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Trump amenaza los sueños de las familias en La Montaña de Guerrero
Trump amenaza los sueños de las familias en La Montaña de Guerrero
Fotografía: Salvador Cisneros
6 minutos de lectura

Trump amenaza los sueños de las familias en La Montaña de Guerrero

El sueño de Yair, un joven guerrerense de la región de la Montaña, es ser enfermero; pero continuar con sus estudios depende de que su padre pueda seguir trabajando en Estados Unidos.
25 de enero, 2025
Por: Arturo de Dios Palma / Tlacolol

Yair Santiago Escobar tiene 18 años y quiere ser enfermero. Y está en eso: todos los días a las 6:30 de la mañana sale de su casa en la comunidad de Ixcateopan, en el municipio de Alpoyeca, en la Montaña de Guerrero, rumbo a Tlapa a estudiar enfermería.

Cursa el tercer grado en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) en la especialidad de Enfermería general. En estos días, Yair regresa a su casa hasta las 9 de la noche porque está realizando su servicio.

Para que pueda estudiar y hacer su servicio, Yair gasta todos los días 250 pesos, entre los pasajes, su almuerzo y su comida y materiales.

Leer: Trump suspende entrada de migrantes y ordena a Seguridad Nacional expulsarlos a través de frontera con México

Yair quiere estudiar la licenciatura en Enfermería, para eso tendría que irse a Chilpancingo, a Acapulco o hasta Puebla, y ese traslado implicaría más gastos. Su familia también lo desea, pero todo depende de que su padre, Francisco Santiago Cervantes, siga trabajando en los Estados Unidos, donde llegó hace dos años y medio de manera indocumentada. Su permanencia dependerá de que el presidente de ese país, Donald Trump, no cumpla sus amenazas: deportar al mayor número de indocumentados.

Cruzar la frontera

El 14 de julio del 2021, Francisco salió de Ixcateopan decidido a cruzar la frontera entre los Estados Unidos y México para trabajar. Salió con un amigo. Los dos se fueron a la frontera y contrataron a un pollero que los metió al desierto y ahí se perdieron, se separaron.

Francisco no sabía qué hacer, no sólo era la primera vez que intentaba cruzar la frontera, sino también la primera vez que estaba tan lejos de su pueblo, de su casa, de su familia. Como pudo, Francisco cruzó el desierto acompañado de otros migrantes que nunca había visto y nunca más volvió a ver.

“No se rinda compañero, ya casi vienen por nosotros”, le dijo el desconocido a Francisco, según recuerda Gabriela Escobar Benicio, su esposa y madre de Yair.

El 29 de julio del 2021, Francisco logró llegar hasta Nueva York para encontrarse con su hermano. Con el paso de los días, también se encontró con el amigo con el que salió de Ixcateopan.

Hasta antes del 2021, la idea de irse a trabajar a los Estados Unidos era algo lejano para Francisco. Había escuchado muchas historias de amigos y paisanos que estaban en aquel país, se enteraba de cómo enviaban dinero y veía cómo cambiaba la vida de las familias. Aun así, Francisco prefería la vida cerca de sus cuatro hijos. Pensar que no vería crecer a sus hijos lo aterraba.

‘Quiero ser enfermero’

Un día, Yair, su hijo mayor, pidió hablar con Francisco y Gabriela. Les contó sus sueños, sus planes, con la firmeza de alguien que sabe que está decidiendo el camino correcto.

“Quiero ser enfermero”, les dijo Yair sin titubeos.

Leer: Juez federal de EU bloquea orden ejecutiva contra ciudadanía por nacimiento; Trump apelará decisión

La convicción del muchacho dejó a Francisco y Gabriela preocupados. Sabían que no podían detener los sueños de Yair, sino todo lo contrario: tenían que hacer algo para que lo cumpliera. No quería que se quedara como Francisco que sólo estudió hasta el quinto de primaria o como Gabriela que apenas pudo terminar el bachillerato. No querían que su vida se le escurriera en los surcos sembrando maíz, frijol, calabaza y que su única recompensa fuera sobrevivir.

Después de esa plática, Francisco pasó días pensando, viendo su realidad. Era campesino y en ocasiones hacía trabajos de albañilería. Le pagaban por mucho 150 pesos por una jornada de trabajo extenuante.

La idea de irse a Estados Unidos lo fue acorralando, pero tenía un problema muy grande: no tenía dinero ni para poder llegar a la Ciudad de México.

En las semanas siguientes, se encontró con un amigo que había vuelto de los Estados Unidos a Ixcateopan. El amigo le propuso un plan: que se fueran juntos y que él le prestaba para cubrir los gastos con el compromiso de que cuando tuviera trabajo se los pagara.

Trump amenaza los sueños de las familias en La Montaña de Guerrero
Fotografía: Salvador Cisneros

Francisco corrió a contarle a Gabriela.

“Tenemos cuatro niños y todos están estudiando y quiero que sean algo en la vida, quiero que mi niño estudie enfermería y pues me salió esta oportunidad de mi amigo y pues me voy”, le dijo, firme, Francisco.

La noticia no le cayó muy bien a Gabriela, pues se quedaría sola con cuatro niños.

“A mí me preocupa mucho que él no esté porque, así como están las cosas, los chamacos necesitan mucha atención”, dice.

Sin el dinero que manda Francisco, sería imposible

Han pasado dos años y medio desde que se fue Francisco a los Estados Unidos; allá ha trabajado empaquetando carnes, haciendo limpieza en empresas y de cualquier otro tipo de trabajo.

“Apenas me habló, estaba con harta calentura, venía llegando del trabajo, le dije que por qué no se había quedado a descansar, pero me dijo que no lo había llamado y no podía perder la oportunidad”.

Entérate: Denuncian campaña para “delatar” a migrantes en California; incitan a ciudadanos a reportarlos

En este tiempo las cosas no han sido nada fáciles, pero sin el dinero que manda Francisco sería imposible que Yair cumpla sus sueños y que los otros tres niños puedan seguir estudiando.

Gabriela tiene bien claro que con el trabajo de Francisco en Ixcateopan no iban a poder lograrlo. A la semana, calcula se gasta hasta unos 2 mil 500 pesos sólo para que los cuatro hijos puedan ir a la escuela, más la alimentación.

Francisco envía unos 7 mil pesos quincenales que apenas alcanzan para cubrir los gastos. Pero, aun así, el margen es mayor que hace dos años y medio.

Cuando Francisco estaba en Ixcateopan no se quedaban sin comer, pero sí había ocasiones que estaban al límite.

“Acá Francisco cobraba 900 pesos a la semana por andar de peón”.

Esos 900 pesos alcanzaban para comer frijoles con tortillas y salsa. La carne, la pizza eran gustos que se podían dar muy esporádicamente. Muchas veces, recuerda Gabriela, tuvieron que pedir fiado porque no alcanzaba. Su padre, dice, ha sido uno de sus principales respaldos. Cuando Francisco estaba en su pueblo, les ayudaba a completar con el gasto de la comida y ahora está muy al pendiente de sus hijos.

“Acá mis niños cuando quieren salir a un lado le tienen que pedir permiso a su papá-abuelo, él se los lleva a trabajar al campo para que valoren lo que está haciendo su hijo en Estados Unidos”, dice Gabriela.

Ahora en su casa no hay abundancias, pero el hambre ya no aprieta como antes.

“Francisco luego me llama y me dice: ‘cómprale carne a los niños, algo de fruta, aunque sea de un kilo de algo, que la prueben’. Y, cuando le va bien, sí me dice: ‘cómprales su pizza a mis niños’, y se las compro”.

La amenaza de Trump

La relativa estabilidad que tiene la familia de Gabriela y Francisco depende ahora de la ofensiva que pueda lanzar la administración Trump en contra de los migrantes.

Francisco es uno de los 900 mil guerrerenses que radican en Estados Unidos como indocumentados. En caso de ser deportado, el sueño de Yair de ser enfermero se derrumbaría.

Pero hasta el momento Francisco no ha hablado el tema de su probable deportación con Gabriela. Ella piensa que no la quiere preocupar, ni tampoco a Yair. Cuando se comunican, por ahora, Francisco está más preocupado porque su hijo menor no se quede llorando.

Francisco no tiene fecha de regreso, pero sí tiene un plan: en cuanto Yair se gradúe como enfermero y construya su casa, se regresa. Todo depende de que no sea deportado.

 

Esta historia fue publicada originalmente en Tlacolol, medio de comunicación de análisis crítico del acontecer en Guerrero.

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Imagen BBC
Quién es Stephen Miller, el arquitecto de la dura política migratoria de Trump en EU
8 minutos de lectura

El arquitecto de las políticas más radicales sobre migración del nuevo presidente de Estados Unidos también ha diseñado la estrategia para aplicarlas con eficacia y sin concesiones.

24 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
0

Si hay un cerebro principal detrás de las políticas migratorias más radicales del presidente Donald Trump, es Stephen Miller.

A sus 39 años, este republicano de ideología ultraconservadora que ya diseñó algunas de las medidas más extremas del primer gobierno de Trump -como la separación de familias migrantes- ahora ha aumentado su poder e influencia en la Casa Blanca con los cargos de subdirector de políticas y asesor de seguridad nacional.

El mismo día en que asumió su segundo mandato, Trump firmó órdenes ejecutivas que llevan la marca de Miller, como la eliminación de la ciudadanía por nacimiento o la declaración de la emergencia nacional en la frontera sur.

Estas medidas reflejan el enfoque nacionalista de línea dura que ha promovido desde los inicios del trumpismo este “halcón” republicano, muy activo a la hora de defender sus propuestas en medios de comunicación.

“Usaremos todo el poder de las fuerzas federales bajo el mando y dirección del presidente Trump para salvar a este país de esta ocupación”, declaró este miércoles a la cadena Fox News.

Te contamos quién es Stephen Miller, considerado una de las figuras más radicales, temidas e influyentes de la Casa Blanca.

Su escalada al poder

Stephen Miller y Katie Waldman
Getty Images
Stephen Miller está casado con Katie Waldman, exsecretaria de prensa del exvicepresidente Mike Pence, y tienen dos hijos.

Nacido en 1985 en el seno de una familia judía de Santa Mónica (California), Miller mostró desde muy joven un marcado interés por la política, influenciado por figuras y medios con posiciones conservadoras.

A los 16 años escribió una carta a un periódico local criticando la falta de patriotismo en su instituto, posicionándose como un activista conservador que, entre otras cosas, exigía a los estudiantes latinos que hablasen solo inglés en clase.

Su formación política se consolidó en la Universidad de Duke, donde se graduó en Ciencias Políticas en 2007 y protagonizó un episodio que, según expertos, daría un temprano impulso a su carrera.

Miller se erigió como un vocal defensor de un grupo de jugadores del equipo universitario de lacrosse acusados de violación que finalmente probaron su inocencia, en un caso que alcanzó cierta relevancia mediática.

Fue en este periodo cuando empezó a vincularse con figuras controvertidas como Richard Spencer, un conocido supremacista blanco, si bien el asesor republicano negó que tuvieran una relación cercana.

Tras graduarse, trabajó como asesor de comunicaciones para congresistas republicanos y en 2009 se puso al servicio del entonces senador Jeff Sessions, conocido por sus posturas de línea dura en inmigración.

Bajo la tutela de Sessions, Miller jugó un rol clave en la oposición al proyecto de reforma migratoria bipartidista en 2013, consolidando su reputación como detractor de las políticas de fronteras abiertas.

En 2016 se unió a la campaña presidencial de Donald Trump como asesor de políticas y redactor de discursos.

Se atribuye a Miller el tono nacionalista y antiinmigración de las alocuciones de Trump, como el discurso inaugural de 2017, así como el diseño de dos de las medidas más polémicas de su primer gobierno: el veto migratorio a países de mayoría musulmana y la separación de familias de migrantes irregulares.

Trump firmando órdenes en 2017
Getty Images
En el primer mandato de Trump (2017-21) Miller participó activamente en la redacción de sus discursos y de las medidas migratorias más duras.

Según el periódico especializado Politico, fue su capacidad para interpretar y amplificar la visión de Trump lo que lo consolidó como una figura indispensable dentro de su primer gobierno entre 2017 y 2021.

Desde entonces, Miller es conocido por su enfoque radical sobre inmigración y su habilidad para transformar ideas extremas en políticas concretas.

Según The New York Times, el asesor republicano ha perfeccionado su estrategia operando con secretismo y evitando oposiciones internas, lo que le ha permitido aplicar con éxito algunas de las medidas más radicales del trumpismo.

Su estrategia

Para su segundo mandato, Donald Trump ha confiado a Stephen Miller un poder más amplio sobre la agenda migratoria, convirtiéndolo en la principal figura decisoria junto al nuevo “zar de la frontera”, Tom Homan.

Desde su puesto como subdirector de política y asesor de seguridad nacional, Miller ha liderado la redacción de una avalancha de órdenes ejecutivas para poner en marcha la agenda migratoria de Trump, que prometió acabar con el flujo de inmigrantes irregulares y deportar a aquellos que ya estén en suelo estadounidense.

Trump muestra una de sus órdenes ejecutivas firmada
Getty Images
Trump firmó decenas de órdenes ejecutivas el 20 de enero en su primer día como presidente, entre ellas las relativas a migración diseñadas por Stephen Miller.

Una de estas órdenes fue eliminar la ciudadanía por nacimiento, una medida que niega un derecho histórico garantizado por la 14ª Enmienda de la Constitución y que ya ha sido impugnada en los tribunales.

También reinstauró el Título 42, que permite cerrar la frontera con México en nombre de la salud pública, y declaró la emergencia nacional en la frontera sur, según expertos para justificar una militarización sin precedentes de los operativos de deportación.

Anuló, además, solicitudes de asilo pendientes, denegó la entrada al país a más refugiados e incluyó la designación de los carteles de droga como organizaciones terroristas extranjeras.

Miller es el cerebro de lo que algunos expertos han llamado una “estrategia de saturación”: inundar a la oposición y a los medios con un flujo constante de acciones ejecutivas y medidas para desbordar la capacidad de respuesta y maximizar su efectividad.

Politico destaca que el asesor ha trabajado con abogados externos, sin recurrir al Departamento de Justicia como suele ser habitual en su cargo, para blindar las nuevas políticas y garantizar que se lleven a la práctica con el menor número posible de obstáculos legales.

Este enfoque reflejaría las lecciones que Miller aprendió durante el primer mandato de Trump, cuando medidas como el veto migratorio enfrentaron bloqueos judiciales.

Además de su trabajo interno, Miller ha establecido relaciones estratégicas con figuras influyentes fuera del gobierno, como el empresario Elon Musk, que recientemente ha endurecido su postura sobre la inmigración.

Miller y Elon Musk
Getty Images
Expertos señalan la influencia de Miller sobre Elon Musk.

El nuevo asesor de seguridad nacional de Trump también creó la organización de juristas conservadores America First Legal, que promueve litigios y campañas mediáticas contra instituciones y organizaciones a las que acusan de amparar o fomentar la inmigración ilegal.

Así, Stephen Miller no solo es el arquitecto de las políticas más radicales del trumpismo, sino también el estratega que ha perfeccionado las tácticas y herramientas para aplicarlas con eficacia.

Lealtad absoluta a Trump

Desde sus inicios en la campaña presidencial de 2016, Stephen Miller ha demostrado una lealtad inquebrantable a Donald Trump, convirtiéndose en uno de sus aliados más cercanos e incondicionales.

Miller se unió al equipo de Trump cuando este aún era considerado una apuesta improbable para la Casa Blanca y redactó algunos de sus primeros discursos, donde moldeó y amplificó con éxito su tono populista y nacionalista.

En el primer mandato de Trump, Miller evitó involucrarse en las disputas internas que marcaron la Casa Blanca, manteniendo buenas relaciones tanto con los elementos moderados como con los más radicales del gobierno, según The New York Times.

Sin embargo, nunca defendió a un aliado si caía en desgracia con Trump, como fue el caso de Jeff Sessions, su antiguo mentor y jefe en el Senado.

Cuando en 2017 Sessions renunció a su cargo de fiscal general tras perder el favor del entonces presidente, Miller no dudó en priorizar su lealtad al líder y se distanció del que había sido su benefactor.

Stephen Miller
Getty Images
Miller siempre se ha alineado con Trump y en su carrera no hay rastro de una sola crítica al mandatario.

Esa fidelidad absoluta también se refleja en su disposición a seguir las órdenes de Trump sin cuestionarlas, especialmente en público.

Según Politico, el estratega de 39 años nunca contradice al presidente, incluso en reuniones privadas, y se alinea rápidamente con cualquier decisión que tome Trump, lo que le ha permitido sobrevivir a múltiples cambios de gabinete durante el primer gobierno y enfrentamientos internos en el partido.

Por supuesto, Miller ha respaldado en todo momento la más que cuestionable teoría de que las elecciones que Joe Biden ganó a Trump en 2020 fueron fraudulentas.

Una figura divisiva

Las políticas diseñadas por Stephen Miller, tanto en el primer como en el segundo mandato de Donald Trump, generan fuertes divisiones en la política y la sociedad estadounidenses.

Para sus detractores, incluidos legisladores demócratas y organizaciones de derechos humanos, su agenda asesta un ataque directo a los principios fundamentales de Estados Unidos y a las comunidades más vulnerables.

Grupos como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) o el Southern Poverty Law Center las describen como extremas y discriminatorias.

Stephen Miller
Getty Images
Miller es una de las figuras más polémicas del nuevo gobierno de Trump.

Analistas consultados por The New York Times advierten que las políticas promovidas por Miller podrían transformar la manera en que Estados Unidos gestiona la inmigración, cerrando puertas históricamente abiertas a refugiados y solicitantes de asilo.

Sus críticos también creen que las posibles deportaciones y la militarización de la frontera podrían tensar las relaciones con países vecinos, como México, y generar nuevas crisis humanitarias.

Para los simpatizantes del trumpismo, sin embargo, es un estratega visionario que ha redefinido las políticas migratorias con un enfoque nacionalista y de línea dura que ayudará a proteger la seguridad y el bienestar de los estadounidenses.

A falta de conocer los efectos definitivos de su legado, millones de migrantes ya están sintiendo de una o de otra manera el impacto de las políticas diseñadas e impulsadas por Miller, que prometen seguir siendo objeto de controversia y disputas en los próximos 4 años.

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BBC

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