Los trabajos de renovación del tramo de la Línea 1 del Metro que va de Cuauhtémoc a Chapultepec concluyeron por completo, pero aún falta que se realicen las pruebas de seguridad necesarias y las certificación para que pueda volver a operar, por lo que su reapertura fue pospuesta hasta la última semana de abril.
Se trata de pruebas en el Sistema de Pilotaje Automático (CTBC), el cual permite la comunicación en tiempo real con todos los trenes a través de un chip conectado a la red LTE. Con ello se garantiza la distancia adecuada, la sincronización precisa y la operación segura desde el centro de control.
En conferencia de prensa, Guillermo Calderón Aguilera, director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro, informó que las pruebas ya están en curso y una vez concluidas iniciará la fase de certificación que estará a cargo de la compañía suiza Société Générale de Surveillance (SGS), especialista en seguridad ferroviaria.
“El certificado de auditoría de seguridad ferroviaria nos dará la acreditación y la garantía de seguridad y eficiencia en el traslado de la Línea 1 para los próximos 40 años”, detalló.
Por su parte, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, admitió que la renovación de esta línea “no ha sido fácil”, pero no se va a acelerar ningún proceso que ponga en riesgo a la ciudadanía.
“No queremos que este metro, esta línea que tanto tiempo ha costado a la población y ha sufrido, pues por apresurarnos dejemos algo inseguro, así que le apostamos a la seguridad de los metros y por eso avalamos de que sea pasando Semana Santa, en la última semana de abril en la que podamos abrirla al público”, precisó.
Los trabajos de renovación de la Línea 1 comenzaron en julio de 2022. En un inicio se planteó que las obras concluirían en agosto de 2023, pero a la fecha suman 19 meses de retraso.
Sobre las estaciones restantes, Brugada estima que Juanacatlán y Tacubaya estén listas para el mes de junio y espera que Observatorio pueda estar completamente renovada poco tiempo después, aunque la reapertura de esta última estación dependerá de las obras del Tren Insurgente, un proyecto de movilidad metropolitana que está próximo a cumplir 11 años en ejecución.
“Hemos estado hablando con los compañeros del gobierno federal y estaremos viendo que lo más pronto posible después de junio podamos llegar al metro Observatorio. No vamos a alargarnos a finales de año para nada”, indicó.
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El tramo de la Línea 1 recién renovado se extiende por 4 kilómetros y abarca cuatro estaciones: Cuauhtémoc, Insurgentes, Sevilla y Chapultepec.
Entre los trabajos que se realizaron destaca la rehabilitación integral del túnel, la reparación del sistema de drenaje, así como la sustitución de sus componentes por materiales más duraderos.
A lo largo del túnel se instaló un sistema de ventilación forzada que ayudará a reducir la temperatura en los trenes, sobre todo en época de calor.
Otro aspecto novedoso de este tramo es que ahora cuenta con un respaldo de energía a través de unidades UPS que brinda autonomía por varias horas para la reposición de la energía eléctrica en caso de alguna eventualidad.
También cuenta con una red de telecomunicaciones que incluye telefonía fija, telefonía inalámbrica, telefonía tetra y una red multi servicios para videovigilancia y transmisión de datos. En cuanto a la red LTE inalámbrica, consiste en una gran antena colocada a lo largo de todo el túnel que permite la comunicación al interior del tren y con el tren desde los centros de control.
Además se fabricaron 29 trenes nuevos, equipados con 72 cámaras conectadas a los puestos de control y a los sistemas de vigilancia. Uno de los rasgos distintivos al interior de los vagones son las palancas de emergencia que al momento de activarse indicarán al conductor la puerta y el vagón exacto donde se presenta el problema, reduciendo así el tiempo de espera.
Países como Argentina, Venezuela, Brasil y Uruguay recibieron a decenas de miles de italianos, y en los últimos años la solicitud de ciudadanía italiana había aumentado significativamente, según el gobierno.
Italia anunció un cambio en las reglas y restricción de los criterios sobre quiénes tienen derecho a la ciudadanía de ese país.
Tras la aprobación el viernes de un decreto-ley en el Consejo de Ministros, solo personas que tengan al menos un padre, madre, abuelo o abuela nacido en Italia -y que nacieron y viven en el extranjero- podrán optar por la nacionalidad italiana.
Anteriormente, no existía ese límite generacional: cada interesado en obtener la nacionalidad solo debía comprobar un vínculo con alguien nacido en Italia después de 1861 (cuando el reino de Italia fue creado).
Esta medida afecta principalmente a argentinos, uruguayos, brasileños y venezolanos, cuyos países recibieron decenas de miles de inmigrantes italianos entre la segunda parte del siglo XIX y la primera del siglo XX.
Solo el año pasado, 30.000 argentinos recibieron la ciudadanía italiana, según cifras oficiales.
De acuerdo a lo señalado por el gobierno de Italia, la decisión tiene como objetivo establecer límites más precisos y “evitar abusos” como los negocios en torno a la obtención del pasaporte.
“La ciudadanía debe ser algo serio”, señaló Antonio Tajani, ministro de Relaciones Exteriores de Italia.
Las autoridades informaron que las nuevas reglas, propuestas por el ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional, no afectan a quienes ya tienen la ciudadanía italiana.
Por otro lado, Italia tiene más de 60.000 casos pendientes de reconocimiento de la ciudadanía. Todos aquellos que hayan iniciado el trámite antes del 27 de marzo de 2025 a la medianoche seguirán estando regidos por la legislación anterior, informó Tajani.
Tajani aclaró que el principio de ius sanguinis —o “derecho de sangre”, usado por muchos países como criterio para definir quién tiene derecho a la ciudadanía— no dejará de existir, sino que estará restringido hasta la segunda generación de descendencia.
El gobierno informó que, además del decreto-ley aprobado, habrá una segunda fase de esta reforma con dos proyectos de ley que enviarán al Parlamento.
Con ellos se buscará que los italianos “residentes en el exterior mantengan vínculos reales con Italia en el largo tiempo”.
Esas personas deberán “ejercer (alguno de) los derechos y deberes de ciudadano al menos una vez cada 25 años”, afirmó el ministro.
Entre esos derechos y deberes, Tajani mencionó haber votado, haber renovado el pasaporte o la cédula de identidad, o haber pagado impuestos si tenía que hacerlo.
“También será necesario que las personas nacidas en el extranjero registren su partida de nacimiento antes de los 25 años de edad. De lo contrario, ya no podrán solicitar la ciudadanía italiana”, expresó el ministro.
Por otro lado, “los descendientes de italianos obtendrán la ciudadanía automáticamente si nacen en Italia o si antes de su nacimiento uno de sus progenitores ciudadanos ha residido al menos dos años continuos en nuestro país”, informó Tajani.
Otra forma de que los hijos de aquellos que obtuvieron la ciudadanía italiana por ser descendientes de un italiano puedan convertirse en ciudadanos italianos será que se vayan a vivir dos años a Italia (salvo que hayan nacido en ese país).
El gobierno de Italia prometió revisar “los procedimientos para el reconocimiento de la ciudadanía”, y para ello anunció que los trámites de ciudadanía dejarán de hacerse en los consulados, sino que se harán en una oficina específica en Roma.
El gobierno de Giorgia Meloni espera que esa oficina funcione plenamente dentro de un año.
“Los consulados se concentrarán en la prestación de servicios a aquellos que son ciudadanos, no más en la ‘creación’ de nuevos ciudadanos”, señala un comunicado del ministerio.
“Se proporcionarán más actualizaciones a medida que estén disponibles”, señala el comunicado.
La medida podría tener un impacto significativo en Sudamérica, especialmente en Brasil y Argentina, países que recibieron grandes oleadas de inmigración italiana a finales del siglo XIX y principios del XX.
Los datos del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano muestran un “importante aumento de los reconocimientos de ciudadanía” en estos lugares.
Desde finales de 2014 hasta finales de 2024, el número de ciudadanos italianos residentes en el extranjero aumentó de aproximadamente 4,6 millones a 6,4 millones, un incremento de 40%.
Según el ministerio, en Argentina el número de reconocimientos aumentó de alrededor de 20.000 en 2023 a 30.000 al año siguiente.
En Brasil, el total aumentó de 14.000 en 2022 a 20.000 el año pasado.
Venezuela tuvo casi 8.000 reconocimientos de ciudadanía italiana en 2024.
El gobierno italiano estima que, potencialmente, el número de descendientes de italianos en todo el mundo que podrían solicitar la ciudadanía se sitúa entre 60 y 80 millones, según la legislación vigente.
El gobierno italiano sostiene que la reforma “alinea los criterios para el reconocimiento de la ciudadanía italiana” con los de otros países europeos y “liberará recursos para hacer más eficientes los servicios consulares, permitiéndoles centrarse exclusivamente en quienes realmente lo necesitan, por su vínculo concreto con Italia”.
“El sistema actual afecta negativamente a la eficiencia de las oficinas administrativas o judiciales italianas, que se ven sometidas a presión por parte de quienes se trasladan a Italia únicamente para intentar acelerar el proceso de reconocimiento de la ciudadanía, fomentando además fraudes o prácticas irregulares”, concluye el ministerio.
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