Al costado de un camino irregular de maleza, árboles y tierra, baja un riachuelo. El agua es verde con pequeñas burbujas que se deslizan en la superficie y desembocan unos metros más adelante en la presa Madín. El olor a drenaje se intensifica con el sol del mediodía, y donde el riachuelo toca la presa se forma una capa de nata oscura con ramas y residuos.
Alejados del olor, hay dos hombres bajo una sombrilla. Las cañas de pescar y la cubeta vacía delatan un intento de pesca. Desde su lado la vista es más disfrutable. El verde oscuro de los árboles armoniza con el agua, y el aire frío disimula el olor de los desagües silenciosos que están llegando a la presa.
“Esa es una descarga que viene desde Nuevo Madín”, dice Marcela Galar Martínez, investigadora y actual directora del Laboratorio de Toxicología Acuática del Instituto Politécnico Nacional (IPN), mientras señala hacia el riachuelo.
Galar Martínez también es vecina de la zona y ha estudiado la presa Madín desde hace más de 20 años. Ella junto con otros investigadores integran voluntariamente la Comisión de Cuenca Presa Madín, con el propósito de conservar este cuerpo de agua, ubicado en los límites de Naucalpan y Atizapán, Estado de México, a unos minutos de la capital del país.
La contaminación por descargas de aguas residuales es el principal problema de la presa Madín. No hay una cifra oficial, pero investigadores y vecinos coinciden en entrevistas que son más de 50 desagües. En 2022, el gobierno de Atizapán reconoció 23.
De acuerdo con investigadores y vecinos, el origen está en los fraccionamientos de los alrededores. Las plantas de tratamiento de aguas residuales han sido ineficientes y los residuos van directo a la presa, que es la fuente de abastecimiento de agua de más de 150 mil personas en el Estado de México, principalmente, de Naucalpan.
A mediados de este año se informó que también se enviaría de esta agua a la Ciudad de México.
La presa Madín cuenta con dos plantas potabilizadoras, una de ellas inaugurada recientemente con una vida útil de 30 años. Esto tendría que contribuir a eliminar los contaminantes, pero los estudios que realiza la investigadora Galar indican que los niveles de contaminación siguen allí, en el agua y los sedimentos; en las algas y los peces; en el consumo de las miles de personas al abrir la llave, al ingerir agua, al lavarse los dientes, al limpiar y lavar.
“En general es un cóctel complejo de contaminantes, como lo es cualquier cuerpo de agua contaminado, pero el caso de la presa Madín tiene la característica de que el agua se utiliza para consumo humano y la mayor parte de estos contaminantes no se remueven con los procesos de potabilización convencionales”, explica la investigadora Galar.
Mientras en la presa Madín prevalece el sonido del viento, en los alrededores ruge la urbanización. Los autos recorren las vialidades de dos o cuatro carriles sin espacio para el peatón. En las faldas de El Cerrito, una de las áreas verdes cercanas a la presa, continúan los anuncios en lona roja que publicitan el proyecto residencial Terralago, de la empresa Fortem Capital.
El pasado agosto Terralago obtuvo una suspensión provisional por el Juzgado Cuarto de Distrito luego de que vecinos, respaldados por investigadores de la Comisión Cuenca Presa Madín, se opusieran al proyecto que incluía mil 533 viviendas y dos torres residenciales de 12 niveles.
Terralago sería un desarrollo más en una zona de fraccionamientos como Lomas Verdes o Nuevo Madín, a 15 minutos de Ciudad Satélite, otro gran referente residencial para la capital del país en los años 60, pero grupos de vecinos de estas zonas se oponen a nuevos proyectos.
Los estudios sobre contaminación por descargas y la escasez de agua en años recientes generan rechazo a más construcciones de complejos habitacionales.
“Nos dimos cuenta que no sólo se trata de la falta de suministro. Nos prometieron fraccionamientos con descargas cero, pero no se está cumpliendo con la normatividad porque nuestras plantas de tratamiento no están operando y las aguas negras se vierten a la presa Madín. Al final estamos siendo partícipes de esa contaminación”, señala Valeria Del Portillo, vecina de la Sexta Sección de Lomas Verdes.
Un fraccionamiento de descargas cero se refiere a un sistema de tratamiento en el que las aguas residuales puedan ser procesadas para reutilizarse. En el Convenio de Factibilidad para estudiar la viabilidad de la Sexta Sección de Lomas Verdes, a cargo de la empresa Club Lomas Verdes S.A. de C.V., con fecha del julio del 2000, se indica que el proyecto debe contar con “un sistema de emisiones cero”.
Los vecinos denuncian que dicho sistema nunca ha operado. Comenzaron a notarlo con las tomas de agua potable y de agua residual tratada que tienen en sus hogares por petición del desarrollador. De la llave para agua tratada nunca han visto salir una gota.
“Aquí también están los compromisos sobre las instalaciones subterráneas y el tratamiento de aguas residuales”, dice Del Portillo mientras sostiene la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de México, con fecha del 26 de mayo de 2003, en la que se publicó el acuerdo para que la empresa desarrollara la Sexta Sección de Lomas Verdes.
A Del Portillo le dieron una copia de dicha Gaceta Oficial cuando compró el lote que hoy es su casa. En éste se especifica que el desarrollador debe realizar proyectos para el suministro de agua potable, drenaje y descarga de aguas negras y pluviales.
En el papel, las obras se construyeron por el desarrollador y se entregaron al Organismo Público Descentralizado para la Prestación de los Servicios de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS) de Naucalpan para su operación.
En un recorrido a finales de octubre para este reportaje, se encontró que la planta de tratamiento de aguas residuales lote XXXIV, lote XLIV y San José Del Real, encargada de la Sexta Sección de Lomas Verdes, estaba detenida. El personal en turno de OAPAS Naucalpan se limitó a decir que por el momento no estaba en funcionamiento.
“Parece que protegen a los desarrolladores, no a los ciudadanos ni al medio ambiente”, acusa Valeria.
Al igual que la Sexta Sección de Lomas Verdes, el proyecto Terralago cuenta con un Convenio de Factibilidad Condicionada CONV/FACT/002/2022 en el que pide al desarrollador manejar sus aguas residuales bajo el concepto de descarga cero, por lo que debería contar con una planta de tratamiento y una conexión al drenaje municipal para los vertimientos.
“En el caso de descargar en la red municipal, deberá hacer el pago correspondiente por dichas sanciones”, explica OAPAS Naucalpan en una respuesta vía solicitud de información en la que se preguntó cómo serían las descargas de este complejo.
Por su parte, el municipio de Atizapán, encargado de la presa Madín, ha reconocido que sí existen descargas en la cuenca.
“Detectamos 23 puntos de descargas residuales, pero no podemos determinar el grado de contaminación que pudieran tener, sin embargo, estamos trabajando para determinar cuáles de las descargas son altamente contaminantes, o si de alguna manera, las plantas tratadoras están cumpliendo con los requisitos que pide la norma”, declaró Pedro Rodríguez Villegas, presidente municipal de Atizapán, en 2022.
Sin embargo, ese mismo año OAPAS Naucalpan negó vía solicitud de información que llegaran aguas residuales sin tratamiento directas a la presa Madín. “El agua que generan las plantas de tratamiento es reutilizada para riego de áreas verdes y jardínes. No se realizan descargas de aguas sin tratamiento”, respondió la dependencia.
La respuesta entra en contradicción con el Servicio de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Atizapán de Zaragoza (SAPASA), que es el organismo encargado de la presa Madín, el cual respondió recientemente vía solicitud de información a Causa Natura Media que tenía registro de cinco sanciones.
La primera en 2020 a nombre del usuario José Otoniel Noris Barrera por conexión a la red sin autorización. Mientras que entre 2022 a 2024 se sancionó por descargas a cielo abierto a la agencia automotriz BMW y dos comercios en la Plaza Bona, al igual que al conjunto Lago Esmeralda de Residencial Atizapán por uso distinto al contratado.
Sobre Nuevo Madín o la Sexta Sección de Lomas Verdes no hay registros, a pesar de las denuncias vecinales.
“En el agua de la presa y en los sedimentos podemos encontrar contaminantes de diversos tipos. Hay metales como el aluminio en concentraciones muy elevadas, en ciertos puntos incluso superan límites máximos permisibles para la protección de vida acuática”, señala la investigadora Marcela Galar Martínez.
En el monitoreo que lleva desde hace 20 años ha documentado la presencia de aluminio, pero también de contaminantes tipo fármaco como diclofenaco, naproxeno, acetaminofén, algunos antibióticos como la penicilina B o la penicilina G, y hasta pesticidas.
Además de las descargas residuales, hay problemas con el derrame de lixiviados, líquidos tóxicos provenientes de tiraderos de basura, del relleno sanitario de Santiago Tepatlaxco y otros que operan de manera clandestina.
Como titular del laboratorio de Toxicología Acuática de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, Galar Martínez ha realizado estudios de toxicología para evaluar el impacto de los contaminantes.
“Se utilizaron peces y algunos invertebrados acuáticos para ver cuál era el impacto que tenía esta mezcla de tóxicos y vimos que se generaba estrés oxidativo, daño en el material genético, se morían las células de estos organismos, se producían malformaciones congénitas, es decir, era todo un conjunto de efectos tóxicos que estaban poniendo en riesgo la vida de estos organismos en la presa”, explicó la investigadora sobre uno de sus primeros estudios.
En 2021 la presa Madín tuvo una muerte masiva de peces. Cientos de carpas quedaron apiladas en las orillas cubiertas de una mezcla oscura y con mal olor. La explicación fue que los niveles de agua habían bajado y la concentración de contaminantes facilitó la pérdida de oxígeno, generando así la mortandad.
Un año después, Marcela Galar, junto con las doctoras Karina Ruiz Lara y Sandra García Medina, publicaron un estudio en el que se evaluó el impacto a la salud humana de quienes reciben agua de la presa Madín en sus casas. Dicho análisis se desarrolló entre marzo de 2019 y septiembre de 2021 con 142 participantes saludables en un rango de 18 a 65 años.
“Lo que observamos es que al igual que en los peces, al igual que en los invertebrados acuáticos, también se produce estrés oxidativo, también se produce daño al material genético en las personas expuestas. El estrés oxidativo está relacionado con el cáncer, con la diabetes, con el Alzheimer”, explicó Galar.
Para Eduardo Espinoza Medel, profesor investigador en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el origen del problema sobre la presa tiene que ver con las faltas en el ordenamiento urbano y las legislaciones.
“Se necesita un permiso de concesión para descargas a ríos, lo dice la ley. Naucalpan en algunos casos lo tiene y Atizapán no tiene permisos… Son necesarias las plantas de tratamiento porque en la legislación dice que el consumidor, utilizador, contaminador es pagador. El que contamina, paga, y está obligado a reparar el daño ocasionado”, explica Espinoza Medel.
Asimismo, expone que en casos como el proyecto Terralago, se permite que los organismos de agua como OAPAS Naucalpan y SAPASA de Atizapán cedan volúmenes de agua a pozos desarrollados por particulares. “No pueden ceder ni una gota de agua a un particular y es lo que están haciendo”, agregó el profesor.
La legislación también tiene un rol importante en los estudios de contaminación que hace la investigadora Marcela Galar.
SAPASA ha informado vía transparencia que su Departamento de Calidad del Agua realiza análisis de toxicidad en repetidas ocasiones. Sin embargo, la mayoría de estos evalúan parámetros como Escherichia Coli (heces fecales), conductividad, pH, oxígeno disuelto, entre otros lineamientos que no incluyen contaminantes como el aluminio.
Apenas en junio de este año SAPASA comunicó que estaba trabajando en la valoración para 38 parámetros bajo la NOM-127-SSA1-2021, para ampliar el margen de estudio de la contaminación.
Para hacer frente a la contaminación, la presa Madín cuenta con dos plantas potabilizadoras, una de ellas, Madín II, se inauguró el 27 de octubre del año pasado por la Conagua, en conjunto con los gobiernos del Estado de México y la Ciudad de México, con un costo de 517 millones de pesos. El objetivo es limpiar todos los contaminantes que tiene el agua de la presa, para que ésta llegue potabilizada a la población de la Zona Metropolitana del Valle de México.
“Todos los desarrollos de fraccionamientos y edificios deberían tener una planta tratadora y eso ayudaría a las potabilizadoras porque la carga de contaminantes sería menor”, insiste el investigador Espinoza Medel.
“Hemos solicitado varias veces conocer el proceso de la nueva planta potabilizadora para identificar cuáles son los procesos que se incorporaron, según lo que nos comentaron (las autoridades). Eso sí, permitían la remoción de algunos de los contaminantes que nosotros habíamos detectado, pero no sé cómo será y no podría decir si realmente esto soluciona el problema”, cuenta la investigadora Marcela Galar.
Con el reciente cambio de administración federal, las reuniones entre las dependencias y los investigadores de la Comisión Presa Madín se han estancado, pero sigue pendiente atender la Recomendación 135/2023 que emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a Conagua, a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), al gobierno del Estado de México, así como a las presidencias municipales de Atizapán y Naucalpan.
La Recomendación 135/2023 reconoce que existen violaciones a los derechos humanos a un medio ambiente sano y al saneamiento del agua resultado de la contaminación persistente en la Presa Madín.
Con la muerte de peces en 2021, la Comisión Cuenca Presa Madín solicitó a la CNDH una declaratoria de emergencia ambiental para la presa, la dependencia tardó dos años en verificar y dar respuesta, hasta que en octubre pasado se publicó el reconocimiento de que existe contaminación por las descargas de aguas residuales municipales no controladas y los residuos del relleno sanitario de Naucalpan.
A partir de ahora deben trazar en conjunto un plan de rescate. A pesar de que la Conagua compartió en su momento una carta de no aceptación de la Recomendación 135/2023.
“Definitivamente, es necesario acelerar el proceso porque ya pasó el tiempo que marca la CNDH”, dice Marcela Galar Martínez.
Y mientras los planes de acción están por ser atendidos por las autoridades, las aguas residuales siguen fluyendo en las barrancas hacia una planta de tratamiento sin operar y dos potabilizadoras en duda.
El 22 de noviembre, el director de Relaciones Institucionales de la agencia de Terralago, solicitó el derecho de réplica con la siguiente carta:
*Este es el segundo reportaje de la serie #AguaContaminada, publicada originalmente en Causa Natura Media.
El juicio de Gisèle Pelicot ya ha comenzado a cambiar las conversaciones sobre el consentimiento en Francia y más allá de sus fronteras.
Advertencia: Esta historia contiene descripciones de abusos sexuales.
Cada mañana, las colas empezaban a formarse antes del amanecer. Grupos de mujeres –siempre mujeres– esperaban en el frío otoñal en una acera junto a una transitada carretera de circunvalación, frente al tribunal de hormigón y vidrio de Aviñón.
Acudían día tras día. Algunas llevaban flores. Todas querían estar en su sitio para aplaudir a Gisèle Pelicot mientras subía con determinación los escalones y atravesaba las puertas de cristal. Algunas se atrevieron a acercarse a ella.
Algunas gritaban: “Estamos contigo, Gisèle” y “sé valiente”.
La mayoría se quedó, con la esperanza de conseguir asientos en la sala de espera para el público desde donde podían ver el proceso en una pantalla de televisión.
Estaban allí para dar testimonio del coraje de una abuela, sentada tranquilamente en el tribunal, rodeada de docenas de sus violadores.
“Me veo reflejada en ella”, dijo Isabelle Munier, de 54 años. “Uno de los hombres que están siendo juzgados fue amigo mío. Es repugnante”.
“Se ha convertido en una figura representativa del feminismo“, dijo Sadjia Djimli, de 20 años.
Pero también vinieron por otros motivos.
Por encima de todo, parecía que buscaban respuestas. Mientras Francia digiere las implicaciones de su mayor juicio por violación, que finalizará esta semana, está claro que muchas francesas -y no sólo las que están en el tribunal de Avignon- están reflexionando sobre dos cuestiones fundamentales.
La primera pregunta es visceral. ¿Qué puede decir sobre los hombres franceses –algunos dirían que sobre todos los hombres– el hecho de que 50 de ellos, en un pequeño barrio rural, aparentemente estuvieran dispuestos a aceptar una invitación informal para tener relaciones sexuales con una mujer desconocida mientras ella yacía inconsciente en un dormitorio?
La segunda pregunta surge de la primera: ¿hasta qué punto este juicio contribuirá a combatir una epidemia de violencia sexual y de violaciones por sumisión química, y a desafiar los prejuicios y la ignorancia profundamente arraigados sobre la vergüenza y el consentimiento?
En pocas palabras, ¿cambiará algo la valiente postura de Gisèle Pelicot y su determinación –como ella misma lo ha expresado- de hacer que “la vergüenza cambie de bando” de la víctima al violador?
Un proceso largo como este crea su propio microclima y, durante las últimas semanas, se ha ido creando una extraña normalidad en el Palacio de Justicia de Aviñón.
Entre las cámaras de televisión y los grupos de abogados, la visión de decenas de presuntos violadores, cuyos rostros no siempre se ocultaban tras máscaras, ya no provocaba el impacto inicial.
Los acusados paseaban, charlaban, bromeaban, tomaban café de la máquina o regresaban de un café al otro lado de la calle y, en el proceso, de alguna manera enfatizaban el argumento central de sus diversas estrategias de defensa: que se trataba de tipos normales, una muestra representativa de la sociedad francesa, que buscaban una aventura “sexual” en Internet y se vieron envueltos en algo inesperado.
“[Ese argumento es] lo más impactante de este caso. Es desgarrador pensar en ello”, dice Elsa Labouret, que trabaja para un grupo activista francés, “Atrévete a ser Feminista”.
“Creo que la mayoría de las personas que tienen relaciones a largo plazo con hombres piensan que su pareja es alguien confiable. Pero ahora existe una sensación de identificación [con Gisèle Pelicot] entre muchas mujeres. Es como decir, ‘bueno, eso me puede pasar a mí'”.
“No son mentes criminales”, continúa. “Simplemente se han metido en Internet… Por lo tanto, es posible que ocurran cosas así en todas partes”, dice Labouret.
Esta es una opinión muy extendida en Francia, pero también muy controvertida.
El Instituto de Políticas Públicas de Francia publicó en 2024 cifras que muestran que, en promedio, el 86% de las denuncias de abusos sexuales y el 94% de las violaciones no fueron procesadas o nunca llegaron a juicio, en el período comprendido entre 2012 y 2021.
Labouret sostiene que la violencia sexual ocurre cuando ciertos hombres saben que “pueden salirse con la suya. Y creo que esa es una de las principales razones por las que está tan extendida en Francia”.
Durante los cuatro meses que duró el juicio, al final de cada receso en la sala, los acusados se reunían junto al detector de metales antes de abrirse paso entre la prensa, en su mayoría femenino, que también esperaba para entrar en la sala.
Una vez dentro, uno a uno, los hombres fueron compartiendo sus testimonios.
Un psiquiatra designado por el tribunal, Laurent Layet, testificó que los acusados no eran ni “monstruos” ni “hombres corrientes”. Algunos lloraron. Unos pocos confesaron.
Pero la mayoría ofreció una serie de excusas, y muchos dijeron que eran simplemente “libertinos” -como dicen los franceses- que se entregaban a las fantasías de una pareja y que no tenían forma de saber que Gisèle no había dado su consentimiento.
Otros afirmaron que Dominique Pelicot los había intimidado.
Hay muy pocos patrones claros o características compartidas entre los 51 hombres juzgados. Representan un amplio espectro de la sociedad: tres cuartas partes tienen hijos.
La mitad están casados o tienen una relación. Un poco más de la cuarta parte de ellos dijeron que habían sido abusados o violados cuando eran niños.
No hay una agrupación discernible por edad, trabajo o clase social. Los dos rasgos que todos ellos comparten son que son hombres y que establecieron contacto en un foro de chat ilegal en línea llamado Coco, conocido por atender a swingers, así como por atraer a pedófilos y traficantes de drogas.
Según los fiscales franceses, el sitio, que fue cerrado a principios de este año, ha sido citado en más de 23.000 informes de actividad criminal.
La BBC ha descubierto que 23 de los procesados -o el 45%- tenían condenas penales previas. Aunque las autoridades no recopilan datos precisos, según algunas estimaciones eso es aproximadamente cuatro veces el promedio nacional en Francia.
“No hay un perfil típico de los hombres que cometen violencia sexual”, concluyó Labouret. Una de las personas que ha seguido el caso más de cerca que la mayoría es Juliette Campion, una periodista francesa que ha estado presente en el tribunal durante todo el proceso para informar para la cadena pública France Info.
“Creo que este caso podría haber ocurrido en otros países, por supuesto. Pero creo que dice mucho sobre cómo los hombres ven a las mujeres en Francia… sobre la noción de consentimiento”, afirma.
“Muchos hombres no saben qué es realmente el consentimiento, así que [el caso] dice mucho sobre nuestro país, lamentablemente”.
El caso Pelicot está contribuyendo sin duda a definir los contornos de las actitudes frente a la violación en toda Francia.
El 21 de septiembre, un grupo de hombres franceses destacados, entre los que había actores, cantantes, músicos y periodistas, escribió una carta pública que se publicó en el periódico Liberation, en la que sostenían que el caso Pelicot demostraba que la violencia masculina “no es una cuestión de monstruos”.
“Es una cuestión de hombres, de todos los hombres”, decía la carta. “Todos los hombres, sin excepción, se benefician de un sistema que domina a las mujeres”.
También esbozaba una “hoja de ruta” para los hombres que intentan desafiar al patriarcado, con consejos como “dejemos de pensar que hay una naturaleza masculina que justifica nuestro comportamiento”.
Algunos expertos creen que el enorme interés público en el caso Pelicot podría estar produciendo ya beneficios.
“Todo este caso es muy útil para todos, para todas las generaciones, para los jóvenes, para las jóvenes, para los adultos”, dice Karen Noblinski, abogada con sede en París especializada en casos de agresión sexual.
“Ha despertado la conciencia entre los jóvenes. Las violaciones no siempre ocurren en un bar o en una discoteca. Pueden ocurrir en nuestra casa”.
Pero es evidente que queda mucho por hacer. Al principio del juicio me reuní con Louis Bonnet, alcalde de Mazan, el pueblo natal de los Pelicot.
Aunque condenó rotundamente las presuntas violaciones, afirmó claramente y en dos ocasiones que le parecía que se había exagerado la experiencia de Gisèle Pelicot y argumentó que, como había estado inconsciente, había sufrido menos que otras víctimas de violación.
“Sí, lo estoy minimizando, porque creo que podría haber sido mucho peor“, dijo en aquel momento.
“Cuando hay niños de por medio o mujeres asesinadas, es algo muy grave porque no se puede volver atrás. En este caso, la familia tendrá que reconstruirse. Será duro, pero no murió nadie. Así que todavía pueden hacerlo”.
Los comentarios de Bonnet provocaron indignación en toda Francia. El alcalde emitió más tarde un comunicado en el que expresaba sus “sinceras disculpas”.
En Internet, muchos de los debates en torno al caso se han centrado en la controvertida sugerencia de que “todos los hombres” son capaces de violar.
No hay pruebas que respalden tal afirmación. Algunos hombres han rechazado el argumento utilizando el hashtag #NotAllMen (No todos los hombres).
“No pedimos a otras mujeres que carguen con la ‘vergüenza’ de las mujeres que se comportan mal, ¿por qué el mero hecho de ser hombres debería calificarnos para soportar la vergüenza?”, preguntó un hombre en las redes sociales.
Pero la reacción fue rápida. Las mujeres reaccionaron al hashtag #NotAllMen con ira y, a veces, con detalles de su propio abuso.
“El hashtag ha sido creado por hombres y utilizado por hombres. Es una forma de silenciar el sufrimiento de las mujeres“, escribió la periodista Manon Mariani.
Más tarde, un músico e influencer, Waxx, agregó su propia crítica, diciendo a los usuarios del hashtag que “se callen de una vez por todas. No se trata de ustedes, se trata de nosotros. Los hombres matan. Los hombres atacan. Punto”.
Elsa Labouret cree que las actitudes francesas aún necesitan ser cuestionadas. “Creo que mucha gente todavía piensa que la violencia sexual es sexy o romántica o algo que forma parte de la forma en que hacemos las cosas aquí [en Francia]”, argumenta.
“Y es muy importante que lo cuestionemos y que no aceptemos este tipo de argumento en absoluto”.
En su pequeña oficina, justo detrás del edificio del parlamento francés en el río Sena, la diputada Sandrine Josso tiene un cartel con una palabrota de cuatro letras junto a su escritorio.
Capta el espíritu de desafío y determinación que impulsa su campaña contra lo que en Francia se conoce como “sumisión química”, o drogar para violar.
Hace un año, en noviembre de 2023, estaba en una fiesta en el apartamento de París de un senador llamado Joël Guerriau. Ella afirma que él puso una droga en su champán con la intención de violarla.
Guerriau ha negado haber intentado drogarla, culpando a un “error de manipulación” y diciendo a los investigadores que el vaso había sido contaminado un día antes.
En un comunicado, su abogado dijo: “Estamos muy lejos de la interpretación obscena que se podría inferir de la lectura de los primeros informes en la prensa”. Se prevé que el juicio se celebre el año que viene.
Josso está haciendo ahora campaña, como ella misma dice, para “facilitar el camino de las víctimas” en lo que respecta al sistema judicial francés.
“Hoy en día, es un desastre. Porque muy pocas víctimas que presentan denuncias pueden tener un juicio, debido a la falta de pruebas. [No hay] suficiente apoyo médico, psicológico o jurídico. Encontramos deficiencias en todas partes cuando se trata de violencia sexual”.
Josso ha unido fuerzas con la hija de Gisèle Pelicot, Caroline, para crear un kit de análisis de drogas que podría estar disponible en farmacias de toda Francia. Ahora cuenta con el respaldo del gobierno para su lanzamiento en fase de prueba, ayudado por la publicidad generada por el caso Pelicot.
“Soy optimista. El mundo médico y los franceses quieren que la vergüenza pase de la víctima al acusado“, afirma Josso, citando la frase que hizo famosa Gisèle Pelicot.
Pero la doctora Leila Chaouachi, química y experta del Observatorio de las Adicciones de París, afirma que el juicio de Aviñón es sólo un paso en una larga lucha para concienciar a la gente sobre las drogas y la violación.
“Tiene que convertirse en un verdadero problema de salud pública que todo el mundo se tome en serio y que obligue a las autoridades a abordar urgentemente estas cuestiones para mejorar la atención a las víctimas”, añade.
“Es importante que todos pensemos en el tema, que lo consideremos un problema de salud, no sólo un problema de justicia. Nos concierne a todos“.
En la actualidad, la palabra “consentimiento” no está incluida en la definición de violación en las leyes francesas, por lo que algunos han argumentado que debería modificarse para hacerla más explícita.
Pero Noblinski cree que el foco debería estar en otra parte. “Debería estar en la policía, en las investigaciones, en financiarlas adecuadamente, no en retocar la ley”, dice.
“No tienen suficientes recursos. Tienen demasiados casos, y ese es el verdadero problema. Cuando tienes demasiadas cosas que manejar, es muy difícil encontrar pruebas”.
En su trayecto diario al juzgado, durante las primeras semanas del juicio, Gisèle Pelicot caminaba con los hombros encorvados y una postura defensiva.
Parecía desconcertada por el gran interés que despertaba el caso. Sin embargo, en los alegatos finales, su actitud era completamente diferente y se sentaba perfectamente serena.
Eso ha coincidido con un cambio mayor: a medida que avanzaba el juicio, la fiscalía, los espectadores –y la propia señora Pelicot– llegaron a comprender el extraordinario impacto de su decisión de optar no solo por un juicio abierto, sino por que se mostraran todos los detalles en el tribunal.
“Nos está demostrando que… si eres una víctima… haz lo posible por no avergonzarte. Mantén la cabeza en alto”, dice Elsa Labouret.
“Como mujer, empiezas siendo puesta en duda. Empiezas siendo una mentirosa y tienes que demostrar que es verdad. No dudo de que todas las mujeres han pasado por algo. Algo, ya sabes. En ese sentido, ella representa a todas las mujeres del mundo.
“[Gisèle Pelicot] decidió hacer que esto fuera más grande que ella misma. Hacer que esto se refiera a la forma en que nosotros, como sociedad, tratamos la violencia sexual”.
Al salir de otro día más en la sala del tribunal, la periodista francesa Juliette Campion se detuvo a reflexionar sobre el impacto que podría tener el caso. “Fue difícil ver todos esos videos… Como mujer, es complicado y me siento cansada”, dice.
“Pero al menos hicimos nuestro trabajo y hablamos de ello. Es un paso muy pequeño. No será algo importante. Lo único que puedo esperar ahora es que sea un cambio radical para algunos hombres. Y para algunas mujeres también, tal vez”.
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