El agente ministerial Arturo Iván V.S., quien baleó de muerte a un conductor estadounidense en Ciudad Juárez, Chihuahua, fue presentado ante un Tribunal de Control este miércoles 8 de enero donde fue acusado del delito de homicidio simple y doloso, pero con la atenuante de “un exceso en el cumplimiento del deber” en legítima defensa.
La atenuante significa que la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chihuahua considera que el policía no actuó ilegítimamente solo que se excedió. En caso de que el asunto llegue a sentencia, esta consideración permitirá que la pena que reciba el agente sea reducida.
La víctima Julián Alfredo Rodríguez Medina, ciudadano estadounidense de 20 años y enfermero de profesión, fue atacado con un arma AR-15, presentó siete heridas y murió al sufrir una laceración encefálica, se informó en la audiencia judicial.
Este miércoles, el juez de Control Erick Robles Chávez, declaró legal la detención del policía, le impuso la medida cautelar de prisión preventiva por un año y programó la audiencia de vinculación o no a proceso para el 13 de enero a las 11 de la mañana.
Al iniciar la audiencia, en la sala 22 de la “Ciudad Judicial”, una agente del Ministerio Público, de la Dirección de Inspección Interna de la FGE, solicitó al juez que se declarara de legal la detención de su compañero, para ello dio lectura a la entrevista ministerial realizada a la acompañante del agente, a Brenda Nayeli Castañeda Esparza.
La testigo, quien también es agente del Ministerio Público y pareja sentimental del policía Arturo Iván, dijo que el domingo 5 de enero ambos se encontraban en la calle 21 de Marzo trabajando en la carpeta de investigación 371-25-233 relativa a una violencia familiar y con detenido.
Castañeda había tocado en la casa marcada con el número 3038 de la calle 21 de Marzo y hablaba con la persona que atendió, Raúl Salas Chávez. Mientras el ahora acusado brindaba seguridad perimetral, dijo la agente a cargo del caso al juez de Control.
La testigo presencial escuchó el rechinar de llantas, volteó y pudo ver un automóvil Mustang, así como al agente Arturo Iván que les hacía señas a los ocupantes, para que bajaran la velocidad.
Brenda Nayeli también relató que vio que el conductor del Mustang –quien resultó ser el enfermero Julián Alfredo Rodríguez Medina–, casi embistió con el vehículo a su compañero, luego observó que el auto se echó de reversa, ‘quemó’ llanta.
También vio el momento en que el carro estaba sobre la calle Juan de la Barrera y cuando se dirigía hacía el agente ministerial. Fue entonces que ella se encaminó a la unidad oficial, escuchó de tres a cuatro impactos de bala y presionó el botón de pánico para pedir ayuda.
La fiscal le indicó al juez que la detención del agente Arturo Iván V.S. se formalizó a la 1:02 de la tarde del domingo 5 de enero luego de que los acompañantes de la persona fallecida lo reconocieron como el responsable, de que se aseguraron dos armas de fuego del policía y se tuviera a la vista el cadáver de la víctima.
En su turno y ante la petición de que se declarara de legal la detención y retención del policía Arturo Iván, el abogado defensor, Irving Almaraz Ortiz, argumentó que respecto a la hora de detención había una discrepancia de casi dos horas y media, entre los reportes oficiales y los datos de la plataforma del Registro Nacional de Detención (RND).
El defensor afirmó que en el RND la hora que se informaba como detención era las 3:38 de la tarde y en los oficios la 1:02 de la tarde. Agregó que el MP está obligado a documentar los mismos datos ya que el objeto de la Ley Nacional de Registro de Detenciones es evitar violaciones a los derechos humanos.
Al final el juez consideró que estaban satisfechos los plazos constitucionales para considerar legal la detención y la retención de 48 horas que hizo el MP, indicando que efectivamente los registros deben ser inmediatos para evitar privaciones ilegales, pero -enfatizó- darle validez a la argumentación de la defensa impediría conocer la verdad histórica de los hechos y hacer justicia, además considero las diferencias en el huso horarios entre cada ciudad y al ser una plataforma nacional, así como las fallas propias del Internet.
Por lo que la diligencia avanzó a la formulación de cargos.
En esa etapa, la representante social le informó al acusado que la Fiscalía sigue una investigación en su contra porque el 5 de enero al estar en horario de labores y con motivo de sus funciones, como policía de investigación de la AEI, ante una situación de extremo peligro “se vio en la necesidad de utilizar la violencia siendo su único medio de defensa el arma de cargo AR-15 calibre .223”.
El agente estatal realizó varios disparos que perforaron el vidrio trasero del auto Mustang modelo 2002 con matrículas 827 XHW del Estado de Nuevo México, e impactaron a Julián Alfredo Rodríguez quien iba como conductor, dijo la fiscal.
El ahora detenido, realizó varias señas de alto al conductor y a sus dos acompañantes, pero estos hicieron caso omiso y condujeron hacía la humanidad del agente estatal y también comandante del K9.
Al ver a uno de los pasajeros “encapuchado y ante las circunstancias de código rojo por los recientes hechos” el policía disparó, dijo la representante social.
Las detonaciones de arma de fuego se hicieron cuando el automóvil avanzaba hacia adelante, después de haber ido en reversa.
La fiscal refirió que el servidor público incurrió en un exceso en el cumplimiento de un deber legal.
“El tripulante iba ya a la huida y usted continuó la agresión hacía la parte trasera del vehículo, sin proteger ni garantizar el derecho humano, ni el derecho a la vida de las personas”, acusó la fiscal de la Dirección de Inspección Interna de la FGE.
La acusación fue escuchada en silencio por el policía Arturo Iván, quien permanecía sentado en el área del público, detrás de sus abogados, y se observó triste y con los ojos llorosos al momento que inició la diligencia.
Los hechos se clasificaron como homicidio simple, doloso y también con una atenuante contemplada en los artículos 28 fracción IV y 80 del Código Penal.
En el Artículo 28 apartado IV se refiere a la legítima defensa, indicando “se repela una agresión real, ilegítima, actual o inminente, protegiendo bienes jurídicos propios o ajenos, de la cual resulte un peligro inmediato, siempre que no haya podido ser fácilmente evitada, exista necesidad racional del medio empleado para repelerla, no mediara provocación suficiente por parte del que se defiende o que el daño que iba a causar el agresor no hubiese podido ser fácilmente reparado después por medios legales”.
En el Artículo 80 se indica que al existir un exceso en el cumplimiento del deber se impondrá “la cuarta parte de las penas o medidas de seguridad, correspondientes al delito de que se trate”.
Lee aquí completa la nota de La Verdad Juárez.
Elvis Presley fue el catalizador de una revolución cultural que sirvió de plataforma para la expresión juvenil y su actitud de rebeldía. Te contamos diez cosas que forjaron su vida y mito.
Elvis Presley, considerado por muchos como el indiscutible “rey del rock and roll“, cumpliría 90 años este miércoles 8 de enero.
Es difícil concebir que el mítico cantante que cautivó a millones en todo el mundo con una nueva moda musical expresada con una profunda y sentida voz, exuberancia física y extremo atractivo pudiera llegar algún día a ser un débil y arrugado anciano.
Pero la imagen imperecedera de Presley, que falleció el 16 de agosto de 1977 a los 42 años, quedó congelada en el tiempo, reforzada por la continua venta de sus discos en todos los formatos, retransmisión de sus películas, infinita reproducción de sus fotos, libros, nuevos filmas biográficos e incontables imitadores.
Aunque recientemente ha habido un revisionismo sobre sus méritos musicales, su supuesta apropiación cultural y su postura ambigua frente a la tensión política y social de la época en EE.UU., la leyenda de Elvis no se ha atenuado.
Todo lo contrario, sigue siendo un referente imprescindible en la historia del rock and roll.
Elvis Presley popularizó ese género musical, fue el catalizador de una revolución cultural que sirvió de plataforma para la expresión juvenil y su actitud de rebeldía.
Como comentó el guitarrista Keith Richard de los Rolling Stones al hablar sobre el momento en que escuchó a Elvis por primera vez, “el mundo era en blanco y negro y se transformó en tecnicolor”.
Aquí te contamos 10 hechos que forjaron la vida y mito de Elvis Presley.
Elvis Aaron Presley nació el 8 de enero de 1935 en una diminuta cabaña de dos cuartos en el pequeño y plácido pueblo de Tupelo, Mississippi, en el sur profundo de EE.UU. Fue un parto doble; su mellizo, Jesse Garon, fue mortinato.
Era un entorno pobre. Su padre, Vernon, se ganaba la vida intermitentemente como carpintero, pintor o criador de cerdos. Su madre, Gladys, trabajaba en una fábrica de confección, pero sufría de mala salud.
Como único hijo, Gladys sobreprotegía a Elvis, y para él, su madre lo era todo.
Para un individuo que conquistó al mundo con sus espectáculos extravagantes, sorprende que Elvis fuera un niño excesivamente tímido.
Hay relatos que dicen que en la escuela tenían que empujarlo al escenario para que cantara durante una presentación.
“Nada sobresalía en Elvis”, le dijo a la BBC Guy Harris, un amigo de la infancia, en 2016. “Nadie se sorprendió más que yo cuando hizo lo que hizo”.
Elvis se crio rodeado de la comunidad negra de la cual absorbió mucho de su cultura y expresividad.
Pero como un hombre blanco, pobre, del sur, también estuvo influido por la música campesina, y el fundamentalismo religioso de su familia lo expuso a los himnos Góspel de la iglesia.
De alguna manera logró fusionar todas estas fuentes en un estilo muy particular de cantar y, una vez que su familia se mudó a Memphis, Tennessee, el adolescente entró un día en un estudio discográfico supuestamente para grabar una canción para su mamá.
El productor del estudio, Sam Phillips, siempre estaba atento a que algún cantante blanco pudiera interpretar la música negra que su sello promovía.
Después de unos intentos infructuosos, Elvis se destapó y cantó el tema That’s Alright con una desinhibición que lo dejó boquiabierto.
Phillips había encontrado el sonido e intérprete que buscaba. Había nacido una estrella.
El ascenso de Elvis fue meteórico. Después del éxito de That’s Alright, se lanzaron más discos con su voz y firmó un importante contrato con la disquera RCA Victor.
Acompañó el lanzamiento de sus canciones con presentaciones donde, de una manera instintiva, empezó a menear las caderas y sacudir las piernas en un despliegue que particularmente cautivaba a las jóvenes fanáticas que respondían a gritos. Para entonces, la prensa lo empezó a apodar “Elvis la Pelvis”.
Su mánager, el coronel Parker, empezó a coordinarle presentaciones en la televisión, y el 6 de enero de 1957, fue invitado al Show de Ed Sullivan, el más prestigioso de la TV estadounidense.
Pero los productores, atemorizados por el escándalo que sus sensuales movimientos podrían desatar, prohibieron a las cámaras filmarlo más abajo de la cintura.
Parte de la imagen icónica de Elvis era su copete negro azabache y el rostro enmarcado por gruesas patillas del mismo color. Pero pocos saben que Elvis Presley era naturalmente rubio.
Aunque entrado en su adolescencia su pelo se tornó más oscuro, el cantante sentía que el negro haría resaltar más sus ojos azules. Al principio de su carrera, por falta de fondos, se lo teñía con crema de lustrar zapatos.
Más tarde, interesado en incursionar en el cine, sus ídolos eran Marlon Brando y Tony Curtis.
Este último le recomendó que se delineara el párpado de los ojos con lápiz negro para acentuarlos aún más. Un truco de maquillaje escénico que incorporó también.
Para 1958, Elvis Presley había alcanzado una fama internacional sin precedentes; con múltiples discos en los primeros puestos de las listas, había rodado varias películas y vivía en su nueva mansión de Graceland, en Memphis.
Sin embargo, el ejército lo requería para prestar el servicio militar obligatorio.
La prensa siguió atentamente todos los pasos de su conscripción. Cumplió su entrenamiento básico en una base militar en Texas, donde le dieron licencia para salir a grabar unos temas.
También se le permitió asistir al funeral de su madre, que murió de hepatitis, un golpe del cual el cantante nunca se pudo recuperar.
Luego fue desplazado a Alemania para cumplir el resto de su servicio, donde Elvis insistió en ser tratado como un soldado común y corriente, cumpliendo órdenes y tareas como todos.
Aunque oficialmente no estaba autorizado a entretener a las tropas, sí aprovechó para tocar el piano y cantarles a sus amigos y compañeros de armas; la única vez que lo hizo fuera de EE.UU.
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Mientras estaba en Alemania, en una fiesta conoció a Priscilla Beaulieu, la hijastra de un oficial de la Fuerza Aérea estadounidense desplegado en la base de Wiesbaden. Ella tenía apenas 14 años y Elvis era 10 años mayor.
A pesar de las objeciones iniciales de su familia, Priscilla salió con Elvis varias veces. Cuando él terminó su servicio y regresó a EE.UU. convenció a los padres de Priscilla para que la dejaran visitarlo en Graceland.
Finalmente, la joven se quedó a vivir allí con la promesa de que terminaría su escuela y bajo el compromiso de matrimonio cuando cumpliera la mayoría de edad.
Hoy en día, esa relación catalogaría al cantante como un depredador sexual, pero en su biografía y posterior película basada en ésta, Priscilla implica que no tuvieron sexo antes de que ella cumpliera 18 años.
Se casaron unos años después, pero Elvis le fue infiel en sendas ocasiones con sus coestrellas del cine. Se divorciaron seis años después. Tuvieron una hija, Lisa Marie, que murió en 2023.
En 1965, había otro fenómeno musical que se había tomado el mundo: The Beatles.
Irónicamente, el cuarteto era parte de la llamada “invasión británica” a EE.UU. de grupos de rock motivados por Elvis.
Para George, John, Paul y Ringo, Elvis era su ídolo y primera influencia así que, durante una gira, sus respectivos representantes organizaron una reunión entre ellos. No querían atraer publicidad, así que fue en secreto.
Se reunieron en una mansión en Beverly Hills pero, al comienzo, parecían mutuamente intimidados y la conversación era inocua, hasta que sacaron unos instrumentos y se pusieron a improvisar canciones.
“Los muchachos encontraron que podían conversar mejor con sus guitarras”, expresó Tony Barrow, quien era el agente de prensa de los Beatles y uno de los presentes.
“La música era su punto de encuentro natural, su medio más inteligente de comunicación”.
Desafortunadamente, no existen fotos ni grabaciones de ese momento histórico.
A pesar de estar opacado por otras estrellas del rock and roll con los que la juventud se identificaba más, Elvis tenía un último as en la manga.
A comienzos de 1968, decidió grabar un gran especial de televisión en el que consolidaría todo su repertorio y estilos musicales que se trasmitiría en diciembre de ese año.
Titulado simplemente Elvis, se conocería como el “Especial de Regreso”, un programa de una hora, con lujosa escenografía y un público invitado, que fue un mosaico de las diferentes facetas de su carrera artística incluyendo sus canciones románticas y de góspel.
Pero fue el segmento en el que Elvis apareció vestido de pies a cabeza en cuero negro, con una guitarra, lúcida y enérgicamente tocando sus éxitos de rock and roll lo que causó un impacto memorable.
Tanto el artista, como los entendidos y la prensa lo consideran el momento culminante de Elvis Presley.
Había regresado a sus raíces, había recuperado su imagen de ídolo y se había vuelto a poner la corona el rey del rock and roll, aunque fuera por ese breve momento.
Uno de los momentos más surrealistas sucedió en 1970, cuando Elvis se propuso encontrarse con el entonces presidente de EE.UU. Richard Nixon y regalarle personalmente una pistola Colt 45.
Aunque el conservador Nixon no tenía mucho interés en Presley, la cita se pactó. Ambos estaban pasando por una situación similar; el mandatario lidiaba con la problemática guerra en Vietnam y la estrella con su progresiva irrelevancia cultural.
Encontraron temas comunes, como la soledad del poder, la sospecha del comunismo y la guerra contra las drogas.
Aunque Elvis no pudo entrar a la Casa Blanca con la pistola de regalo, solicitó que Nixon le diera una insignia de agente antinarcóticos y así sucedió. Algo curioso, teniendo en cuenta que Elvis, aunque no bebía ni consumía alucinógenos, sí era adicto a los fármacos de receta médica.
La decadencia de Elvis fue patética. A pesar de tener una temporada de conciertos lucrativos en Las Vegas a principios de los 70, no era ni la sombra del artista que había estremecido el mundo de la música.
Para 1977 era una grotesca caricatura de sí mismo. Padecía de una soledad profunda, adicto a fármacos y sufriendo de sobrepeso, insomnio y estreñimiento.
Controlado por el coronel Parker (más un explotador y encantador de serpientes que un fiel asociado), cumplía a tropiezos con sus compromisos musicales, en medio del estupor y la torpeza mental.
La tarde del 16 de agosto de 1977, su novia Ginger Alden lo descubrió muerto, víctima de una arritmia cardíaca, en el piso del baño de su mansión Graceland.
Allí mismo está su tumba, que es visitada por miles de viejos y nuevos fanáticos que hacen el peregrinaje a Memphis.
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