
Para entender mejor
Transportistas protestan en Veracruz, Puebla, CDMX y Edomex ante la violencia e inseguridad en carreteras del país.
Desde las 07:00 horas, integrantes de la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas A.C. (Amotac) realizan un bloqueo en las principales vías de acceso y salida de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Se quejan de la violencia en carreteras y de los abusos de autoridades de tránsito pues aseguran que en lugar de garantizar la seguridad los infraccionan y multan son motivo.
En lo que va de enero, la AMOTAC ha contabilizado más de 15 asaltos en Puebla y Veracruz, particularmente en la autopista La Tinaja-Cosamaloapan, en conferencia líderes de la organización mencionaron que no cuentan con apoyo de la Guardia Nacional ni de ninguna autoridad.
También anunciaron un paro de labores para el 15 de febrero.
En otro punto, la Unión de Transportistas de Carga y Turismo (UTCT) protesta en caravana en la autopista México-Querétaro en Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México.
La Unión denuncia que uno de los transportistas recientemente asesinado era su agremiado y exigieron mayor seguridad para realizar su trabajo.
La manifestación fue convocada por los transportistas en días pasados y busca avanzar hacia las instalaciones de la Secretaría de Gobernación (Segob).
La UTCT llamó a más protestas en Durango, Coahuila, Tamaulipas, Puebla, Chihuahua, Tabasco, Sonora San Luis Potosí, Veracruz e Hidalgo.
Los integrantes de la Unión también están afectando vialidades en CDMX, principalmente Periférico Norte, Calzada Ignacio Zaragoza e Insurgentes Norte.
Transportistas alistan un paro nacional el próximo 5 de febrero debido a la inseguridad en las carreteras del país.
En un comunicado, la Coalición de Organizaciones Unidas de Autotransporte informó que en el paro nacional que planean participarán 15 organizaciones, entre ellas: Federación Mexicoamerica de Transportistas (Fematrac), Transportistas Indeco, la Alianza Mexicana de Transportistas, la Unión de Transportistas de Carga, Conductores Federales Unidos, la Cammex y RCN.
“Convocamos a paro nacional para expresar de forma pública, pacífica y apegada a derecho, la inconformidad o insatisfacción con problemáticas no resueltas de diversa índoles”.
Los transportistas destacan en el comunicado la urgente solución a la inseguridad que atenta contra la vida de los conductores y piden que no se use la fuerza pública contra sus manifestaciones.
“Ofrecemos una disculpa a la ciudadanía que se verá afectada por la movilización de transporte de carga en diferentes carreteras federales”, agregaron.
La coalición realizará el paro nacional en varias carreteras pero el punto principal será la carretera 57 México – Querétaro, a la altura del kilómetro 90, en el trébol del Arco Norte.
Lauro Rincón, presidente de Fematrac acusó falta de atención y estrategias efectivas por parte del gobierno para abordar la inseguridad en las carreteras.
Describió que los transportistas son víctimas de agresiones con armas de fuego y robo de mercancías.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) durante 2023 se registraron 9 mil 181 denuncias de robo a transportistas, del total, en 7 mil 862 casos hubo violencia.
En las últimas semanas la inseguridad en la autopista México- Querétaro ha incrementado, sobre todo contra conductores de vehículos de carga.

En uno de los casos, un grupo de personas armadas privó de la libertad a un operador; en otra ocasión a la altura de San Juan del Río, el chófer de una unidad pesada fue herido de gravedad, pero no frenó para evitar el asalto.
Y el tercer caso, un conductor fue asesinado tras varios impactos de arma de fuego sobre la misma carretera, pero en la zona que colinda con Cuautitlán Izcalli y Tlalnepantla, en el Estado de México.
En respuesta, el comandante de la Guardia Nacional, David Córdova, ha reconocido que el problema de inseguridad se replica en otras autopistas del país pero que Acapulco, Puebla y Querétaro son algunas de las afectadas.

Un análisis de los detalles clave de la nueva estrategia de seguridad nacional del gobierno de Trump y sus implicaciones para Europa, América Latina y el mundo.
La Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump ha generado alarma entre los aliados más cercanos de Estados Unidos y marca un alejamiento dramático de los principios fundamentales de la política exterior estadounidense de décadas.
El documento de 33 páginas, divulgado por el gobierno hace unos días, presenta el mundo primordialmente como un escenario económico, resaltando los acuerdos bilaterales y el nacionalismo económico por encima del multilateralismo y la promoción de la democracia.
La estrategia refleja las “cepas más ideológicas” del gobierno de Trump, comentó el corresponsal de BBC News en el Departamento de Estado, Tom Bateman, en el podcast The Global Story del Servicio Mundial de la BBC.
Esta también tiene implicaciones para América Latina, tanto en cómo se relaciona Washington con los cada vez más numerosos gobiernos de derecha, hasta la nueva versión de la Doctrina Monroe, que reafirma a la región como el “patio trasero” de EE.UU.
Igualmente impactante es lo que el documento omite, sin casi una sola crítica hacia adversarios tradicionales como Rusia y China.
En cambio, reserva el lenguaje más cargado para con Europa, lo que dio pie a la preocupación a lo largo de las capitales europeas.
Mientras que anteriores estrategias de seguridad nacional tendían a reafirmar los valores y prioridades compartidos de EE.UU. con los países europeos, este documento toma un giro diferente.
Europa será “irreconocible en 20 años a menos”, declara, por la acogida del continente a las instituciones multilaterales y sus políticas migratorias, que se han convertido en una influencia corruptora de la “identidad occidental”.
En esa sección, la estrategia crudamente declara que los estados de Europa enfrentan lo que llama la “eliminación civilizacional”.
Los líderes europeos han quedado, por lo menos en privado, “horrorizados” por el documento, dijo al podcast nuestro corresponsal en el Departamento de Estado.
“No están sorprendidos de que esta sea la postura ideológica de algunas partes del gobierno, pero verlo articulado dentro de un documento formal de política es bastante preocupante para ellos”, expresó.
La reacción en Europa de lado y lado del espectro político no se ha hecho esperar.
El diario francés de izquierda Le Monde catalogó el quiebre como un “divorcio”, señalando que marca una ruptura histórica con la era posterior al final de la Segunda Guerra Mundial
“El divorcio está finalizado, pendiente de la división de bienes”, escribe el diario en su artículo.
Más diciente aún en términos de la prensa francesa, indica el corresponsal Tom Bateman, es el comentario del diario conservador Le Figaro sobre la aparente contradicción de lo que afirma el documento sobre lo que llama la “pretensión del no intervencionismo” por un lado y, por el otro, el intervencionismo explícito en el caso de los países europeos.
La estrategia textualmente indica la intención de EE.UU. de cultivar la resistencia de los partidos de oposición en los países europeos. Eso implica apoyo a partidos de extrema derecha como el AfD en Alemania, el Partido Reforma en Reino Unido, y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, entro otros.
Es un apoyo explícito a los movimientos políticos en Europa que abogan por un nacionalismo económico y una oposición férrea a la migración, que el documento tilda de “partidos patrióticos”.
La estrategia hacia Europa sería una repetición de cómo ha accionado el gobierno de Trump en relación con América Latina, opina el corresponsal de la BBC.
En Argentina, por ejemplo, menciona el rescate económico que Trump aprobó para el gobierno de Javier Milei días antes de que su partido enfrentara elecciones legislativas que definirían el futuro de su proyecto político.
“Eso fue interpretado por los opositores (de Milei) como una evidente interferencia por Estados Unidos”, expresó Tom Bateman.
Ese apoyo se repitió antes de las recientes elecciones en Honduras, cuando Trump indultó al expresidente Juan Orlando Hernández, que cumplía una condena de 45 años en EE.UU. por narcotráfico, al tiempo que manifestó su apoyo al candidato de derecha Nasry “Tito” Asfura.
Lo mismo se ha visto en Brasil, con los ataques de Trump contra los tribunales de ese país que condenaron al expresidente de corte “trumpista” Jair Bolsonaro por su intento de golpe tras haber perdido las elecciones en 2022.
La nueva estrategia realza al continente americano, referido como el “Hemisferio Occidental”, como un principal foco de la política exterior de EE.UU.
El gobierno quiere “asegurarse… de que la región permanezca estable y suficientemente bien gobernada para evitar y desalentar la migración masiva hacia Estados Unidos”, lee el documento.
La estrategia introduce la idea de un “corolario Trump” a la doctrina Monroe, posicionando la táctica del gobierno como una secuela a la política del presidente James Monroe en el siglo XIX afirmando la primacía de EE.UU. en el continente americano y repeliendo la interferencia de los poderes coloniales europeos.
El gobierno considera esta renovada atención como necesaria para contrarrestar la influencia de China en América Latina, señala nuestro corresponsal, a pesar de que China no está mencionada directamente en el documento.
China ha logrado obtener demasiada posición económica en la región, según Trump, aunque su insinuación de que está “operando” el Canal de Panamá no es literalmente verdad.
Los recientes esfuerzos diplomáticos, incluyendo la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a países latinoamericanos a comienzos de año, son una señal de la intención de Washington de reafirmar su dominio tanto económico como estratégico en la región.
Aunque la estrategia no se extiende en la dimensión militar de esta política, la campaña de bombardeos aéreos contra supuestos narcotraficantes en el Caribe y la presencia de múltiples acorazados y personal militar estadounidense frente a las costas de Venezuela subraya la amenaza del uso de fuerza militar.
El deterioro de las relaciones entre EE.UU. y Europa ha sido aparente durante meses.
Una de las primeras señales de la actitud del gobierno de Trump hacia Europa se produjo en enero, cuando el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, emitió un cáustico ataque contra las democracias europeas, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en el que reprendió a sus líderes por ignorar las preocupaciones de sus votantes sobre la migración y la libertad de expresión.
Pero en la práctica, esta incómoda relación se ha desarrollado en otro escenario; la guerra en Ucrania.
El documento parece sugerir que Europa no ha entendido las dinámicas de poder que están en juego y que Estados Unidos debe invertir energía diplomática para estabilizar la región.
La Unión Europea está acusada de obstaculizar los esfuerzos de Washington por termina la guerra en Urania, según el documento, y que EE.UU. deber “restablecer una estabilidad estratégica hacia Rusia”, que a su vez “estabilizaría las economías europeas”.
El mensaje central es que Ucrania debería permanecer siendo un estado viable pero eso requiere reconocer la posición dominante de Rusia.
Donald Trump está “perdiendo la paciencia” con Europa y Ucrania, señala nuestro corresponsal.
“Está claro… la presión está sobre los europeos para que asientan a una postura que los ucranianos básicamente interpretan como una capitulación”, comentó en el podcast.
La tensión en torno a Ucrania ya se manifestó en momentos de alto perfil, incluyendo la reunión en el Despacho Oval de Trump y Vance con el presidente Volodymyr Zelensky en febrero, en la que tacharon al presidente ucraniano de “irrespetuoso” y “desagradecido”.
Los líderes europeos ahora enfrentan la realidad de que EE.UU. podría presionar para lograr un resultado mucho más preferencial para Moscú que para Kyiv.
Rusia recibió con beneplácito la Estrategia de Seguridad Nacional, describiéndola como “ampliamente consistente” con su visión.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional ya ha reconformado los debates en Washington y a lo largo de Europa.
Sus implicaciones para Ucrania, las relaciones EE.UU.-Europa y el orden global más amplio siguen desarrollándose.
Pero el documento deja una cosa inequívocamente clara: el gobierno de Trump pretende redefinir las prioridades de la política exterior de EE.UU. y espera que sus aliados se adapten a esa nueva realidad.
*Con información adicional del podcast The Global Story del Servicio Mundial de la BBC
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