenido diversas prácticas que han ido cambiando a lo largo de las décadas. La que generó la disputa más antigua con Europa es la del baño del pollo en una sustancia a base de cloro, algo que era usual entre los productores estadounidenses en la década de 1990.

Luego de su sacrificio y de la retirada de las vísceras, los pollos solían ser rociados con la fórmula clorada para asegurar la eliminación de las posibles bacterias que hubiera en su carne.

En 1997 las autoridades sanitarias europeas emitieron lineamientos que prohibían el uso de este método, ya que consideraban que recurrir a un enjuague con cloro de la carne del animal sacrificado podía ser una forma de compensar malos estándares de higiene durante todas las etapas del proceso de producción, como los mataderos sucios o abarrotados.

Un estudio de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria sugiere que los beneficios para la salud pública de controlar los patógenos en toda la cadena de producción del pollo son mayores que los de hacerlo al final, aunque resulte más caro.

En cualquier caso, desde los años 90 el cloro ha sido descartado en EE.UU. en la mayoría de los procesos, asegura a BBC Mundo Tom Super, portavoz del Consejo Nacional del Pollo de EE.UU., que agrupa al 95% de los productores de ese país.

“En la actualidad, se estima que menos del 5% de las plantas de procesado de Estados Unidos utiliza cloro en algunos enjuagues y pulverizaciones”, asegura Super.

Chaves aclara que para esos enjuagues no se usa el cloro “que compramos en el supermercado para limpiar”, sino que se utilizan compuestos especiales basados en cloro.

Una planta de procesamiento de carne de pollo
Getty Images
En EE.UU. casi ya no se usa el cloro en la producción del pollo, según asegura la industria de ese país.

Sin embargo, los intentos de demostrar que se utilizan otros métodos no han sido fructíferos para los productores de EE.UU. ante las autoridades zoosanitarias de Europa, lo cual ha generado frustración entre los criadores norteamericanos.

“A lo largo de los años, el tema se ha vuelto extremadamente político, con gran parte de la retórica de Europa centrada en los peligros del ‘pollo clorado’. Sin embargo, que el pollo sea lavado con cloro significa simplemente que el pollo fue enjuagado con agua clorada. Numerosos estudios e investigaciones científicas han confirmado que el uso de agua clorada para enfriar y limpiar el pollo es seguro y eficaz”, dice Super.

Los argumentos de los productores estadounidenses no han convencido a los europeos, que mantienen su negativa citando la protección a la salud humana: “La exposición prolongada al clorato en los alimentos, sobre todo en el agua potable, es un posible problema de salud para los niños, especialmente para los que tienen una deficiencia leve o moderada de yodo”, dice una regulación activa de la UE.

En las granjas europeas se prefieren los métodos preventivos, cuando el animal está vivo, como estrictas medidas de higiene en los criaderos y mataderos, o las vacunas o los adyuvantes agregados al alimento de las aves de corral.

Y también hay métodos postcosecha, como “el uso de agua caliente y vapor para la descontaminación y desinfección de superficies”.

“No se puede ver como blanco y negro, porque es un continuo y hay intervenciones que se hacen a ambos lados del mundo”, dice Chaves.

Pollo
Getty Images
La contaminación por Salmonella no está exenta en ningún método de crianza o cosecha de pollo, asegura Chaves.

Chaves también afirma que los métodos han cambiado en EE.UU. y que el cloro ha sido sustituido por otras sustancias: “La industria se ha movido a ácidos orgánicos, como el ácido peracético o el ácido láctico, que no solo son más estables, sino también más baratos”, explica.

Estas sustancias sustituyen al cloro en los procesos de lavado y desinfección de la carne y de los contenedores y superficies empleados en el proceso de producción.

Pero en el tratamiento en sí de la carne después del sacrificio de las aves es lo que sigue generando el escepticismo de los reguladores de la UE y Reino Unido.

“En Europa ven esto como un enmascaramiento de prácticas sanitarias deficientes. Creen que estos químicos enmascaran prácticas que para ellos no serían aceptables”, señala Chaves.

No obstante, también advierte de que no hay un método, ni en Europa ni EE.UU., que garantice que el pollo esté libre de bacterias que causan enfermedades. De hecho, la prevalencia de casos de enfermedades por las bacterias del pollo es muy alta a ambos lados del océano Atlántico.

“En la UE la incidencia de campilobacteriosis es mucho más alta que en EE.UU., que tiene una incidencia más alta de Salmonella. Pero ambos microbios tienen una carga epidemiológica y económica muy alta”, señala.

La importación en América Latina

Mientras la disputa entre Estados Unidos y Europa ha mantenido fuera al pollo estadounidense de los mercados del viejo continente, la industria norteamericana sí ha podido acceder a algunos mercados de América Latina.

Según las cifras del Departamento de Agricultura de EE.UU. (2024), México es el principal destino no solo en Latinoamérica, sino a nivel mundial, de carne y productos avícolas (excepto los huevos) estadounidenses con importaciones por un valor de unos US$1.500 millones.

Los lineamientos actuales de México solo restringen el pollo de EE.UU. de regiones o condados que estén bajo alerta por la gripe aviar, indica la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios del país.

México es el mayor importador de carne avícola de EE.UU. en América Latina. Valor de la importación en millones de dólares estadounidenses.. .

Cuba es otro gran consumidor de pollo estadounidense, con importaciones que ascienden a US$262 millones. Las aves, de hecho, representan el 80% de las importaciones de productos agrícolas del país norteamericano, que tienen algunas excepciones al embargo económico impuesto la isla desde la década de 1960.

Otros países de la región que importan pollo estadounidense son Guatemala, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, Perú, Chile, Panamá, Honduras y El Salvador.

Brasil, al ser el mayor exportador de pollo del mundo, también tiene una gran penetración en los mercados de América Latina. Con excepción de México, la mayoría de los países de la región importan más pollo brasileño que estadounidense.

Para Chaves, cada gobierno “tiene que hacer lo que sea favorable para sus consumidores”, aunque sostiene que la ciencia alrededor de la industria avícola ha demostrado que la presencia de agentes bacterianos que causan enfermedades no está exenta en ninguna práctica.

“Si Europa no quiere que haya exposición a este pollo y carnes con adyuvantes es aceptable y respetable. Pero eso no significa que se enfermen menos o que no haya incidencia de microbios asociados con el pollo y otros productos cárnicos”.

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