
La alcaldía Cuauhtémoc, encabezada por Sandra Cuevas, realiza operativos, que a decir de la propia alcaldesa, buscan propiciar “el orden y la paz” en el espacio público, sin embargo colectivos y grupos vulnerables acusan que son actos de limpieza social contra personas en situación de calle, artistas y comerciantes.
Victoria Sámano, fundadora de la organización Lleca- Escuchando la Calle, señaló que trabajadores de la alcaldía han retirado a comerciantes, trabajadoras sexuales, y personas en situación de calle de parques, plazas y banquetas con agresiones físicas y verbales, violando sus derechos humanos. Además, dijo, les decomisan sus pertenencias.
“Todo esto se está realizando sin consultarles, sin tener mesas de trabajo y sin seguir estos protocolos que indica la Ciudad de México, donde se prohíben los actos de limpieza social, así como agredirles y quitarles sus pertenencias a quienes viven en situación de calle”, indicó la activista.
Sámano consideró que esto forma parte de la política y del objetivo de la alcaldía Cuauhtémoc de poner “orden y limpieza”.
Victoria Samano, fundadora de la organización Lleca- Escuchando la Calle, acusó a @SandraCuevas_ de realizar actos de limpieza social contra grupos vulnerables, por lo que dijo buscan erradicarlos del espacio público con agresiones físicas y verbales.
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“Sin embargo con el Operativo Diamante hemos visto que se han intensificado estas acciones contra poblaciones”.
El Operativo Diamante, orquestado por la alcaldesa Sandra Cuevas y que entró en vigor a finales de junio pasado, busca que se cumplan las “reglas de observancia obligatoria para el comercio en vía pública”, dichas normas fueron establecidas de manera arbitraria por la alcaldía.
De entre las reglas destacan que el comercio en vía pública no podrá ser ejercido en zonas prohibidas para dicha actividad, también no se permite colgar lonas, deberá mantener una buena imagen de higiene y presentación, entre otras.
De no cumplir con estas reglas, trabajadores de la alcaldía acompañados de elementos de seguridad, retiran enseres, bancas, pérgolas, o cualquier estructura que se encuentre en la vía pública.

Para Sámano la forma en que la alcaldía realiza operativos para “poner orden” no es la correcta, por lo que pidió la intervención por parte del Gobierno de la Ciudad de México, así como de la Comisión de Derechos Humanos, pues, consideró que estas prácticas podrían reproducirse en otras alcaldías.
“Habría que poner un alto. Es momento de posicionarnos contra esto porque corre el peligro de que se llegue a reproducir en otras alcaldías, en otros estados y que está limpieza social, sea parte de la política pública. Y que incluso algunos gobernantes, pues empiezan a tomar estos discursos para querer ganarse el voto de algunas personas”.
Durante una protesta en el parque Río de Janeiro, Niza y otras compañeras fueron desalojadas con violencia por la policía de la alcaldía Cuauhtémoc. "Nos quitaron hasta objetos personales", relata la joven mientras llegan elementos de seguridad a la actual manifestación. pic.twitter.com/H60luBl08q
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Nitzia es vecina de la alcaldía Cuauhtémoc, quien junto con diversos colectivos feministas vendían sus productos, diseños y artesanías, como parte de una protesta económica en el parque Río de Janeiro.
“Nosotros encontramos en la colectiva y en nuestra protesta un lugar seguro para podernos expresar y poder encontrar la manera de sobresalir o de sobrellevar nuestra situación económica como mujeres, madres solteras o estudiantes”.

Sin embargo, hace como un mes y medio fueron retiradas del parque por parte de trabajadores de la alcaldía encabezados por Sandra Cuevas.
“Nos quitó de ahí con lujo de violencia. Agredió a varias de las compañeras. Hubo robos, no solo de mercancías, sino de cosas personales, celulares, carteras. Todo fue bastante feo. Ahora después de esta represión seguimos varias de nosotras sin encontrar un ingreso y estamos también con temas de salud mental, porque nos quitó totalmente de un día para otro lo que era nuestro ingreso monetario”, indicó Nitzia.
Ante estos operativos, varios colectivos y organizaciones, así como grupos vulnerables realizaron una manifestación en la explanada del edificio de la alcaldía para exigir a la alcaldesa Sandra Cuevas que detenga las acciones de “limpieza social”, así como los operativos que violan los derechos humanos de las personas que habitan o confluyen en el espacio público.
🗣️"Recordales que la @AlcCuauhtemocMx es la principal alcaldía de personas que viven en situación de calle y de personas migrantes y no contamos con albergues, pero que sí contamos con una alcaldesa fascista y violenta", dice activista trans.
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Estas acciones de “limpieza social” contra poblaciones vulnerables ya se habían realizado. En enero pasado, organizaciones denunciaron que en un mes la alcaldía efectuó dos operativos para desalojar de manera forzada a personas en situación de calle.
Un ejemplo también fue el intento de cerrar la Plaza Giordano Bruno en la colonia Juárez para que personas migrantes provenientes de Haití no se instalaran.
La alcaldesa Sandra Cuevas dijo este sábado que procederá jurídicamente contra manifestantes que protestaron un día antes contra “limpieza social” por parte de la Alcaldía Cuautémoc.
“Derivado del vandalismo provocado por una veintena de personas plenamente identificadas, enviadas por el partido Morena a la Alcaldía Cuauhtémoc se procederá jurídicamente“, escribió en su cuenta de Twitter.

Su tuit lo acompañó con un video donde los manifestantes derriban una placa colocada en la explanada de la Alcaldía Cuauhtémoc.
Al respecto, Sandra Cuevas dijo que ordenará reponerla pero ahora en mármol e incluirá su nombre porque la derribada no lo tenía.
“¡Repondremos la placa, ahora en mármol; y se agregará mi nombre ya que la anterior no lo tenía!”, advirtió.
Esta placa se colocó en agosto de 2022 para conmemorar los 50 años de la construcción de la Alcaldía Cuauhtémoc.
Dicha placa tenía los nombres de los arquitectos Teodoro González de León, Abraham Zabludovsky, Jaime Ortiz Monasterio y Luis Antonio Zapiain.

También, la alcaldesa de oposición dijo que los manifestantes realizaron lo que consideró actos porriles enviados por Morena pues a su parecer ese partido sabe que no recuperará el gobierno en esa demarcación-
“Por más actos vandálicos que incite Morena, no caeremos en provocaciones: La inteligencia nos distingue”, sostuvo.
Morena perdió la alcaldía Cuauhtémoc en la elección pasada en la que postuló a Dolores Padierna.

El sistema de Salud de Ecuador está en crisis y los analistas estiman que tuvo mucho que ver en la derrota electoral del presidente Daniel Noboa en su consulta popular.
A Yawa Sumpa Puar Alexandra, de la comunidad indígena achuar, le entregaron el 29 de noviembre el cuerpo de su bebé en una caja de cartón. La niña de solo un mes había ingresado por un problema respiratorio la noche anterior en el Hospital General de Macas, en la provincia ecuatoriana de Morona Santiago, y en unas pocas horas falleció.
La plantilla médica recomendó a la mamá buscar un ataúd, pero sola, a cientos de kilómetros de su comunidad y sin hablar bien español, su situación era de total desamparo. Aunque salió en busca de ayuda, como no llevaba dinero, tuvo que volver al hospital.
Ahí se encontró con el improvisado féretro que tuvo que cargar primero al parque principal de Macas donde salen las camionetas y los autobuses a Taisha, y luego las tres horas de viaje hasta esa ciudad de donde despegan las avionetas hacia la zona donde vive su comunidad, en plena Amazonía ecuatoriana.
“¿Cómo es posible que le dejen marchar así, con un bebé muerto en un cartón? Es doloroso ver cómo la manera en que nos tratan los médicos. Es indignante y muy triste porque somos humanos”, dice a BBC News Mundo el miembro comunidad achuar de Kaiptach que auxilió a la madre en un primer momento y tomó la fotografía.
Fue la municipalidad de Taisha la que finalmente la ayudó con un ataúd y con el vuelo de regreso a su comunidad.
“Es la familia la que tiene que traer el ataúd. El hospital no te la da. Eso es así en todo el país. Pero es verdad que sí son los encargados de hacer la gestión para pedir una donación a los municipios o a las prefecturas. Y para eso los hospitales tienen un área de trabajo social”, le cuenta a BBC Mundo Christian Sánchez Mendieta, periodista del diario El Mercurio.
El equipo de este diario había viajado en abril pasado a Morona Santiago después de que 10 niños murieran por leptospirosis, una enfermedad que se transmite por medio de las heces y orinas de roedores, pero con pronóstico favorable para el paciente si se le administran antibióticos.
“Son poblaciones que tienen costumbres completamente diferentes y viven en condiciones insalubres, pero siento que hay una especie de racismo contra ellos”, añade Sánchez Mendieta.
“Dada la gravedad de este hecho se han dispuesto las gestiones correspondientes para la sanción al personal involucrado en esta irregularidad”, informó el Ministerio Público de Salud luego de que se difundiera públicamente la foto de la madre y la caja con el cuerpo de su hija.
Pero la imagen tomada en Taisha, que levantó una oleada de indignación en todo Ecuador, se convirtió en un ejemplo dramático de una situación que supera las fronteras de la provincia de Morona Santiago: la crisis en la salud pública ecuatoriana.
El 16 de noviembre, 13 días antes de la muerte de esta niña en Macas, hubo una consulta popular en la que el presidente Daniel Noboa planteó cuatro preguntas a los ecuatorianos. En los cuatro interrogantes -que iban desde la convocatoria a una Asamblea Constituyente hasta el regreso de bases militares extranjeras al país- la gente dijo “No”.
El revés de Noboa sorprendió porque el mandatario gozaba de un nivel de popularidad del 52,7%, según una encuesta realizada por la empresa Cedatos en octubre, y porque ocho meses antes había logrado su reelección en una segunda vuelta con más del 55% de los votos.
Otra de las sorpresas fue una de las causas mencionadas al interior de Ecuador para explicar esta derrota: en un país acostumbrado casi exclusivamente a hablar de las crisis de inseguridad y de las muertes violentas, se mencionó la crisis de salud.
El desabastecimiento de medicinas y todo tipo de materiales médicos había llegado a niveles críticos a finales de septiembre, afectando incluso a medicamentos considerados básicos como la insulina, la morfina, la amoxicilina y fármacos contra el cáncer.
La situación obligó al gobierno de Noboa a declarar el estado de emergencia en el Instituto Ecuatoriano de Seguro Social (IESS) -el que utilizan los trabajadores que contribuyen con su salario al sistema público- y en el Ministerio de Salud.
Solo en los últimos 20 meses, el país ha tenido cinco ministros de Salud, y tras esta inusual rotación, la cartera recae ahora en la vicepresidenta de la República, María José Pinto.
Una de las principal quejas del presidente de la Federación de Nacional de Médicos del Ecuador, Santiago Carrasco, es precisamente la falta de liderazgo técnico y la mala gestión derivada de la falta de conocimiento del sector de los dirigentes.
BBC Mundo se puso en contacto la presidenta de la Comisión del Derecho a la Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Ecuador, Diana Blacio, de partido gobernante, pero no obtuvo respuesta.
“El presupuesto para salud ha sufrido recortes significativos: de US$3.219 millones en 2023 bajó a US$2.959 millones en 2024 y a US$2.798 millones en 2025”, explica a BBC Mundo María Verónica Iñiguez Gallardo, asambleísta por la provincia de Loja.
Según datos del Banco Mundial, en 2021 y 2022 también se redujo el monto destinado a los recursos relacionados con la operación y mantenimiento del sistema sanitario. Esto incluye salarios de personal, compra de medicamentos e insumos, servicios básicos (luz, agua), mantenimiento de instalaciones, y administración.
Es decir, los costos para que los hospitales, clínicas y programas de salud funcionen día a día, sin incluir grandes inversiones en infraestructuras nuevas
Pero para Iñiguez Gallardo, lo más alarmante es la ejecución de esos fondos: “Hasta julio de 2025, solo se había utilizado el 34,6% del presupuesto de inversión, lo que significa que hospitales y centros de salud operan con recursos mínimos”.
La asambleísta de Revolución Ciudadana, el principal partido de la oposición liderado por el expresidente Rafael Correa, indica que “el desabastecimiento de insumos y medicamentos es generalizado en todo el país. En septiembre, los hospitales públicos reportaban apenas un 45% de abastecimiento de medicamentos”.
Iñiguez Gallardo indica que, por ejemplo, en los hospitales Monte Sinaí y del Guasmo, los dos centros de salud más grandes de Guayaquil, la capital económica del país, la falta de insumos esenciales alcanzó el 80%.
“En otro hospital de Guayaquil, el Hospital Universitario, 18 recién nacidos murieron tras contraer infecciones asociadas a la atención sanitaria, producto de la reutilización de cánulas contaminadas, insumos cuyo costo es mínimo (US$1 aproximadamente)”, recuerda la asambleísta.
Juan, nombre ficticio de un especialista del Hospital General Monte Sinaí que no quiere ser identificado, describe la precariedad con la que trabajan desde hace un año:
“Si alguien se va a operar al hospital, tiene que traer todo. Faltan agujas, cánulas, hilos de sutura, sedantes, analgésicos. A veces no hay ni algodón o sábanas en las camas. Tenemos guardias de 24 horas pero ya no hay donde comer en el hospital porque a la gente de la cantina hace meses que no le pagan”.
“Ni siquiera podemos hacer exámenes de laboratorio, análisis de sangre, son servicios que prácticamente no funcionan por falta de pago”, le cuenta a BBC Mundo y añade:
“Como faltan muchas medicinas, las familias se ven obligadas a acudir a chulquero (prestamista) y tomar dinero con tasas de interés extremadamente altas y abusivas. O hacen eso o se les muere el familiar. La crisis de salud se extiende a todo el tejido social. Va más allá de la sanidad”.
BBC Mundo trató de contactar el Ministerio de Salud Pública porlos canales oficiales pero tampoco logró que alguien respondiera a estas acusaciones.
Otros pacientes que sufren estos días la escasez de medicamentos son los que necesitan diálisis o quienes padecen diabetes y necesitan una dosis diaria de insulina.
En Guayaquil, el 28 de noviembre, hubo una movilización para denunciar el desabastecimiento de insulina, que según diversas asociaciones se ha agudizado desde 2023 y que afecta tanto a farmacias privadas como públicas.
“Si me preguntas cómo hemos llegado a esta situación, creo que se debe tal vez a una mala gestión desde el Estado al hacer la provisión de las compras”, explica Lucía Mantilla, presidenta de la Fundación Diabetes Juvenil de Ecuador.
“Los diabéticos necesitan insulina todos los días. No es algo que puedas ponerte un día sí y otro no. Y ahora mismo, los miembros de la asociación nos cuentan que tienen que recorrer varias farmacias para encontrar un vial, que a veces lo reparten en dos días o tres”.
“Cuando un paciente diabético no se inyecta insulina esto puede derivar en valores altos de glucosa, que se puede transformar en una cetoacidosis. La cetoacidosis necesita una intervención hospitalaria y si no son atendidos, en el caso extremo pueden caer en un coma diabético”, agrega.
Para varios expertos consultados, la pandemia de COVID-19 -que se ensañó especialmente con Guayaquil- aceleró el colapso del sistema.
“Hubo despidos de miles de profesionales de la salud y salieron a la luz varios casos de corrupción en la compra de insumos médicos”, cuenta Iñiguez Gallardo.
“La pandemia tuvo un gran impacto en Ecuador. Solo hay que recordar los ataúdes en las calles. El país implementó un sistema en el que reservó los hospitales públicos para atender el Covid y derivó al sector privado la atención del resto de patologías”, afirma Marcelo Bortman, ex especialista en Salud del Banco Mundial.
La fórmula suponía transferencias de fondos de los servicios públicos a las clínicas privadas para pagar la factura.
“Para que un sistema de salud sea fuerte, tiene que tener recursos humanos adecuados, estructura y el financiamiento suficiente. Obviamente los hospitales tienen que tener equipamiento y eso es cada vez más caro por la tecnología”, plantea Bortman y añade:
“La mayor parte de los de los presupuestos que tienen los sectores de salud en el mundo son en general para funcionamiento, pero no hay para mantenimiento ni para mejoras. Y con los años, si esas inversiones faltan, los servicios se van deteriorando y las capacidades también”.
El diario El Mercurio reportó estos días la historia de un paciente de 22 años ingresado en el Hospital José Carrasco Arteaga desde hace más de 20 días en la ciudad de Cuenca. Féliz Aurelio Suqui se cayó de un montacargas a 15 metros de altura mientras trabajaba.
Según el informe médico tiene entre otras cosas politraumatismo, es decir, muchos huesos rotos -incluidas tres vértebras-, y neumotórax (un colapso en los pulmones). Está en estado grave.
Cómo no hay materiales para la cirugía que necesita, el hospital sugiere darle el alta y que espere en casa los insumos para la operación que necesita.
Pero si la situación es mala en las ciudades, es peor en las zonas rurales.
“Los puestos de auxilio y los puestos de medicina general son muy poquitos en las zonas rurales. Hay que caminar cuatro horas por la selva. Son construcciones de madera que casi no tienen los elementos básicos”, describe el periodista Sánchez Mendieta.
A esto hay que añadir que los médicos en las áreas remotas “son casi siempre recién egresados de la universidad que están haciendo un año de medicina comunitaria”, expone Pablo Ponce, director del colectivo Violín Rojo, una asociación que trabaja con comunidades indígenas en Ecuador. En concreto, Ponce vive desde hace 5 años con los Achuar.
“Pero lo que se necesita es tener médicos contratados, especialistas, un médico general, un pediatra. En los puestos de salud de la zona no existe la forma de hacer un examen de sangre. No hay una garantía de electricidad”, argumenta.
Ese sistema, que deja las zonas rurales lejos de la zona de reparto de insumos o aleja a los especialistas fue la razón por la que Yawa Sumpa tuviera que llevar a su bebé al Hospital de Macas.
Y cuando creyó que la atención médica salvaría a su hija, se encontró con una crisis del sistema que solo le dejó una caja de cartón en las manos.
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