
Cinco defensores tzeltales del territorio de San Juan Cancuc, Chiapas, estuvieron casi tres años y medio en prisión, acusados del homicidio de un policía municipal. Pese a no haber cometido el delito, permanecieron encarcelados hasta que este 22 de noviembre fueron liberados.
Sus nombres son Agustín Pérez Domínguez, Juan Velasco Aguilar, Agustín Pérez Velasco, Martín Pérez Domínguez y Manuel Santiz Cruz. Su excarcelación inmediata fue ordenada por el Tribunal Colegiado del Poder Judicial de Tuxtla Gutiérrez, que resolvió sus dos amparos directos, reconociendo que las pruebas que llevaron a su encarcelación fueron contradictorias y fabricadas.

Las numerosas irregularidades registradas durante la detención ya habían sido señaladas por el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU, que en mayo de 2025 publicó la Opinión No. 21/2025 y pidió al Estado mexicano la liberación inmediata de los cinco defensores tzeltales, así como por algunos amicus curiae presentados por organizaciones de derechos humanos.
“La opinión de la ONU y los amicus curiae no han sido tomados en cuenta en el debate sobre los amparos directos, que sólo analizan el momento del juicio oral, pero sí influyeron para hacer presión mediática”, afirmó Alberto González Moreno Kin, de la Clínica de Litigio Indígena y Formación en Derechos Humanos (CLIFODH), abogado de Manuel Santiz Cruz, durante una rueda de prensa que se llevó a cabo el martes pasado en San Cristóbal de Las Casas.
Los cinco tzeltales fueron condenados dos veces —la primera en mayo de 2023 y la otra en abril de 2024, tras la reposición del juicio oral—, por haber asesinado a golpes al policía municipal Antonio Aguilar Pérez, el 29 de mayo de 2022.
Manuel Santiz Cruz, Agustín Pérez Domínguez y Juan Velasco Aguilar afirman que en realidad encontraron a Antonio Aguilar Pérez tomado en la calle y lo entregaron vivo a otros policías municipales. Unas horas después fueron detenidos y acusados de posesión de marihuana, luego fueron liberados y nuevamente aprehendidos por el homicidio de Aguilar Pérez.
Agustín Pérez Velasco y Martín Pérez Domínguez, pobladores de San Juan Cancuc, quienes habían declarado a favor de los tres detenidos, fueron aprehendidos frente al Juzgado de Control de San Cristóbal de Las Casas por 30 hombres armados, que bajaron de unos vehículos de la Policía Estatal y de la Policía Especializada de la Fiscalía de Justicia Indígena. También fueron acusados de homicidio.
No sólo la detención fue arbitraria: se registraron irregularidades también durante la investigación —por ejemplo, la carpeta de investigación afirma que tres de ellos fueron arrestados por posesión de marihuana en San Cristóbal de Las Casas, cuando fueron detenidos en Cancuc— y durante el juicio, que ha sido lento y con continuas suspensiones.

“Estar en la cárcel es mucho sufrimiento. Estaba en constante oración para pedir mi libertad, pero a veces pensé que no íbamos a salir nunca”, ha afirmado durante la rueda de prensa Manuel Santiz Cruz, que, con el apoyo de un traductor tzeltal, también relató las dificultades que enfrentó su familia al no contar con sustento económico.
El defensor tzeltal es presidente del Comité de Derechos Humanos de la parroquia San Juan Evangelista de Cancuc e integra el Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (Modevite), que lucha en contra de la hidroeléctrica en el río Chacté, de la militarización de la región y de la Carretera de las Culturas, megaproyecto emblema del gobernador chiapaneco Eduardo Ramírez Aguilar.
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El primer trazado de la autopista se hizo hace unos 20 años. Estaba pensado para enlazar Palenque con San Cristóbal de Las Casas, pero nunca se realizó ante la oposición de las comunidades indígenas.
El proyecto ha sido retomado años después y en diciembre de 2019 fue aprobado por el Congreso del Estado, con un nuevo trazado que llega hasta la ciudad de Pijijiapan. De esta forma, permitiría la conexión por carretera de la línea K del ferrocarril del Corredor Interoceánico, que cruza la costa chiapaneca, con su línea FA y el Tren Maya, que tienen una estación en Palenque.
“Mi lucha no va a terminar, voy a seguir defendiendo mi territorio y mi gente”, aseguró a los periodistas Manuel Santiz Cruz.

Mientras que en el centro de San Cristóbal de Las Casas se llevaba a cabo la rueda de prensa de Manuel Santiz Cruz, integrantes del Movimiento en Defensa de la Vida y del Territorio (Modevite) de siete municipios chiapanecos marchaban en San Juan Cancuc, en ocasión de su 12 aniversario.
“Desde 2013 hemos levantado la voz contra la mal llamada Carretera de las Culturas, un proyecto que no respeta nuestros territorios, ni nuestra espiritualidad, ni nuestras formas de vida”, escribe Modevite en un comunicado.
“Celebramos con alegría la liberación de los compañeros de San Juan Cancuc, encarcelados injustamente, pero afirmamos con claridad: la justicia no se agota con su libertad. Exigimos reparación, garantías y el fin de la criminalización de los pueblos originarios”, agrega.
Gustavo Castro Soto, coordinador de la asociación civil Otros Mundos, que estuvo acompañando el caso judicial, advierte que la supuesta lucha contra el crimen organizado que emprendió el gobierno de Chiapas conlleva violaciones a los derechos humanos y detenciones arbitrarias.
“Consideramos que esto va a seguir aumentando en la medida en que las comunidades sigan defendiendo sus territorios de los proyectos que afectan sus tierras. El reto es cómo lograr una buena defensa ante estos casos”, afirmó durante la rueda de prensa.

Los esfuerzos para controlar el incendio continúan mientras los residentes esperan noticias de sus seres queridos desaparecidos.
“Cuando te acercas, el calor sube y se siente, y el humo es muy denso”, dice el estudiante Thomas Liu.
Él es una de las muchas personas que acudieron al lugar del letal incendio que arrasó gran parte del complejo de ocho edificios de viviendas Wang Fuk Court, en el distrito de Tai Po en Hong Kong.
Al menos 65 personas han muerto y hay cientos de desaparecidos en el devastador incendio que comenzó el miércoles, y se espera que esta cifra aumente.
Aún se desconoce la causa, pero tres ejecutivos de una constructora fueron arrestados bajo sospecha de homicidio involuntario relacionado con materiales inflamables, como mallas y láminas de plástico, que pudieron haber permitido la rápida propagación del fuego.
“Es un desastre”, dice Thomas sobre el incendio, y agrega que vio cómo se llevaban un cuerpo.
“Mucha gente nos envió mensajes de WhatsApp o nos llamó diciendo que todavía tenían familiares dentro o que no los encontraban”, le dijo a BBC China Mui Siu-fung, concejal del distrito de Tai Po.
Más de mil personas se vieron obligadas a evacuar la urbanización a medida que las llamas se propagaban.
Algunas se dirigieron a centros habilitados como albergues. La policía también trasladó a personas de edificios cercanos.
El incendio se estaba apagando gradualmente, pero las autoridades indicaron que desconocían cuándo se extinguiría por completo.
Se veían llamas saliendo de algunos apartamentos mientras muchas personas observaban en silencio.
Una mujer comentó que sus amigos viven dentro del edificio y que estaba esperando saber si habían logrado salir.
Harry Cheung, quien ha vivido en el edificio dos del complejo Wang Fuk Court durante más de 40 años, le dijo a Reuters que escuchó “un ruido muy fuerte” y vio cómo se desataba un incendio en un edificio cercano.
“Regresé inmediatamente a empacar mis cosas”, dijo el residente de 66 años.
“Ni siquiera sé cómo me siento ahora mismo. Solo estoy pensando dónde voy a dormir esta noche porque probablemente no podré volver a casa”.
Una mujer de unos 60 años, de apellido Kam y residente en la urbanización adyacente Kwong Fuk, le dijo al South China Morning Post (SCMP) que varios de sus amigos que vivían en el complejo Wang Fuk Court habían sido localizados, pero no todos.
Kam señaló que una de sus amigas suele dormir la siesta a diario y es posible que estuviera durmiendo cuando se declaró el incendio a las 14:51 hora local. Agregó que las hijas de la mujer aún no han podido contactarla.
Otro residente, Jason Kong, de 65 años, declaró a Reuters que un vecino lo llamó y le dijo que seguía atrapado dentro de uno de los edificios.
“Estoy devastado. Hay tantos vecinos y amigos. Ya no sé qué está pasando. Mira, todos los departamentos están en llamas. No sé qué hacer. Espero que el gobierno pueda ayudar a instalarnos después de esto”.
Una anciana que vive en uno de los bloques afectados le dijo a la BBC que no estaba en su casa cuando se declaró el incendio, pero que estaba preocupada por su departamento porque no estaba asegurado.
“Estoy muy disgustada porque ahora no tengo un hogar al que ir”, dijo.
Aunque se desconoce la causa del incendio que devastó los edificios de gran altura, la policía afirma que se encontró una malla metálica y láminas de plástico en el exterior de los edificios. Se cree que ninguno de estos materiales es resistente al fuego.
También se encontró poliestireno en las ventanas del edificio. Estos materiales podrían haber acelerado la propagación del fuego, según la policía.
Algunas personas expresaron su indignación por la magnitud del incendio y criticaron la respuesta.
“Cuando hay un incendio forestal, despliegan helicópteros y lanzan bombas de agua, pero ¿por qué no se despliegan aquí y cómo pueden dejar los edificios en llamas?”, preguntó la señoira Poon, otra residente de Wang Fuk Court, de unos 60 años.
“La comunidad está muy cerca de la estación de bomberos y pensamos que el incendio se podría extinguir pronto, pero ahora se ha propagado. Estoy muy decepcionada”, le dijo al SCMP.
Poon dijo que no había recibido instrucciones del gobierno sobre dónde buscar ayuda.
La BBC habló con algunos residentes de Tai Po que habían llevado suministros a las víctimas y a los residentes afectados, incluyendo docenas de mantas y compresas térmicas.
El jefe ejecutivo de Hong Kong, John Lee, afirmó que las dependencias gubernamentales estaban ayudando a los residentes afectados por el incendio.
Cuando se le preguntó a los residentes su opinión sobre lo ocurrido, afirmaron que “el gobierno es incompetente” y que estaban “profundamente desconsolados”.
“No queremos ver más víctimas”, dijo uno.
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