Lizbeth Estela Romero Tafolla, quien se desempeñaba como directora de Seguridad Pública del municipio de Angamacutiro, en Michoacán, fue asesinada la mañana de este lunes.
De acuerdo con información de la Fiscalía de Michoacán, la funcionaria fue asesinada a balazos frente a su domicilio, ubicada en la calle Nicolás Bravo de la zona centro.
La dependencia ya inició la investigación correspondiente y hasta el momento no se ha identificado a los presuntos responsables ni se ha informado sobre el móvil del ataque.
Esta mañana, pero en otro hecho, el exalcalde de Cotija, Michoacán, Aurelio Santos Contreras, fue asesinado en las inmediaciones del Colegio de Bachilleres.
“De manera preliminar, se informa que Aurelio Santos murió a causa de disparo de arma de fuego. Un equipo multidisciplinario se desplazó al lugar”, informó la fiscalía del estado.
Santos Contreras buscó contender por el PRD en las elecciones municipales de julio en Cotija.
Este sería el segundo homicidio de un político con este cargo en lo que va del año en este municipio. El 3 de junio la alcaldesa de Cotija, Yolanda Sánchez Figueroa, murió tras sufrir atentado en su contra en pleno centro de la cabecera municipal.
Sánchez Figueroa iba acompañada de uno de sus escoltas al momento de que sujetos fuertemente armados le dispararon desde una camioneta en movimiento.
Previamente Yolanda Sánchez fue secuestrada el 23 de septiembre del año pasado en Zapopan, Jalisco, por una célula criminal del CJNG. Tres días después fue liberada y abandonada en una localidad ubicada entre los municipios de Jiquilpan y Cotija.
El hallazgo se realizó utilizando una tecnología que utiliza láser y que permite mapear las estructuras que están enterradas bajo la vegetación.
Una enorme ciudad maya ha sido descubierta siglos después de que desapareciera debajo de la selva en México.
Los arqueólogos encontraron pirámides, campos deportivos, caminos que conectan distritos y anfiteatros en el estado de Campeche, en el sureste del país.
El hallazgo del complejo oculto, al que llamaron Valeriana, se produjo utilizando Lidar, un tipo de estudio láser que mapea las estructuras enterradas bajo la vegetación.
Los expertos creen que el descubrimiento es el segundo en densidad después de Calakmul, considerado el sitio maya más grande de la américa precolombina.
El equipo encontró tres sitios en total, que son del tamaño de Edimburgo, la capital de Escocia, “por accidente” cuando un arqueólogo buscaba datos en Internet.
“Estaba en algo así como la página 16 de la búsqueda de Google y me topé con un estudio láser realizado por una organización mexicana para el monitoreo ambiental”, explicó Luke Auld-Thomas, un estudiante de doctorado en la Universidad de Tulane (Estados Unidos).
Fue un estudio Lidar, una técnica de detección remota que dispara miles de pulsos láser desde un avión y mapea los objetos que se encuentran debajo de la tierra utilizando el tiempo que tarda la señal en regresar.
Pero cuando Auld-Thomas procesó los datos con métodos utilizados por los arqueólogos, vio lo que otros habían pasado por alto: una enorme ciudad antigua que pudo haber albergado entre 30.000 y 50.000 personas en su apogeo entre el 750 y el 850 d. C.
Eso es más que la cantidad de personas que viven en la región hoy en día, apuntaron los investigadores.
Auld-Thomas y sus colegas bautizaron a la ciudad como Valeriana, en honor a una laguna cercana.
El hallazgo está sirviendo para cambiar la visión occidental de que los trópicos eran lugares donde “las civilizaciones iban a morir”, agregó el profesor Marcello Canuto, coautor de la investigación.
El experto recordó que esta parte del mundo fue el hogar de culturas ricas y complejas.
No hay certeza de las razones que llevaron a la desaparición y al abandono final de la ciudad, pero los arqueólogos consideran que el cambio climático fue un factor importante.
Valeriana tiene las “características de una ciudad capital” y ocupaba el segundo lugar en densidad de edificios, detrás del espectacular yacimiento de Calakmul, a unos 100 kilómetros de distancia.
Los arqueólogos indicaron que está “oculta a simple vista”, ya que se encuentra a sólo 15 minutos a pie de una carretera principal cerca de Xpujil, donde ahora viven principalmente descendientes de los mayas.
No hay fotografías conocidas de la ciudad perdida porque “nadie ha estado allí nunca”, admitieron los investigadores, aunque la gente local puede haber sospechado que había ruinas bajo los montículos de tierra.
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La ciudad, que tenía unos 16,6 kilómetros cuadrados, albergaba dos centros principales con grandes edificios a unos 2 kilómetros de distancia, unidos por densas casas y caminos.
También tenía dos plazas con templos en forma de pirámides, donde los mayas habrían rezado, escondido tesoros como máscaras de jade y enterrado a sus muertos.
Asimismo, tenía una cancha donde los habitantes de la urbe habrían jugado un antiguo juego de pelota.
Igualmente se encontraron pruebas de un reservorio, lo que indica que la gente utilizaba los recursos del entorno natural para mantener a una gran población.
Auld-Thomas y Canuto inspeccionaron tres sitios diferentes en la jungla y encontraron 6.764 edificios de varios tamaños.
La profesora Elizabeth Graham, del University College de Londres y quien no participó en la investigación, afirmó que el descubrimiento respalda las afirmaciones de que los mayas vivían en ciudades o pueblos complejos y no en aldeas aisladas.
“La cuestión es que el paisaje fue definitivamente colonizado -es decir, colonizado en el pasado- y no, como parece a simple vista, deshabitado o ‘salvaje'”, dijo.
La investigación sugiere que cuando las civilizaciones mayas colapsaron a partir del año 800 d. C., fue en parte porque estaban tan densamente pobladas que no pudieron sobrevivir a los problemas climáticos.
“Esto sugiere que la zona estaba completamente llena de gente al comienzo de la sequía y ello no le daba mucha flexibilidad. Y entonces tal vez todo el sistema básicamente se deshizo a medida que la gente se fue alejando”, agregó Auld-Thomas.
La guerra y la conquista de la región por parte de los colonizadores españoles en el siglo XVI también contribuyeron a la erradicación de las ciudades-estado mayas.
La tecnología Lidar ha revolucionado la forma en que los arqueólogos examinan las áreas cubiertas de vegetación, como los trópicos, abriendo un mundo de civilizaciones perdidas, explicó el profesor Canuto.
En los primeros años de su carrera, las inspecciones se hacían a pie y a mano, utilizando instrumentos sencillos para revisar el terreno centímetro a centímetro.
Pero en la década transcurrida desde que se utilizó Lidar en la región mesoamericana, dijo que se ha cartografiado alrededor de diez veces el área que los arqueólogos lograron en aproximadamente un siglo.
Auld-Thomas, por su parte, aseveró que su trabajo sugiere que todavía hay muchos sitios de los que los arqueólogos no tienen idea.
De hecho, se han encontrado tantos sitios que los investigadores no pueden excavarlos todos.
“Tengo que ir a Valeriana en algún momento. Está tan cerca de la carretera, ¿cómo no? Pero no puedo decir que haremos un proyecto allí”, dijo Auld-Thomas.
“Una de las desventajas de descubrir muchas ciudades mayas nuevas en la era del Lidar es que hay más de las que podemos esperar estudiar”, añadió.
El hallazgo se publicó en la revista académica Antiquity.
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