
Carlos Abel y Jessica Yaneth perdieron la vida mientras se encontraban internados en un hospital de Culiacán, Sinaloa, luego de que fueran atacados a balazos en una fiesta en la colonia Plutarco Elías Calles.
Fue poco antes de las 20:45 horas de este domingo 4 de mayo, mientras ambos se encontraban disfrutando de un convivio, cuando sujetos fuertemente armados a bordo de dos vehículos pasaron por el domicilio y empezaron a disparar, dejando a las dos personas gravemente heridas por los impactos de bala.
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En un principio, Carlos Abel, de 46 años, quien vivía en la colonia Plutarco Elías Calles, había sido reportado como herido tras el atentado, por lo que fue asistido por el personal médico de la Cruz Roja Mexicana y trasladado hacia un hospital.
Por su parte, Jessica Yaneth, de 24 años, se reporta que sufrió de impactos en el tórax y en la espalda, lesiones que lo dejarían en unas condiciones graves de salud, por lo que fue trasladada rápidamente hacia un centro médico en un vehículo particular.

Sin embargo, minutos más tarde informaron que ambos fallecieron mientras se encontraban bajo la supervisión del personal especializado en la salud, debido a la gravedad de sus lesiones.
Los agentes de la Fiscalía General del Estado serán los encargados de arribar al nosocomio en donde se encuentran ambos fallecidos para transportarlos hacia las instalaciones del Servicio Médico Forense, donde se aplicará la autopsia de ley.
Cabe señalar que el atentado también dejó un vehículo baleado y se encontraron aproximadamente más de dos decenas de casquillos percutidos regados por el suelo. En tanto, las demás personas que se encontraban en la fiesta resultaron ilesas.

Desde que se desató una ola de violencia el pasado 9 de septiembre producto de una disputa entre los grupos criminales de los Guzmán y los Zambada, el crimen en el estado no se ha podido contener.
El sábado tres de mayo se registraron al menos cuatro homicidios en Sinaloa; dos de ellos en Culiacán. De acuerdo con Noroeste, fue localizada sin vida una persona en la colonia Lomas de San Isidro, mientras que otra fue hallada en en el río, en el sector Valle Alto.
En el mismo sentido, en Mazatlán se localizaron a dos hermanos asesinados a balazos en la colonia Felipe Ángeles; uno de ellos murió en el lugar, mientras el otro en el hospital.
Además, se registraron bloqueos y enfrentamientos en La Noria, parte la zona rural de Mazatlán. Durante estos acontecimientos las autoridades abatieron a dos civiles armados.
De acuerdo con el conteo de incidencias diario de Noroeste, desde el 9 de septiembre y hasta el 3 de mayo se han registrado al menos mil 217 homicidios dolosos, mil 379 personas fueron privadas de la libertad y se han robado 4 mil 600 vehículos.
Estos actos han colocado a Sinaloa como el estado con mayor incremento de homicidios con respecto al 2024, según señaló la organización México Evalúa.
El análisis, que comprara los meses de enero y febrero de 2024 con el mismo periodo del año en curso, coloca a Sinaloa como el estado con mayor incremento en casos de asesinato con 178.9 % de aumento.

“El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, cuenta Sasha.
Sasha viaja en un tren nocturno que se adentra en una zona de guerra. La joven de 22 años va en el llamado “tren del amor”, que parte desde la capital ucraniana, Kyiv, para encontrarse con el hombre que ama en Kramatorsk, una ciudad en la región de Donetsk, en el este del país. El reencuentro será muy esperado, pero también breve.
Mientras toma su café de la mañana, Sasha le dice a BBC News: “No me preocupo por mí misma, sino por mi esposo. En este momento, él está saliendo de su posición”.
El viaje es agotador y muy peligroso, pero para Sasha, vale la pena el esfuerzo. “El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, comenta.
Desde el 5 de noviembre de 2025, Ferrocarriles Ucranianos ha suspendido los servicios de tren en Donetsk debido a la intensificación de los ataques contra la infraestructura ferroviaria. Ahora, el tren no se detiene en la propia Kramatorsk, sino en un pequeño pueblo que se encuentra a dos horas en autobús de la ciudad.
“Y durante ese transbordo, cualquier cosa puede pasar”, dice Sasha. “Pero es bueno que los trenes sigan funcionando, porque eso da esperanza”, añade.
Sasha se casó en agosto de 2025.
“Dmytro me lo dijo de inmediato: serás mi esposa. No le creí. No tenía planeado casarme antes de los 25 años”, dice ella con una sonrisa.
Su esposo es militar de carrera. Siete de sus 26 años de vida los ha pasado en las fuerzas armadas de Ucrania. Sasha también tiene vínculos con el ejército. “Todos los hombres de mi familia sirven. Mi padre es policía, pero después de jubilarse también se unió a las fuerzas armadas. Mi hermano mayor también está en el ejército”, explica.
Sasha viaja a Kramatorsk casi todos los meses. Desearía poder hacerlo con más frecuencia, pero para Dmytro es difícil conseguir permisos.
Después de la boda, Sasha llegó a considerar mudarse a Kramatorsk. “Hablamos de ello a principios de septiembre. Y hace un mes, volvimos a hablarlo. Y hace una semana. Hablamos de eso todo el tiempo, pero obviamente ahora no es posible porque Kramatorsk es peligrosa”, explica.
Dmytro elige zonas relativamente tranquilas y seguras para sus breves reencuentros, pero aún así, la ciudad sigue siendo “muy ruidosa” y hay “muchos ataques”. “Cuando él duerme a mi lado, no tengo miedo a nada”, añade Sasha.
El tren que toma desde Kyiv es de alta velocidad. Pero ese día, tiene un retraso de al menos dos horas.
“Va rápido hasta Poltava, pero una vez que llegamos a la región de Járkiv, tenemos que dar rodeos debido a los bombardeos a la infraestructura. Nunca se puede estar seguro de cuándo llegaremos. La gente se va enterando sobre la marcha”, explica el inspector del tren.
A veces el viaje se complica aún más después de que el tren llega al final del trayecto en la ciudad de Barvinkove. En una ocasión, el autobús estaba estacionado lejos de la estación y, finalmente, se marchó sin ella.
“Vi a una taxista”, recuerda Sasha. “Simplemente la convencí para que me llevara a Kramatorsk. Condujimos a través de la niebla durante unas tres horas. La carretera estaba llena de baches”.
“Lo único que me ayuda a seguir adelante es el sentido común: que todavía estamos vivos, hay comunicación, transporte y podemos vernos”, dice Sasha con una sonrisa.
Y después de cada encuentro, comienza a prepararse para el siguiente.
En el andén de Barvinkove, la gente desembarca con cautela. La niebla del atardecer añade atmósfera y, para algunos, una sensación de calma. “Cuando hay niebla, vuelan menos drones”, se susurran las abuelas entre sí.
En la oscuridad, quienes bajan del tren no están muy seguros de hacia dónde ir. La única opción es seguir a la multitud, compuesta en su mayoría por personas vestidas de camuflaje.
Un hombre con barba abraza suavemente a una chica con una chaqueta blanca. Me acerco a la pareja para charlar.
“Tomé valeriana para no llorar. La última vez lloré todo el tiempo y no pudimos despedirnos adecuadamente”, dice Polina, quien conoció a Andriy en un autobús hace cuatro meses. Él se dirigía a alistarse en el ejército. Ella regresaba a casa desde la costa.
Polina tiene 24 años y esta es su primera visita a Kramatorsk. Antes Andriy solía viajar a Kyiv los fines de semana.
“No llevamos mucho tiempo juntos y realmente ansiamos este tiempo a solas. En un momento dado, le dije a Andriy que ya no me importaba: vendría aunque fuera por medio día, solo para tomar un café juntos”, comenta ella.
Finalmente, a Andriy le dieron un pase de fin de semana, y Polina compró un billete de tren.
“Las relaciones a larga distancia son difíciles”, admite Polina. “Cuando Andriy no responde, empiezo a preocuparme de inmediato… pero puede que simplemente se esté duchando o algo así. Además, cada vez que nos vemos, siento que tenemos que volver a acostumbrarnos a la presencia física del otro, porque no nos conocemos desde hace tanto tiempo”.
El peligro es constante. Temprano por la mañana, cuando el tren de Polina llegó de vuelta a Kyiv, escuchó explosiones en el andén. Esa noche, la capital había soportado una de sus alertas de ataque aéreo más largas: más de 10 horas. Más tarde se confirmó que hubo decenas de heridos y dos muertos.
Mientras tanto, los trenes que llevan a las parejas a las ciudades de primera línea también alejan a las familias de ellas. Las autoridades locales instan regularmente a la población a marcharse por seguridad. El frente de batalla está a solo 20 km de las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk. Ambas están bajo constantes bombardeos y también al alcance de los drones.
Cada día, unas 200 personas llegan al centro de evacuación en el límite de las regiones de Járkiv y Donetsk en busca de seguridad.
Algunos viajan en sus propios vehículos con un plan claro para su vida futura. Otros esperan el tren de evacuación de los Ferrocarriles Ucranianos, aunque con retraso debido a los constantes ataques rusos acabará por llegar.
“Ya estoy deseando que llegue el próximo encuentro”, dice Sasha con nostalgia. “Simplemente no hay tiempo para las lágrimas ni para la desesperación”.
Con reportería adicional del equipo de periodismo global de la BBC.
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