A tres años del colapso de la Línea 12, algunas de las víctimas presentaron ante el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México una demanda de reclamación del pago del seguro por parte del Sistema de Transporte Colectivo Metro (SCT).
El abogado de las víctimas, Teófilo Benítez, dijo a Animal Político que la demanda fue presentada por 14 personas que hasta la fecha no han recibido el pago del seguro del Metro.
Asimismo, señaló que la dependencia no ha citado ni buscado a ninguna de las personas que representa para tratar este tema por lo que se vieron en la necesidad de proceder vía judicial.
Al respecto, Benítez acusó al Tribunal de actuar en contubernio con autoridades de la Ciudad de México y exfuncionarios, cuyo nombre no mencionó, para obstaculizar la recepción de la demanda.
Detalló que llegó alrededor de las 16:00 horas del jueves para hacer la reclamación, sin embargo, le pusieron trabas para proceder siendo que el proceso para hacer el trámite vencía a las 23:59 horas de ese día.
“Nos comentan que no porque teníamos que sacar una cita y que como no sacábamos cita, pues entonces no nos podían recibir nada y que le hiciéramos como quisiéramos, que eran órdenes del presidente del Tribunal y también de la propia directora del área de Oficialía de Partes Común”, dijo.
Para entender: Cronología sobre la Línea 12: a un año del colapso, no hay responsables procesados y la rehabilitación de la obra sigue
Sin embargo, luego de mostrarles que no era necesaria una cita para los casos en los que pueda operar la preclusión del ejercicio de la acción, es decir, que venza el plazo para presentar la demanda, logró que lo atendieran. Aún así tuvo que esperar cinco horas.
“Nosotros sospechamos que había línea por parte de las autoridades del gobierno y exautoridades con el presidente del Tribunal para que precisamente no nos recibieran esa demanda que se vencía su reclamación el día de hoy”, señaló.
En contraste, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres dijo esta mañana que todas las víctimas del colapso de la Línea 12 han sido atendidas e hizo un llamado a dejar de “lucrar con el dolor de las personas”.
“Desde un principio se señaló que ninguna víctima estaría en el desamparo y se ha cumplido”, sostuvo durante la conferencia de prensa con motivo de la puesta en marcha del Operativo Xochimilco.
De acuerdo con Batres, el Sistema de Transporte Colectivo Metro “gestionó una indemnización con la compañía aseguradora” y “se suscribieron 118 acuerdos reparatorios”.
Además, señaló que las víctimas recibieron atención médica y psicológica gratuita en 19 hospitales públicos y siete privados; se les asignó un funcionario público como enlace con el gobierno; se les reembolsaron los gastos en medicinas y se gestionaron apoyos en forma de becas, empleos y proyectos de vivienda.
El funcionario también indicó que el “92% de las víctimas y sus familiares han optado por un proceso de justicia restaurativa”, en tanto que el gobierno “mantiene el seguimiento a los casos que aún lo requieran”.
Cuestionado sobre las declaraciones de Martí Batres, Teófilo Benítez las calificó de mentiras y señaló algunas de las presuntas faltas en las que han incurrido las autoridades.
El abogado indicó que dos de las 14 víctimas que representa han solicitado la nulidad del acuerdo reparatorio tras identificar que funcionarios del gobierno capitalino y de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAVI) les realizaron dictámenes de lesiones falsas para que recibieran menos dinero.
“No existían esas lesiones que ellos estaban estipulando, sino que eran lesiones mucho más graves y ¿para qué lo hacían? Para que el acuerdo reparatorio, si les tenían que dar 500 mil pesos entonces les dieran solamente 50 mil pesos y con eso se acaba”, detalló.
Benítez indicó que en uno de esos casos el juez les dio la razón. El otro sigue en proceso.
El 3 de mayo de 2021, un tramo del viaducto elevado entre las estaciones Olivos y Tezonco colapsó a las 22:22 horas cuando un tren pasaba, dejando 26 personas muertas y más de un centenar de heridas.
El 5 de mayo de 2021, personal de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México comenzó a realizar peritaje del accidente. Mientras que el gobierno local anunció que la empresa noruega DNV, especialista en la investigación de accidentes, también realizaría trabajos de peritaje en la zona colapsada.
El gobierno capitalino también dio a conocer que el Metro daría 650 mil pesos como indemnización a familiares de víctimas; además, ofrecería un monto inicial e inmediato de 50 mil pesos para los deudos de las personas fallecidas y las heridas.
Sin embargo, el 3 de agosto personas lesionadas y familiares de los fallecidos señalaron que no habían sido atendidos de forma permanente, como dijo la entonces jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum y solicitaron tener acceso a las investigaciones.
Para septiembre, el dictamen técnico final de la investigación de la empresa noruega DNV determinó que el colapso ocurrió como resultado del pandeo de dos vigas, debido a la falta de pernos funcionales, causando que parte del tramo elevado perdiera su estructura.
Además, identificó prácticas de soldadura deficientes, específicamente las relacionadas con el uso de barras de acero como material de relleno de soldadura, así como deformaciones en vigas.
En octubre de ese mismo año, la empresa Carso Infraestructura y Construcción (CICSA), de Carlos Slim, negó tener responsabilidad alguna en el incidente.
No obstante, dio a conocer a la Bolsa de Valores que había celebrado un convenio de colaboración y un acuerdo reparatorio con el gobierno capitalino y con el Metro para que, a cargo de CICSA, se llevaran a cabo los trabajos de rehabilitación y reforzamiento del tramo metálico elevado.
En ese mismo mes, la fiscalía judicializó la carpeta de investigación por el colapso de la línea, por lo que solicitó citar a comparecer a 10 exfuncionarios encargados de su construcción, entre ellos, el exdirector del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas.
Los delitos por los cuales se responsabilizó a los exservidores públicos fueron homicidio culposo, lesiones culposas y daño a propiedad.
Para el 2 de febrero de 2022, el 80% de las personas que sufrieron lesiones y los familiares de quienes fallecieron por el accidente ya habían aceptado el acuerdo de reparación de Carso, según datos de la fiscalía capitalina.
Hasta la fecha, el proceso en contra de los exfuncionarios y supervisores de la obra está empantanado a causa de distintos amparos pendientes de ser resueltos. Mientras que el juicio en su contra ni siquiera ha empezado.
El conflicto entre India y Pakistán tiene sus orígenes en la independencia del imperio británico. Te contamos cómo se forjó la enemistad histórica entre estos dos países poseedores de armas nucleares y qué papel tiene la disputada región de Cachemira.
El ataque con misiles de India contra Pakistán ocurrido en la madrugada de este 7 de mayo es el episodio más reciente de un largo conflicto, cuyas raíces se extienden por más de siete décadas.
Hasta 1947, India y Pakistán eran parte de un mismo territorio sometido al dominio colonial británico.
Al declararse la independencia de India, el territorio se dividió en dos partes: una de mayoría musulmana (Pakistán) y otra de mayoría hindú (India).
Fue un proceso que desató una ola de violencia que produjo aproximadamente un millón de muertos y 15 millones de desplazados. Sus consecuencias se extienden hasta hoy.
Este miércoles, India lanzó ataques contra varios objetivos en Pakistán, según reconocieron funcionarios de ambos países. Al menos 7 personas murieron, según Pakistán.
La zona de Cachemira, donde ocurrieron parte de los bombardeos, es el corazón de la enemistad entre los dos países.
A continuación, te contamos en tres preguntas el origen de este conflicto, que preocupa especialmente al mundo por tratarse de dos países con armas nucleares.
La India bajo control británico abarcaba 4.3 millones de kilómetros cuadrados, más del doble del tamaño de México.
Sus entonces 400 millones de habitantes se repartían en un complejo entramado de antiguos reinos con una amplia diversidad religiosa.
Los hindús conformaban aproximadamente el 65 % de la población, mientras los musulmanes eran la principal minoría con el 25 %, por delante de sijes, jainas, budistas, cristianos, parsis y judíos.
Estos colectivos coexistían con la mayoría hindú en las regiones del sur, centro y parte del norte, y con la mayoría musulmana en provincias del noreste y noroeste del país.
Con el Imperio Británico inmerso en la II Guerra Mundial (1939-45), el movimiento pacifista por la independencia de India liderado por Mohandas Karamchand Gandhi ganó protagonismo.
Una India soberana y emancipada de Londres era cuestión de tiempo. Pero, ¿cómo sería?
Además de Gandhi, dos figuras marcaron el devenir del país: Jawaharlal Nehru y Mohamed Ali Jinnah.
Nehru, de ascendencia hindú, aunque agnóstico declarado, era un popular líder independentista que, al igual que Gandhi, anhelaba una India unida en la que convivieran personas de distintos credos.
Jinnah, por su parte, presidía la Liga Musulmana, el partido político que demandaba una nación separada para los indios seguidores del Islam y que gozaba de un fuerte respaldo popular en las provincias donde se profesaba esa religión.
“A medida que veían más cerca la independencia, a más musulmanes indios les preocupaba vivir en un país gobernado por una mayoría hindú”, explica el académico Gareth Price, del instituto de política exterior Chatham House de Reino Unido.
En aquellos años los colonizadores británicos acostumbraban a dividir a la población local por grupos religiosos, destaca la profesora Navtej Purewal, miembro del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades de India.
“Por ejemplo, creaban listas separadas de votantes musulmanes e hindúes para las elecciones locales. También había escaños reservados para políticos musulmanes y para hindúes. La religión se convirtió en un factor en la política”, apunta.
Tras varios motines en sus destacamentos militares en India, en 1946 Londres accedió a abandonar el país y organizar una transición pacífica del poder a las autoridades locales en un plazo máximo de dos años.
El Imperio, urgido a zanjar el asunto cuanto antes por la creciente inestabilidad social en la colonia, decidió que la mejor opción era dividir India en dos.
“Llegar a un acuerdo sobre cómo funcionaría una India unida habría llevado mucho tiempo”, por lo que la partición “parecía ser una solución rápida y sencilla”, explica Price.
Y, para trazar las nuevas fronteras entre hindúes y musulmanes, Londres designó al abogado británico Cyril Radcliffe.
Radcliffe, que nunca antes había estado en India y desconocía su complejo crisol cultural y religioso, viajó al país con el cometido de diseñar las líneas divisorias en solo 5 semanas.
Fue así que el 15 de agosto de 1947 nacieron India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana.
Nehru fue primer ministro de India hasta fallecer en 1964 y Jinnah gobernó Pakistán también hasta su muerte, aunque esta ocurrió solo un año después de la independencia, en 1948.
La nueva frontera de unos 3 mil kilómetros delimitaba dos territorios separados: el que ocupa actualmente Pakistán y Pakistán del Este, que en 1971 se desvinculó políticamente de Islamabad para convertirse en la República de Bangladesh.
Tras la partición en 1947 se produjo la mayor migración en masa de la historia, con una cifra estimada de 15 millones de desplazados.
Hindús y sijes que vivían en el territorio asignado a Pakistán emprendieron el camino hacia un futuro incierto en India, mientras musulmanes hacían el recorrido opuesto.
En muchos casos se trataba de distancias de miles de kilómetros que por lo general las mayoritarias clases bajas recorrían a pie, las clases medias en trenes y las clases acomodadas en vehículos privados y aviones.
Los meses posteriores a la independencia estuvieron marcados por una radicalización del conflicto, que produjo un enorme derramamiento de sangre en medio de un ambiente de caos e impunidad.
Grupos de soldados acostumbraban atacar trenes y puntos de concentración de desplazados.
“La Liga Musulmana formó milicias, al igual que los grupos hindúes de extrema derecha”, explica Eleanor Newbigin, profesora de historia del sur de Asia de la Universidad de Londres SOAS.
“Los grupos terroristas expulsaban a la gente de sus aldeas para ganar el control para su bando”, afirma.
Gran parte de la violencia ocurrió en el estado fronterizo de Punjab, donde las turbas se ensañaron especialmente con las mujeres, que sufrieron violaciones y mutilaciones.
Solo en ese estado se estima que unas 100 mil mujeres fueron secuestradas, violadas y en muchos casos forzadas a casarse con sus captores.
Además, la casi impenetrable alambrada que separa a los dos países dejó a millones de familias divididas de forma permanente.
Las fronteras siguen siendo objeto de disputa entre India y Pakistán hasta hoy.
Cachemira, una región del Himalaya conocida por la belleza natural de sus paisajes y también por su diversidad étnica, ha sido el principal foco de conflicto desde la independencia hasta hoy.
Según el plan de reparto contemplado por el Acta de Independencia de India, Cachemira podía elegir libremente si ser parte de India o de Pakistán.
En 1947, el gobernante local, maharajá Hari Singh, eligió India, lo que provocó el estallido de una guerra que duró dos años.
Desde entonces India mantiene el control de aproximadamente la mitad de la región, mientras Pakistán domina algo más de un tercio en las áreas del noroeste, y China administra los territorios restantes, en el norte y noreste.
Tanto Pakistán como India reclaman la totalidad de Cachemira.
Los habitantes de la parte de Cachemira que es administrada por Pakistán relataron a la BBC cómo en los ataques de este miércoles fueron despertados por las explosiones inesperadamente.
“Antes de que pudiéramos siquiera procesar lo que estaba pasando, más misiles caían”, señaló un residente de Muzaffarabad.
En 1965 y 1999, India y Pakistán ya habían protagonizado choques bélicos por la región.
India también luchó contra Pakistán en 1971, cuando intervino para apoyar la independencia de Bangladesh.
Ambos países son potencias nucleares.
Actualmente, un 14 % de la población india es musulmana, mientras solo un 2% de los pakistaníes practica el hinduismo.
“Pakistán se ha vuelto cada vez más islámico”, afirma Price. E India, “está cada vez más bajo la influencia del nacionalismo hindú”, agrega.
Las minorías en ambos países “se han vuelto más pequeñas y vulnerables”, señala Newbigin.
Para la profesora Navtej Purewal, la división del país podría haberse evitado.
“Crear una India unida pudo haber sido posible en 1947. Habría sido una federación flexible de estados, incluidos aquellos donde los musulmanes eran mayoría”, dice.
“Pero tanto Gandhi como Nehru insistieron en construir un estado unificado, controlado desde el centro. Realmente no tuvieron en cuenta cómo podría vivir una minoría musulmana en ese modelo de país”.
Esas decisiones de hace 78 años tienen todo que ver con la escalada actual del conflicto entre dos rivales armados con armas nucleares.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
Utilizamos cookies propias y de terceros para personalizar y mejorar el uso y la experiencia de nuestros usuarios en nuestro sitio web.