Al costado de un camino irregular de maleza, árboles y tierra, baja un riachuelo. El agua es verde con pequeñas burbujas que se deslizan en la superficie y desembocan unos metros más adelante en la presa Madín. El olor a drenaje se intensifica con el sol del mediodía, y donde el riachuelo toca la presa se forma una capa de nata oscura con ramas y residuos.
Alejados del olor, hay dos hombres bajo una sombrilla. Las cañas de pescar y la cubeta vacía delatan un intento de pesca. Desde su lado la vista es más disfrutable. El verde oscuro de los árboles armoniza con el agua, y el aire frío disimula el olor de los desagües silenciosos que están llegando a la presa.
“Esa es una descarga que viene desde Nuevo Madín”, dice Marcela Galar Martínez, investigadora y actual directora del Laboratorio de Toxicología Acuática del Instituto Politécnico Nacional (IPN), mientras señala hacia el riachuelo.
Galar Martínez también es vecina de la zona y ha estudiado la presa Madín desde hace más de 20 años. Ella junto con otros investigadores integran voluntariamente la Comisión de Cuenca Presa Madín, con el propósito de conservar este cuerpo de agua, ubicado en los límites de Naucalpan y Atizapán, Estado de México, a unos minutos de la capital del país.
La contaminación por descargas de aguas residuales es el principal problema de la presa Madín. No hay una cifra oficial, pero investigadores y vecinos coinciden en entrevistas que son más de 50 desagües. En 2022, el gobierno de Atizapán reconoció 23.
De acuerdo con investigadores y vecinos, el origen está en los fraccionamientos de los alrededores. Las plantas de tratamiento de aguas residuales han sido ineficientes y los residuos van directo a la presa, que es la fuente de abastecimiento de agua de más de 150 mil personas en el Estado de México, principalmente, de Naucalpan.
A mediados de este año se informó que también se enviaría de esta agua a la Ciudad de México.
La presa Madín cuenta con dos plantas potabilizadoras, una de ellas inaugurada recientemente con una vida útil de 30 años. Esto tendría que contribuir a eliminar los contaminantes, pero los estudios que realiza la investigadora Galar indican que los niveles de contaminación siguen allí, en el agua y los sedimentos; en las algas y los peces; en el consumo de las miles de personas al abrir la llave, al ingerir agua, al lavarse los dientes, al limpiar y lavar.
“En general es un cóctel complejo de contaminantes, como lo es cualquier cuerpo de agua contaminado, pero el caso de la presa Madín tiene la característica de que el agua se utiliza para consumo humano y la mayor parte de estos contaminantes no se remueven con los procesos de potabilización convencionales”, explica la investigadora Galar.
Mientras en la presa Madín prevalece el sonido del viento, en los alrededores ruge la urbanización. Los autos recorren las vialidades de dos o cuatro carriles sin espacio para el peatón. En las faldas de El Cerrito, una de las áreas verdes cercanas a la presa, continúan los anuncios en lona roja que publicitan el proyecto residencial Terralago, de la empresa Fortem Capital.
El pasado agosto Terralago obtuvo una suspensión provisional por el Juzgado Cuarto de Distrito luego de que vecinos, respaldados por investigadores de la Comisión Cuenca Presa Madín, se opusieran al proyecto que incluía mil 533 viviendas y dos torres residenciales de 12 niveles.
Terralago sería un desarrollo más en una zona de fraccionamientos como Lomas Verdes o Nuevo Madín, a 15 minutos de Ciudad Satélite, otro gran referente residencial para la capital del país en los años 60, pero grupos de vecinos de estas zonas se oponen a nuevos proyectos.
Los estudios sobre contaminación por descargas y la escasez de agua en años recientes generan rechazo a más construcciones de complejos habitacionales.
“Nos dimos cuenta que no sólo se trata de la falta de suministro. Nos prometieron fraccionamientos con descargas cero, pero no se está cumpliendo con la normatividad porque nuestras plantas de tratamiento no están operando y las aguas negras se vierten a la presa Madín. Al final estamos siendo partícipes de esa contaminación”, señala Valeria Del Portillo, vecina de la Sexta Sección de Lomas Verdes.
Un fraccionamiento de descargas cero se refiere a un sistema de tratamiento en el que las aguas residuales puedan ser procesadas para reutilizarse. En el Convenio de Factibilidad para estudiar la viabilidad de la Sexta Sección de Lomas Verdes, a cargo de la empresa Club Lomas Verdes S.A. de C.V., con fecha del julio del 2000, se indica que el proyecto debe contar con “un sistema de emisiones cero”.
Los vecinos denuncian que dicho sistema nunca ha operado. Comenzaron a notarlo con las tomas de agua potable y de agua residual tratada que tienen en sus hogares por petición del desarrollador. De la llave para agua tratada nunca han visto salir una gota.
“Aquí también están los compromisos sobre las instalaciones subterráneas y el tratamiento de aguas residuales”, dice Del Portillo mientras sostiene la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de México, con fecha del 26 de mayo de 2003, en la que se publicó el acuerdo para que la empresa desarrollara la Sexta Sección de Lomas Verdes.
A Del Portillo le dieron una copia de dicha Gaceta Oficial cuando compró el lote que hoy es su casa. En éste se especifica que el desarrollador debe realizar proyectos para el suministro de agua potable, drenaje y descarga de aguas negras y pluviales.
En el papel, las obras se construyeron por el desarrollador y se entregaron al Organismo Público Descentralizado para la Prestación de los Servicios de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS) de Naucalpan para su operación.
En un recorrido a finales de octubre para este reportaje, se encontró que la planta de tratamiento de aguas residuales lote XXXIV, lote XLIV y San José Del Real, encargada de la Sexta Sección de Lomas Verdes, estaba detenida. El personal en turno de OAPAS Naucalpan se limitó a decir que por el momento no estaba en funcionamiento.
“Parece que protegen a los desarrolladores, no a los ciudadanos ni al medio ambiente”, acusa Valeria.
Al igual que la Sexta Sección de Lomas Verdes, el proyecto Terralago cuenta con un Convenio de Factibilidad Condicionada CONV/FACT/002/2022 en el que pide al desarrollador manejar sus aguas residuales bajo el concepto de descarga cero, por lo que debería contar con una planta de tratamiento y una conexión al drenaje municipal para los vertimientos.
“En el caso de descargar en la red municipal, deberá hacer el pago correspondiente por dichas sanciones”, explica OAPAS Naucalpan en una respuesta vía solicitud de información en la que se preguntó cómo serían las descargas de este complejo.
Por su parte, el municipio de Atizapán, encargado de la presa Madín, ha reconocido que sí existen descargas en la cuenca.
“Detectamos 23 puntos de descargas residuales, pero no podemos determinar el grado de contaminación que pudieran tener, sin embargo, estamos trabajando para determinar cuáles de las descargas son altamente contaminantes, o si de alguna manera, las plantas tratadoras están cumpliendo con los requisitos que pide la norma”, declaró Pedro Rodríguez Villegas, presidente municipal de Atizapán, en 2022.
Sin embargo, ese mismo año OAPAS Naucalpan negó vía solicitud de información que llegaran aguas residuales sin tratamiento directas a la presa Madín. “El agua que generan las plantas de tratamiento es reutilizada para riego de áreas verdes y jardínes. No se realizan descargas de aguas sin tratamiento”, respondió la dependencia.
La respuesta entra en contradicción con el Servicio de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Atizapán de Zaragoza (SAPASA), que es el organismo encargado de la presa Madín, el cual respondió recientemente vía solicitud de información a Causa Natura Media que tenía registro de cinco sanciones.
La primera en 2020 a nombre del usuario José Otoniel Noris Barrera por conexión a la red sin autorización. Mientras que entre 2022 a 2024 se sancionó por descargas a cielo abierto a la agencia automotriz BMW y dos comercios en la Plaza Bona, al igual que al conjunto Lago Esmeralda de Residencial Atizapán por uso distinto al contratado.
Sobre Nuevo Madín o la Sexta Sección de Lomas Verdes no hay registros, a pesar de las denuncias vecinales.
“En el agua de la presa y en los sedimentos podemos encontrar contaminantes de diversos tipos. Hay metales como el aluminio en concentraciones muy elevadas, en ciertos puntos incluso superan límites máximos permisibles para la protección de vida acuática”, señala la investigadora Marcela Galar Martínez.
En el monitoreo que lleva desde hace 20 años ha documentado la presencia de aluminio, pero también de contaminantes tipo fármaco como diclofenaco, naproxeno, acetaminofén, algunos antibióticos como la penicilina B o la penicilina G, y hasta pesticidas.
Además de las descargas residuales, hay problemas con el derrame de lixiviados, líquidos tóxicos provenientes de tiraderos de basura, del relleno sanitario de Santiago Tepatlaxco y otros que operan de manera clandestina.
Como titular del laboratorio de Toxicología Acuática de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, Galar Martínez ha realizado estudios de toxicología para evaluar el impacto de los contaminantes.
“Se utilizaron peces y algunos invertebrados acuáticos para ver cuál era el impacto que tenía esta mezcla de tóxicos y vimos que se generaba estrés oxidativo, daño en el material genético, se morían las células de estos organismos, se producían malformaciones congénitas, es decir, era todo un conjunto de efectos tóxicos que estaban poniendo en riesgo la vida de estos organismos en la presa”, explicó la investigadora sobre uno de sus primeros estudios.
En 2021 la presa Madín tuvo una muerte masiva de peces. Cientos de carpas quedaron apiladas en las orillas cubiertas de una mezcla oscura y con mal olor. La explicación fue que los niveles de agua habían bajado y la concentración de contaminantes facilitó la pérdida de oxígeno, generando así la mortandad.
Un año después, Marcela Galar, junto con las doctoras Karina Ruiz Lara y Sandra García Medina, publicaron un estudio en el que se evaluó el impacto a la salud humana de quienes reciben agua de la presa Madín en sus casas. Dicho análisis se desarrolló entre marzo de 2019 y septiembre de 2021 con 142 participantes saludables en un rango de 18 a 65 años.
“Lo que observamos es que al igual que en los peces, al igual que en los invertebrados acuáticos, también se produce estrés oxidativo, también se produce daño al material genético en las personas expuestas. El estrés oxidativo está relacionado con el cáncer, con la diabetes, con el Alzheimer”, explicó Galar.
Para Eduardo Espinoza Medel, profesor investigador en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el origen del problema sobre la presa tiene que ver con las faltas en el ordenamiento urbano y las legislaciones.
“Se necesita un permiso de concesión para descargas a ríos, lo dice la ley. Naucalpan en algunos casos lo tiene y Atizapán no tiene permisos… Son necesarias las plantas de tratamiento porque en la legislación dice que el consumidor, utilizador, contaminador es pagador. El que contamina, paga, y está obligado a reparar el daño ocasionado”, explica Espinoza Medel.
Asimismo, expone que en casos como el proyecto Terralago, se permite que los organismos de agua como OAPAS Naucalpan y SAPASA de Atizapán cedan volúmenes de agua a pozos desarrollados por particulares. “No pueden ceder ni una gota de agua a un particular y es lo que están haciendo”, agregó el profesor.
La legislación también tiene un rol importante en los estudios de contaminación que hace la investigadora Marcela Galar.
SAPASA ha informado vía transparencia que su Departamento de Calidad del Agua realiza análisis de toxicidad en repetidas ocasiones. Sin embargo, la mayoría de estos evalúan parámetros como Escherichia Coli (heces fecales), conductividad, pH, oxígeno disuelto, entre otros lineamientos que no incluyen contaminantes como el aluminio.
Apenas en junio de este año SAPASA comunicó que estaba trabajando en la valoración para 38 parámetros bajo la NOM-127-SSA1-2021, para ampliar el margen de estudio de la contaminación.
Para hacer frente a la contaminación, la presa Madín cuenta con dos plantas potabilizadoras, una de ellas, Madín II, se inauguró el 27 de octubre del año pasado por la Conagua, en conjunto con los gobiernos del Estado de México y la Ciudad de México, con un costo de 517 millones de pesos. El objetivo es limpiar todos los contaminantes que tiene el agua de la presa, para que ésta llegue potabilizada a la población de la Zona Metropolitana del Valle de México.
“Todos los desarrollos de fraccionamientos y edificios deberían tener una planta tratadora y eso ayudaría a las potabilizadoras porque la carga de contaminantes sería menor”, insiste el investigador Espinoza Medel.
“Hemos solicitado varias veces conocer el proceso de la nueva planta potabilizadora para identificar cuáles son los procesos que se incorporaron, según lo que nos comentaron (las autoridades). Eso sí, permitían la remoción de algunos de los contaminantes que nosotros habíamos detectado, pero no sé cómo será y no podría decir si realmente esto soluciona el problema”, cuenta la investigadora Marcela Galar.
Con el reciente cambio de administración federal, las reuniones entre las dependencias y los investigadores de la Comisión Presa Madín se han estancado, pero sigue pendiente atender la Recomendación 135/2023 que emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a Conagua, a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), al gobierno del Estado de México, así como a las presidencias municipales de Atizapán y Naucalpan.
La Recomendación 135/2023 reconoce que existen violaciones a los derechos humanos a un medio ambiente sano y al saneamiento del agua resultado de la contaminación persistente en la Presa Madín.
Con la muerte de peces en 2021, la Comisión Cuenca Presa Madín solicitó a la CNDH una declaratoria de emergencia ambiental para la presa, la dependencia tardó dos años en verificar y dar respuesta, hasta que en octubre pasado se publicó el reconocimiento de que existe contaminación por las descargas de aguas residuales municipales no controladas y los residuos del relleno sanitario de Naucalpan.
A partir de ahora deben trazar en conjunto un plan de rescate. A pesar de que la Conagua compartió en su momento una carta de no aceptación de la Recomendación 135/2023.
“Definitivamente, es necesario acelerar el proceso porque ya pasó el tiempo que marca la CNDH”, dice Marcela Galar Martínez.
Y mientras los planes de acción están por ser atendidos por las autoridades, las aguas residuales siguen fluyendo en las barrancas hacia una planta de tratamiento sin operar y dos potabilizadoras en duda.
*Este es el segundo reportaje de la serie #AguaContaminada, publicada originalmente en Causa Natura Media.
La ciudad está invirtiendo millones de dólares en medidas de sostenibilidad en áreas que van desde la conservación del agua hasta la ampliación de la red de energía solar.
Las Vegas es famosa por sus luces brillantes, los excesos y el hedonismo. Pero el patio de recreo de Estados Unidos (o, para usar su apodo más conocido, la ciudad del pecado) se está volviendo verde. La ciudad ha invertido millones en impulsar iniciativas de sostenibilidad, que van desde medidas de conservación del agua y de gestión de residuos hasta la energía solar.
“El esfuerzo comenzó en serio en 2005”, dice Marco Velotta, quien trabaja como funcionario de sostenibilidad de la ciudad, “y se aceleró con la ley de recuperación en 2009”. La ley federal estableció objetivos para la energía renovable, la conservación del agua, el reciclaje y los edificios ecológicos.
“Con la ley de recuperación y la dirección del ayuntamiento, la ciudad pudo realizar una inversión inicial de US$75 millones en proyectos de sostenibilidad”, dice Velotta.
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A pesar de registrar un aumento dramático de su población, el consumo de agua en Las Vegas ha disminuido “significativamente”, dice.
Para 2030, se espera que el 50% de toda la electricidad de Nevada se genere a partir de recursos renovables.
En particular, la franja de Las Vegas ha redoblado sus esfuerzos para adoptar energías renovables. La mayoría de los complejos hoteleros han desarrollado iniciativas de sostenibilidad gracias a un programa de promoción que ofrecía la ciudad, con el cual se reducía en un 50% el impuesto sobre la propiedad durante diez años (el programa ya no está vigente).
Los complejos hoteleros también deben cumplir con el estándar estatal de obtener energía de fuentes renovables en un 40%. “La mayoría ha superado el 40%”, afirma Velotta.
“Las Vegas ha avanzado mucho en poco tiempo”. Al principio, los turistas también se sorprendieron por los esfuerzos de sostenibilidad de la ciudad. Sin embargo, desde que Las Vegas se ha convertido en líder en este ámbito, la sostenibilidad se ha convertido en parte de la historia general de la ciudad”.
Y aunque el progreso logrado por la calle principal de Las Vegas —conocida como The Strip-—pudiera parecer impresionante (el sector comercial de Las Vegas representa un tercio del consumo total de energía de Nevada), el área partió desde un “punto inicial relativamente bajo”, señala Steffen Lehmann, profesor de arquitectura y urbanismo en la Universidad de Las Vegas.
Añade, sin embargo, que “en particular, la zona está dando pasos adelante, con un esfuerzo concertado para mejorar la eficiencia energética de los hoteles del complejo turístico mediante la integración de la energía solar y el aumento de la luz natural”.
Las Vegas es la segunda ciudad de Estados Unidos en cuanto a capacidad solar per cápita, mientras que Honolulu, en Hawái, es la primera. “La ciudad del pecado podría llamarse la ciudad solar”, dice Lehmann. Y los resorts han estado aprovechando los 320 días de sol que recibe la ciudad cada año.
La empresa hotelera MGM Resorts International desarrolló su propio sistema solar de 100 megavatios, que proporciona energía a 11 de sus propiedades en Las Vegas, el equivalente necesario para abastecer a 27 mil hogares.
Pero ni siquiera esta cifra, más la cantidad de energía adicional que le compra a un proveedor solar, es suficiente para abastecer las 11 propiedades durante las 24 horas del día. La empresa tiene el objetivo de obtener toda su energía de fuentes renovables para 2030.
Las Vegas se encuentra en el desierto de Mojave, donde escasea el agua, lo que hace que la conservación del agua sea “primordial” en los esfuerzos de la cadena hotelera por hacer que sus operaciones sean sostenibles, dice Michael Gulich, vicepresidente de sostenibilidad ambiental de MGM Resorts International.
Lehmann afirma que, desde 2007, las propiedades hoteleras de MGM en Las Vegas han conservado 16 mil millones de galones de agua, gracias a políticas hídricas “agresivas”.
Estas incluyeron reemplazar el césped por plantas locales, instalar grifos que ahorran agua en todas las propiedades y reutilizar el agua de los acuarios y en la fuente del famoso hotel Bellagio.
“El uso general de agua per cápita [en Las Vegas] sigue siendo demasiado alto”, advierte Lehmann. “Había un desperdicio excesivo antes de que [los complejos hoteleros] comenzaran a conservar agua en 2007”.
En 2023, Resorts World Hotel anunció que había alcanzado un hito: funcionar completamente con fuentes de energía renovable, dos años después de su apertura. NV Energy suministra al complejo de 3.500 habitaciones energía renovable, derivada de plantas solares, geotérmicas y eólicas en Nevada.
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El director de sostenibilidad del hotel, Brandon Morrison, dice que durante la construcción, se rescataron 13.000 toneladas de acero de la estructura de un desarrollo que fue abandonado durante la crisis económica de 2008. La empresa invirtió más de US$1.000 millones en mejoras de eficiencia energética, añade.
“Aunque Resorts World presenta cifras de sostenibilidad impresionantes, se trata de una anomalía entre los hoteles de Las Vegas, muchos de los cuales tienen un rendimiento deficiente en términos de responsabilidad medioambiental”, afirma Lehmann.
Las importantes iniciativas de energía solar y ahorro de agua que están utilizando muchos complejos turísticos de Las Vegas son “pasos necesarios para una ciudad desértica en rápido crecimiento”, añade. “El Strip se ha convertido en un notable caso de estudio en el uso eficaz de la energía solar renovable y la conservación del agua”.
Esta ciudad, con su gran consumo de energía, tiene grandes retos por delante.
“Las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero en la ciudad son dos: el transporte, en particular los automóviles y camiones, y el uso excesivo del aire acondicionado”, afirma Lehmann. “Como ciudad joven en el desierto (con tan solo 119 años), Las Vegas debe trabajar con diligencia para ser ingeniosa y sostenible”.
Cada vez más complejos turísticos están desarrollando sus propios sistemas de energía solar, que incluyen sistemas de respaldo con baterías para que la energía solar pueda almacenarse y utilizarse cuando se ponga el sol.
Más del 97% del agua que se utiliza en Las Vegas se recicla, añade Lehmann, algo vital teniendo en cuenta el rápido agotamiento del río Colorado, del que la ciudad depende para obtener agua dulce.
“Es gratificante para nosotros observar que en un momento Las Vegas se consideraba una ciudad de desperdicios y excesos”, afirma Velotta. “Sin embargo, gracias a nuestros amplios esfuerzos en materia de sostenibilidad, ahora somos reconocidos como un líder mundial en sostenibilidad y compromiso medioambiental”.
Este artículo apareció en BBC Future. Puedes leer la versión original en inglés aquí.