“Eres muy justiciero” era la frase que Arturo Lagunes le decía a su hijo Ricardo cuando era niño, sin saber que se convertiría en abogado y defensor de los derechos humanos de las comunidades indígenas, primero en Chiapas y luego en Michoacán y Colima.
Ricardo conoció a su esposa María, originaria de la región costeña de esos estados, en ese quehacer. Cuando supo de la lucha que los comuneros de Aquila mantenían en contra de la sobreexplotación de sus tierras, no dudó en ayudar.
“Al final es la tierra de mi hija”, decía cuando se le preguntaba por qué defender las tierras de los comuneros. Ricardo conoció al maestro Antonio Díaz, quien lideraba a los comuneros en contra de los abusos cometidos por la empresa minera Ternium y comenzó a asesorarlo para ganar batallas legales y evitar la sobreexplotación.
Ambos defensores de derechos humanos en Michoacán desaparecieron el 15 de enero de 2023, al salir de una asamblea comunal. En dos años, las autoridades no han podido avanzar en su caso ni han permitido a sus familias conocer las líneas de investigación que siguen para dar con ellos.
“Ricky decía que lo hacía para que su hija viviera en un mundo mejor, pero también él ya era de esas tierras. A mi hermano le empezó a gustar escuchar banda, armar la carnita asada, vivir en comunidad. Él es feliz ahí”, dice a Animal Político su hermana, Ana Lucía Lagunes.
La empresa Ternium es solo uno de los problemas que azota a la comunidad de Aquila. A estos se suma el asedio del crimen organizado contra los comuneros, el cobro de extorsiones y las amenazas.
De acuerdo con la familia de los defensores de derechos humanos en Michoacán, la empresa dedicada a la transformación del hierro en acero y su exportación incumplió acuerdos a los que había llegado con comuneros de la zona cuando llegó a explotar la mina “Las Encinas”.
Uno de ellos fue la exploración en zonas no permitidas, lo que derivó en el hallazgo de nuevos metales, también atractivos para el crimen organizado.
Esto se sumó a las extorsiones de los grupos delictivos, luego de que se filtrara que Termium le pagaba a los comuneros para explorar sus tierras.
Antonio Díaz y Ricardo Lagunes luchaban por frenar los intereses del crimen organizado y de la acerera trasnacional y proteger la elección de autoridades comunales en la región, donde tenía años que no se llevaban a cabo comicios.
“Al final, la Junta del Comisariado se pudo elegir gracias al trabajo de mi hermano, pero quedó este grupo de gente que no ha seguido con estas exigencias de justicia. Solo negocian con la mina y les permiten de todo”, destaca Ana Lucía Lagunes.
“Es de las personas que conozco que más cree en la ley, es súper dedicado al estudio, siempre lo ha sido. Se pone a leer todo y encuentra el artículo que permite no sé qué cosa. Así es Ricardo”.
Ana Lucía nombra en presente a su hermano, de quien exige su aparición con vida desde hace dos años, cuando fue víctima de desaparición forzada junto con Antonio Díaz.
Keyvan Díaz, hijo del maestro Antonio, también nombra en presente a su padre, le cuenta sus días y le recuerda cuánto lo ama, lo importante que ha sido en su vida tenerlo como padre y los ánimos de la lucha que le heredó.
“Toñito, sé que me acompañas siempre en mi vida, sé que estás a mi lado dándome fuerzas cuando flaquea mi espíritu, guiándome con tu ejemplo y amor; siendo tu vida un recordatorio constante de lo que es un hombre cabal y de una sola pieza. Te amo y te espero siempre; cada hora, cada día”.
Ana Lucía comparte detalles de cómo han sido estos dos años, desde la desaparición de su hermano Ricardo: “a veces me enojo con los comuneros que prefieren no seguir luchando, pero tienen miedo, tanto miedo como yo, como los trabajadores de la Fiscalía. Todos tienen miedo”.
“Todo el tiempo nos quieren hacer sentir culpables y nos intimidan. Nos hacen sentir como desesperados sin razón. Al principio nos afectaba mucho emocionalmente, pero ya entendemos la lógica de intimidación: nos tratan como ‘entre más me presiones, menos voy a avanzar’”, dice Ana Lucía Lagunes.
Los familiares de Ricardo Lagunes y Antonio Díaz pidieron que la Fiscalía General de la República (FGR) atrajera el caso y así se hizo casi al mes de su desaparición; sin embargo, aseguran que la institución está rebasada.
“La gente de la fiscalía está rebasada. Como personas puedo entenderlas, van sin recursos a hacer las diligencias, ni comen, van enfermos, están estresados… pero como institución está muy canijo entenderlo. Van en terribles condiciones y también eso duele, que gente especializada trabaje así no está bien”.
Sobre el caso hay dos detenidos sin sentencia, su situación no avanza. Hay una orden de aprehensión más que no se ha llevado a cabo. La Fiscalía Especializada le informa a los familiares de la cantidad de entrevistas y búsquedas que han hecho, pero no les comparten las líneas de investigación que siguen para encontrar a Ricardo y Antonio.
“Les hemos planteado realizar peritajes independientes, traer expertos extranjeros, como los argentinos, pero lo toman como una ofensa. Vemos que están rebasados y nosotros queremos ayudar, pero no lo permiten”.
Ana Lucía Lagunes comparte con Animal Político que están preparando una historieta con la historia de lucha en Aquila. Se esperaba pudiera estar para el segundo aniversario de su desaparición, pero prefieren quede lista con calma y calidad.
“A Ricky le encanta, ya en esta última época, andar en la montaña. Nos gusta juntarnos a tomar mezcal en familia y platicar, contarnos todo. Es cuatro años más grande que yo y mi compañero de toda la vida. Últimamente también estaba sembrando plantitas con su hija”.
“Nunca lo vi más feliz que siendo papá”.
La victoria en la ceremonia de los Oscar de 1970 de “Cowboy de Medianoche”, una inesperada producción sobre dos compañeros sobreviviendo el bajo mundo de Nueva York, le abriría las puertas a un nuevo movimiento en el Hollywood de los años 70.
Cuando Midnight Cowboy (“Cowboy de medianoche”) se estrenó hace 56 años, revolucionó por completo la idea de un éxito masivo en Hollywood. Era una desgarradora historia de soledad, sexualidad y supervivencia en Nueva York, impulsada por las interpretaciones de sus actores principales, las cuales terminarían definiendo sus carreras.
“Tuve problemas con ella tal como lo veo ahora”, le confesó el actor Dustin Hoffman a la BBC en 1970, al reflexionar sobre su interpretación del enfermizo estafador neoyorquino Enrico “Ratso” Rizzo en el filme. “Puedo ver mis inconsistencias en el personaje”.
La película, estrenada en cines el 25 de mayo de 1969, obtendría nominaciones al Oscar tanto para Hoffman como para su coprotagonista, Jon Voight, quien interpretó a un ingenuo joven tejano que aspiraba a ser el gigoló de una mujer rica.
Basada en la novela de James Leo Herlihy de 1965, la sombría historia sobre soledad, sexualidad y supervivencia en Nueva York de “Cowboy de medianoche” era muy distinta a la de “El graduado”, en la que la actuación de Hoffman había sido una revelación
Al director, John Schlesinger, no le pareció que Hoffman fuera la opción más obvia para interpretar a un estafador callejero después de haber interpretado a un joven de clase media, de aspecto impecable, recién salido de la universidad.
“Jerry Hellman [el productor de la película] lo había visto en una obra en el off Broadway, y dijo: ‘Es un actor de personajes maravilloso; no se dejen llevar solo por ‘El graduado’, mejor vayan a conocerlo'”, declaró Schlesinger al programa On Screen de la BBC en 1994.
“Así que fui a Nueva York, y Dustin me recibió con un impermeable viejo y sucio. Paseamos por la zona de la Calle 42 y la de Hell’s Kitchen, que es una zona predominantemente italiana, y se integró tan perfectamente con el entorno que, al final de la noche, no había ninguna duda de que había conseguido el papel”.
Pero para interpretar al enfermizo Rizzo, quien padece una discapacidad en una pierna, además de tuberculosis, Hoffman sintió que necesitaba revisar constantemente las tomas de la película durante el rodaje para asegurarse de que su actuación fuera consistente entre las tomas.
“Tenía que intentar mantener una postura, un andar, un dialecto. Tenía la preocupación de que todo eso fluctuara”, declaró en el programa Film Night de la BBC en 1970.
El actor declaró posteriormente a Vanity Fair en el año 2000 que terminó metiéndose una piedra en el zapato para asegurarse de cojear ante la cámara sin tener que pensar en ello.
“Creo que la persona promedio verá un trabajo así y lo encontrará muy difícil”, dijo Hoffman.
“Pero mi impresión es que el papel de Jon Voight en ‘Cowboy de medianoche’ fue mucho más difícil porque, de alguna manera, era un poco más confuso, no parecía que, tal como estaba escrito, tuviera el filo que requería y hay que reconocerle el mérito de lo que le dio”.
Voight también estaba lejos de ser el candidato ideal para el papel de un desubicado aspirante a estafador que termina arruinado y desesperado en Nueva York, y que, a la vez, forja un vínculo improbable con Rizzo.
Inicialmente, Schlesinger había descartado al actor por no considerar que tuviera el físico adecuado para el papel.
“Rechazamos a Voight, y una maravillosa directora de casting en Nueva York por aquel entonces, Marion Dougherty, nos dijo: ‘Te estás perdiendo algo, ¿por qué no quieres ver a Jon Voight?'”.
“Dijimos: ‘Esa cara no es lo que estábamos pensando’, y ella dijo: ‘Conózcanlo, que lea una escena’, así que aceptamos y él entró y nos pareció bastante extraordinario, así que lo agregamos a la lista de personas que íbamos a evaluar”.
A pesar de la insistencia, el director igual eligió al actor canadiense Michael Sarrazin para el papel.
Por suerte para Voight, Sarrazin tenía contrato con Universal Pictures, y cuando triplicaron el precio que iban a pedir por él, Schlesinger volvió a revisar las pruebas de pantalla.
Voight, quien estaba dispuesto a cobrar el salario mínimo del Sindicato de Actores de Cine (SAG), terminó siendo elegido. “Tenía una personalidad agresiva, además de una dulzura e inocencia totales que creo que el papel necesitaba”, dijo Schlesinger.
“Cowboy de medianoche” no parecía una candidata obvia para convertirse en éxito de taquilla. El productor habitual de Schlesinger, Joe Janni, había rechazado el proyecto, advirtiendo al director que la película podría arruinar su carrera.
Pero Schlesinger, quien era gay, le dijo a la BBC en 1994 que la historia de marginados que luchan por sobrevivir al margen de la sociedad era algo con lo que se identificaba.
“No me interesan demasiado los finales pseudofelices de gente caminando de la mano hacia el atardecer, porque no creo que sean ciertos. Por eso, la mayoría de las películas que he hecho tienen interrogantes al final”, explicó.
“Cowboy de medianoche” -que yuxtapone flashbacks, realidad y fantasía para insinuar las motivaciones de sus protagonistas- se editó con la versión de Harry Nilsson de Everybody’s Talkin‘.
La canción se convertiría en sinónimo de la película, pareciendo encapsular el anhelo, la falta de rumbo y el deseo de sus personajes heridos por un futuro mejor.
“Siempre incluyo la música en una etapa muy temprana de edición”, señaló Schlesinger.
“Pensé que no solo era musical y rítmicamente correcta, sino también líricamente apropiada, con una letra maravillosamente apropiada, así que la incluimos en una etapa temprana y fuimos al director musical de United Artists y le dijimos: ‘Esto es lo que queremos'”.
Pero un ejecutivo de United Artists no quería usar una canción ya publicada y, creyendo que su estilo podría replicarse fácilmente, les pidió a los cineastas que trabajaran con un compositor para crear algo nuevo.
“Recurrimos a varias personas, desde Bob Dylan hasta Joni Mitchell, quien escribió una canción con demasiada letra”, dijo Schlesinger.
Dylan finalmente escribiría Lay Lady Lay para la película, pero la presentó demasiado tarde para que se usara.
“Cuando mostramos la película por primera vez a los distribuidores”, continuó Schlesinger, “teníamos Everybody’s Talkin’ en ella, y el mismo hombre se levantó de la proyección y dijo: ‘¡Dios mío! ¿De dónde sacaron esa canción? Es fantástica’. Y le dijimos: ‘Bueno, se la mostramos hace varios meses y dijeron que cualquiera podía reproducirla’. Así que dijo: ‘Bueno, tenemos que tenerla'”.
Debido a que “Cowboy de medianoche” contenía representaciones explícitas de violación en grupo, prostitución y consumo de drogas, su estreno estuvo destinado a limitarse al público adulto.
Y cuando la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) la revisó, se le otorgó la clasificación “Restringida”, lo que significa que en 1969 ningún menor de 16 años podía verla sin un adulto acompañante.
Pero el director del estudio, Arthur Krim, estaba nervioso: había consultado a un psiquiatra quien había denunciado el “marco de referencia homosexual” de la película y su “posible influencia sobre los jóvenes”.
Fue Krim quien decretó que la clasificación “Restringida” no iba a ser suficiente: “Cowboy de medianoche” debía ser “X”, para que ningún menor de 16 años pudiera verla, ni siquiera acompañado por un adulto.
Una clasificación X, categoría típicamente asociada con la pornografía, solía ser la sentencia de muerte comercial para una película convencional.
Muchos cines se negaban a proyectar películas con clasificación X, mientras que muchos periódicos y canales de televisión se negaban a anunciarlas. Pero Universal Studios convirtió la clasificación en un argumento de venta, pagando anuncios que proclamaban: “¡Todo lo que oyes sobre ‘Cowboy de medianoche’ es verdad!”.
Tras su estreno, la película se convirtió en un éxito inesperado. Recaudó diez veces su modesto presupuesto de US$4 millones y se convirtió en la tercera película más taquillera de 1969.
“Tuvo una acogida extraordinaria”, declaró Schlesinger. “No me imaginaba que estábamos ante algo que iba a ser tan exitoso”.
“Cowboy de medianoche” también recibió elogios de la crítica y siete nominaciones al Oscar al año siguiente.
Terminó con tres premios de la Academia: Schlesinger se llevó el premio al mejor director y Waldo Salt al mejor guion adaptado.
La cinta también se alzó con el Oscar a la mejor película, convirtiéndose en la primera y única película con clasificación X en conseguirlo. (La MPAA reemplazó la clasificación X por la clasificación NC-17 en 1990).
Junto con otros largometrajes de la época como “Bonnie y Clyde”, “El graduado” e Easy Rider, “Cowboy de medianoche” contribuyó al inicio del movimiento del Nuevo Hollywood, que llevaría al cine estadounidense a adoptar durante los años 70 una producción cinematográfica más compleja narrativamente, moralmente ambigua y estilísticamente innovadora.
En 1994, la Biblioteca del Congreso la seleccionó para su preservación debido a su “importancia cultural, histórica y estética”.
A pesar del éxito de taquilla y los elogios de la crítica, Schlesinger declaró a la BBC que la película “de ninguna manera” se habría podido hacer en 1994.
“Hace poco, estaba cenando; entre los invitados estaba el director de Columbia Pictures, y probé un resumen, solo los puntos dramáticos de la historia. Y le dije: ‘Si les trajera eso, ¿lo harían?’. Y él dijo: ‘De ninguna manera, te mostraría la puerta'”.
*Esta es una adaptación de una historia publicada originalmente en inglés por BBC Culture. Encuentras la versión original aquí.
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