En la Zona Metropolitana de Querétaro hay una crisis de escasez de agua provocada por la contaminación, sobreexplotación, urbanización acelerada y acaparamiento, de acuerdo con un informe especial de la asociación Bajo Tierra Museo del Agua.
De acuerdo con el reporte de la organización, entre 2019 y 2022 Querétaro se ubicó en el sexto lugar a nivel nacional con estrés hídrico y entre las cuatro regiones con mayor vulnerabilidad hidrológica.
La entidad también está entre las 10 más afectadas por incendios, presenta sequía severa en 15 de sus 18 municipios y es uno de los tres estados con tarifas más altas por servicios de agua potable y drenaje.
Y, sumado a esto, de los 11 acuíferos que existen en Querétaro, ocho están sobreexplotados.
La escasez, provocada por los modelos de gestión hídrica, genera “contradicciones como el desabasto y desperdicio que suceden al mismo tiempo (…) el agua es distribuida sin que se tenga certeza si su llegada a la ciudad es equitativa y, más bien, favorece intereses privados”, señalaron integrantes de la asociación en la presentación del informe.
El informe de Bajo Tierra Museo del Agua señala que, según estimaciones oficiales, el 6% del agua extraída en todo el estado es usada en la industria, el 63% en la actividad agropecuaria, 5% en generación de energía eléctrica y 30% en uso público urbano.
A nivel estado se estima que un aproximado de 9% de los hogares, beneficiarios de ese 30% de uso público del agua, no tienen servicio entre tres y ocho horas al día.
En los últimos cinco años, habitantes de diversas zonas reportan con regularidad periodos prolongados de falta de agua para uso doméstico y consumo humano, lo que ha impactado en la economía familiar, salud y calidad de vida.
Aunado a la escasez en los hogares, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) clausuró 57 pozos clandestinos en los 18 municipios del estado durante 2022.
De acuerdo con el reporte, los acuíferos, ríos y presas de la Zona Metropolitana de Querétaro presentan distintos grados de contaminación y muchos están dentro del parámetro de altamente contaminado, no apta para consumo humano.
El río Querétaro, el río El Pueblito y el arroyo Jurica “están fuertemente contaminadas por descargas domésticas, industriales y agropecuarias”.
Otra de las problemáticas es la sobreexplotación. Querétaro está entre las primeras ciudades del país en consumo per cápita y entre las 48 del mundo con tendencia a la alza.
En 20 años, el uso público-urbano en la Zona Metropolitana incrementó en 30%, mientras que los acuíferos que subyacen a la metrópoli presentan déficit. Esto a pesar de que desde los 50 se establecieron restricciones para explotación; en 26 años la Conagua ha otorgado 7 mil 817 concesiones para la prestación del servicio en Querétaro.
Por otro lado, la escasez de agua en Querétaro ha sido provocada por la metropolización en las últimas décadas que, con la creación de asentamientos, se encarecen los costos de urbanización y de los servicios.
Este avance de la mancha urbana en zonas de recarga de agua impide su infiltración a los mantos acuíferos y se pierde la capacidad de retención de escorrentías lo que vuelve a las zonas más propensas a inundarse.
Por último, el informe señala el acaparamiento como un factor más que ha propiciado la escasez en la entidad. En la ciudad de Querétaro hay al menos 22 operadoras autorizadas para el abastecimiento privado de agua potable.
El reporte de Bajo Tierra Museo del Agua fue presentado este martes 15 de agosto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
El paramédico palestino Munther Abed rechaza la afirmación de Israel de que los vehículos del personal de emergencia se acercaron a los soldados con las luces apagadas.
“Soy el único sobreviviente que vio lo que les pasó a mis compañeros”, dice Munther Abed, mientras revisa fotos de sus colegas paramédicos en su teléfono.
En el ataque israelí que mató a 15 trabajadores de emergencia en Gaza en la madrugada del 23 de marzo, Munther sobrevivió lanzándose al suelo en la parte trasera de su ambulancia, mientras sus dos compañeros en la parte delantera recibían disparos del ejército israelí.
En el ataque, cinco ambulancias, un camión de bomberos y un vehículo de la ONU fueron atacados “uno por uno” en la zona de al-Hashashin, en el sur de Gaza, según informó la ONU. Los 15 cuerpos fueron recuperados de una fosa común el domingo.
“Salimos de la sede cerca del amanecer”, le contó Munther a uno de los periodistas de confianza de la BBC que trabaja para varios medios en Gaza.
Explicó que el equipo de emergencia de la Media Luna Roja Palestina, la agencia de Defensa Civil de Gaza y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) se reunió en las afueras de la ciudad sureña de Rafah tras recibir informes de disparos y heridos.
Aproximadamente a las 4:30, todos los vehículos de Defensa Civil estaban en posición. A las 4:40, los dos primeros vehículos salieron. A las 4:50, llegó el último. Alrededor de las 5:00, el vehículo de la ONU recibió disparos directamente en la calle, afirma.
El ejército israelí afirma que sus fuerzas abrieron fuego porque los vehículos se dirigían sospechosamente hacia los soldados sin coordinación previa y con las luces apagadas.
También dijo que nueve miembros de Hamás y la Yihad Islámica Palestina murieron en el incidente.
Munther cuestiona esa versión.
“De día y de noche, es lo mismo. Las luces externas e internas están encendidas. Todo indica que se trata de una ambulancia perteneciente a la Media Luna Roja Palestina. Todas las luces estaban encendidas hasta que el vehículo recibió disparos directamente”, afirma.
Después, añade, soldados israelíes lo sacaron de los escombros, lo arrestaron y le vendaron los ojos. Afirmó que lo interrogaron durante más de 15 horas antes de ser liberado.
La BBC presentó sus acusaciones a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), pero estas aún no han respondido.
“Las FDI no atacaron una ambulancia al azar”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, cuando se le interrogó en una conferencia de prensa, haciendo eco de las declaraciones de las FDI.
“Se identificaron varios vehículos descoordinados que avanzaban sospechosamente hacia las tropas de las FDI sin luces delanteras ni señales de emergencia. Las tropas de las FDI abrieron fuego contra los vehículos sospechosos”.
Agregó que “tras una evaluación inicial, se determinó que las fuerzas habían eliminado a un terrorista militar de Hamás, Mohammed Amin Ibrahim Shubaki, quien participó en la masacre del 7 de octubre, junto con otros ocho terroristas de Hamás y la Yihad Islámica”.
El nombre de Shubaki no figura en la lista de los 15 trabajadores de emergencia fallecidos: ocho de ellos eran paramédicos de la Media Luna Roja Palestina, seis eran rescatistas de la Defensa Civil y uno era miembro del personal de UNRWA.
Israel no ha dado información sobre el paradero del cuerpo de Shubaki ni ha presentado pruebas de la amenaza directa que representaban los trabajadores de emergencia.
Munther rechaza la afirmación de Israel de que Hamás podría haber utilizado las ambulancias como fachada.
“Eso es totalmente falso. Todos los equipos eran civiles”, afirma.
“No pertenecemos a ningún grupo militante. Nuestro principal deber es ofrecer servicios de ambulancia y salvar vidas. Ni más ni menos”.
Los paramédicos de Gaza transportaron a sus propios colegas a sus funerales a principios de esta semana. Hubo indignación y dolor y se exigió rendición de cuentas. Un padre desconsolado declaró a la BBC que su hijo fue “asesinado a sangre fría”.
Las agencias internacionales solo pudieron acceder a la zona para recuperar sus cuerpos una semana después del ataque. Fueron encontrados enterrados en la arena junto a las ambulancias, el camión de bomberos y el vehículo de la ONU destrozados.
Sam Rose, director interino de la oficina de UNRWA en Gaza, declaró: “Lo que sabemos es que quince personas perdieron la vida, que fueron enterradas en fosas poco profundas en un terraplén de arena en medio de la carretera, tratadas con absoluta indignidad y en lo que parece ser una violación del derecho internacional humanitario”.
“Pero solo si realizamos una investigación completa y exhaustiva, podremos llegar al fondo del asunto”.
Israel aún no se ha comprometido a realizar una investigación. Según la ONU, al menos 1.060 trabajadores de salud han muerto desde el inicio del conflicto.
“Sin duda, todos los trabajadores de ambulancias, médicos y trabajadores humanitarios en Gaza se sienten cada vez más inseguros y frágiles”, afirma Rose.
Un paramédico sigue desaparecido tras el incidente del 23 de marzo.
“No eran solo colegas, sino amigos”, dice Munther, pasando nerviosamente su misbaha entre los dedos. “Solíamos comer, beber, reír y bromear juntos… Los consideraba mi segunda familia”.
“Expondré los crímenes cometidos por la ocupación (de Israel) en contra mis colegas. Si no hubiera sido el único superviviente, ¿quién habría contado al mundo lo que les hicieron, quién habría contado su historia?”.
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