La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, defendió el nombramiento de Jorge Luis Lavalle Maury como secretario de Desarrollo Económico, pese a estar relacionado con el caso Odebrecht.
En un video, Sansores dijo que no existen pruebas que señalen a Lavalle, por lo que no puede decir que sea culpable. Incluso consideró que el tiempo que el exsenador del PAN pasó en prisión fue una injusticia.
“Jorge Lavalle es campechano, para empezar, y cuando se comete un caso de injusticia contra un capechano pues créame que con mayor razón nosotros damos la cara”, dijo.
La mandararia mencionó que siempre va a defender lo que cree justo y consideró que el nombramiento es un acto de reivindicación.
“En un acto de reivindicación, hoy es Secretario de Economía del estado. Está inyectando un dinamismo que a Campeche le urge en materia económica. Cumplirá la encomienda: tiene la motivación, la preparación y el talento”.
La gobernadora dijo que Lavalle llegó a su gabinete luego de que el anterior secretario, Fernando Gamboa enfermara y el exsenador ya estaba asesorando al gobierno de Campeche en temas económicos.
También destacó su amistad desde años atrás.
“Jorge me apoyó en momentos en los que yo era una senadora de oposición y nadie nos ayudaba. Seré solidaria con quien ha sido solidario”.
Ante los señalamientos sobre el caso Odebrecht, Sansores insistió en que no existe una sola prueba en su contra y que “los dos procesos legales que tuvo ya han concluido y los tiempos han sido agotados”.
Siempre voy a defender lo que creo justo!@JLavalleMaury es campechano y cuando se comete una injusticia con un campechano, con mayor razón doy la cara.
No hay una sola prueba en contra de él, los dos proceso legales que tuvo ya han concluido y los tiempos han sido agotados.… pic.twitter.com/935u2TGXKb
— Layda Sansores (@LaydaSansores) December 18, 2024
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Algunas de las declaraciones relacionan a Lavalle con los presuntos sobornos que se dieron durante el gobierno del expresidente, Enrique Peña Nieto, para que legisladores de oposición aprobaran la reforma energética.
En noviembre de 2020, Rafael Caraveo Opengo, quien era secretario técnico de la Comisión de Administración del Senado, confesó ante la Fiscalía General de la República (FGR) que acudió siete veces a recoger 15 maletas llenas de dinero a una oficina alterna de Pemex, presuntamente por orden del expanista.
El juez federal Marco Antonio Fuerte Tapia consideró que las pruebas iniciales presentadas por la FGR eran suficientes para presumir que Lavalle pudo haber participado en esa trama delictiva.
Ordenó que el exsenador se quedara preso de forma preventiva en el Reclusorio Norte mientras duraba el proceso y autorizó un periodo de tres meses para que se complementaran las investigaciones antes de ir a juicio.
El 17 de septiembre salió de prisión luego de que el juez federal revocara la medida cautelar debido a problemas de salud del político
En ese momento, Lavalle tuvo que cumplir con las disposiciones del juez para llevar su proceso en libertad, quien le ordenó el uso de un brazalete electrónico para monitorear su ubicación, no puede abandonar el país, entregó su pasaporte y tenía que presentarse cada 30 días en la Unidad de Medidas Cautelares.
La pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, pero con algunos métodos se puede solucionar.
Piensa: ¿cuántas veces demoraste en arrancar con esa tarea pendiente? O en, por fin, apuntarte a ese curso que te encanta.
En ocasiones, la pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, o las retrasamos tanto que al final perdemos un valioso tiempo en el que podríamos estar disfrutando.
Hay muchos motivos que nos pueden llevar a esto. Pero también soluciones.
Para ello, los japoneses tienen un montón de técnicas que nos pueden ayudar a superar la pereza y encontrar una motivación. Acá te las contamos.
Sin traducción directa del japonés, este término representa la idea de la felicidad de vivir. Es, esencialmente, la razón por la que te levantas cada mañana.
Para quienes en Occidente están más familiarizados con el concepto, se le asocia frecuentemente con un diagrama de Venn con cuatro cualidades que se superponen: lo que amas, para lo que eres bueno, lo que necesitas y por lo que te pueden pagar.
Ken Mogi, neurocientífico y autor de “Awakening Your Ikigai”, dice que el ikigai es un concepto antiguo y familiar para los japoneses, que puede traducirse simplemente como “una razón para levantarse por la mañana” o, más poéticamente, “despertarse con alegría”.
Y la psicóloga japonesa Michiko Kumano (2017) ha dicho que el ikigai es un estado de bienestar que surge de la devoción a las actividades que uno disfruta, lo que también trae consigo una sensación de plenitud.
En pocas palabras: busca algo que te motive cada día, que sea una razón para moverte. Puede ser desde tener un pequeño espacio con plantas, cuidar una mascota a aprender cada día algo nuevo.
La filosofía de Kaisen se basa en realizar pequeños cambios y mejoras constantes en todas las áreas de la vida.
Esto va contra el pensamiento de querer manejar con destreza algo desde el primer día. Algo que, además de imposible, genera mucha frustración y puede hacer que abandonemos aquello que nos proponemos hacer.
El modo de aplicar esto es establecerse pequeñas metas diarias, fijarte en las pequeñas mejoras. El secreto es comprometerte a dar al menos un paso que te acerque a esto.
Estos pequeños pasos te ayudarán a vencer la inercia y crear un impulso constante hacia la productividad. Y también encontrar los detalles a mejorar poco a poco.
Esta técnica se remonta al periodo de posguerra en Japón y, por ejemplo, en la página web de la conocida empress Toyota reconocen este sistema como uno de sus principios básicos del sistema de producción.
La traducción al español es, a grandes rasgos, mejora continua. “Kai” significa “cambio” y “zen” significa “para mejor”. Es una filosofía que ayuda a garantizar la máxima calidad, la eliminación de desperdicios y mejoras en la eficiencia, tanto en equipos como en procedimientos de trabajo.
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Cuando una tarea se nos hace complicada de hacer, bien porque nos es pesada o porque requiere concentración, esta técnica puede servirnos.
Si bien la técnica la inventó el italiano Francesco Cirillo a finales de la década de 1980, es algo muy usado en Japón para aumentar la productividad y llevar de un modo más ameno las tareas diarias. Se conoce como” pomodoro”, en referencia a unos aparatos con forma de tomate para contar los minutos.
Matthew Bernacki, profesor asociado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos cuenta a la BBC que esta técnica, por bloques, es buena para no sufrir distracciones.
Por ejemplo, marca 25 minutos en el reloj y, en ese periodo, dedícate exclusivamente a estudiar un contenido o a hacer una tarea, ya sea intelectual o física, y desconectándote de todas las distracciones.
Después, tienes cinco minutos para recompensar a tu cerebro con alguna distracción, por ejemplo, tomando un tentempié o consultando tus mensajes. Y luego vuelves para otro bloque de 25 minutos de estudio.
Esta técnica ayuda no sólo a evitar la pérdida de tiempo con distracciones, sino también a mantener el cerebro motivado con la perspectiva de una “recompensa”.
“No pongas en la panza -Hara- más del 80 % de lo que querrías comer (Hachi Bu)”.
Eso es lo que, más o menos, significa esta técnica que, básicamente consiste en que no te hinches de comer hasta llenarte.
Y, ¿qué tiene esto que ver con la productividad y la pereza? Solo piensa en cómo te sientes después de una comida copiosa, en la que quedaste lleno. Con ganas de una siesta, ¿cierto?
La solución sería esta técnica, que tiene su origen en la ciudad de Okinawa, donde la gente usa este consejo como una forma de controlar sus hábitos alimenticios.
La psicóloga Susan Albers, PsyD, dice que este enfoque es útil porque te indica que dejes de comer cuando te sientas apenas lleno.
Cuando mires tu plato, explican desde la Cleaveland Clinic, decide qué cantidad te haría sentir lleno y luego calcula cómo sería el 80 % de esa cantidad. Quizás sean dos tercios de la comida de tu plato. Intenta sentirte satisfecho y no tener hambre, en lugar de sentirte lleno.
Este concepto proviene del budismo zen y significa “mente de principiante”.
Esta idea proviene del monje Shunryū Suzuki, quien escribió: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades. Pero en la del experto hay pocas”.
Esta técnica se trata de tomar cada cosa que hagamos con una actitud abierta, sin prejuicios o preconcepciones independientemente del nivel de experiencia que ya tengamos en ese tema. Exactamente igual que como haría un principiante.
Esto, por un lado, permite que aceptemos que no sabemos todo. Varios estudios científicos han demostrado que esta postura de modestia es muy beneficiosa para la persona que la adopta, según reporta Forbes India.
¿Por qué? Porque el acercarse a algo con curiosidad y con la mente abierta también nos lleva a perseverar en algo, ser innovador y atrevernos.
El término wabi-sabi no solo es intraducible, sino que es considerado indefinible en la cultura japonesa.
Es un término que se originó en el taoísmo durante la dinastía Song en China (960 -1279) y luego se transmitió al budismo zen.
Inicialmente se vio como una forma de apreciación austera y restringida. Hoy, el término encapsula una aceptación más relajada de lo transitorio, la naturaleza y la melancolía, que da cabida a lo imperfecto y lo incompleto en todo, desde la arquitectura hasta la cerámica y los arreglos florales.
“Mientras nos esforzamos por crear cosas perfectas y luego luchamos por preservarlas, negamos su propósito y nos perdemos de la alegría que viene con el cambio y el crecimiento”, escribe Lily Crossley-Baxter en un artículo de BBC Mundo.
Y, a la hora de centrarnos en la productividad o en hacer alguna tarea o hobbie, se basa en abrazar la imperfección en vez de estresarnos con los detalles. O, en otras palabras: “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.
Porque mientras nos empeñamos en que algo quede perfecto, fijándonos en cada pequeña minucia, posiblemente estamos perdiendo un tiempo precioso.
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