A más de un mes de empezar los trabajos de búsqueda e investigación en el paraje del Salto Colorado, en Zapopan, Jalisco, la Fiscalía del Estado, informó que se recuperaron 24 cuerpos que se encontraban en una fosa clandestina.
En una tarjeta informativa, la dependencia aseguró que entre el 13 de diciembre de 2024 y el 13 de enero, se descubrieron 72 bolsas con segmentos en una fosa.
“Derivado de los trabajos periciales y mediante el cruce de información por características individualizantes, se obtuvo la pre identificación de seis personas -una mujer y cinco hombres-, quienes tenían reporte de desaparición entre 2021 y 2023”, detalló la fiscalía.
Aseguró que las familias de las víctimas ya han sido notificadas y se les brindará la asistencia de acompañamiento psicosocial por parte de la Vicefiscalía en Personas Desaparecidas.
Precisó que, en este proceso, de manera permanente estuvieron presentes como observadores colectivos de la sociedad civil organizada y familiares de personas desaparecidas.
“En los diversos trabajos de búsqueda y localización se empleó equipo tecnológico avanzado de la Vicefiscalía en Personas Desaparecidas de la Fiscalía del Estado -como drones con cámaras térmicas y georradares-, así como binomios caninos”, añadió la dependencia.
Agregó que continuarán trabajando con el Instituto Jaliscience de Ciencias Forenses (IJCF) a fin de conformar expedientes integrales que permitan conocer la identidad de los demás cuerpos.
En julio del año pasado, el colectivo Corazones Unidos en Busca de Nuestros Tesoros localizó al menos 29 bolsas con segmentos humanos en una fosa clandestina en Zapopan, Jalisco.
El hallazgo se realizó cuando las personas buscadoras recibieron un reporte sobre la presencia de enterramientos en una finca abandonada en la colonia Paraísos del Colli.
De acuerdo con las autoridades, algunas de las bolsas eran de “larga data” y otras más recientes, además informó que se encuentran en contacto con el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, quien ya realiza el procesamiento de los cuerpos para posteriormente pasar a los trabajos de identificación.
En tanto, el Colectivo Familiares unidos buscando a nuestros desaparecidos en Baja California, publicó en sus redes sociales que en la fosa clandestina que se encontró entre las colonias Pacífico y Rosas Magallón, localizaron restos óseos.
“Si tienes un familiar desaparecido estos cuerpos sólo podrán ser identificados por medio de ADN. Continuamos trabajando para regresarlos a casa”, indicó el colectivo.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas al 22 de julio de 2024 había 324 mil 464 registros de personas que en algún momento desde 1952 habían desaparecido en el país.
El RNPDNO indicó que, de este universo, 192 mil 451 (59.4%) de ellas eventualmente fueron localizadas con vida, mientras que 16 mil 119 (5%) fueron localizadas sin vida y 115 mil 894 (35.7%) siguen sin ser localizadas.
No obstante, en 2006, en todo México se registraron 612 personas desaparecidas (362 hombres y 250 mujeres). En cambio, durante 2023, el último año completo del que hay un registro, en el RNPDNO se registraron más de 29 mil 668 personas desaparecidas, de las cuales 17 mil 869 eran hombres y 11 mil 769 eran mujeres.
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A lo largo de este periodo de 17 años, las desapariciones de las que hay registro aumentaron 49 veces (49 veces para hombres y 47 veces en el caso de las mujeres).
Con la subida de la temperatura global en el planeta, el gráfico que refleja la evolución del frío al calor tendrá el rojo más oscuro hasta la fecha.
Aunque parezca simple, este diseño de rayas de colores que ves arriba revolucionó la forma en que visualizamos y comunicamos el cambio climático.
Es un modelo en el que las rayas oscilan de tonos azules a tonos más rojos para ilustrar cómo el planeta se ha calentado a medida que los humanos han emitido más gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Durante un tiempo parecía que las llamadas “rayas del calentamiento” estaban en todos lados.
La imagen fue adoptada por activistas alrededor del mundo e incluso sirvió como portada para el libro The Climate Book, de Greta Thunberg, así como para ilustrar las portadas de ediciones impresas de varios medios internacionales.
A pesar de que el gráfico logró extender la conciencia social acerca del cambio climático, la temperatura global ha seguido aumentando.
Y a principios de 2024, las franjas climáticas se tuvieron que actualizar con un color adicional en ambos extremos: un azul más oscuro y un rojo más oscuro.
La razón fue que en 2023 hizo tanto calor que el equipo detrás de las rayas decidió cambiar la escala.
Y esta situación continúa.
Los expertos han confirmado que 2024 rompió récords y fue el año más caliente registrado a nivel mundial.
Esto significa que el gráfico tendrá el rojo aún más oscuro en la escala actualizada.
En 2017, Ellie Highwood, entonces profesora de física climática en la Universidad de Reading, Reino Unido, publicó una fotografía en Twitter (ahora X) de una “manta del calentamiento global” que había tejido a ganchillo como regalo para un bebé.
Highwood usó datos sobre el cambio promedio de la temperatura global anual para determinar el patrón de colores.
No tenía idea de que una versión gráfica creada posteriormente por un colega se convertiría en un símbolo reconocido del cambio climático.
A diferencia de las visualizaciones de datos tradicionales, la cobija sólo presentaba colores y se parecía más a un código de barras que a un gráfico normal con título, texto, números, etc.
“Algunas personas se desconectan apenas ven un gráfico, ¿verdad?”, dice Highwood.
En su blog, compartió instrucciones para que otros pudieran replicar la manta usando hilo u otros materiales.
“La versión artesanal hace algo diferente. Si estás reproduciendo físicamente el patrón, estás internalizando los datos y hay más posibilidades de que sientas que es real”.
Cuando Ed Hawkins, científico climático y profesor de la misma universidad, vio la cobija y las reacciones positivas de la gente en la red social, pensó que sería una buena manera de visualizar los datos del cambio climático digitalmente.
Redujo la gama de colores a tonos azules y rojos, generalmente asociados en los mapas meteorológicos con la temperatura, y compartió el gráfico con el público.
Años después, la imagen se hizo viral.
Parte del éxito de las franjas está en su simplicidad, lo llamativo que son sus colores y lo fácil que es sacar una conclusión al verlas: la temperatura está aumentando conforme pasa el tiempo.
Para Amanda Makulec, directora ejecutiva de la Sociedad de Visualización de Datos (DVS en inglés), lo que hace especiales a estas rayas es que han cobrado vida propia; cualquiera puede tejer, imprimir o reproducir el patrón de formas creativas, lo que ayuda a conectar con el mensaje.
“Puede hacer que los datos parezcan menos técnicos y nos permite mirar el panorama general y reflexionar”, expone Makulec.
Sin embargo, indica Hawkins, el gráfico también ha enfrentado algunas reacciones negativas, principalmente dentro de la comunidad científica, por ser demasiado sencillo.
“Ciertamente he recibido críticas porque no se pueden ver los detalles, los números. Creo que eso es justo”, admite el profesor de la Universidad de Reading.
“No hay una manera única de presentar esto de una forma que sea fácilmente comprensible y que brinde a todos todo lo que desean de un gráfico. Es sólo un recurso entre una amplia gama al que podemos recurrir para hablar con diferentes audiencias sobre el mismo tema”.
En cualquier caso, este estilo de comunicar datos se hizo tan popular que otras personas reinventaron las franjas climáticas para ayudar a ilustrar otras crisis que enfrenta el planeta, como las “franjas de la calidad del aire” con tonos de celeste a negro o las “franjas de la biodiversidad”, que van de verde a gris.
A Miles Richardson, quien dirige el grupo de investigación sobre conectividad con la naturaleza en la Universidad de Derby, en Reino Unido, le preocupaba que la pérdida de biodiversidad reciba menos cobertura que otros problemas globales.
Richardson conocía bien las franjas climáticas y pensó que sería efectivo crear una versión para la biodiversidad ya que nadie las había hecho.
“Hay una batalla por la atención todos los días, especialmente si vives en un entorno urbano. Pero el formato de rayas parece abrirse paso y captar la atención de la gente”, afirma.
Las rayas climáticas se han usado en todo tipo de eventos y por todo tipo de personas, desde políticos y deportistas hasta modelos de pasarela.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, las usó como mascarilla durante el debate final cuando era candidato en las elecciones de 2021.
También fueron exhibidas en obras de infraestructura pública y en medios de transporte en Europa.
Y han decorado edificios en Nueva York e incluso monumentos naturales como los Acantilados Blancos de Dover en Inglaterra.
Hace dos años, las mostraron en pantalla en un festival de música de tres días en la Ciudad de México.
Cycling 4 Climate, una fundación que ha organizado eventos de ciclismo en seis países en Europa para concienciar sobre el cambio climático, eligió el patrón de rayas como su uniforme por el fuerte mensaje que transmite.
“Con frecuencia me preguntan sobre la camiseta porque a la gente le gusta el diseño. Eso da pie a iniciar una conversación sobre el tema, y las personas siempre se sorprenden cuando entienden lo que representan las rayas”, le dice a la BBC Joost Brinkman, cofundador de Cycling 4 Climate afincado en los Países Bajos.
A finales del año pasado un equipo de científicos, activistas ambientales y aventureros imprimieron las rayas en el velero en el que emprendieron un viaje de unos 15.810 km desde Noruega hasta Alaska.
Atravesaron el pasaje del noroeste del Ártico con el fin de hacer un llamado de atención a la velocidad en que se está derritiendo el hielo de la zona.
Y es que esta vía marítima entre los océanos Atlántico y Pacífico, que alguna vez fue imposible de cruzar, se está volviendo más accesible a medida que el hielo marino del Ártico desaparece, acelerado por el calentamiento del planeta.
Las franjas climáticas no son en sí mismas la solución al calentamiento global, pero tal vez representen un primer paso para reconocer el problema.
“El cambio climático ha sido un desafío muy político, y si las rayas han abierto puertas para iniciar esas conversaciones, no puedo pensar en un mejor impacto”, concluye Amanda Makulec.
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