Claudia Deschamps Guadarrama, una joven de 29 años, murió el 2 de abril de 2022 dentro de su departamento ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, junto con su novio, Gustavo, por una intoxicación causada por monóxido de carbono. Los dictámenes arrojaron que había un problema de instalación con los aparatos de consumo.
En otro caso, la propiedad de Ricardo Guerrero, situada en Benito Juárez, sufrió daños estructurales por una torre de departamentos construida en la zona. Luego de una batalla de siete años, en los que ha enfrentado enfermedades e invertido recursos, el Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México determinó que la alcaldía debe reconstruir su casa.
Las historias de Claudia y Ricardo son distintas pero las unen posibles actos de corrupción inmobiliaria. También, que en ambos casos un patrón se repite: la omisión de las alcaldías.
Para Arturo Aparicio, integrante del colectivo Claudia Cortés, que se dedica a monitorear el tema del desarrollo urbano en la capital, prácticamente el 100% de los proyectos de construcción en la CDMX tiene alguna violación a las normas.
“Eso es alarmante. A veces, esas violaciones son menores, porque es una violación de un procedimiento o a una cuestión de forma, pero en muchas ocasiones estas violaciones a esos aspectos de forma ocultan otras violaciones a cuestiones de fondo, como riesgos”, dijo.
Derivado de la atención a posibles víctimas de corrupción inmobiliaria, el gobierno de Claudia Sheinbaum detectó que entre 2008 y 2022 se construyeron 264 pisos excedentes en 130 inmuebles solo en Benito Juárez. A la fecha, varios exfuncionarios de la demarcación ya han sido detenidos por posibles actos corruptos con empresarios del sector; el caso más reciente es el del exdelegado Christian Von Roehrich.
Para Aparicio —abogado de profesión—, la corrupción inmobiliaria es como un monstruo de mil cabezas, porque “cortas una y sale otra” y hay colusión entre funcionarios públicos, sector privado y Poder Judicial, mientras los ciudadanos siempre son los más perjudicados.
La mamá de Claudia se había quedado de ver con su hija el 2 de abril de 2022. Al ver que no llegaba ni respondía llamadas, decidió ir a buscarla a su departamento en Alpes Residencial, un conjunto inmobiliario de 280 departamentos de la inmobiliaria HGB Desarrollos de la Promotora Higa, en la alcaldía Álvaro Obregón.
El guardia de seguridad le confirmó que había llegado la noche anterior y tendría que estar ahí. Al aproximarse a la puerta, percibió un olor a gas. Entró con la llave de seguridad que tenía para cualquier emergencia. Encontró a su hija en la cama junto con su novio, Gustavo, según relató Dolores Meza, abogada del despacho Sánchez Reyes Retana y Asociados y asesora jurídica de la familia de Claudia.
Tras la impresión, llamó a emergencias. Llegaron elementos de seguridad, bomberos y agentes del Ministerio Público de la Coordinación Territorial Álvaro Obregón, quienes abrieron una carpeta de investigación, ordenaron diligencias y la realización de necropsias. Aunado a ello, se practicó un dictamen en instalaciones hidrosanitarias y de gas.
Las necropsias determinaron que la causa de la muerte de la pareja fue intoxicación por monóxido de carbono. Mientras, el dictamen pericial en instalaciones hidrosanitarias reveló que la instalación de gas natural no presentó fuga, sino que la chimenea para el desalojo de humos al exterior del calentador y aparatos de consumo no estaba bien instalada.
“(Esto) origina que parte de estos humos se quede dentro del departamento, considerando que, al utilizar gas natural, estos aparatos de consumo producen por el fenómeno de la combustión monóxido de carbono, un gas altamente tóxico”, indicó el dictamen.
Además, el cuarto de servicio donde estaban los aparatos de consumo es un lugar cerrado que no tiene ventilación natural permanente, lo que favorece la concentración de humos.
Esto permitió concluir que “la instalación de dichos aparatos de consumo no cumple con la Norma Oficial Mexicana NOM-002-SECRE-2010”.
Ante esto y para conocer en quién recae la responsabilidad, el MP solicitó a la alcaldía la manifestación de obra del edificio, los planos de las instalaciones hidráulicas del departamento, la autorización para el uso y ocupación de la construcción y el aviso de terminación de obra, pero la respuesta fue una negativa.
“Le informo, después de haber realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva en controles y archivos correspondientes, no se encontró antecedente de manifestación de construcción, licencia de construcción especial, aviso de terminación de obra, autorización de uso y ocupación y/o trámite alguno del inmueble en cuestión, por lo anterior, al no contar con expediente no es posible remitir la información solicitada”, respondió la demarcación.
La abogada Dolores Meza consideró preocupante que en los archivos de la alcaldía presuntamente no haya ningún documento que acredite que esa construcción fue hecha con los permisos correspondientes.
Agregó que la inmobiliaria está en calidad de imputada en la carpeta de investigación; incluso, los representantes ya fueron citados y comparecieron, pero ha pasado más de un año y la familia de Claudia aún no obtiene justicia.
“También es alarmante que ya se está construyendo la segunda torre de Alpes Residencial e incluso los departamentos ya están en preventa”, dijo.
La casa de Ricardo comenzó a presentar afectaciones por la construcción contigua de una torre de siete niveles, la cual no tenía separación entre los muros de colindancia. En sus muros aparecieron grietas, se descuadraron las ventanas y la casa comenzó a inclinarse. En 2016, interpuso una denuncia por daño patrimonial en la alcaldía Benito Juárez.
De acuerdo con el Reglamento de Construcciones de la ciudad, que se creó después del temblor de 1985, “toda edificación debe separarse de sus linderos con los predios vecinos o entre cuerpos en el mismo predio según se indica en las normas”.
A su vez, las Normas Técnicas Complementarias para Diseño y Construcción de Cimentaciones indican: “Toda edificación deberá separarse de sus linderos con los predios vecinos una distancia no menor de 50 mm”. Es decir, entre cada predio debe de haber una separación mínima; el cálculo dependerá de la altura y del peso.
En paralelo a la denuncia que presentó, Ricardo inició su propia investigación. Por transparencia, solicitó información a la alcaldía y se percató de que, a pesar de que no tenía toda la documentación, se expidió la autorización tanto para la obra como para la ocupación.
En agosto de 2017, un mes antes del sismo del 19 de septiembre, la Contraloría Interna de la alcaldía informó a Ricardo y a su familia que no había ninguna irregularidad con el desarrollo inmobiliario y que el hecho de que no había separación entre los inmuebles era porque se debía a un asentamiento.
Sin embargo, con el temblor, las afectaciones a su casa se hicieron mucho más evidentes y con el resultado de dos peritajes pudo demostrar que la casa tenía daños estructurales ocasionados por la falta de separación.
El primer peritaje fue privado, de un arquitecto perito del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, y el segundo, de un ingeniero civil de la Fiscalía General de Justicia local. Mientras, la conclusión de la alcaldía fue derivada de una visita del área de Protección Civil.
En 2019, Ricardo volvió a interponer una denuncia en la alcaldía y esta contestó de nuevo que todo en relación a ese edificio estaba en orden; por ello, acudió a la Contraloría General de la ciudad, pero ahí tampoco procedió.
Al mismo tiempo presentó dos denuncias: una en contra del constructor y Director Responsable de Obra (DRO), ante la fiscalía capitalina, y otra en la Fiscalía de Servidores Públicos en contra de 15 funcionarios. También, interpuso un recurso en el Tribunal de Justicia Administrativa.
Ricardo abrió todas las vías legales y en 2022, después de un segundo amparo, el juez determinó que la alcaldía Benito Juárez fue responsable de haber autorizado una edificación que no respetó las normas de construcción, que establecen que haya cierta separación en las colindancias; por ello, ordenó a los magistrados del Tribunal Administrativo que dictaran una sentencia en donde se reconocía la omisión de las autoridades y los peritajes presentados por Ricardo.
“¿Qué implica esto? Que la alcaldía va a tener que pagar la demolición de la casa, la reconstrucción y todos los daños y perjuicios que se hayan generado de este asunto. El problema es que esto todo eso se va a pagar con recursos públicos, ellos no lo van a pagar”, explicó Ricardo.
En mayo de 2022 fue que el juez de amparo ordenó al Tribunal Administrativo que dictara la nueva sentencia. Lo hizo hasta noviembre y fue hasta enero de 2023 que notificaron a Ricardo. No obstante, por cuestiones administrativas no se ha cumplimentado la reparación del daño.
Ricardo también se ha enfrentado a la indolencia de las autoridades en la fiscalía local. Refirió que en una ocasión le perdieron la carpeta de investigación, y una vez encontrada, ya no estaban las dos terceras partes del contenido.
“Nadie vigila las construcciones, también deberían existir unas bitácoras de construcción de cada edificación; si las piden no existen y la alcaldía también debería solicitarlas, es obligatorio y no las entregan, se les permite a los constructores que hagan lo que quieran, que construyan con la calidad que sea, no hay quien vigile, no hay quien sancione”, reclamó.
Luego de las largas visitas al Ministerio Público, donde se percató de que había varios casos como el suyo, y de que son una constante las construcciones que no respetaron la separación de colindancias, Ricardo comenzó a registrar en un mapa todas las edificaciones en la alcaldía Benito Juárez con esta particularidad. Hasta el momento, lleva más de mil casos.
Conociste a un chico en Tinder, comenzaron a comunicarse y se cayeron bien. Luego de sentirte en confianza le compartes tus perfiles de redes sociales.
La conversación se mudó de lugar y ahora llevan semanas hablando por Instagram. De vez en cuando, al publicar una historia en esta plataforma, él te deja un emoji. Y cuando compartes una foto, no solo marca “me gusta”, sino que te deja comentarios.
Hay veces que a través de un mensaje directo te da los buenos días. Y en otras ocasiones te envía fotos mientras está en su trabajo para mostrarte algo de su vida cotidiana.
Piensas que, como está enganchado contigo en esa red social, y te gusta su forma de ser, es hora de dar el siguiente paso. Le invitas a salir, a verse en persona con la intención de emprender un nuevo tipo de relación.
Entonces te da largas. Dice estar muy ocupado, tener la agenda llena de compromisos, incluso que está enfermo. Nunca puede quedar.
Aunque no acepta tus invitaciones, continúa interactuando contigo de la misma manera en las redes sociales. Y tú le sigues respondiendo, con la esperanza de algún día verle fuera del ciberespacio. Pero eso no sucede.
Si este relato –que supone un ejemplo hipotético– te parece familiar, puede que hayas sido víctima de lo que algunos psicólogos llaman breadcrumbing, o migajas emocionales en español.
De acuerdo con Raúl Navarro Olivas, profesor de Psicología de la Universidad Castilla-La Mancha en España, se trata de un patrón de comportamiento en el que una persona muestra interés en otra de forma intermitente, pero constante, sin tener la intención real de comprometerse emocionalmente ni establecer una relación formal.
Es, además, una práctica de manipulación.
“La persona que hace el breadcrumbing envía señales a otra porque pretende tener su atención o su refuerzo intermitente. Busca, con mensajes inconsistentes en el tiempo, que el otro siempre esté presente”, afirma el experto.
Su origen, aunque no se puede identificar, se sabe que no es actual. Lo que sí es reciente es el uso del término breadcrumbing.
“Están apareciendo muchos términos, sobre todo en el ámbito anglosajón, que luego traemos a países de habla hispana, pero que no tenemos la manera de traducirlos exactamente. Esto a veces dificulta la investigación”, comenta.
Además del breadcrumbing, el profesor se refiere a conceptos como ghosting o love bombing, que son usados para englobar ciertos comportamientos que si bien no son nuevos, se potencian con las redes sociales.
Algunos de ellos se parecen y están relacionados, pero, como explica Navarro Olivas, están siendo separados en las investigaciones para comprenderlos mejor.
El breacrumbing ya es acuñado por expertos en la conducta de países tan distintos como España, India y Estados Unidos.
Para explicarlo, el psicólogo compara el breadcrumbing con la manera en que funcionan las máquinas tragamonedas en los casinos, que se basan en la misma lógica de refuerzo intermitente.
Estas máquinas le otorgan un premio a quien juegue, pero de forma aleatoria, nunca se sabe cuándo va a ocurrir, así que la persona lo sigue intentando.
“En el breadcrumbing hay un patrón de premiar a la otra persona, de ofrecerle algún tipo de contacto y luego darle algo negativo o el silencio”, afirma Navarro Olivas.
Y quienes lo padecen, dice, podrían sufrir consecuencias de salud mental, por lo que es importante identificarlo y buscar ayuda para salir de dicho tipo de relaciones.
En un estudio de su autoría, publicado en 2020 en la revista académica Escritos de Psicología (Psychological Writings), Navarro Olivas y otros investigadores señalan que “algo más de tres de cada 10 participantes” de un estudio realizado en España indicaba haber sufrido breadcrumbing.
La investigación también reveló que el uso de apps de citas, las relaciones a corto plazo o el hábito de vigilar la conducta online de otra persona aumentan la posibilidad de sufrir y también de ejercer este patrón de comportamiento.
En tiempo reciente, es común que alguien vigile el comportamiento de otro en las redes sociales cuando hay un interés romántico. De acuerdo con el estudio, es una forma de “reducir” la incertidumbre sobre la pareja. Pero esto puede provocar que alguien cuestione su relación, generar tensión y hacer que ocurra el breadcrumbing.
“El desarrollo tecnológico lo hace más prevalente. Es más fácil realizar este comportamiento en redes sociales y apps de citas, donde no necesariamente hay contacto directo con el otro”, sostiene Navarro Olivas.
El patrón más claro de quien realiza breadcrumbing es la intermitencia en la comunicación, ya sea a través de las plataformas digitales o en persona.
“La inconsistencia viene con un comportamiento muy errático. Cuando la persona más interesada en la relación propone planes, quien hace el breadcrumbing no es claro a la hora de quedar”.
El psicólogo apunta a que otro patrón común de quien realiza breacrumbing es ofrecer información incompleta.
En aras de evitar el compromiso, el “perpetrador” puede obviar detalles sobre su familia o amigos y evitar que la otra persona les conozca. También podría negarse a introducirse en el entorno íntimo de la víctima.
“Las personas que tiran esas migajas pueden dar algunos detalles de su vida personal, con el ánimo de seguir manteniendo la atención de esa persona, pero no hay una comunicación emocional muy profunda”, comenta.
Igualmente, las personas que realizan el breadcrumbing no plantean planes de futuro.
“Aparecerán excusas para no comprometerse a largo plazo, lo que contrasta con su comportamiento de continuar hablándole a la otra persona”, señala.
La falta de estudios sobre el tema dificulta elaborar perfiles sobre los perpetradores y víctimas del breadcrumbing.
Sin embargo, Navarro Olivas señala que, aunque no le gustan las etiquetas, por lo que conocen actualmente rasgos de personalidad narcisista suelen aparecer en quien suelta las migajas emocionales.
“Tiene cierta lógica porque lo que quiere la persona es recibir el refuerzo positivo de la víctima”, sostiene.
De acuerdo con la Clínica Mayo de EE.UU., el trastorno de la personalidad narcisista es una “enfermedad de salud mental en la cual las personas tienen un aire irrazonable de superioridad”.
Ante esto, buscan llamar la atención de otros y que les admiren. Pero en lo profundo son poco seguras de sí mismas y les cuesta comprender los sentimientos de los demás.
“[A alguien que hace breadcrumbing] le gusta que le digan cosas, que estén pendientes de él, pero sobre todo tener el control sobre el refuerzo que le van a dar”, explica Navarro Olivas.
Algunas investigaciones también indican que las personas con apego evitativo son más proclives a realizar breadcrumbing.
“Porque se caracterizan por necesitar la validación, el refuerzo de los otros, pero tienen dificultades para realizar conexiones emocionales”, argumenta Navarro Olivas.
“Estas dificultades no excusan su comportamiento. Pero sí hacen que se ajusten más a la idea del breadcrumbing, de que necesitan a otros pero tienen problemas para conectar emocionalmente. Evitan el compromiso porque les produce ansiedad o estrés”.
También podría relacionarse con el apego ansioso, que ocurre cuando alguien establece un vínculo de dependencia emocional con otra persona, pero teme fracasar en una relación o que les abandonen.
“No esperábamos que las personas que hacen breadcrumbing tuviesen apego ansioso, porque parecería más un rasgo de las víctimas, pero encontramos que sí, que probablemente está relacionado con el hecho de que necesita conectar con otro que cubra sus necesidades emocionales, pero como teme al abandono teorizamos que el breadcrumbing es una forma de probar si la otra persona realmente está interesada”, dice el psicólogo.
Quienes sufren dependencia emocional o baja autoestima podrían estar en riesgo de permanecer más tiempo en una relación tóxica, incluyendo aquellas que se basan en el breadcrumbing, comenta el investigador.
Sin embargo, añade que cualquiera podría ser una víctima y experimentar consecuencias emocionales.
“Es dañino”, dice Navarro Olivas, “porque ataca nuestra necesidad psicológica más importante, que es la de pertenencia y de vincularse con otros seres”.
“Y, aunque no ha sido parte de los estudios, creo que puede generar indefensión aprendida. Es decir, cuando fracasas en tus relaciones piensas que de alguna manera eso se va a repetir”.
De acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Environmental Research and Public Health sufrir breadcrumbing puede causar insatisfacción con la vida, ampliar el sentimiento de soledad y el desamparo.
Ante esto, el psicólogo español recomienda establecer una comunicación asertiva cuando alguien está interesado en establecer una relación.
Dice que no se trata de “hacer un checklist” de cosas que debería cumplir la otra persona; más bien es dejar claro desde el principio las expectativas.
Pero, sobre todo, Navarro Olivas opina que cualquier víctima debe buscar apoyo de sus personas de confianza, así como de un terapeuta.
“Habla con tu entorno, comenta lo que está ocurriendo para tener una visión externa. Cuando tienes un interés romántico, eso puede que no te haga ver lo negativo”, sostiene.
Y añade: “En psicología a veces se insiste en que la persona tiene que ser resiliente, que tiene que sacar una fortaleza interior que le haga superar las adversidades. Pero a mí me gusta ver la resiliencia no como un rasgo individual, sino que se origina gracias a las personas que nos rodean”.
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