Habitantes de los pueblos de Tlalpan y Coyoacán marcharon este lunes de Gran Sur hacia el Estadio Azteca, en protesta por la obra de remodelación que contempla la construcción de un hotel y una plaza comercial en esa zona.
Previo al arranque de la marcha, integrantes de las asambleas de pueblos leyeron un posicionamiento en el que expresaron su rechazo al proyecto financiado por Altavista Sur Inmobiliaria y Futbol del Distrito Federal en un terreno propiedad de Televisa, y reclamaron que las autoridades de la Ciudad de México se han negado a dialogar con ellos.
“El modelo de ciudad que nos convoca a manifestarnos se sigue reforzando con políticas que atraen inversiones millonarias para la especulación del suelo y dejan a habitantes a merced de un mercado que solo piensa en la ciudad como una mercancía”, alertaron con la ayuda de un altavoz.
También expresaron su descontento con el nuevo proyecto de Plan General de Ordenamiento Territorial (PGOT) que fue recientemente anunciado por el gobierno capitalino, documento para el que “no es de relevancia contemplar el futuro de la ciudad para sus habitantes, sino dar una certeza a las inversiones de grandes desarrollos como el planteado en el Estadio Azteca”.
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Algunos manifestantes marcharon sosteniendo lonas y pancartas, donde podían leerse mensajes como “Si no hay agua para el pueblo, no habrá paz para el gobierno” y “No al proyecto Estadio Azteca: desplaza, gentrifica, despoja, nos quita el agua y eleva las tarifas”. Otros avanzaron cargando una marioneta verde con la que representaron a Coatl, una serpiente, en representación del pueblo de Coapa, cuyo nombre significa “lugar de culebras”.
Entre consignas como “Agua para el pueblo, no para Televisa”, “Agua sí, megaproyectos no” y “Gobierno, entiende, el pueblo se defiende”, los manifestantes anunciaron que continuarán movilizándose contra el proyecto del estadio y contra la aprobación del PGOT.
Al llegar al Estadio Azteca, cerraron por algunos minutos Calzada de Tlalpan, desde donde comunicaron el siguiente mensaje: “No aceptaremos una planeación que asegure el crecimiento económico para los mismos que saquean los territorios, mucho menos seremos parte del espectáculo de decir que hay un consenso para que la capital del país sea intervenida por los mercados globales”.
La protesta culminó con un ritual en el que quemaron inciensos, hicieron sonar un caracol y a coro entonaron una oración a Ometéotl, dios de la creación, a quien encomendaron su lucha.
Vecinos de Santa Úrsula Coapa protestan sobre avenida San Guillermo, Coyoacán, en contra del megaproyecto del Estadio Azteca.
Señalan que la obra va a afectar el acceso al agua y provocará la gentrificación de las colonias aledañas.
📷@ere_aquino pic.twitter.com/lGmcBrQXYR
— Animal Político (@Pajaropolitico) May 30, 2023
Tras protestas por parte de vecinos de Santa Úrsula Coapa, el gobierno capitalino anunció en agosto pasado que se replantearía el proyecto de renovación, que pretende que el complejo comercial y hotelero quede listo para el Mundial de Futbol de 2026, cuyas sedes serán México, Estados Unidos y Canadá.
La propuesta modificada que aprobaron las autoridades señala que para el estadio —cuya construcción comenzó en 1962— se contempla la construcción un centro comercial de cuatro niveles y un hotel de siete pisos en uno de los costados, mismo que incluye un estacionamiento que sumaría 925 cajones a los 6 mil 718 existentes para quienes visiten la Ciudad de México con motivo de los cuatro partidos que se jugarán en el Azteca.
Sobre Calzada de Tlalpan se plantea la continuación del centro comercial, denominado Centro Estadio, que contaría con tres niveles y cinco pisos para estacionamiento, además de rampas vehiculares para el acceso a este complejo.
Aunque según las autoridades esta versión del proyecto de renovación causaría menor impacto que la propuesta inicialmente presentada, los habitantes de la zona consideraron que este no garantiza que no habrá saqueo de agua ni desplazamiento de los vecinos.
En un momento en el que las potencias europeas han decidido aumentar el gasto en defensa y armamento, Suiza ha reactivado un antiguo sistema de defensa que el siglo pasado le permitió permanecer ajeno a los conflictos armados.
“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Y así fue, al menos en Suiza.
Excavados a una profundidad imposible, la dura roca de los Alpes suizos esconde una laberíntica red de túneles de uso civil y militar con cientos de búnkeres a prueba de una guerra nuclear.
Sus entradas se camuflan bajo montículos, detrás de puertas minúsculas en un bosque o incluso bajo construcciones que fingen ser casas, y en realidad tienen paredes de dos metros de hormigón y ventanas con agujeros para colocar un fusil.
Con 8,8 millones de habitantes, Suiza es el país del mundo con más refugios nucleares per cápita: más de 370.000. Las últimas cifras afirman que, de hecho, hay más plazas que habitantes.
Una ley de 1963, garantiza que todos sus ciudadanos, incluyendo extranjeros y refugiados, tenga asegurada una litera en un búnker en caso de que se produzca un conflicto armado o un desastre nuclear en el país o uno vecino.
El espacio para cada persona debe ser de no menos de un metro cuadrado. Además, deben estar situados a 30 minutos máximo andando de casa, 60 en el caso de que el área sea montañosa.
Unas distancias asequibles, no solo por el tamaño del país, también por la obligación para los propietarios de bloques de apartamentos de construir y equipar refugios en todas las viviendas.
“La mayoría de la población vive en edificios que incluyen sus propios búnkeres. Si no hay refugio en un edificio habitado, existen instalaciones públicas”, explica la Oficina Federal de Protección Civil.
Los refugios están concebidos para casos de conflicto armado y deben ser resistentes a los efectos de las armas modernas, es decir, deben brindar protección contra sustancias peligrosas de tipo: nuclear, biológico y químico, así como a impactos de armas convencionales.
Es una cultura de defensa civil y ciudadana, más que militar.
“La sólida carcasa exterior del refugio puede resistir al menos 10 toneladas de presión por metro cuadrado (es decir, 1 bar), lo que significa que puede soportar el derrumbe de un edificio sobre él”, explica protección civil.
Tras un terremoto, por ejemplo, los refugios pueden dar alojamiento de emergencia y el tipo de filtro con el que están equipados también protege contra armas biológicas y químicas, ya que purifica el aire exterior contaminado.
“Me hace sentir más seguro saber que hay un refugio para todo el mundo en caso de ataque o desastre nuclear. No creo que una guerra en Suiza o en alguno de los países vecinos sea un escenario probable. Sin embargo, creo que es bueno que estemos preparados”, le dice a BBC Mundo Nicolas Städler, desde la ciudad de Basel, justo en la frontera con Alemania y Francia.
Pero admite que ahora mismo, si pasara algo, no sabe dónde está el refugio al que tendría que acudir.
Para Daniel Jordi, subdirector de la Oficina Federal de Protección Civil, conocer el lugar al que ir solo es importante llegado el momento.
“El bunker al que debes acudir está asociado a tu dirección. Pero es normal que las familias cambien de casa o se muden. Saber dónde está su refugio solo causaría confusión. ¿Es el anterior? ¿Es el nuevo? Nuestra recomendación es comunicarlo solo cuando sea necesario”, dice Jordi.
La existencia de esta red se remonta a la segunda guerra mundial, cuando el país quedó atrapado entre la Alemania nazi de Hitler, la Italia fascista de Benito Mussolini y su propio deseo de permanecer neutral. Suiza se ha mantenido al margen de las guerras extranjeras desde 1815.
El periodo de la Guerra Fría terminó de espolear la construcción pública, pero sobre todo privada, de estas instalaciones. Todas tienen que pasar una inspección cada 10 años y obtener un certificado.
Ahora, muchos de estos espacios se han convertido en improvisadas despensas, en abarrotados trasteros o bodegas de vino por nombrar algunos ejemplos. Algunos son museos, hoteles o restaurantes.
“La idea era que se pueda aprovechar el espacio pero sin modificar su estructura. Contamos con que, llegado el momento, los ciudadanos tendrán dos días para devolver esa parte del sótano a su uso original: un búnker”, dice el subdirector de la Oficina Federal de Protección Civil.
Otros se encuentran en mal estado debido a años de desuso, pero todas tienen que pasar una inspección cada 10 años y obtener un certificado de que todo está bien o pagar para solucionarlo.
“Yo no me siento más protegido. La evolución de las armas de guerra ha llegado a un punto en el que un ataque a la población civil en Suiza podría causar numerosas víctimas”, explica Eugenio Garrido, un abogado de República Dominicana que vive en Zúrich desde hace años.
“No estoy seguro de si los refugios construidos hace unos 50 o 60 años detendrían tales ataques”, añade.
Ahora “ante la evolución de la situación de seguridad mundial”, el gobierno suizo quiere poner a punto la red y planea una inversión de US$250 millones para modernizar la red, asegurando que los búnkers estén operativos y listos para su uso en caso de emergencia.
Las autoridades puntualizaron que las mejoras en los refugios no son preparativos para la guerra, sino una inversión en seguridad pública.
Isabel vive en Zúrich. Tampoco está segura de dónde está su búnker, el refugio al que tendría que ir si sucede algún ataque, pero le cuenta a BBC Mundo que saber que hay uno le da “paz mental”.
“Creo que es una gran medida para proteger a la población de cualquier desastre o conflicto nuclear; me da tranquilidad saber que tengo dónde estar protegida yo y mi familia”.
“Tal y como está el mundo, no se puede descartar nada, pero espero que Suiza mantenga su neutralidad y pueda seguir siendo un lugar seguro para sus habitantes y que de cobijo a la gente que lo necesita”, dice en referencia al tradicional espíritu de acogida y neutralidad del país helvético.
Sin ir muy lejos, Suiza acogió a miles de judíos que escapaban de la Alemania nazi de Hitler.
Pero la decisión del gobierno suizo de adoptar sanciones de la UE contra Rusia marcó un cambio significativo en la histórica postura de no alineamiento y en la mentalidad de los ciudadanos.
Según medios locales, las empresas suizas especializadas en búnkeres han reportado un incremento significativo en las consultas y solicitudes desde el inicio del conflicto. Por ejemplo, Oppidum Bunkers, dedicada a la construcción de refugios de lujo, informó de un “aumento constante” en las consultas sobre sus productos en los últimos meses.
Y compañías como Mengeu AG y Lunor han experimentado una “explosión de solicitudes” para renovar o verificar la funcionalidad de búnkeres existentes, muchos de los cuales datan de las décadas de 1960 a 1980 y requieren mantenimiento urgente.
Desde protección civil Daniel Jordi lo confirma: “Sí, desde la guerra en Ucrania recibimos muchas más preguntas, tanto de ciudadanos como de los cantones, que son los responsables de garantizar que los refugios estén listos y que la gente tenga acceso a ellos”.
La oleada de preguntas a menudo incluye “¿dónde está mi búnker?” “¿Tengo uno?” “¿Sigue intacto?” “¿Cómo puedo arreglar el mío?”.
Durante años Suiza se cogió al llamado “dividendo de la paz”, que provocó el deterioro o abandono de sus refugios.
“Ese dividendo hace referencia al gasto en seguridad no incurrido durante las últimas décadas porque tras el fin de la guerra fría no había percepción de riesgos inminentes bélicos ni para la población”, explica el profesor Juan Moscoso del Prado, Senior fellow de Instituto EsadeGeo.
Este analista recuerda que la invasión de Ucrania llegó a amenazar la integridad de infraestructuras críticas nucleares, como es caso de la central de Zaporiyia. En caso de explosión o de ataque, la nube de contaminación radioactiva podría afectar al centro de Europa, como ocurrió con Chernóbil.
También, el anuncio de Estados Unidos de retirar parte de sus efectivos militares del territorio europeo y de su compromiso de defensa y seguridad sobre Europa occidental, sin duda afecta a Suiza.
“Suiza, durante mucho tiempo fue un territorio incrustado entre países o bloques enfrentados. Esa situación duró siglos, abarcó tiempos de guerras y conflictos entre Francia, Prusia y después Alemania, el Imperio Austrohúngaro, Rusia… Desde el final de la guerra fría, Suiza parecía ser una isla dentro de un continente de paz estabilidad, pero esa estabilidad uniforme se ha roto radicalmente con la guerra de Ucrania”, añade Moscoso del Prado.
Y dado que no se sabe cuál puede ser el curso de la guerra en Ucrania, otro países han reaccionado de forma similares como los países bálticos, Finlandia, Noruega o Suecia.
En un momento en el que las potencias europeas han decidido aumentar el gasto en defensa y armamento, Suiza ha reactivado un antiguo sistema de defensa que el siglo pasado le permitió permanecer ajeno a los conflictos armados.
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