Las mascotas tienen grandes beneficios para la salud física y emocional de las personas. Promueven la convivencia e inclusive reducen el riesgo de ansiedad y depresión. Sin embargo, tener un animal de compañía implica responsabilidades.
En 2023 se aprobaron dos grandes reformas a Ley de Protección a los Animales en la Ciudad de México, que incluyen modificaciones al Código Penal y a la Ley de Cultura Cívica, la última se publicó el pasado 26 de diciembre, aunque desde el mes de mayo se han discutido 11 iniciativas para reforzar la también llamada Ley Maple.
Las modificaciones entrarán en vigor en el mes de abril de 2024, es decir, 180 días después de ser votadas. Entre las novedades incluidas está la regulación a favor de los animales de compañía que son llevados a pensiones, veterinarias, hospitales, escuelas de adiestramiento o con paseadores.
Con la actualización de la Ley de Protección a los Animales se cumple con la estrategia mundial de bienestar animal en la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), del cual nuestro país es miembro.
La iniciativa de ley surgió a tras el caso de Adriana Mondragón, quien en junio de 2022 denunció al campamento “You Can Dog Trainning” por negligencias en el cuidado de su perro “Maple”, que concluyeron en su muerte.
La Ley Maple tiene como objetivo proteger a los animales cuando estos se encuentren bajo el cuidado de pensiones, veterinarias y escuelas de adiestramiento, entre otros establecimientos, así como establecer responsabilidades a los tutores de animales.
Entre las modificaciones que se espera tenga la Ley de Protección a los Animales están:
Estos son solo algunos puntos, aunque las modificaciones también incluyen iniciativas relacionadas a procurar una vida libre de miedo, criterios de vacunación, esterilización, desparasitación, uso de collar o pechera, así como la inscripción al Registro Único de Animales de Compañía (RUAC).
Hasta el momento, estas modificaciones no han sido publicadas en la Ley de Protección a los Animales, pero ya están vigentes. Se espera que próximamente se actualice la legislación.
Con la reforma del 1 de marzo, el artículo 350 Ter del Código Penal de la Ciudad de México establece una pena de hasta 10 años por maltrato animal que acabe en muerte, de 5 meses a 1 año en la cárcel por abandono de un animal en vía pública y hasta 6 años en prisión por crueldad o maltrato.
Esta misma modificación establece un castigo de 2 a 4 años en la cárcel, junto con una multa que va de las mil a las 5 mil veces la Unidad de Medida y Actualización (UMA), es decir de 103 mil 740 a 518 mil 700 pesos, a quien “administre, establezca, organice o patrocine cualquier espacio destinado al sacrificio o a la matanza de animales sin la autorización, aviso o permiso de las autoridades competentes”.
Durante décadas, el PKK ha luchado con Turquía para ganar territorio para los kurdos de Medio Oriente.
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha decidido disolverse y deponer las armas, marcando el fin de un conflicto de más de cuatro décadas con Turquía que dejó más de 40.000 muertos.
La decisión se produjo tres meses después de que su líder, Abdullah Ocalan, preso desde 1999, hiciera un llamado a la disolución del grupo.
Turquía aún no ha hecho ningún anuncio oficial, pero la disolución representaría una gran victoria para el presidente Recep Tayyip Erdogan.
También tendrá importantes repercusiones en la región, especialmente en la vecina Siria.
El grupo, de raíces izquierdistas, fue formado a finales de los años 70 y lanzó una lucha armada contra el gobierno turco en 1984, reclamando un Estado kurdo independiente dentro de Turquía.
Los kurdos son uno de los pueblos originarios de las montañas y llanuras de Mesopotamia, una región que se extiende por el sureste de Turquía, noreste de Siria, norte de Irak, noroeste de Irán y suroeste de Armenia.
Se estima que entre 25 y 35 millones de kurdos viven en esta zona. Son el cuarto grupo étnico más numeroso de Medio Oriente (después de árabes, persas y turcos), pero no tienen un Estado-nación propio.
Durante siglos, los kurdos vivieron bajo el dominio del Imperio Otomano. Cuando este colapsó al final de la Primera Guerra Mundial, muchos kurdos comenzaron a considerar la creación de una patria propia, usualmente denominada “Kurdistán”. Los aliados occidentales vencedores contemplaron esa posibilidad en el Tratado de Sèvres de 1920.
Sin embargo, este fue reemplazado en 1923 por el Tratado de Lausana, que fijó las fronteras de la Turquía moderna y no incluyó ninguna disposición para un Estado kurdo.
Los kurdos quedaron como minoría en todos los países donde habitaban. Durante los siguientes 80 años, todos los intentos kurdos por establecer un país independiente fueron reprimidos.
Los kurdos representan entre el 15 % y el 20 % de la población de Turquía.
En respuesta a los levantamientos ocurridos en las décadas de 1920 y 1930 en Turquía, muchos kurdos fueron reubicados, se prohibieron los nombres y vestimentas kurdas, se restringió el uso del idioma kurdo, e incluso se negó la existencia de una identidad étnica kurda, denominando a estas personas como “turcos de las montañas”.
En 1978, Abdullah Ocalan -un activista político de izquierda originario del sureste de Turquía- fundó el PKK, que abogaba por la creación de un Estado independiente dentro de Turquía. En 1984, el grupo inició una lucha armada.
Desde entonces, aproximadamente 40.000 personas han muerto en Turquía y en zonas de Siria e Irak cercanas a la frontera turca, como consecuencia del conflicto entre el PKK y las fuerzas de seguridad turcas. Cientos de miles de personas han sido desplazadas dentro de Turquía.
El PKK ha sido calificado como grupo terrorista en Turquía, Estados Unidos, Reino Unido y países de la Unión Europea.
En la década de 1990, el PKK dio marcha atrás en sus demandas de un Estado independiente, y comenzó -en cambio- a pedir una mayor autonomía para los kurdos.
En una entrevista con la BBC en 2016, el líder militar del PKK, Cemil Bayik, declaró:
“No queremos separarnos de Turquía y formar un Estado. Queremos vivir dentro de las fronteras de Turquía, en nuestra propia tierra, con libertad”.
“La lucha continuará hasta que se reconozcan los derechos innatos de los kurdos”, añadió.
Sin embargo, Turquía sostiene que el PKK “intenta crear un Estado separado dentro de Turquía”.
A mediados de los años noventa, se produjeron intensos combates entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK. Miles de aldeas fueron destruidas en el sureste y este de Turquía -zonas de mayoría kurda-, lo que obligó a cientos de miles de kurdos a huir hacia ciudades en otras partes del país.
El grupo pidió participar en la vida política de Turquía, mayor reconocimiento de los derechos culturales de la población kurda del país y la liberación de sus miembros encarcelados.
Turquía se negó a negociar con el PKK y ofreció únicamente una amnistía limitada a sus miembros.
Entre 2009 y 2011, el PKK y el gobierno turco mantuvieron conversaciones secretas en Noruega, pero estas fracasaron.
En marzo de 2013, Ocalan anunció un nuevo alto el fuego tras mantener diálogos con el gobierno, y pidió a las fuerzas del PKK que se retiraran de Turquía. Sin embargo, ese alto el fuego se rompió en julio de 2015.
Desde 2015, más de 7.000 personas han muerto en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los combatientes del PKK en Turquía e Irak, según la organización de investigación Crisis Group.
Los combates fueron especialmente intensos en 2015 y 2016, y ocurrieron principalmente en el sureste de Turquía.
Para 2019, las fuerzas de seguridad turcas habían expulsado a muchos militantes del PKK fuera del país, y la mayor parte de los enfrentamientos se ha trasladado desde entonces a la región autónoma del Kurdistán, en el norte de Irak, y al norte de Siria.
En Siria, las tropas turcas (junto con una milicia aliada llamada Ejército Nacional Sirio) también han estado combatiendo a las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG), lideradas por kurdos, a las que Turquía considera la rama siria del PKK.
Pero desde octubre de 2024, el gobierno turco -junto con Devlet Bahceli, líder del ultraderechista Partido del Movimiento Nacionalista- ha estado manteniendo conversaciones con el PKK, que han incluido visitas a Ocalan en la prisión de la isla de Imrali, una cárcel de alta seguridad en el mar de Mármara.
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