En San Luis Potosí capital, se rehabilitaron tres pozos como parte de las medidas para afrontar la crisis de agua en la ciudad.
De acuerdo con Enrique Galindo Ceballos, alcalde de San Luis Potosí, luego de que la presa San José se quedó sin agua fue necesario “tomar medidas emergentes, rápidas, urgentes”.
Dichas medidas fueron la rehabilitación y mantenimiento de tres pozos (Presa I, Presa II y Presa III) que fueron encontrados hace tiempo, informó el presidente municipal.
El alcalde informó que el pozo Presa I se echó a andar el pasado viernes 18 de agosto y con ese se rescataron 38 litros por segundo.
En tanto el pozo Presa II se puso en funcionamiento entre el lunes 21 y este martes 22 de agosto, con el cual se extraerán 39 litros de agua por segundo.
Los pozos serán conectados a la red para sustituir el caudal de agua que se ha dejado de recibir de la presa San José, informaron las autoridades municipales.
De igual manera el alcalde informó que se está trabajando en la rehabilitación del pozo Presa II y las obras podrán tomar una semana antes de que funcione de nuevo.
Galindo Ceballo señaló que estos pozos fueron perforados aproximadamente hace 15 años, por lo cual fue necesario darles mantenimiento e instalar equipo más moderno, eficiente y “amigable” con el medio ambiente.
Por la grave sequía en la presa San José se han perdido alrededor de 200 litros por segundo, destacó el presidente municipal de San Luis Potosí.
La capital de San Luis Potosí enfrenta una crisis por el agua ya que la sequía se agravó tras los bajos niveles de la presa San José, por lo que se anunció que se pondría en funcionamiento un plan emergente.
La falta de agua afectará a 40 colonias, las cuales se suman a las 111 que ya recibían agua potable a través de pipas debido al desabasto de la presa El Realito. Esto significa que 151 colonias de la capital del estado enfrentan problemas de escasez.
El gobernador del estado Ricardo Gallardo Cardona dijo que el municipio de San Luis Potosí cuenta con el respaldo del gobierno estatal para el tema del abasto de agua, por lo que apoyarán con la habilitación de pozos y el bombardeo de nubes.
Los médicos que están trabajando en la Franja de Gaza utilizan una frase específica para describir a un tipo particular de víctima de la guerra, según le contaron a la BBC.
“Hay un acrónimo que se asocia únicamente con la Franja de Gaza, el WCNSF -wounded chiled, no surviving family (en español se traduciría como ‘niño herido, familia no sobrevivió’)- y no es que tenga un uso poco frecuente”, le contó a la BBC la doctora Tanya Haj-Hassan quien trabaja con la oenegé Médicos sin Fronteras.
La expresión capta la terrible situación que enfrentan muchos niños en Gaza, cuyas vidas cambian por completo en un segundo. El momento es que sus padres, hermanos y abuelos mueren por un bombardeo y ya nada volverá a ser igual.
La guerra comenzó después que Hamás atacó Israel la mañana del 7 de octubre matando a unas 1.200 personas y tomando a otras 240 como rehenes.
Israel respondió lanzando una ofensiva militar por aire y tierra sobre la Franja de Gaza en la que han muerto más de 14.800 personas, incluyendo alrededor de 6.000 niños, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza que dirige Hamás.
Ahmed Shabat es uno de esos niños que son descritos con el acrónimo WCNFS cuando llegó herido y llorando al Hospital Indonesio en el norte de Gaza.
De sólo 3 años de edad, Ahmed sobrevivió cuando un misil impactó su casa en Beit Hanoun a mediados de noviembre. Pero su padre, madre y hermanos mayores murieron.
Milagrosamente solo tenía heridas y su vida no corría peligro. Después se supo que su hermano menor Omar, de 2 años, también había logrado sobrevivir al ataque y fueron reunidos cuando se logró localizar a un miembro adulto de la familia.
“Después del bombardeo supimos que había un niño en el Hospital Indonesio sin nadie que lo estuviera acompañando, por lo que fuimos allí inmediatamente”, explicó Ibrahim Abu Amsha, tío de Ahmed.
“Ahmed estaba con un extraño que contó que Ahmed había salido volando por los aires y fue encontrado herido a unos 20 metros de la casa“.
Ahmed y Omar se encontraban ahora huérfanos, sin casa y sin refugio para protegerse de los continuos bombardeos. Sin nadie más que los pudiera acobijar, su tío Ibrahim decidió ocuparse de ellos junto con su propia familia.
En un principio los llevó a la ciudad de Sheikh Radwan, pero dijo que se marcharon de ahí después de que “Ahmed fuera alcanzado por fragmentos de vidrio” de una explosión.
Fueron entonces al campamento de Nuseirat para alojarse en una escuela afiliada a Naciones Unidas. Pero incluso ahí, en la tercera ubicación a la que se movilizaron, fueron nuevamente víctimas de un bombardeo con consecuencias desvastadoras para Ahmed.
“Salí corriendo por la puerta de la escuela y vi a Ahmed en el suelo, sin piernas. Se arrastraba hacía mi, abriendo los brazos, buscando ayuda“, contó Ibrahim.
Un miembro de la familia, que se encontraba junto a Ahmed en el momento de la explosión, murió.
Ibrahim, quien sigue desplazado con su propia familia, así como con los hijos de su hermana, dice que sueña con poder enviar a Ahmed a recibir tratamiento fuera de Gaza.
“Quería ser muchas cosas”, dijo su tío con tristeza. “Cuando íbamos juntos a ver partidos de fútbol, decía que quería ser un futbolista famoso”.
Al igual que Ahmed, Muna Alwan también es huérfana de guerra y fue descrita como WCNSF cuando llegó al hospital indonesio.
La niña de 2 años llora constantemente “mamá”, pero su madre está muerta.
Muna fue sacada de entre los escombros después de que un ataque aéreo alcanzara la casa de un vecino en la zona de Jabal Al Rais, en el norte de Gaza.
Los padres, el hermano y el abuelo de Muna murieron. Muna resultó gravemente herida en un ojo y se fracturó la mandíbula.
A Muna la transfirieron a otro hospital donde pudo ser localizada por su tía Hanaa.
“Supimos por internet que Muna estaba en el hospital Nasser. Vinimos y la reconocimos”, explicó Hanaa, quien agregó que su sobrina está sufriendo muchísimo.
“Sólo quiere gritar, siempre tiene miedo, sobre todo si alguien se le acerca“, contó Hanaa.
Muna tiene hermanas mayores que están vivas, pero se encuentran en la Ciudad de Gaza.
“Están atrapadas y no hay forma de llevarlas al sur”, dice Hanaa, y añade: “Me pregunto constantemente, ¿qué haremos? ¿Cómo reemplazaremos a su madre?”.
En una cama metálica situada en un rincón de una habitación del hospital Nasser de Jan Yunis, en el sur de Gaza, Dunya Abu Mehsen, de 11 años, mira lo que queda de su pierna derecha envuelta en vendas blancas.
La niña, de pelo largo y rizado, está sentada en el borde de la cama, con un vestido rojo aterciopelado, callada la mayor parte del tiempo. Se ve profundamente triste.
Dunya sobrevivió, junto con su hermano Yusuf y su hermana menor, a un ataque aéreo que les alcanzó cuando todos dormían en su casa del barrio de Al Amal, en Jan Yunis.
Pero sus padres, un hermano y una hermana murieron.
“Cuando vi a mi padre, me asusté porque estaba cubierto de sangre y piedras. Había gente a nuestro alrededor y mi hermana gritaba”, cuenta Dunya.
“Me miré y no tenía pierna. Sentía dolor y mi único pensamiento era: ‘¿cómo he perdido la pierna?‘”.
“Dunya no recuerda cómo ni cuándo llegó al hospital, pero recuerda que estaba allí sola y que el personal médico le hizo repetidas preguntas para intentar identificar a su familia”, explicó su tía Fadwa Abu Mahsen.
“Me dijo: ‘He oído a la enfermera decir: que Dios se apiade de ellos‘. Sabía que se refería a su madre y a su padre”.
Su tía, sentada a su lado en la habitación del hospital con la silla de ruedas que se ha convertido en el único medio para que la niña salga al exterior y respire aire fresco, recordó que Dunya “solía ser juguetona, fuerte y muy activa antes de su lesión.”
A lo que Dunya agregó: “Hoy he perdido mi pierna y a mi familia, pero sigo teniendo sueños. Quiero conseguir una prótesis de pierna, viajar, ser médico y que esta guerra termine y nuestros hijos vivan en paz”.
Determinar el número exacto de niños huérfanos en la Franja de Gaza es actualmente un reto enorme dada la “intensidad de las hostilidades y la rápida evolución de la situación sobre el terreno”, según Ricardo Pires, responsable de comunicación de Unicef.
Pires añade que la organización ha intentado llegar a los hospitales y al personal sanitario de Gaza para identificar y registrar a los niños, pero “estos esfuerzos avanzan muy lentamente debido a las condiciones extremadamente difíciles”.
Pires explicó que no sólo es “casi imposible” identificar centros de acogida temporales y seguros debido a lo caótica de la situación y lo abarrotados que están los refugios y hospitales, sino que “el sistema normal para identificar, documentar, localizar y reunir a los niños con sus familiares apenas funciona”.
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