Crispín Jesús Mariscal Ávila, de 29 años, salió la noche del pasado 24 de septiembre con unos amigos, a pesar de que la ciudad de Culiacán para ese entonces ya llevaba semanas asediada por los balazos de los sicarios del cártel de Sinaloa.
–Yo le decía a mi hijo: ‘Están ‘levantando’ a muchachos. No te vayas a salir a la calle, está demasiado peligroso ahorita’.
La madre de Crispín, que pide que no se mencione su nombre por temor al crimen organizado, cuenta con mucho cansancio y frustración que, especialmente desde que inició la confrontación al interior del cártel tras la supuesta traición de uno de los hijos de El Chapo Guzmán al capo Ismael ‘El Mayo’ Zambada, que fue detenido a finales de julio por las autoridades estadounidenses, le estuvo insistiendo a su hijo para que extremara precauciones y no saliera de su vivienda en la colonia Nueva Galaxia más que para trasladarse a su trabajo como ayudante de albañil.
–Pero ya ve cómo son los jóvenes –dice la mujer lanzando un suspiro–. No escuchan, ni hacen caso, ni tampoco miden el peligro.
La noche del 24 de septiembre, Crispín esperó a que su madre se durmiera y aprovechó el descuido para, desoyendo sus consejos, salir de la casa y reunirse con unos amigos. Hacía solo 15 días que, el 9 de septiembre, comenzaron los enfrentamientos entre los dos bandos del cártel de Sinaloa, tras la captura de ‘El Mayo’ a finales de julio.
Desde aquella noche, nadie ha vuelto a saber de Crispín. No ha mandado ni ha respondido a los insistentes whatsapps de su familia, ni las llamadas telefónicas. Tampoco nadie se ha puesto en contacto con la familia para exigir algún rescate como parte de un secuestro exprés, ni para ofrecer alguna pista de su paradero.
Esa noche, el joven pasó a engrosar la lista oficial de 105 niños, niñas, adolescentes y jóvenes de hasta 29 años que, en tan solo los dos últimos meses, han desaparecido en Sinaloa y continúan en paradero desconocido.
–Quizá (los del crimen organizado) se lo llevaron para trabajar, no lo sé –responde lacónica la señora, cuando se le pregunta qué cree que pudo haberle sucedido a su hijo.
–Pero hemos andado preguntando aquí y allá y nadie sabe nada. Estamos desesperados.
La madre de Crispín cuenta que en este mes, junto con su otra hija y sus hermanos, han tenido que tragarse el miedo y salir por sus propios medios a buscar y a pegar letreros por las calles y las colonias de Culiacán. Una tarea de alto riesgo en una ciudad que, ahora mismo, es de las urbes más violentas de México.
Tan solo en Culiacán durante el pasado fin de semana del 26 y 27 de octubre, se registraron 17 asesinatos, mientras que en los últimos dos meses suman más de 200 homicidios –al menos 6 al día–, más de 200 familias desplazadas de las comunidades, y más de 1 mil 800 empleos destruidos por el cierre de negocios y locales, esto último de acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC).
Hasta ahora, la familia del joven ha rastreado el centro histórico de la ciudad, el malecón, y las colonias más alejadas que están cerca “de los montes”, ahí donde los enfrentamientos entre la ‘mayiza’ y la ‘chapiza’ han sido muy recurrentes, al igual que en diferentes carreteras del municipio y de localidades vecinas, como la Culiacán-ElDorado, donde el pasado 25 de octubre fueron hallados 4 hombres sin vida, todos amarrados de pies y manos.
–Pero solo podemos buscar hasta las cinco de la tarde, antes de que se haga de noche, porque a las 7 ya todos nos tenemos que resguardar en las casas. Y no solo nosotros –añade la señora–. A esa hora es el toque de queda. Hasta los muchachos que salen de la prepa a las 7, ahora tienen que salir antes, como a las 5. Todos nos tenemos que resguardar temprano.
A pesar de las búsquedas, la mujer lamenta que hasta el momento no han obtenido ni una pista de su hijo de 29 años, y que las autoridades ministeriales, completamente rebasadas en la entidad por el estallido de violencia a raíz de la ‘guerra interna’ en el cártel de Sinaloa, tampoco les han dado resultados.
Por ello, la señora dice que no puede evitar regresar en su mente a la noche del pasado 24 de septiembre, cuando una y otra vez le repetía a Crispín: “No te salgas, hijo. Por favor, no salgas a la calle. Ahorita Culiacán está muy peligroso”.
La violencia en Sinaloa, y de manera particular en su capital, Culiacán, no solo está generando un impacto en cuanto a personas asesinadas y el cierre de negocios y locales por las balas, sino también en la niñez y juventud de la entidad.
Luego de que el 9 de septiembre pasado estallara un conflicto al interior del cártel de Sinaloa tras el supuesto ‘secuestro’ del capo Ismael ‘El Mayo’ Zambada a manos de uno de los hijos de El Chapo Guzmán para entregarlo a las autoridades estadounidenses, en menos de dos meses suman ya 152 denuncias por desaparición de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de hasta 29 años en la entidad; de las cuales, 105 continúan vigentes y 7 más fueron resueltas tras encontrar muertos a los jóvenes.
Esos 105 casos de menores y de jóvenes que actualmente continúan desaparecidos en Sinaloa representan casi el 50% de los 211 vigentes que, en total –es decir, incluyendo de los 0 a los 80 años–, suman en la entidad.
O en otras palabras: en estos casi dos meses de ‘guerra’ entre ‘mayitos’ y ‘chapitos’, 1 de cada 2 personas que están desaparecidas hoy en Sinaloa es un joven.
Asimismo, si se compara el bloque del 1 de septiembre y el 29 de octubre del año pasado, con el mismo periodo de este año, los datos oficiales de la Secretaría de Gobernación arrojan que las desapariciones de adolescentes y jóvenes en Sinaloa se dispararon 154%. De 59 denuncias, se pasó a 150.
Por grupos de edades, los jóvenes de 22 años, con 19 casos (2 son mujeres), son los que registran más desapariciones activas en la entidad; le siguen los jóvenes de 24 y 26 años, con 15 casos en ambos bloques, mientras que hay 12 casos de jóvenes de 20 que siguen desaparecidos, y otros 11 que tienen solo 18 años. Asimismo, en otros 19 casos que siguen activos, los desaparecidos tienen entre 0 y 17 años, es decir, son niños, adolescentes y menores de edad.
Por otra parte, Culiacán, la capital sinaloense donde se ha enfocado la violencia tras la detención del ‘Mayo’, registra la mayor cantidad de jóvenes desaparecidos: en menos de dos meses, 72 casos denunciados, de los cuales 53 continúan vigentes, el 74%. Y de los 19 casos ya resueltos, es decir, en los que se localizaron a los jóvenes, 7 fueron hallados sin vida.
En Mazatlán, la perla turística de Sinaloa que en los últimos días también se está viendo salpicada por la violencia desatada al interior del cártel, suma 54 denuncias por desaparición de niños y jóvenes.
Ante estas cifras oficiales, Reynalda Pulido, fundadora del colectivo Madres en Búsqueda por tu Regreso a Casa, explica en entrevista con Animal Político que si de por sí ya era muy complicado hacer labores de búsqueda en una ciudad como Culiacán, donde el crimen organizado tiene una fuerte presencia desde décadas atrás, hacerlo ahora, en plena ‘guerra’ entre ‘mayos’ y ‘chapos’, se ha vuelto una tarea casi imposible y de muy alto riesgo. Y una tarea, además, en la que denuncia que se ha ausentado durante muchos días la Comisión de Búsqueda local, debido a la situación de inseguridad generalizada en la entidad.
–Nosotros sí seguimos como colectivo buscando. Apenas el pasado 27 de septiembre localizamos 4 cuerpos en Villamoros –expone la activista, que busca desde 2020 a su hijo de apenas 16 años Javier Ernesto Vélez Pulido, cuando desapareció mientras hacía fila en una tortillería a manos de policías municipales y estatales en Culiacán.
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Por su parte, Miguel Calderón, representante de la sociedad civil en el Consejo Estatal de Seguridad Pública de Sinaloa, expone que si bien en la última semana han mejorado algunos aspectos de la seguridad en Culiacán, como que ya recuperaron a la policía local, o que el ‘auto toque de queda’ se haya alargado un poco para algunos locales, comercios y escuelas de la ciudad, aún continúan produciéndose situaciones graves.
–Nos preocupa mucho el tema de las desapariciones –subraya el activista–. Se están registrando cifras históricas, y sin contar con todos los casos que no se denuncian, pues en este delito la cifra negra siempre es muy alta. Hay gente que tiene mucho temor de poner una denuncia, o que aún tiene la esperanza de recuperar con vida a su ser querido, y decide mejor no reportar la desaparición ni ir a la Fiscalía a denunciar. Prefieren ir con la delincuencia directamente, o con conocidos (de la delincuencia) para tratar de recuperar a sus seres queridos.
Preguntado sobre por qué se estaría produciendo este aumento en los casos de desaparición tras el estallido interno en el cártel de Sinaloa, Calderón responde que no hay una respuesta oficial ni concreta, más allá de que, en efecto, las cifras reflejan un aumento sobresaliente.
–Quizá sea porque los integrantes del crimen organizado, de los diferentes bandos, buscan fuentes de información o generar bajas en el grupo contrario –plantea una hipótesis el activista–. Y por eso, algunos de esos desaparecidos sí regresan con vida, pero muchos otros, que suponemos eran parte de sus objetivos criminales, ya no lo hacen.
El magnate de origen sudafricano parece estar interesado en respaldar a un gobierno que le garantice bajas regulaciones a la innovación.
Zander Mundy estaba en medio de un día corriente en su oficina cuando escuchó la noticia: el multimillonario tecnológico Elon Musk estaba hablando en una escuela cercana en la localidad de Folsom, en el estado de Pensilvania.
“¿Cuándo viene a la ciudad el hombre más rico del mundo?”, recuerda haber pensado.
Con una población de poco menos de 9.000 personas, Folsom es un lugar tranquilo. Sus residentes evitan hablar abiertamente sobre política y los carteles de propaganda en los jardines son escasos y espaciados.
Mundy, de 21 años y quien trabaja como agente inmobiliario en un complejo de apartamentos, admite que no tenía previsto votar en las elecciones de noviembre.
Sin embargo, una vez que vio que al acto de Folsom acudía tanta gente, decidió ir también para conocer a Musk.
Mundy se inclina más por Donald Trump que por Kamala Harris para las elecciones del 5 de noviembre.
“[Si] alguien así te dice que estas son las elecciones que van a decidir nuestro futuro, no sólo debido a quién será el presidente durante los próximos cuatro años, sino por cómo será el mundo, creo que eso es enorme”, dijo a la BBC.
“Eso importa, es significativo”.
Musk, quien antes cultivaba una imagen de genio tecnológico excéntrico que estaba al margen de la política, ahora promete lealtad absoluta a Trump.
A plena vista del público estadounidense, el magnate sudafricano de 53 años ha invertido su tiempo, sus conocimientos operativos y su amplio bolsillo en intentar que el republicano sea elegido, una rareza entre la élite empresarial de Estados Unidos, que tradicionalmente prefiere influir en la política detrás de bastidores.
Es un enfoque radicalmente diferente al de los directores ejecutivos tradicionales, muchos de los cuales han sido más conocidos por celebrar cenas costosas y exclusivas para recaudar fondos o recibir a donantes potenciales en casas lujosas.
Por ello, la estrategia de Musk ha llevado a los analistas a hacer preguntas sobre sus motivaciones.
El enfoque político tradicional de los ejecutivos es “no estar en el centro de atención del público”, explica Erik Gordon, presidente del departamento de emprendimiento de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan.
“Musk lo hace en voz alta y con orgullo, y, por lo tanto, tal vez se convierte en un pararrayos”, añade.
America PAC, el comité de acción política de Musk que apoya a Trump, ya ha invertido más de US$119 millones en esta campaña electoral, según la organización sin fines de lucro Open Secrets.
Además, sus contribuciones convierten a Musk en uno de los mayores donantes individuales en la carrera presidencial. Estos aportes cumplen un papel vital en la campaña puerta a puerta de Trump en estados indecisos claves, donde la campaña busca movilizar a los votantes.
Steve Davis, un lugarteniente de Musk que ha trabajado para sus empresas, incluidas X, SpaceX y Boring Company, ha sido reclutado para ayudar en ese esfuerzo.
La inversión personal de Musk en la campaña es algo que Mundy notó rápidamente.
“Eso fue impactante para mí, que alguien realmente gaste tanto tiempo y dinero para influir en los votantes. Eso significa que lo hace por una razón”.
Algunos demócratas, como el senador de Pensilvania John Fetterman, llaman a su partido a no ignorar la amenaza que plantea Musk antes de las elecciones.
Fetterman cree que Musk atrae a un grupo demográfico de personas que lo ven como “innegablemente brillante” y entre quienes los tradicionales esfuerzos demócratas de acercamiento han resultado difíciles.
Desde que respaldó por primera vez a Trump tras el intento de asesinato en Butler, Pensilvania, el 13 de julio, Musk se ha convertido en un actor habitual de la campaña electoral, en la que a menudo advierte que sólo el expresidente puede “salvar” la democracia estadounidense.
En los últimos días de la carrera, Musk recorrió Pensilvania, un estado clave tanto para Trump como para Kamala Harris.
America PAC ahora reparte US$1 millón cada día, hasta la jornada de las elecciones, a un votante de forma aleatoria y sin importar su afiliación partidista, siempre que se haya registrado para votar y firme una petición.
En eventos organizados en los ayuntamientos de Harrisburg y Pittsburgh durante el fin de semana, por ejemplo, Musk entregó cheques gigantes como los de lotería a los ganadores, con multitudes entusiastas coreando el nombre de “Elon”.
Sin embargo, algunos cuestionan su motivación y sugieren que Musk y sus empresas se beneficiarán de la relación con Trump.
Uno de ellos es Matt Teske, director ejecutivo de la plataforma de carga de vehículos eléctricos Chargeway. En su opinión, el cambio político de Musk, fundador de Tesla, ha sido difícil para muchos en la industria de los vehículos eléctricos, pero no sorprende después de varios años de volverse cada vez más activo en el ámbito político.
“Creo que los intereses de Musk se centran, predominantemente, en un puñado de cosas que son importantes para él relacionadas con sus negocios, y las regulaciones gubernamentales son algo sobre lo que ha mostrado su preocupación”, dice.
Tesks señala que Musk “rechazó fuertemente” las restricciones implementadas durante la pandemia en California y a partir de ahí se alejó de los demócratas y se acercó a Trump.
El profesor Gordon, de la Universidad de Michigan, está de acuerdo. Dice que Musk se ve a sí mismo como alguien que ha sido frenado por los reguladores y siente que la intervención del gobierno ha sofocado el desarrollo de las tecnologías en las que se centra, como la conducción autónoma.
“Quiere estar en la frontera, un empresario salvaje que pueda abrir nuevos caminos y no quedarse estancado por las regulaciones, que tienden a retrasar 5, 10, 20 años los avances tecnológicos”, advierte.
“Musk quiere ir por el otro lado”, añade. “Quiere ir a Marte”.
Si gana en noviembre, Trump ha sugerido que Musk podría supervisar la “reducción de costos” en el gobierno estadounidense. Incluso si no hace exactamente ese trabajo, Musk estaría cerca de Trump gracias a su apoyo durante la campaña, creen los analistas, y podría tener una fuerte influencia en la toma de decisiones en su gobierno.
Musk ha dicho que estaría abierto a la idea de liderar un “departamento de eficiencia gubernamental” para poner fin al “estrangulamiento” de Estados Unidos por las leyes.
Esa posición, dicen los demócratas, podría presentar un complejo conflicto de intereses, dados los miles de millones de dólares en contratos gubernamentales que Musk ha recibido para SpaceX y Tesla.
“Eso es profundamente poco ético e ilegal”, afirma Lenny Mendonca, exasesor económico y empresarial del gobernador de California, Gavin Newsom.
Mendonca cree que aquellos con relaciones gubernamentales y regulatorias entrelazadas “pueden tener voz”, pero no deberían estar en una posición de autoridad sobre esos mismos intereses.
Lawrence Noble, antiguo asesor general de la Comisión Federal Electoral, ha cuestionado la legalidad de los premios de Musk en la campaña electoral.
Noble cree que esta forma de hacer campaña debería preocupar a los estadounidenses que valoran los entornos laborales seguros y la protección del consumidor.
“Sabemos lo que hacen las empresas cuando se las deja a su suerte. Ponen las ganancias y el valor para los accionistas y la compensación de los directores ejecutivos por encima de la seguridad, y de alguna manera descartan los problemas de seguridad como un costo de hacer negocios”, le dice a la BBC.
“Es peligroso tener a cargo de la seguridad a alguien que ve los negocios y al gobierno de esa manera”, añade.
Para Musk, a quien le encanta ser un agitador y un renegado, no hay duda de que sus lucrativas relaciones con el gobierno de Estados Unidos continuarán, sin importar el resultado de las elecciones de noviembre.
Pero su marca y su reputación ahora están ligadas a las de Donald Trump y él lo sabe.