La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) investiga el robo de 55 tortugas casquito, una especie en peligro de extinción, del Centro Universitario de la Costa (Cucosta) en Puerto Vallarta, el cual depende de la Universidad de Guadalajara.
El hurto de los ejemplares ocurrió la madrugada del pasado 13 de enero cuando, de acuerdo con la carpeta de investigación, dos sujetos ingresaron al Cucosta haciéndose pasar por inspectores de la Profepa por lo cual se presentó una denuncia por allanamiento, fraude y abuso de confianza.
Ante esta situación la Procuraduría, en coordinación con la Dirección de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), anunció acciones preventivas como retirar a las tortugas casquito del centro de investigación y llevarlas a un “sitio que ofrezca las mayores condiciones para asegurar su bienestar”.
También se alertó a las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) registradas ante la Semarnat para que refuercen su seguridad en el resguardo de ésta y otras especies similares.
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De igual manera se alertó a instituciones de seguridad tanto locales como federales sobre el robo de las tortugas, así como a las autoridades aduanales para detectar la posible salida del país de los ejemplares robados del Cucosta.
“Queremos hacer un llamado a la ciudadanía desde Profepa a denunciar estas extracciones ilegales y a no adquirir ejemplares de vida silvestre”, señaló Mariana Boy Tamborrell, titular de la dependencia.
Por su parte, el centro universitario señaló desconocer el valor de las tortugas pero enfatizó que su importancia es biológica al ser una especie endémica que solo se encuentra dentro de la mancha urbana de la región de Bahía Banderas.
La tortuga casquito es una especie descubierta en 2018, cuya distribución está limitada al valle del río Ameca el cual divide Jalisco y Nayarit, y está categorizada como en peligro de extinción, de acuerdo con la Profepa.
Esta especie también está enlistada en el Apéndice I (de mayor protección) de la sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Las tortugas casquito habitan en arroyos y humedales que conecta con el Área Natural Protegida, el Estero El Salado
Los retos de su descubrimiento, señala el Cucosta, son que habitan en un ambiente urbano y su hábitat está en constante presión por la creciente mancha urbana, en la época de lluvia salen de sus áreas de estivación y son vulnerables a los atropellamientos y el interés por capturarlos y venderlas de manera ilegal.
El Vaticano había ordenado en 2023 una investigación y en 2024 ya había apartado al fundador de una comunidad que llegó a tener miles de miembros.
El papa Francisco disolvió el Sodalicio de Vida Cristiana, la comunidad religiosa católica con sede en Perú investigada durante años por denuncias de presuntos abusos sexuales y psicológicos por parte de su fundador y otros responsables.
Un comunicado de la Asamblea del Sodalicio confirmó una noticia que se había filtrado días antes en el portal especializado en información eclesiástica Infovaticana.
El comunicado del Sodalicio no da detalles de una decisión sobre la que el Vaticano no ha hecho aún ningún anuncio oficial. No es habitual que el Papa disuelva una comunidad religiosa católica aunque esté envuelta en un escándalo.
El Sodalicio, formado por laicos y sacerdotes católicos, fue fundado en Perú por Luis Fernando Figari en 1971 y llegó a contar con unos 20.000 miembros en América Latina y Estados Unidos.
Reconocido oficialmente como comunidad religiosa por el papa Juan Pablo II en 1997, el grupo ha sido objeto de varias investigaciones por parte de la fiscalía peruana y el Vaticano en la última década.
Un informe encargado por la sociedad publicado en 2017 concluyó que Figari y otros exmiembros de alto rango habían abusado de al menos 19 menores y 10 adultos.
En 2023, tras años de denuncias, el papa Francisco envió a Perú al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y al sacerdote español Jordi Bertomeu, con la misión de investigar los numerosos abusos presuntamente cometidos en el seno del Sodalicio.
En 2024, la Santa Sede expulsó del grupo a Figari, que negó haber cometido delito alguno.
La periodista Pao Ugaz, coautora del libro “Mitad monjes, mitad soldados” sobre los escándalos de la sociedad, le dijo a BBC Mundo cuando se conoció la expulsión de Figari que se trataba de “una decisión valiente” que “anuncia el principio del fin de una organización que hasta ahora había gozado de impunidad”.
La decisión final sobre una sociedad ampliamente percibida como ejemplo de abuso e impunidad era esperada desde hacía meses por sus críticos.
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