Las condiciones climatológicas derivadas del ingreso del Frente Frío número 31 desataron este martes más de un centenar de incendios en distintos puntos de Nuevo León.
Minutos antes de las 20:00 horas, el gobernador Samuel García informó que se habían registrado al menos 180 incendios en el estado, de los cuales más de 155 se desarrollaron en terrenos baldíos.
De acuerdo con García Sepúlveda, ninguno de los incendios fue provocado o está relacionado con la quema de basura, sino que fueron detonados por las fuertes rachas de viento derivadas de la entrada del Frente Frío y las condiciones de sequía en las que se encuentra el estado.
Según explicó, a diferencia de otros años, los vientos no llegaron acompañados de humedad como suelen hacerlo.
“No requiere de una chispa o de negligencia humana, el viento tan fuerte y seco provoca incendios, inclusive por el mismo movimiento del pastizal. Fue un día extraordinario, sí preveíamos incendios, pero no de esta cuantía”, afirmó.
La Dirección de Protección Civil del estado registró por la tarde fuertes rachas y tolvaneras de 70 a 90 km/h, además de temperaturas de entre 35 a 40 grados Celsius.
Pasado el mediodía, estas condiciones provocaron la caída de árboles, postes, cables, cortos circuitos, además de dos incendios en fábricas, 64 en lotes baldíos y uno en un río.
La mayoría de los incendios se registraron en el municipio de García, al poniente del estado.
Uno de los incendios de mayor magnitud se originó en el municipio de Santa Catarina y se extendió a varias colonias de ese municipio y de García, además del Cerro de las Mitras de lado de San Jerónimo y Cumbres, provocando que tanto vecinos como trabajadores fueran desalojados de la zona.
Samuel García indicó que los “incendios aparatosos” ya están siendo controlados, mientras que los que surgieron en las sierras ya fueron acordonados, por lo que se espera que no sigan expandiéndose. Hasta ahora no se reportan personas fallecidas o lesionadas.
Derivado de los incendios, la Secretaría del Medio Ambiente del estado decidió ampliar la contingencia ambiental por mala calidad del aire en la zona metropolitana de Monterrey y estableció restricciones a las empresas para que reduzcan sus emisiones contaminantes.
Asimismo, Samuel García anunció que entre los acuerdos de la Mesa Ambiental se incluirán “multas muy severas” a los propietarios de terrenos baldíos que dejan crecer la maleza.
“Es preocupante porque esta no va a ser la última, que estos frentes fríos que comúnmente vienen con humedad lleguen secos y si los terrenos baldíos que son responsabilidad de los propietarios no los limpian, nos van a estar generando estos dolores de cabeza”, dijo al respecto.
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En los trabajos para sofocar los incendios participan elementos de Protección Civil de Nuevo León y de Monterrey, bomberos, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Ante el caos provocado por los fuertes vientos, las autoridades hicieron un llamado a la población a mantenerse en casa e informarse únicamente a través de fuentes oficiales.
Brad Sigmon fue ejecutado frente a un escuadrón en Carolina del Sur luego de estar varios años en el corredor de la muerte por un doble asesinato.
Un prisionero en el estado de Carolina del Sur fue ejecutado en la tarde de este viernes con un pelotón de fusilamiento.
Brad Sigmon estaba en el corredor de la muerte por el asesinato en 2001 de los padres de su exnovia con un bate de béisbol.
Su ejecución ocurrió poco después de la hora programada, las 18:08 local (23:08 GMT), con un pelotón conformado por tres voluntarios situados detrás de una cortina que dispararon simultáneamente rifles contra su pecho con balas especiales.
Para este tipo de ejecución se exige que los condenados a muerte sean atados a una silla al entrar en la cámara de ejecución. A continuación, al prisionero se le coloca una diana en el corazón y una bolsa sobre la cabeza.
Este tipo de ejecución no se había aplicado en Estados Unidos desde hacía 15 años.
Antes de morir, Sigmon dijo: “Quiero que mi declaración final sea de amor y disculpa”.
Citó la Biblia para denunciar la pena de muerte y añadió: “Ya no vivimos bajo la ley del Antiguo Testamento, ahora vivimos bajo el Nuevo Testamento”.
Tres miembros de la familia Larke estuvieron en el lugar para presenciar su muerte. Un médico realizó un examen que duró unos 90 segundos, antes de declararlo muerto.
Ante la posibilidad de morir en la silla eléctrica o por inyección letal, los abogados de Sigmon, de 67 años, anunciaron que había elegido el proceso más violento porque le preocupaba la eficacia de los otros dos métodos.
Esta es la primera persona ejecutada por fusilamiento en Estados Unidos desde 2010 y apenas la cuarta desde que el país reintrodujo la pena de muerte en 1976.
Sigmon fue acusado de asesinato en 2001 después de que los investigadores probaron que había matado a los padres de su exnovia en su casa del condado de Greenville. Los había golpeado con un bate.
El hombre confesó que también planeaba atacar a su exnovia, pero la mujer pudo escapar. “No podía tenerla. No iba a dejar que nadie más la tuviera”, declaró.
La Corte Suprema de Carolina del Sur rechazó esta semana una petición de intervención de los abogados de Sigmon.
La defensa quería más tiempo para informarse sobre el fármaco que Carolina del Sur utiliza en las inyecciones letales y cuestionaban si la representación legal de su cliente en 2002 había sido adecuada.
El estado del sur de EE.UU. aprobó una ley en 2023 que obliga a mantener en secreto la identidad de los miembros del escuadrón de ejecución.
También prohíbe la publicación de información relativa a la adquisición de fármacos para la inyección letal, ya que cada vez son más las empresas farmacéuticas que han declinado suministrarlos para las ejecuciones en el estado.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) presentó en enero una demanda contra la ley estatal.
La ejecución por fusilamiento es compleja.
Los condenados como Sigmon deben ser atados a una silla con una palangana debajo para recoger su sangre. Se le coloca una diana en el pecho y una bolsa en la cabeza.
Tres voluntarios ocultos tras una cortina dispararán desde 4,6 m de distancia.
Las balas utilizadas están diseñadas para romperse en el impacto y causar el máximo daño, algo que ha generado debate entre expertos médicos sobre el grado de dolor que causa su uso.
Tras los disparos, un médico debe confirmar la muerte del condenado.
El estado permite que los testigos observen la muerte desde detrás de un cristal blindado, pero los verdugos deben permanecer ocultos para proteger sus identidades.
La mayoría de los prisioneros condenados a muerte en Carolina del Sur son electrocutados, pero las tres ejecuciones más recientes se llevaron a cabo mediante inyecciones que incluían pentobarbital. Los tres hombres fueron declarados muertos 20 minutos después de recibir la inyección, aunque parecían haber dejado de respirar al cabo de unos minutos.
La falta de información sobre estas ejecuciones por la prohibición que establece la legislación local ha suscitado críticas por su falta de transparencia.
“Esta prohibición no solo se aparta aún más del historial del estado de hacer pública la información relacionada con las ejecuciones, sino que criminaliza la divulgación de esta información por parte de cualquier persona y por cualquier motivo”, argumentó la ACLU en su demanda legal.
“Silencia así a los científicos, médicos, periodistas, antiguos funcionarios de prisiones, abogados y ciudadanos que han analizado la seguridad, eficacia, moralidad y legalidad del uso de la inyección letal en Carolina del Sur”.
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