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Ante la falta de avisos, hoteleros seguían laborando a las 11 de la noche, una hora antes de que Otis golpeara Acapulco
Ante la falta de avisos, hoteleros seguían laborando a las 11 de la noche, una hora antes de que Otis golpeara Acapulco
La destrucción del hotel Elcano de Acapulco tras el huracán Otis en imágenes.
8 minutos de lectura
Ante la falta de avisos, hoteleros seguían laborando a las 11 de la noche, una hora antes de que Otis golpeara Acapulco
Hace una semana, horas antes de que Otis golpeara a Acapulco, nadie previno la magnitud del huracán, ni preparó a la población para las horas posteriores, en las que la ausencia de autoridad provocó daños mayores.
01 de noviembre, 2023
Por: Ernesto Núñez Albarrán
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Tres horas antes de que Otis entrara a las costas de Guerrero convertido en un huracán de categoría 5 -el más fuerte que haya golpeado a Acapulco en toda su historia- todo parecía normal en el puerto: restaurantes, comercios, gasolineras y hoteles operaban como de costumbre. Las alertas de la autoridad no preveían la magnitud de la catástrofe.

A las 9 de la noche había una llovizna pertinaz y un poco de viento y, en el complejo turístico Mundo Imperial, se inauguraba la XXXV Convención Internacional Minera, el evento más grande que había tenido Acapulco luego de meses de poca actividad.

Para ese momento, a los chats de hoteleros y comerciantes apenas había llegado un aviso de “alerta total”, emitido por la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, quien dio una rueda de prensa para advertir que Otis había alcanzado categoría 4. “Es momento de extremar precauciones y esperar su furioso embate”, escribió en su cuenta de X a las 19:44 horas del martes 24 de octubre.

Pedro Haces Sordo, gerente del hotel Elcano y cónsul honorario de España en Acapulco, recuerda cómo fluyó la información aquel martes: a las 13:00 horas, las noticias que los hoteleros tenían por parte de la autoridad hablaban de un huracán categoría 1. A las 14:00 horas ya era categoría 2, y después de las 16:00 horas, ya se hablaba de un huracán categoría 3.

Hasta ese momento, él seguía en conversaciones con organizadores de la Convención Minera sobre la posibilidad de organizar una cena que se celebraría el miércoles 25 de octubre como parte de ese evento internacional que congregaba en Acapulco a alrededor de 10 mil personas.

Sin que nadie pidiera cancelar actividades o resguardar a los visitantes, la Convención Minera se inauguró a las 19:00 horas, con un mensaje del secretario de Gobierno del estado y un coctel de bienvenida. Lo único anormal era que la gobernadora, Evelyn Salgado, había cancelado su participación en la ceremonia, por lo que algunos de los asistentes permanecieron hasta después de las 22:00 horas en las inmediaciones del Mundo Imperial.

“Fue normal como hasta las 11 de la noche. A las 6 de la tarde, a las 7 de la tarde, todavía era una tarde como todas las de Acapulco, ni lluvia ni nada; y como a las 11 fue cuando empezó el aire a soplar muy fuerte”, recuerda el hotelero en entrevista telefónica.

“Había un coctel, que todavía se llevó a cabo, y sí, estaban concentrados la mayoría de los mineros en las sedes del evento. Nosotros, la actividad que íbamos a tener con ellos al día siguiente, desde la tarde les dijimos que no se iba a poder llevar a cabo. Pero en realidad nadie se imaginaba la magnitud, porque ellos mismos nos decían que si no se ponían tan mal las cosas, que se llevara a cabo esa actividad. Al final este huracán rebasó a todo mundo”, relata.

El aviso que recibieron los hoteleros de Acapulco después de las 8 de la noche -confirmado por el presidente de la República a las 20:06 horas en su cuenta de X- era que Otis tocaría tierra como huracán categoría 5, pero que esto ocurriría entre las 4 y las 6 de la madrugada del miércoles 25.

Por ello, la mayor parte de los establecimientos en la Zona Diamante, la Zona Náutica y Acapulco Dorado permanecieron abiertos hasta las 22:00 horas. Aunque, según el gerente de Elcano, muchos de los empleados de esos negocios comenzaron a regresar a sus casas desde la tarde. Incluso, las tiendas departamentales de la Costera Miguel Alemán bajaron sus cortinas a las 20:00 horas, por iniciativa propia y no por instrucciones del gobierno.

Finalmente, Otis tocó tierra a la medianoche, devastando todos los hoteles, restaurantes, comercios, edificios de departamentos y viviendas de Acapulco. Pero la falta de previsión se hizo más notoria durante el miércoles, cuando Acapulco amaneció destruido y sin autoridad.

La devastación vista desde el hotel Elcano de Acapulco.
La devastación vista desde el hotel Elcano de Acapulco.

‘La gente no sabía qué hacer’

En el hotel Elcano, con 180 habitaciones, la ocupación era del 45 por ciento, por lo que había menos de 300 huéspedes, que en su mayoría se refugiaron en los baños de sus habitaciones.

Cuando pasó el huracán, los huéspedes bajaron al lobby y, al amanecer, pudieron apreciar la destrucción de habitaciones, recepción, zona de alberca, palapas, salones y restaurantes.

Afuera del hotel la devastación era mayor y no había autoridad en las calles. No había energía eléctrica, teléfono ni internet, y nadie asistió a los hoteleros para ayudar a sus huéspedes a regresar a sus destinos.

“Si tú ves el hotel, la parte que da al mar y a la alberca, ves muchísimos colchones, y dices ‘cómo volaron estos colchones, cómo volaron muebles pesados, sillones, sofás camas’, todo eso voló. La gente fue bajando poco a poco, nosotros como teníamos preparados alimentos, pues se les dio de desayunar; después, algunos se fueron inmediatamente y los que se quedaron estuvieron durmiendo en el lobby y en un salón que tenemos. Unos se quedaron un día, otros dos días, porque hubo muchos coches dañados, y hasta el tercer día el gobierno puso autobuses para la gente que se quisiera ir. La gente no sabía ni qué hacer”, recuerda Haces.

El paso del huracán Otis dejó daños en el hotel Elcano.
Daños en el hotel Elcano de Acapulco tras el paso del huracán.

‘Nunca nos dijeron que no iba a ser un huracán normal’

Gabriela Martínez es presidenta de la Asociación Femenil de Ejecutivas de Empresas Turísticas de Acapulco, y coincide con el gerente de Elcano en que las autoridades sí avisaron, pero no acertaron ni en la magnitud ni en la hora precisa en la que pegaría el meteoro.

“Sería engañarte decir que no nos avisaron. Sí, sí nos dijeron, pero nunca nos dijeron que no iba a ser normal, no previeron ni la magnitud y no previnieron correctamente lo que se avecinaba”, señala la empresaria, también en una comunicación desde la Ciudad de México a Acapulco, “de hecho, el martes eran las 9 de la noche y había lloviznitas en algunas partes y no pasaba nada; la información que teníamos era que entraba entre las 4 y las 6 de la mañana; ésa era la información que yo tenía”.

La presidenta de la AFEET, que reúne aproximadamente a 15 hoteles de Acapulco, confirma que no hubo ningún aviso particular a los hoteleros para tomar medidas especiales, resguardar a los huéspedes o tomar previsiones para lo que vendría después del huracán.

Al día siguiente -recuerda- amaneció todo destruido y nunca llegó nadie a auxiliar a los turistas, a la población, a los hoteleros o a los comerciantes, que tuvieron que resignarse a que sus negocios fueran saqueados.

“Una cosa fue llevando a la otra; vino Otis y destruyó, y luego salió la gente a destruir lo que había quedado en pie. ¿Y cuándo apareció una ayuda?, nunca. Tú hasta el día de hoy no puedes ver camiones de recolección de basura del ayuntamiento; no hay policía vial, no hay policía turística, no hay nada; está llegando el Ejército por tandas, llegaron a salvaguardar los negocios cuando los negocios ya no tenían nada dentro”, comenta.

Gabriela Martínez informa que, en los días que siguieron al golpe de Otis, no hubo auxilio de alguna autoridad a los pequeños hoteleros de Acapulco, ni tampoco a las grandes cadenas, quienes tuvieron que arreglárselas para atender a sus huéspedes.

“Vamos a pensar que dijeron ‘no les avisemos para no generar pánico’, que sería una aberración, pero si ya se sabe lo que va a pasar se envían cuadrillas al día siguiente para entrar al puerto y resguardar la ciudad. Eso no se hizo. Estuvimos abandonados y seguimos abandonados”, comenta.

Interior de hotel Elcano de Acapulco
Así quedó el interior del hotel Elcano de Acapulco después del miércoles 25.

‘A Acapulco lo devastó el huracán, y la rapiña’

Otra empresaria hotelera de Acapulco, quien pide el anonimato por temor a represalias de la autoridad, asegura que la alerta no fue suficiente, y prueba de ello es que la vida era normal en el puerto hasta las 8 de la noche, cuando la alcaldesa Abelina López ofreció la conferencia de prensa en la que habló de “alerta total”.

“Teníamos la convención minera. Después de un septiembre muy difícil, en el que todos estábamos ávidos de que llegara turismo, estaba llegando este evento. Ese día era la inauguración, a las siete, siete y media y, es más, los mineros nos estaban reservando habitaciones y mesas en restaurantes; ni ellos tenían una idea. Iban llegando mineros a las 8, 9 y 10 de la noche, en vuelos que iban aterrizando para la convención”, relata.

El problema fue al día siguiente, cuando la falta de previsión provocó que, al desastre por el huracán, siguiera el desastre social.

La empresaria hotelera describe una ciudad caótica, en la que la ausencia de autoridad provocó el saqueo de tiendas, no sólo de alimentos y productos básicos, sino de boutiques de ropa y tiendas departamentales en las que la gente se llevaba juguetes, aparatos electrodomésticos, rollos de tela, muebles, sillas, mesas…

“A mí me tocó caminar para ver mis negocios, y había establecimientos, como La Parisina, el Office Depot, que tenían daños por el huracán, vidrios rotos, a lo mejor una inundación, pero que eran rescatables… Pero entonces empezaron los saqueos, y todos los locales que estaban abiertos comenzaron a ser rapiñados, y la autoridad no estaba. Vi que en un Oxxo la gente se llevó hasta el carrito de los helados, la máquina para calentar los hotdogs. Y la autoridad no existía. En unas tiendas había gente formada para pagar por sus mercancías, y en otras había gente llevándose todo. No contuvieron. A Acapulco lo devastó el huracán, pero también la rapiña, y no había policía ni autoridad alguna”, recuerda.

Las 48 horas que siguieron al huracán, describe esta habitante de Acapulco, fueron de un desgobierno total. El Ejército y la Guardia Nacional comenzaron a llegar desde el jueves 26, pero tomaron control del puerto hasta el viernes 27. Mientras tanto, cada quien se cuidó como pudo y las autoridades civiles brillaron por su ausencia.

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“No sabo kids”, la burla a los latinos en Estados Unidos por no dominar el español
7 minutos de lectura
“No sabo kids”, la burla a los latinos en Estados Unidos por no dominar el español
Hace una semana, horas antes de que Otis golpeara a Acapulco, nadie previno la magnitud del huracán, ni preparó a la población para las horas posteriores, en las que la ausencia de autoridad provocó daños mayores.
27 de noviembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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La entrevista que le intentó hacer un periodista a un niño, en medio de una jubilosa celebración de aficionados de la selección de México en Los Ángeles, en California, se hizo viral en julio pasado.

-Nene, ¿cuál es tu nombre?

-Mmm… ¿mi name?

-¿Por qué ganó México?

-Mmm… what?

“Está muy emocionado”, dijo el periodista para justificar la falta de respuesta del niño, mientras otro comentarista en la transmisión en directo de la cadena ESPN señalaba: “Es una generación que ya no habla castellano”.

El video fue compartido miles de veces en redes sociales, en las que muchos comentarios incluían un término que se escucha en EE.UU. en este tipo de situaciones: “No sabo kid”.

La expresión es usada por algunos latinos para referirse de forma despectiva a otros latinos que no hablan español. La mayoría de las veces son niños o jóvenes, hijos de migrantes de América Latina que crecieron con el inglés como idioma materno, por eso se habla de “kids” (niños).

Y este fenómeno no es esporádico.

Un estudio del Pew Research Center (PRC), institución que analiza cuestiones demográficas de EE.UU., indicó que el 40% de los latinos en el país han escuchado bromas o burlas de otros latinos por no hablar bien el español.

“Fue muy llamativo que los comentarios de muchos cuestionaran que por qué ese niño [del video] no habla español, lo que es una lástima porque los padres no le están hablando en español a ese niño”, le dice a BBC Mundo Mark Hugo López, director del departamento de Raza y Etnicidad del PRC y coautor del estudio.

Videos sobre No sabo kids en TikTok
TikTok
Muchos latinos en EE.UU. comparten sus buenas y malas experiencias con el dominio del español en plataformas como TikTok.

Y es que aunque EE.UU. sea considerado uno de los países con más hispanohablantes del mundo, el dominio del idioma varía mucho entre sus hablantes.

En la encuesta del PRC, un 75% de los consultados dijeron que podían mantener una conversación en español bien o muy bien. Pero del resto que no hablaba español, la mitad reconoció haber sido avergonzados por otros por no hablar bien el idioma.

Al mismo tiempo, 8 de cada 10 latinos entrevistados dijeron que no es necesario hablar español para ser considerado latino.

“Estos resultados muestran la importancia del español, por un lado, pero también que una persona puede ser latina en Estados Unidos sin hablar español”, dice López.

“Muchos dicen que es una lástima, porque esa persona está perdiendo su cultura, su identidad, por no hablar español. Pero para otros, no es importante hablar español en EE.UU. para ser latino”, añade.

Crecer sin hablar español

Vanessa Ávalos, una estadounidense de origen mexicano que vive en Chicago, rechaza el término “no sabo kid”, pues señala que eso pone la carga negativa en los niños en lugar de los adultos de su entorno que no les dan los conocimientos del idioma.

Es algo que ha vivido de forma muy personal.

“Mis papás no quisieron que mi hermano y yo habláramos español”, explica a BBC Mundo.

Su familia vivía en la década de 1980 en el estado de Texas, donde entonces se vivía un ambiente de discriminación hacia quienes hablaban en español. “Mis papás querían que nosotros no pasáramos malos momentos de racismo”.

Ávalos y su hermano, que hablan inglés como lengua materna, aprendieron español en las clases de secundaria y preparatoria por iniciativa e interés propio. “Luchamos por el idioma, por recuperarlo. Sabíamos que queríamos el idioma”, dice con orgullo.

Un salón de clases en EE.UU.
Getty Images

Tiempo después, Ávalos se dio cuenta que el español es importante no solo para saber más sobre su cultura, sino también porque es un factor que une a las familias latinas en EE.UU.

“Mi abuela no habla inglés. Desafortunadamente la mayoría de mis primos no hablan español. Entonces cuando estábamos en casa de ella, todos hablábamos inglés y ella se sentía como ‘Bueno, aquí estoy en mi casa y nadie me está hablando porque no hablan español’”, relata.

“No me gustó ver eso. Mis niños pueden hablar con mi suegro. A mi hija le gusta el fútbol y ellos ven los partidos juntos”.

Ese es un fenómeno arraigado en la cultura latina de EE.UU. Como los estudios del PRC muestran, la mayoría de los 40 millones de personas en el país que saben español lo hablan en casa. En especial, en aquellos hogares donde hay migrantes que nacieron fuera del país.

Y 6 de cada 10 latinos usan el Spanglish: la mezcla de español e inglés.

Enseñar español a los latinos

Ávalos dice que no quería que sus hijos tardaran en aprender español como le pasó a ella.

Su esposo también es de origen mexicano pero no habla español. “Pensé ‘Si nosotros no les hablamos nada de español a nuestros hijos, ellos lo van a perder también. En ese momento vi lo que podíamos hacer con nuestros hijos”, explica.

Otras personas de la comunidad latina en Chicago también querían que sus hijos hablaran español, por lo que puso manos a la obra y abrió este año un espacio que ofrece de manera didáctica y lúdica clases de acercamiento al idioma español para niños.

Los pequeños de 1 a 5 años aprenden español a través de canciones, conociendo las formas de cosas y hablando de situaciones básicas como el desayuno. Los de 5 a 9 años escriben, leen y hablan español a través de un método didáctico.

“Es algo divertido para los niños. Ahora mismo hacemos exploración de la música de Latinoamérica. Las mamás me han dicho que el español de sus hijos ha mejorado y me da gusto escuchar esto”, explica Ávalos.

“El currículo fue desarrollado por una maestra latina que tiene un programa para computadoras, una aplicación en la que los niños pueden practicar cuando se van a casa”, agrega. La meta es que en tres años los pequeños sean bilingües.

Niñas en Cielo y Luna Play Cafe
Vanessa Ávalos
Los niños en la escuela de Ávalos aprenden español con música o practicando el lenguaje de situaciones básicas.

A diferencia del pasado, los latinos en EE.UU. han cambiado su perspectiva sobre lo valioso que es hablar español como un complemento para su vida e incluso como una herramienta laboral.

“Personas que fueron jóvenes en los años 50 y 60, dicen que sus padres decían que era más importante hablar inglés y no español, porque tenían miedo sobre el futuro de sus hijos en el mercado laboral y en la sociedad en EE.UU.”, explica López, del PRC.

Pero ahora no. Ahora es diferente: una encuesta del PRC de 2019 indicó que la mayoría de los latinos que tienen hijos quieren que sus niños también hablen español”.

Además, el éxito de la música en español a nivel mundial ha despertado un gran interés entre los latinos por el idioma de su cultura.

Preservar el idioma

Sin embargo, el español que hablan muchos latinos en EE.UU. parece tener un mayor uso en la comunicación cotidiana en casa y en situaciones informales, más que en el ámbito profesional.

La mayoría no tiene un nivel para hablarlo en un empleo que requiera un cierto nivel de formalidad, según los estudios del PRC.

Otro fenómeno que se da en EE.UU. es la pérdida del idioma de los padres o abuelos entre las nuevas generaciones.

El español no escapa a esta tendencia: un 65% de los latinos de tercera generación o más no pueden mantener una conversación en español, muestra el estudio del PRC.

“Las escuelas en EE.UU. no tienen muchas clases de español que sean obligatorias para obtener un diploma”, señala López.

“Tenemos tres, cuatro décadas con diálogos sobre la importancia de una educación bilingüe, pero no ha habido muchos cambios. El inglés es el idioma de las escuelas”, añade.

Ante esto, los padres se convierten en un factor clave para que sus hijos conozcan el español y lo hagan suyo.

“Para mí era duro que mi raza se burlara de mí, porque no supiera el lenguaje”, dice Ávalos.

“En vez de reprochar a una persona por no hablar español, debemos ayudarlo. Si vas a burlarte, nadie querrá hablar español y lo vamos a perder. Es el deber los padres guiar a sus hijos para que conozcan su cultura”.

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BBC

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