Las fuertes lluvias registradas este lunes 16 septiembre en la Ciudad de México provocaron inundaciones en hospitales, caída de árboles y otras afectaciones en distintas alcaldías de la capital. Además, autoridades capitalinas emitieron alertas en algunas demarcaciones.
En tanto, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) informó que debido a las condiciones meteorológicas algunas aerolíneas decidieron ajustar sus horarios por cuestiones de seguridad operacional.
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“Debido a condiciones meteorológicas sobre el aeropuerto y sus inmediaciones, algunas aerolíneas decidieron hacer ajustes en sus horarios, por seguridad operacional. Si tienes vuelo programado para las próximas horas, te recomendamos consultar a tu aerolínea. Para Marina y toda la comunidad aeroportuaria del AICM, tu seguridad es nuestra prioridad”, indicó en un mensaje publicado en sus redes sociales.
Ante la situación, Volaris informó sus operaciones podrían verse afectadas por las lluvias y solicitó a sus usuarios verificar el estatus de sus vuelos en volaris.com/flightstatus.
De la misma manera, Viva Aerobús indicó a las 17:58 horas que los despegues y aterrizajes se encontraban temporalmente suspendidos por las condiciones climáticas, por lo que pedía a sus usuarios tomar las precauciones necesarias.
“Te sugerimos tomar las precauciones necesarias durante tus traslados y mantenerte pendiente de cualquier actualización a través de nuestros canales oficiales de comunicación”, señalaron.
El Instituto Nacional de Cancerología fue uno de los lugares afectados por las lluvias de este lunes, pues el agua ingresó a las instalaciones.
A través de redes sociales, Protección Civil de CDMX informó que, a consecuencia de la insuficiencia de la red de drenaje, se formó un encharcamiento en la vía pública. Esto provocó que el agua ingresara al Instituto Nacional de Cancerología y afectara el área de banco de sangre, consultorios y patología.
“Los niveles de agua en el exterior y al interior del hospital, descendieron conforme a la capacidad de la red de drenaje. Personal de seguridad y mantenimiento del nosocomio, se hizo cargo de la limpieza”, señaló.
En Av. San Fernando y Calz. de Tlalpan, Col. Toriello Guerra, @TlalpanAl, a consecuencia de la insuficiencia de la red de drenaje se formó un encharcamiento en la vía pública de 60 cm de tirante; el agua ingresó al Instituto Nacional de Cancerología afectando área de banco de… pic.twitter.com/pCbEIUYSE1
— Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y PC (@SGIRPC_CDMX) September 17, 2024
Otra institución de salud afectada fue el Hospital General Dr. Manuel Gea González, donde se registró un encharcamiento de 20 centímetros en el área de lavandería y almacén.
El encharcamiento en el hospital fue resultado de la insuficiencia de la red de drenaje en la calzada Tlalpan y avenida San Fernando, en la colonia Belisario Domínguez, informó Protección Civil en sus redes sociales.
Respecto a otras afectaciones, el Sistema de Aguas de la CDMX (Sacmex) informó que, al corte de las 21:30 horas, atendió 39 anegaciones en distintas alcaldías: Tlalpan (23), Venustiano Carranza (6), Iztacalco (3), Xochimilco (2), Cuauhtémoc (2), Álvaro Obregón (1), Benito Juárez (1) e Iztapalapa (1).
“De los cuales 24 han sido oportunamente finalizados y 15 más al momento continúan en proceso de atención”, apuntó en una tarjeta informativa.
Asimismo, señaló que elementos de Bomberos atendieron encharcamientos en Tlalpan, Xochimilco, Álvaro Obregón, Iztacalco, Cuajimalpa y Benito Juárez.
Por su parte, Protección Civil informó sobre el desprendimiento de raíz de un árbol de 9 metros de longitud en Unión y Río Churubusco, en la colonia Agrícola Pantitlán.
En la alcaldía Venustiano Carranza, Bomberos de la CDMX acudieron a la colonia Sevilla para retirar un árbol que se desprendió en la calle Cincel y cayó sobre un vehículo.
A causa de las lluvias de este lunes, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la CDMX emitió alertas en algunas demarcaciones.
Al corte de las 22:01 horas, la dependencia activó alerta púrpura en la Magdalena Contreras y Tlalpan que horas atrás tenían alerta roja.
Debido a esta advertencia, cuyos peligros incluyen inundaciones, deslaves, desbordamientos y fuertes corrientes de agua, exhortó a la ciudadanía de estas demarcaciones procurar permanecer en un lugar seguro.
En tanto las alcaldías de Coyoacán, Cuajimalpa, Iztacalco, Iztapalapa y Xochimilco cuentan con alerta roja por la persistencia de fuertes lluvias de entre 50 y 70 mm durante la noche de este lunes.
La dependencia puntualizó que los peligros por las precipitaciones en estas demarcaciones corresponden a encharcamientos, inundaciones, corrientes de agua sobre calles y avenidas, posibles deslaves y caída de árboles.
De tal manera, compartió a sus habitantes un conjunto de recomendaciones que incluyen:
Respecto a la alerta naranja, ésta se activó en Álvaro Obregón, Benito Juárez y Venustiano Carranza debido a las lluvias de entre 30 y 49 mm.
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Autoridades capitalinas señalaron que los riesgos asociados a esta advertencia son posibles encharcamientos e inundaciones, así como fuertes corrientes de agua sobre calles y avenidas y caída de árboles, lonas y ramas.
Por ello, recomendaron no cruzar calles o avenidas inundadas o con corrientes de agua; no acercarse a postes o cables de electricidad, evitar refugiarse bajo los árboles, evitar conducir bajopuentes y zonas inundadas y en medida de lo posible, esperar a que las lluvias disminuyan.
Asimismo, Protección Civil emitió alerta amarilla en Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo, Milpa Alta y Tláhuac ante la presencia de lluvias.
Como parte de sus recomendaciones señaló retirar la basura de las coladeras, cerrar puertas y ventanas, evitar cruzar calles o avenidas con corrientes de agua, conducir a baja velocidad y encender las luces del vehículo. En caso de utilizar la bicicleta como transporte, sugirió el uso de impermeable con reflejante.
Se observan zonas de #lluvias y #chubascos en las demarcaciones: @GobMilpaAlta y @TlahuacRenace; lluvias ligeras en el resto de la ciudad. Mantente informado. #PronósticoDelTiempo #LaPrevenciónEsNuestraFuerza #OperativoLluvias2024 #JefeTláloc pic.twitter.com/LrxyC9Xpyy
— Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y PC (@SGIRPC_CDMX) September 17, 2024
El científico irlandés comenzó a explorar los colores del cielo y, sin proponérselo, terminó descubriendo los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire.
A lo largo de la historia, muchos científicos han buscado comprender cómo funciona la naturaleza.
En su forma más pura, se trata solo de eso: el deseo de entender, sin tener en cuenta cuán útiles o rentables puedan ser los descubrimientos.
Algunos llaman a ese enfoque de la ciencia como “investigación impulsada por la curiosidad” o “investigación sin límites”.
Uno de los mejores ejemplos de los practicantes de esta forma pura de descubrimiento es el físico irlandés John Tyndall (1820-1893).
Se trata de un investigador que hizo enormes contribuciones a la ciencia, como probar los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire y demostrar que un respirador de algodón podía filtrar gérmenes.
Hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la contaminación del aire como “la mayor amenaza ambiental para la salud pública a nivel mundial”, calculando que provoca la muerte prematura de hasta 7 millones de personas en todo el mundo.
Su trabajo es particularmente importante en este Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.
Además de ser un erudito, Tyndall era un romántico.
Practicaba el montañismo y pasaba mucho tiempo en los Alpes. A menudo hacía una pausa al atardecer pues las puestas de Sol y su magnífica gama de colores lo dejaban extasiado.
Fue por eso que se propuso comprenderlas y, con ello, logró inspirar a generaciones de científicos a realizar investigaciones fundamentales.
Su ilimitada curiosidad y su interés por la naturaleza lo llevaron a explorar una amplia gama de temas y a hacer muchos descubrimientos clave para la ciencia.
Fue él, por ejemplo, quien demostró por primera vez que los gases en la atmósfera absorben calor en grados muy diferentes, descubriendo así la base molecular del efecto invernadero.
De hecho, algunos consideran a Tyndall como uno de los cofundadores de la ciencia del clima.
Para encontrar respuestas a sus diversas preguntas, inventó experimentos para los que construyó varios aparatos, algunos muy sofisticados, que requerían, además, de una profunda comprensión teórica y una tremenda destreza.
Pero cuando quiso saber por qué el cielo se ve azul en el día y rojo al atardecer, los instrumentos que usó fueron sencillos.
Armó un simple tubo de vidrio para simular el cielo y usó una luz blanca en un extremo para simular la luz del Sol.
Descubrió que cuando llenaba gradualmente el tubo de humo, el haz de luz parecía ser azul desde un costado pero rojo desde el otro extremo.
Se dio cuenta de que el color del cielo es el resultado de la luz del Sol dispersándose por las partículas en la atmósfera superior, en lo que ahora se conoce como el “efecto Tyndall”.
Otro de sus aparatos fue aún más simple.
Se trataba de un tanque de vidrio lleno de agua, al que le agregaba unas gotas de leche.
Lo que hacía la leche era introducir algunas partículas en el líquido.
Una vez lista la sencilla receta, Tyndall encendió una luz blanca al lado de un extremo del tanque.
Inmediatamente vio que el tanque se iluminaba con diferentes colores.
A Tyndall le fascinaba el experimento. En su estilo típicamente poético, lo describió como “el cielo en una caja”.
Y es que a un lado del tanque, la solución era azul. Pero a medida que viajaba hacia el otro lado, se iba tornando más amarilla, hasta volverse anaranjada y hasta roja, como el atardecer.
Tyndall sabía que la luz blanca está hecha de todos los colores del arcoíris.
Así que pensó que la explicación de ese fenómeno que tanto lo cautivaba era que la luz azul tenía una mayor probabilidad de rebotar y dispersar las partículas de leche en el agua.
Ahora sabemos que esto se debe a que la luz azul tiene una longitud de onda más corta que los otros colores de luz visible.
Eso significa que la luz azul es la primera en dispersarse por todo el líquido.
Por eso, la parte más cercana a la fuente de luz se ve azul.
También es por eso que el cielo es de dicho color: porque la luz azul del Sol tiene una mayor probabilidad de dispersarse en la atmósfera.
Pero el tanque también explica los colores del atardecer.
A medida que la luz penetra más profundamente en el agua lechosa, todas las longitudes de onda más cortas de la luz se dispersan, dejando solo las longitudes de onda más largas de naranja y rojo.
Entonces, el agua se ve progresivamente más anaranjada y, si el tanque es lo suficientemente largo, roja.
Eso es lo que ocurre con el cielo.
A medida que el Sol se pone más bajo, su luz tiene que viajar a través de más atmósfera, por lo que las longitudes de onda azules más cortas se dispersan por completo, dejando solo la luz anaranjada y roja, haciendo que el cielo se vea de esas tonalidades al atardecer.
Hoy sabemos que la luz se dispersa principalmente en las moléculas de aire, en lugar de partículas de polvo, como pensaba Tyndall.
Pero, aunque su explicación fue incorrecta en detalles, fue absolutamente certera en su principio.
De hecho, la mala interpretación de sus resultados fue lo que llevó a Tyndall a hacer su descubrimiento más importante.
Siendo un científico curioso, Tyndall decidió proceder y llevar a cabo más experimentos.
Entonces tomó una caja de aire llena de polvo y dejó que éste se asentara por días y días y días.
Llamó a esa muestra, con todo el polvo asentado, “aire ópticamente puro”.
Luego comenzó a poner cosas en la caja para ver qué pasaba: primero puso un pedazo de carne; luego, un poco de pescado; e incluso le añadió muestras de su propia orina.
Y notó algo muy interesante. Ni la carne ni el pescado se pudrieron, y su orina no se nubló. Según dijo “siguió tan clara como un jerez fresco”.
Lo que había creado no era aire libre de polvo u ópticamente puro.
Sin darse cuenta, Tyndall lo había esterilizado. Dejó que todas las bacterias se asentaran y se pegaran al fondo de la caja.
El aire quedó libre de gérmenes.
Puede que no haya sido su intención original, pero Tyndall proporcionó evidencia decisiva para una teoría controvertida de la época: la descomposición y la enfermedad son causadas por microbios en el aire.
También demostró que una forma de filtrar el polvo era a través del algodón. Y experimentos posteriores demostraron que el proceso de filtrado era más eficaz cuando se aplicaba a la respiración humana.
Tyndall era un hombre que investigaba exclusivamente por el ansia de conocimiento, sin una focalización a priori vinculada a un problema del mundo real.
No se propuso descubrir los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire cuando comenzó a explorar los colores del cielo, pero eso fue exactamente lo que hizo.
De hecho, su caso hace que la otra forma en la que se le llama a este tipo de investigación guiada por la curiosidad en inglés (y que se usa en menor grado en español) suene muy apropiada: “blue-sky investigation” o “investigación de cielos azules”.
*Este artículo es una actualización de otro publicado originalmente en 2019.
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