Vecinos de la colonia Gertrudis Sánchez, en la alcaldía Gustavo A. Madero, llevaban semanas reportando lo que parecía ser un socavón que parecía profundizarse; pero el problema resultó ser mayor: se trataba de una toma clandestina para robar combustible de los ductos de Pemex que pasan por la zona.
Ante el riesgo de que se abriera el pavimento entre las calles de Avenida Gran Canal y Albino Corzo –pues los vecinos reportaron varios “baches” que parecían unirse en medio de la avenida– personal de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil acudió a la zona para determinar qué tan grave era el socavón.
Una vez que abrieron, se dieron cuenta que había cables y material de tubería que no era el que corresponde al desagüe de los edificios que están en la zona. Dieron aviso a personal de Petróleos Mexicanos (Pemex), porque el túnel parecía llegar a la zona de los ductos.
Para la tarde de este 8 de noviembre, personal de Pemex reconoció que se trataba de una toma clandestina para la extracción ilegal de combustible, pero que no se usa actualmente, por lo que no representa un riesgo grave para los vecinos de la zona.
En declaraciones a la prensa, Myriam Urzúa, secretaría de Gestión Integral de Riesgos de la CDMX confirmó que se trató de una toma clandestina desde la que se extraía combustible, pero al estar inactiva lo único que representaba un riesgo era la apertura del pavimento.
“Con base en los múltiples registros de que había socavones que estaban apareciendo, se hizo una revisión y se encontró un túnel con una toma clandestina de combustible ya inactiva, de todas formas, se selló, se le puso un capuchón y no hay riesgo alguno para la población”, dijo.
En 2017, Animal Político publicó que en los primeros cuatro años del sexenio de Enrique Peña Nieto, Pemex perdió 97 mil millones de pesos por fugas y robo de combustible en sus ductos, una cifra 55% superior a las pérdidas registradas los últimos cuatro años del sexenio anterior.
Combinados ambos periodos (2009-2016), el Estado mexicano ha acumulado un daño en sus finanzas públicas de 159 mil 957 millones de pesos por el combustible perdido. La cifra es equivalente a lo que la Secretaría de Educación Pública federal ha destinado a investigación científica y desarrollo tecnológico en ese mismo lapso.
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En volumen, lo perdido ascendía a 14 mil 652 millones de litros, que implica hasta 250 pipas de combustible cada día.
Un grupo de científicos logró estimar por primera vez la antigüedad de Pando.
Para el visitante desprevenido, Pando no es más que un hermoso bosque de una especie de álamos llamados temblones.
Pero durante miles de años sus raíces han guardado un secreto genético que lo hace aún más interesante.
Ubicado en un área de 43 hectáreas cerca de Fish Lake, en Utah, Estados Unidos, algunos científicos lo consideran “el organismo vivo más grande y más pesado del mundo”.
¿Por qué?
Resulta que los 47 mil árboles que lo conforman están conectados por un sistema de raíces y son idénticos genéticamente.
“Todos estos árboles son en realidad un solo árbol”, le dijo a BBC Mundo el geógrafo Paul Rogers en 2018.
El fenómeno ha atraído durante décadas a los científicos. Y una de las grandes dudas que había respecto de Pando tenía que ver con su antigüedad.
Aunque desde hace tiempo ha sido considerado como uno de los seres vivos más antiguos de la Tierra, los expertos no sabían con certeza su edad.
Ahora, esa duda se disipó luego de que un equipo de biólogos lograra datarlo por primera vez.
¿Su conclusión?
Pando, el árbol más grande del mundo, tiene al menos 16 mil años.
Para estudiar la historia evolutiva de Pando, la bióloga Rozenn Pineau, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, y sus colegas, recolectaron y secuenciaron más de 500 muestras del árbol, así como de varios tipos de tejidos, incluyendo hojas, raíces y corteza.
El objetivo era extraer datos genéticos, buscando en particular las mutaciones somáticas, que son alteraciones en el ADN que ocurren en las células de un organismo después de la concepción.
Según declaraciones de Pineau recogidas por la revista especializada New Scientist, “al principio, cuando Pando germinó a partir de una semilla, todas sus células contenían ADN esencialmente idéntico”.
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“Pero cada vez que se crea una nueva célula y se replica la información genética, pueden producirse errores que introduzcan mutaciones en el ADN”, explicó.
De acuerdo con el estudio, al observar la señal genética de esas mutaciones presentes en diferentes partes del árbol, los investigadores pudieron reconstruir la historia evolutiva de Pando y estimar su edad.
Cabe recordar que los bosques de álamos se pueden reproducir de dos maneras: una es cuando los árboles maduros dejan caer semillas que luego germinan y, la otra se da cuando liberan brotes de sus raíces, a partir de las cuales nacen nuevos árboles a los que se les llama clones.
Pando no es el único bosque clon, pero sí el más extenso. Como los expertos lo consideran un mismo organismo, suman el peso de todos sus árboles, lo que da como resultado un ser viviente que pesa un estimado de 13 millones de toneladas.
Los investigadores hicieron tres estimaciones diferentes de la edad de este árbol, pues no estaban seguros de si habían pasado por alto algunas mutaciones o si algunas de las mutaciones que identificaron eran falsos positivos.
Suponiendo que los científicos identificaran correctamente cada mutación en la parte del genoma que secuenciaron, la primera estimación dice que Pando tiene unos 34 mil años de antigüedad.
Si los expertos incluyen posibles mutaciones somáticas no detectadas, la segunda estimación —y la menos conservadora— sugiere que el árbol Pando tendría unos 81 mil años.
Y si se considera que sólo el 6% de las mutaciones que observaron los biólogos son “positivas verdaderas”, Pando entonces tendría 16 mil años.
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Considerando todas estas incertidumbres, Rozenn Pineau y su equipo calcularon que la edad del árbol probablemente se encuentre entre 16 mil y 81 mil años.
“Aunque estos escenarios nos dan cifras bastante diferentes, todos apuntan a una conclusión notable: Pando es antiguo”, dijo Pineau a New Scientist.
“Incluso en su edad estimada más joven (16 mil), este clon de álamo ha estado creciendo desde la última edad de hielo”, agregó.
A través de su cuenta de X (Twitter), Will Ratcliff, otro de los biólogos que participó de la investigación, indicó que “para poner la edad de Pando en perspectiva, incluso según nuestra estimación más conservadora, estaba vivo cuando los humanos cazaban mamuts”.
“Según nuestra estimación más antigua, germinó antes de que nuestra especie abandonara África”, agregó.
En el estudio, en tanto, se indica que “independientemente del escenario, estas estimaciones destacan la notable longevidad de Pando (…), lo que lo convierte en uno de los organismos vivos más antiguos de la Tierra”.
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