Las familias y colectivos que deseen revisar y reconocer pantalones, camisas, vestidos, suéteres, zapatos y mochilas encontrados en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, pueden hacerlo en el sitio rancho-izaguirre.abundis.com.mx. En la página, se encuentra una galería organizada por tipo de prenda, color, marca y talla, con el propósito de facilitar la identificación de los objetos hallados en este centro de adiestramiento y exterminio.
El sitio web fue creado por el programador Ángel Abundis, quien estudió la licenciatura en sociología y una maestría en comunicación por la Universidad de Guadalajara. El joven utilizó los datos compartidos por la Fiscalía de Jalisco —autoridad que por primera vez hizo públicos los indicios de un caso—, los respaldó, los subió a una página web y clasificó.
Ahora las familias buscadoras ven primero la imagen para identificar a simple vista si se parece a la prenda de su persona desaparecida y después leen algunas características como marca de la prenda, talla y otros detalles a destacar, con el fin de confirmar o descartar que pueda ser de su familiar.
Abundis cuenta en entrevista con Animal Político que tras descargar el material compartido por la Fiscalía surgió la iniciativa. “Me doy cuenta que su consulta es bastante complicada y pues que no permite ver en primera instancia las imágenes de las prendas que a las personas que están buscando a sus seres queridos les interesa… Yo soy programador (y el objetivo) era generar un listado que fuera accesible de manera pública”, relata el joven.
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Anteriormente, las personas, familias y colectivos que deseaban revisar los mil 308 indicios registrados del Rancho Izaguirre, debían acceder a una base de Excel con más de mil celdas publicada por la Fiscalía Estatal, y para ver las fotografías de cada prenda, tenían que presionar un enlace para que los dirigiera a una nueva pestaña.
Abundis publicó el proyecto un día después de que la Fiscalía compartió los primeros 495 indicios. La página se ha ido ajustando conforme a las actualizaciones publicadas por la Fiscalía. Actualmente se tienen los mismos indicios que la autoridad, se tratan de mil 308 prendas y objetos, entre los que se encuentran 154 pares de zapatos y 51 prendas de ropa interior.
El programador cuenta que tardó cerca de cuatro horas para poder resguardar la información, para después subirla a una página web, además de costear la compra del sitio, pero enfatiza que “es un esfuerzo mínimo en comparación de lo que hacen los colectivos de búsqueda”.
“Esa es la reflexión y el punto de partida, las familias que están buscando a sus seres queridos están haciendo un esfuerzo emocional, económico, de logística, de tiempo, que es gigantesco, entonces siento yo que como sociedad civil alguna herramienta por muy pequeña que pueda ser, que la podamos aportar, tendríamos que hacer un ejercicio de empatía, de nuestro propio lugar de enunciación cómo podemos apoyar y sumar a los esfuerzos monumentales que ya hacen estos colectivos de búsqueda”.
Luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) tomó la investigación del caso, se anunció que las familias que identifiquen una prenda deben “contactar a la agencia del Ministerio Público donde se hizo la denuncia por la desaparición, aún si es en otra entidad federativa”, detalla la autoridad en un comunicado.
De esta manera, las familias y colectivos de búsqueda que estén interesados en ver las prendas de manera presencial, para confirmar o descartar el posible indicio, con fines de un avance en su investigación, deben contactar a la agencia del MP donde se hizo la denuncia.
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Anteriormente, cuando el caso solo era investigado por la autoridad local, las personas tenían que marcar a la Fiscalía de Jalisco para agendar una cita de identificación.
En caso de que no exista una denuncia previa, la FGR mencionó que lo mejor sería promover la denuncia para que se avance e investigue el posible hallazgo.
Investigadores proyectan que el potencial de recolección de niebla en zonas geográficas con condiciones favorables podría extender esta práctica (comúnmente utilizada a escala rural) al abastecimiento de urbes donde el agua es escasa.
Esto es lo que han concluido investigadores de ese país tras analizar el potencial de la recolección de niebla en Alto Hospicio, una ciudad ubicada en el norte de Chile, en la región árida del desierto de Atacama.
Con poca o ninguna precipitación, la principal fuente de agua de las ciudades de la zona son los acuíferos subterráneos, que se recargaron por última vez hace miles de años. La precipitación promedio es de menos de 5 mm al año. Y, en algunas zonas, la escasez hídrica obliga a abastecer de agua a la población con camiones aljibe.
Pero la ciudad de Alto Hospicio tiene una particularidad geográfica que favorece la formación y captura de la niebla.
“Se ubica en uno de los corredores de entrada de la niebla al continente”, explica a BBC Mundo la investigadora Virginia Carter Gamberini, de la Universidad Mayor de Chile.
Precisamente esas condiciones son las que podrían permitirle a la ciudad apoyarse en la cosecha de niebla como una alternativa viable y sostenible para abastecer de agua potable a su población.
Las conclusiones del estudio, que fue publicado en febrero en la revista Frontiers of Environmental Science, apuntan a que las nubes de niebla que se acumulan regularmente sobre la ciudad montañosa son una fuente desaprovechada de este recurso tan valioso.
Con el crecimiento de la población urbana y la creciente demanda de agua por parte de la minería y la industria, los investigadores advierten que es urgente encontrar otras fuentes sostenibles.
Sobre todo, considerando que en el caso particular de Alto Hospicio, se enfrentan graves problemas de pobreza y un acceso reducido de sectores de la población a redes de suministro de agua limpia.
La idea de capturar el agua de niebla no es nueva.
De hecho, Carter cuenta que ella ha participado en proyectos similares en otras zonas de Chile, Guatemala, Canadá y África.
Uno de los sistemas de recolección de agua de niebla más grandes se encuentra en Marruecos, en el borde del desierto del Sahara, mientras que experiencias emblemáticas en América Latina son las del Chungungo, también en Chile, o los atrapanieblas de las colinas del sur de Lima.
La novedad, señala la investigadora, es que hasta ahora los proyectos de esta naturaleza se habían entendido con la perspectiva de abastecer a comunidades rurales y no así a poblaciones urbanas.
“Esto apunta a un cambio de percepción. Siempre se pensaba en usar agua de niebla para abastecer a pequeños poblados o asentamientos rurales. En este caso, queremos explorar la posibilidad de abastecer una ciudad”, afirma.
“Nuestros hallazgos demuestran que la niebla puede servir como suministro urbano complementario en zonas áridas donde el cambio climático exacerba la escasez de agua”.
Carter recalca que una “nueva era” de recolección de niebla a una escala mucho mayor podría proporcionar un suministro de agua más seguro y sostenible en entornos urbanos donde más se necesita, no solo en Chile sino también en otras urbes del mundo.
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Capturar el agua de la niebla es extraordinariamente sencillo: se cuelga y tensa una malla entre dos postes y se forma el “atrapaniebla”. Cuando las nubes cargadas de humedad atraviesan esa fina malla, se forman pequeñas gotitas, que se canalizan hacia tuberías y tanques de almacenamiento.
La niebla de Alto Hospicio se forma sobre el océano Pacífico cuando el aire cálido y húmedo fluye sobre el agua fría y luego es empujado hacia las montañas. Las condiciones de niebla constantes en la zona permitieron a los investigadores identificar las áreas donde se podría recolectar el mayor volumen de agua de manera regular.
Con un trabajo de campo que se extendió por un año, realizaron evaluaciones in situ, lo que combinaron con datos obtenidos mediante un método predictivo (AMARU), que procesa información meteorológica y la cruza con datos que se obtienen mediante sensores remotos.
Durante la temporada alta del estudio, entre agosto y septiembre de 2024, el potencial de recogida alcanzó hasta 10 litros por metro cuadrado al día, según los investigadores.
Basándose en una tasa promedio anual de recolección de agua de 2,5 litros por metro cuadrado de malla al día, calcularon que:
Carter explica que Chile es “muy especial” en cuanto a la niebla marina, “porque tenemos el océano a lo largo de todo el país y también tenemos la cordillera”.
Su equipo está trabajando actualmente en un “mapa de recolección de niebla” con el objetivo de identificar otros lugares en donde este modelo se pueda implementar.
El “agua de las nubes”, como la describe Carter, podría, según ella, “mejorar la resiliencia de nuestras ciudades ante el cambio climático y, al mismo tiempo, mejorar el acceso al agua potable”.
La investigadora destaca, sin embargo, que la posibilidad de alcanzar esos volúmenes en otras zonas que enfrentan una grave escasez hídrica dependerá siempre de su potencial de formación y captación de niebla, que está dado por diversos elementos.
“Los factores clave que influyen en la eficiencia de la recolección de niebla incluyen la dirección y la velocidad del viento, así como las características geográficas, especialmente la presencia de montañas”, explica.
Por ejemplo, Petorca, una de las zonas más afectadas por la escasez hídrica en Chile, no tendría -a primera vista- las mismas posibilidades de abastecerse en grandes volúmenes de agua a partir de la niebla. Pero sí otras zonas costeras del país.
“Yo he tomado siempre agua de niebla”, dice Carter, pero señala que el estudio que realizaron no contempla un análisis químico respecto de la calidad del recurso hídrico.
En ese sentido, destaca que “va a ser importante hacer otras investigaciones…Ya sabemos cuánta agua y dónde encontrarla. Después habrá que profundizar en la calidad del agua y los métodos mas adecuados para potabilizarla”.
“Puede ser que ahora ya está bien para tomarla, el punto es que no lo sabemos”, dice otra de las investigadoras, Nathalie Verbrugghe, de la Universidad Libre de Bruselas.
Las investigadoras son cautas sobre las expectativas que se han generado en torno a los hallazgos de esta investigación:
“Nosotras no vamos solucionar la crisis hídrica de Chile o del desierto de Atacama” y “probablemente esta tecnología tampoco, pero esperamos que sea un complemento”.
*Con información de Victoria Gill e Isabel Caro
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