Por una falla en zona de vías de la Línea B del Metro fue suspendido el servicio en las estaciones Deportivo Oceanía y Bosque de Aragón. Ambas permanecerán cerradas hasta el jueves 8 de mayo.
El Sistema de Transporte Colectivo (STC) informó que se realiza una revisión en la zona de vías, por lo que unidades de RTP ofrecen servicio de emergencia, lo que ha causado saturación y tráfico por ser hora pico para la salida de trabajadores en la CDMX.
Por las fallas, la Línea B del Metro operará esta noche de manera provisional con circuitos entre las estaciones Buenavista y Oceanía, así como entre Villa de Aragón y Ciudad Azteca. Se espera que mañana, al inicio de operaciones, el servicio se restablezca en toda la Línea.
Usuarios del transporte compartieron videos de cuando fueron desalojados de los vagones e incluso imágenes de las vías en las que se observa una desviación.
El nuevo director del Metro, Adrían Rubalcava, informó alrededor de las 19:00 horas que personal se encuentra trabajando.
“Después de una exhaustiva revisión, les informamos que los trabajos en la Línea B se extenderán durante la noche de hoy. Por esta razón, las estaciones permanecerán sin servicio hasta mañana. El servicio gratuito de RTP y apoyo de la SCC-CDMX continuará operando entre las estaciones Oceanía y Villa de Aragón. Agradecemos la comprensión de nuestros usuarios y les informaremos de los avances de manera permanente”.
Previamente, el funcionario compartió fotos en las que se ve a trabajadores utilizando equipo para reacomodar las vías.
🛑LÍNEA B. 18:25 Actualización.
Nuestro personal del @MetroCDMX continúa trabajando en la revisión y atención en la zona de vías, para restablecer el servicio en su totalidad.@RTP_CiudadDeMex y la @SSC_CDMX mantiene el traslado gratuito de usuarios entre Oceanía y Villa de… pic.twitter.com/oCHAQs0oaA
— Adrián Rubalcava (@AdrianRubalcava) May 8, 2025
Tras la suspensión provisional del servicio, usuarios permanecen a la espera de abordar combis, camiones, unidades de RTP e incluso vehículos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que realizan labores de apoyo.
La falla en el STC ocurre un día después del nombramiento del exalcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava Suárez, como titular del Sistema, tras la renuncia de Guillermo Calderón, en el marco de las obras sin concluir en el Metro y las denuncias por inseguridad en sus instalaciones.
Apenas el 2 de mayo, autoridades del Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) confirmaron la presentación de 41 denuncias de personas que presuntamente fueron pinchadas en el transporte público de la capital del país. Hay un detenido.
En conferencia de prensa, Bertha Alcalde Luján, fiscal de la CDMX, detalló que, de las 41 denuncias recibidas, 33 han sido por hechos ocurridos en el Metro, 4 en el Metrobús, 3 en la vía pública y 1 en el sistema Pumabús.
Solo en 15 casos se ha detectado una herida punzocortante que podría coincidir con los pinchazos, mientras que en otros casos han sido rasguños, por ejemplo.
“En relación con la sintomatología, en la mayor parte de los casos las personas refieren mareos, náuseas o somnolencia. Asimismo, es importante destacar que, no obstante que se están haciendo exámenes toxicológicos en todos los casos que se están denunciando, únicamente en cuatro casos se ha detectado la presencia de alguna sustancia en el organismo de la persona afectada”, informó la fiscal.
Los minuciosos preparativos para lanzar la señal de humo que confirmará o no la elección de un nuevo Papa ya están en marcha.
Cuando la Iglesia católica elige a un nuevo Papa, el mundo no está pendiente de una rueda de prensa o de una publicación en las redes sociales, sino del humo que sale de una pequeña chimenea en lo alto de la Capilla Sixtina.
Si el humo es negro, no se ha elegido nuevo Papa. Si es blanco, se ha tomado una decisión: Habemus Papam – tenemos un Papa. Es un gran acontecimiento, retransmitido en directo a millones de personas.
Pero lo que los telespectadores no ven es la complejidad oculta de este centenario ritual: la chimenea cuidadosamente construida, la estufa diseñada y las recetas químicas precisas, cada parte minuciosamente diseñada para garantizar que una voluta de humo transmita un mensaje claro.
Expertos explicaron a la BBC que el proceso requiere “dos fuegos artificiales a medida”, ensayos de pruebas de humo y bomberos en estado de alerta.
Todo esto está meticulosamente organizado por un equipo de ingenieros y funcionarios de la Iglesia que trabajan al unísono.
El papa Francisco falleció el 21 de abril, lunes de Pascua, a los 88 años y, una vez finalizado el funeral, la atención se centró en el cónclave, una reunión privada en la que se elegirá a su sucesor.
El Vaticano confirmó que los cardenales se reunirán en la Basílica de San Pedro el 7 de mayo para celebrar una misa especial antes de reunirse en la Capilla Sixtina, donde comenzará la compleja votación.
La tradición de quemar las papeletas de votación de los cardenales se remonta al siglo XV y se convirtió en parte de los rituales del cónclave destinados a garantizar la transparencia y evitar la manipulación, sobre todo después de que los retrasos en la elección papal provocaran frustración y malestar de la opinión pública.
Con el tiempo, el Vaticano empezó a utilizar el humo como medio de comunicación con el mundo exterior, preservando al mismo tiempo la estricta confidencialidad de la votación.
Y hoy, a pesar de los innumerables avances en comunicación, el Vaticano continúa preservando la tradición.
“Desde la antigüedad, la gente ha visto el humo que sale -de los sacrificios de animales y granos en la Biblia, o de la quema de incienso en la tradición- como una forma de comunicación humana con lo divino”, le dice a la BBC Candida Moss, profesora de teología de la Universidad de Birmingham, Reino Unido.
“En la tradición católica, las oraciones ‘ascienden’ hasta Dios. El uso del humo evoca estos rituales religiosos y la estética de asombro y misterio que los acompaña”.
Moss señala también que el humo ascendente permite a las personas que se reúnen en la plaza de San Pedro “sentirse incluidas, como si estuvieran incorporadas a este asunto misterioso y secreto”.
Los motivos son simbólicos, pero hacer que funcione en el siglo XXI requiere ingeniería del mundo real.
En el interior de la Capilla Sixtina se instalan temporalmente dos estufas específicas para el cónclave: una para quemar las papeletas y otra para generar las señales de humo.
Ambas estufas están conectadas a un pequeño conducto -un tubo dentro de una chimenea que permite la salida del humo- que sube por el tejado de la capilla hasta el exterior.
Recientemente se vio a bomberos en el tejado, que aseguraban con cuidado la parte superior de la chimenea en su sitio, mientras los obreros montaban andamios y construían las estufas en el interior.
La Capilla Sixtina, construida hace más de 500 años, alberga uno de los techos más famosos del mundo. Adornado con los frescos de Miguel Ángel, no está precisamente diseñado para señales de humo, y la chimenea debe instalarse de forma discreta y segura.
Es un proceso complejo.
Los técnicos utilizan una abertura existente o crean una trampilla provisional por la que se introduce el conducto para que salga el humo, normalmente de un metal como el hierro o el acero.
La tubería va desde las estufas hasta el exterior, y emerge a través del techo de tejas sobre la plaza de San Pedro.
Cada junta se sella para evitar fugas y cada componente se somete a pruebas.
Los especialistas ensayan con humo en los días previos al comienzo del cónclave, asegurándose de que el tiro de la chimenea funciona en tiempo real. Incluso participan los bomberos del Vaticano, en alerta por si hay una avería.
“Se trata de un proceso muy preciso, porque si algo sale mal, no es sólo un fallo técnico, sino que se convierte en un incidente internacional”, le explica a la BBC Kevin Farlam, ingeniero de estructuras que ha trabajado en edificios patrimoniales.
“No es como poner una tubería en un horno de pizza. Cada parte del sistema tiene que instalarse sin dañar nada”.
Este montaje se construye días antes de la llegada de los cardenales y se desmonta una vez elegido el Papa.
Para que la señal sea visible, los técnicos del Vaticano utilizan una combinación de compuestos químicos.
“En esencia, lo que están construyendo aquí son dos fuegos artificiales a medida”, le explica a la BBC el profesor Mark Lorch, jefe del departamento de química y bioquímica de la Universidad de Hull, Reino Unido.
“Para el humo negro, se quema una mezcla de perclorato potásico, antraceno y azufre, que produce un humo espeso y oscuro.
“Para el humo blanco, se utiliza una combinación de clorato potásico, lactosa y colofonia de pino, que se quema de forma limpia y pálida.
“En el pasado se intentaba quemar paja húmeda para crear un humo más oscuro y paja seca para hacer un humo más claro – pero esto causaba cierta confusión porque a veces parecía gris”.
Lorch dice que estos productos químicos están “preenvasados en cartuchos y se encienden electrónicamente”, por lo que no hay ambigüedad.
El toque de campana -introducido durante la elección del papa Benedicto XVI- sirve ahora de confirmación y se utiliza junto a la señal de humo.
A lo largo de los años se han hecho propuestas para modernizar el sistema: luces de colores, alertas digitales o incluso votaciones televisadas.
Pero para el Vaticano, el ritual no es sólo una herramienta de comunicación: es un momento de continuidad con siglos de tradición.
“Se trata de tradición y secretismo, pero también tiene un peso teológico real”, afirma Moss.
“Además, ‘Iglesia católica’ y ‘vanguardia’ distan mucho de ser sinónimos: la innovación es casi antitética al ritual”.
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