
En el Noroeste mexicano, una especie de raya y seis especies de tiburones que son capturados y vendidos se encuentran bajo alguna categoría de amenaza; para ser sustituidos por marlín, cazón o el lenguado. Un estudio reciente de Oceana México sobre la sustitución pesquera en esa región, seleccionaron a los estados de Sinaloa y Sonora donde encontraron que 49% del pescado que se compra fue reemplazado por otro.
En México, la sustitución de productos marinos puede poner en riesgo la permanencia de una especie en el mar y la salud del ecosistema. Pero también, la economía de las personas que, al creer que están consumiendo una especie como robalo, huachinango o mero, en muchos de los casos ese pescado ya fue reemplazado por otra especie de bajo valor precio como la basa o tilapia.
En el caso de Sinaloa y Sonora, en promedio, una de cada dos veces que se compra pescado en pescaderías y restaurantes, las personas reciben un producto marino totalmente distinto.
En Sonora el porcentaje de sustitución es de 47%; mientras que Sinaloa presenta un porcentaje de sustitución de 51%.
Las ciudades donde más ocurre esta sustitución de productos en pescaderías y restaurantes son Culiacán con un 60% donde el engaño se presenta más en pescaderías; en seguida se encuentra Mazatlán con 46% de sustitución la cual también predomina en las pescaderías.
Otra de las ciudades donde la sustitución presenta altos porcentajes es Hermosillo con 45% de sustitución en promedio, siendo las pescaderías el lugar donde predomina este cambio en la denominación de los recursos marinos. Finalmente, Ciudad Obregón es otro de los sitios donde predomina la sustitución de productos del mar con 50% en promedio y, a diferencia de las tres ciudades anteriores, ahí la sustitución sucede más en los restaurantes.

Oceana alerta en su estudio que el 25% de la sustitución se da por productos de la acuacultura como la basa y la tilapia. Es decir, en ambos estados se venden especies anunciadas como si fueran pesca silvestre del mar. En realidad, en muchas de las veces, ese producto marino sustituido se trata de productos importados de China y Vietnam.
Los pescados más sustituidos en Sonora y Sinaloa fueron: el mero, pez que tuvo 100% de sustitución; además, se encontró que el pez lobina, marlín, róbalo, sierra, corvina y lenguado fueron los peces que presentaron altos porcentajes de engaño para las y los consumidores de estos productos marinos.
Otra de las afectaciones por la sustitución de recursos marinos sucede en la economía de las personas ya que, al comprar un pez como el mero o róbalo, en realidad podrían estar consumiendo basa o tilapia que, en comparación con los primeros, hay una diferencia abismal en precios.
Por ejemplo, algunos de los casos que más preocupa a la organización es la venta de mero que, de acuerdo con el estudio, mientras una persona compra 1 kg de mero que cuesta, aproximadamente, 645 pesos las personas podrían estar recibiendo, en realidad, 1 kg de basa del que su precio real es 106 pesos.
Otro caso reportado es el pez pargo donde 1 kg puede costar alrededor de 282 pesos pero, en realidad, las personas reciben 1 kg de tilapia. Finalmente, está el caso del róbalo con un precio de 463 pesos por kilogramo pero es sustituido por tilapia.

En su informe Oceana México también detectó la venta y sustitución de productos pesqueros como la raya diablo de aleta curva o Mobula thurstoni. Además de seis especies de tiburón que se encuentran en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés).
La Mobula thurstoni o raya diablo de aleta curva, en 2019, obtuvo la categoría de Protección especial (Pr) en México por la NOM-059-SEMARNAT-2010 por encontrarse en vulnerabilidad biológica y el impacto de la actividad humana sobre esta especie. Incluso, su consumo se encuentra regulado por una segunda herramienta de protección que es la Norma Oficial Mexicana NOM-029-PESC-2006 sobre la pesca responsable de tiburones y rayas.
En cambio, internacionalmente, esta especie se encuentra catalogada en peligro por la UICN al señalar que esta especie marina se encuentra en un riesgo de extinción muy alto en estado de vida silvestre.
“Nosotros encontramos en el último reporte que hicimos en el noroeste en Sonora y Sinaloa, que se vendió una mantarraya que se llama raya diablo que está en la NOM-059 publicada por Semarnat de especies protegidas y se vendió bajo otro nombre. Entonces, realmente, se pesca y se disfraza bajo otro nombre porque la comercialización de cualquier especie que esté en la 059 está completamente prohibida”, señaló Mariana Aziz, en entrevista para Animal Político.
Además de la Mobula thurstoni, Oceana detectó siete especies de tiburones que están siendo sustituidos en el mercado por productos marinos como cazón o bajo el nombre de algún pescado como el lenguado.
Las seis especies de tiburón que la organización detectó bajo alguna categoría de protección señaladas en la Lista Roja de la UICN son el tiburón martillo (Sphyrna lewini) catalogado en Peligro Crítico; el tiburón mako (Isurus oxyrinchus) clasificado En Peligro; el tiburón puntas negras (Carcharhinus limbatus) y el tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis) ambos con la clasificación de Vulnerable; el tiburón azul (Prionace glauca) con la categoría de Casi Vulnerable y el tiburón zorro (Alopias pelagicus) señalado En Peligro.
En México, estas especies de tiburones no se encuentran protegidas por la NOM-059-SEMARNAT-2010, motivo por el que preocupa que se venden como sustitutos de otros peces. Mariana Aziz explica que en el estudio realizado en el Noroeste encontraron que estas especies de tiburones son vendidas como bacalao o como Marlin, muy comúnmente.
“Necesitamos la trazabilidad para tener la certeza de que el producto que estamos consumiendo y que está llegando a nuestros platos es producto proveniente de la pesca legal”, enfatizó.
En su estudio, Ocena México explica que la captura de tiburón está permitida en el país, pero su venta bajo nombres distintos impide su aprovechamiento sostenible y su conservación en los mares. La sobreexplotación de estas especies podría poner en peligro la cadena alimenticia en el ecosistema donde habitan.
“Cada especie de tiburón tiene condiciones biológicas propias, ciclos de reproducción y un número de crías diferentes. Existen especies de tiburón como el tiburón martillo que son depredadores tope en las cadenas alimentarias marinas y ayudan a mantener el equilibrio de los mares, por lo que requieren medidas de manejo adecuadas”, se lee en el documento.
La trazabilidad en el sector pesquero se reconoce como una herramienta que permite conocer cuál es el origen de los pescados y mariscos que consumimos para después rastrear el proceso de los productos marinos que se pescaron. Desde la embarcación que se usó, la pescadería de donde proviene, las artes de pesca que usaron, especialmente si son sostenibles, si se cumplió con el periodo de veda y que el pescador o pescadora cuente con los permisos de pesca que garanticen su legalidad. Finalmente, permite conocer cuál será la distribución y destino final de productos marinos.
Mariana Aziz, abogada y directora de la campaña de transparencia en Oceana México, explica que la trazabilidad en el sector pesquero permite controlar el seguimiento de un producto marino a lo largo de la cadena de valor.
“Lo que nos permite la trazabilidad es conocer todo el camino que recorre un pescado o marisco antes de llegar a nuestros platos y es muy importante porque en México estamos sufriendo una gran crisis de pesca ilegal. La propia autoridad pesquera en este caso, la Conapesca, ha reconocido que más del 40% de la captura podría corresponder a pesca ilegal no declarada o no reglamentada, es decir, pesca que ocurre fuera del marco legal”, añade la experta.

Hasta hace dos años, en México se creó el proyecto de Norma Oficial Mexicana de Trazabilidad. Al día de hoy, el proceso de aprobación se encuentra detenido y pone en peligro la salud de los mares y productos marinos como consecuencia de la pesca ilegal y la sustitución de especies en el mercado.
Fue a finales de 2019 se creó un Grupo Técnico de trabajo que convocó la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) que reunió a autoridades, miembros del sector pesquero, organizaciones de la sociedad civil, entre las que estuvo Oceana México, para trabajar en una propuesta de Norma Oficial Mexicana de trazabilidad.
Sin embargo, de esos trabajos sólo se logró tener un borrador final para este proyecto donde se tomaron como ejemplo estándares internacionales, normas que ya existían en otros países para adaptarlas al contexto mexicano.
Con el cambio de administración, en abril de 2021, llegó Octavio Alberto Almada Palafox como nuevo comisionado de la Conapesca y el avance de este proyecto de Norma se detuvo.
“ A partir de que él entró a la Conapesca este proceso se detuvo por completo. No nos volvimos a reunir este grupo de trabajo técnico, no se continuaron los trabajos de avance en la aprobación de la norma. Desde Oceana hemos hecho una serie de solicitudes de acceso a la información para saber si dentro de la Conapesca se están tomando acciones y vemos que no es así. No hay ninguna medida, ninguna acción, nada concreto que nos demuestre que la autoridad está avanzando en la aprobación de esta norma”, denuncia.
La especialista alerta que, de no retomar el proyecto de una etiqueta de origen para el sector pesquero, las y los mexicanos seguirán consumiendo productos marinos en peligro de extinción o pagarán altos precios por especies que están siendo sustituidas.

De seguro escuchas esta canción todos los años, aunque sea por casualidad al encender la radio. Lo que no sabes es que José Feliciano, el puertorriqueño que la compuso, enfrentaba uno de los momentos más difíciles de su carrera cuando se sentó a escribirla.
Son solo dos frases, acompañadas por el sonido de una guitarra, cantadas en inglés y en español. Pero esa sencillez, precisamente, convierte a “Feliz Navidad” en un clásico de las fiestas.
Y no solo en América Latina. El hit del puertorriqueño José Feliciano conquista las ondas radiales -y ahora las playlists- del mundo anglosajón desde su estreno en 1970.
Es la única canción de un artista latino en el Holiday 100 de Billboard, lista festiva en la que ocupa el duodécimo lugar.
Versionada por estrellas como Celine Dion, Michael Bublé, Raphael y Gloria Gaynor, también tiene adaptaciones inesperadas: desde el K-pop de BTS hasta el metal de It Dies Today.
“Ha sido tan versionada por su sencillez y facilidad de réplica. Pero también por ser bilingüe. Cuando Feliciano sacó esta canción, había muy poca música navideña bilingüe y eso la hizo inmediatamente memorable y especial”, le dice a BBC Mundo Leila Cobo, presidenta de Billboard Latin.
Cobo agrega que “Feliciano escribió el tema casi de broma”.
“De hecho, no quería grabarlo por lo simple que era. Fue el productor quien insistió”, añade.
El productor era Rick Jarrard, quien más tarde se convertiría en su gran amigo y colaborador. Fue él quien además le pidió que escribiera un sencillo para el álbum que también terminaría llamándose “Feliz Navidad”.
“Sentí pánico”, contó el artista en una entrevista con el programa Today de NBC News.
“Porque se han escrito tantas canciones navideñas maravillosas, por gente como Irving Berlin. Y pensé: bueno, ¿cómo voy a escribir una canción que esté a la altura de esas?”, sostuvo.
Pero lo hizo.
Ahora Feliciano -con 80 años, siete premios Grammy y un Latin Grammy en más de seis décadas de trabajo- suena cada Navidad alrededor del mundo.
Sin embargo, la inspiración para el tema que lo inmortalizó le llegó en uno de los momentos más oscuros y difíciles de su carrera.
El éxito musical de José Feliciano, un artista ciego de nacimiento, oriundo de Lares, un pueblo del oeste rural de Puerto Rico, comenzó en la década de los 60.
Para entonces cantaba en inglés. Su familia había emigrado a Nueva York cuando él tenía tan sólo 5 años. Allí aprendió guitarra y mezcló los ritmos latinos con el soul y el blues en los escenarios de Greenwich Village.
En 1968, gracias a su versión de Light My Fire de The Doors, ocupó los primeros lugares en las listas de Billboard y recibió dos Grammy.
Algunos críticos lo consideraban por entonces uno de los mejores guitarristas vivos, con una enorme inventiva y capacidad interpretativa.
Pero esa originalidad no siempre fue entendida y ese mismo 1968 le supuso un enorme costo al artista.
Era 7 de octubre y un joven Feliciano de 23 años llegó con sus gafas de sol y su guitarra al quinto partido de la Serie Mundial de Béisbol entre los Tigres de Detroit y los Cardenales de San Luis.
Frente a un estadio lleno entonó el Star Spangled Banner, el himno nacional estadounidense. Lo hizo de forma poco convencional, con toques de blues, soul y jazz, y mucho ritmo, lejos de la solemnidad tradicional.
Los Tigres ganaron, pero luego del juego de lo que menos se habló fue del deporte.
La interpretación de Feliciano fue repudiada por gran parte de los presentes, quienes le abuchearon, por considerar su versión una falta de respeto. Los medios, por su parte, tildaron su forma de cantar como un “sacrilegio”.
Incluso pidieron que fuese deportado, aunque es ciudadano estadounidense por nacer en Puerto Rico.
“Arruinó mi carrera”, comentó el músico en una entrevista en 2006 con la agencia Associated Press.
“Las emisoras de radio dejaron de hacer sonar mi música. Fue realmente un momento duro para mí”, añadió.
De acuerdo con el artista, su versión buscaba resaltar la herencia afrodescendiente del país, que él conocía de cerca por haber crecido en la diversa comunidad neoyorquina.
“Sobre todo, quería expresar el amor que siento por este país en el que vivo. Cuando eres un pionero, es difícil. Lo hice a mi manera, con sentimiento, con soul”, continuó.
Las Ligas Mayores de Béisbol señalan en un blog que Feliciano fue el primer artista en darle un giro al himno nacional durante un partido, y que su hazaña fue lo que permitió que artistas posteriores como Jimi Hendrix y Whitney Houston interpretaran sus propias versiones.
Luego de esa controversia, y en medio del boicot de las emisoras de radio, fue que llegó “Feliz Navidad”.
“No queríamos sacar un álbum navideño sentimental. Así que decidimos hacerlo de otra manera”, le contó Feliciano a NPR en 2020, cuando su exitoso tema cumplió 50 años.
Por eso la melodía de Feliz Navidad es alegre, mencionó el artista en esa misma entrevista. Esto no significa que no esté cargada de nostalgia, la misma emoción que, según dijo, lo impulsó a escribirla.
Feliciano, miembro de una familia de 11 hermanos, recordó que aquel verano boreal en el que se encerró en los estudios de RCA en Los Ángeles para producir el álbum junto a Jarrard, extrañaba profundamente a sus seres queridos.
Pensó entonces en cómo su familia boricua celebraba la Nochebuena: con las parrandas, esos villancicos que los puertorriqueños suelen cantar de casa en casa y que, a diferencia de los que se entonan en EE.UU., se acompañan con los sonidos de los panderos de plena y otros instrumentos como las maracas y el cuatro (similar a una guitarra, pero con 10 cuerdas y un sonido agudo).
“Había otras canciones navideñas que eran bilingües. Por ejemplo, había una canción de Hugo Ríos, ‘Mamacita, ¿dónde está Santa Claus?’. Pero ‘Feliz Navidad’ era una entidad por sí misma. Expresaba la alegría que sentía en Navidad y, al mismo tiempo, el hecho de que me sentía muy solo. Extrañaba a mi familia, extrañaba cantar villancicos con ellos. Extrañaba toda la escena navideña”, sostuvo en su entrevista con Associated Press.
Cobo, de Billboard Latin, afirma que “Feliz Navidad” le recuerda a “Despacito”, el afamado tema de los también puertorriqueños Daddy Yankee y Luis Fonsi.
“Creo que en su momento, “Feliz Navidad” debió haber sido una revelación para las personas que no hablaban español y se dieron cuenta de que podían decir Merry Christmas en otro idioma”, comenta la periodista, editora y autora.
“Vislumbró las posibilidades comerciales de la música en español”, indica.
En 2009, “Feliz Navidad” entró al Salón de la Fama de los Grammy.
La vida de Feliciano, que en el momento de componer el tema atravesaba uno de sus periodos más difíciles, fue “transformada por completo”.
“Este álbum (‘Feliz Navidad’) lo estableció como un artista que también cantaba música original e inédita. Y la canción del mismo nombre es por la cual es más recordado y versionado. Es también la que le trae más dinero todos los años”, comenta Cobo.
Feliciano le dijo a Today que cree que su canción fue tan exitosa “porque nos une a todos”: “Nadie puede molestarse porque alguien cante ‘Feliz Navidad’ en español o en inglés”.
En 2006, el periodista de Associated Press Adrian Sainz le preguntó al boricua qué sentía al ser considerado el primer artista latino en la historia en lograr un crossover exitoso al mercado anglosajón.
Respondió que se sentía “orgulloso”, feliz de “abrir puertas” para otros intérpretes de habla hispana.
Y agregó: “Sólo espero que no perdamos lo que tanto luchamos por conseguir”.
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