“Jamás imaginamos que el huracán llegaría con tanta violencia y con tanta capacidad de destrucción, ni que fuera tan voraz. Era como un monstruo que no paraba de destruir todo a su paso”.
María Dolores Bautista Medel, acapulqueña de 59 años, habla con lágrimas resbalando por su rostro sudoroso y exhausto. Se acaba de enterar de que en la casa donde vive su tía Lucía Medel, de 80 años, y otro familiar de 40, Neri Silva, el huracán categoría 5, Otis, tumbó un muro de concreto sepultando a dos personas, quienes fallecieron abrazadas.
La señora Lucía había llegado recientemente al puerto, explica María Dolores, y su familia la cuidaba porque “padecía de los nervios”. La fatídica noche del martes, cuando Otis pasó en cuestión de pocas horas de tormenta tropical a la máxima categoría jamás registrada en el Pacífico mexicano, los vientos comenzaron a arreciar a eso de las 11 de la noche, hasta que el caos se desató a medianoche.
Neri, moreno, alto y de complexión robusta, detalla María Dolores, trataba de calmar a doña Lucía, pero de pronto el techo se les vino encima.
“La casa era de adobe y con la lluvia se hizo barro, y por eso quedaron los dos ahí sepultados en el lodo”, lamenta la acapulqueña, vecina de la colonia Icacos, una de las más afectadas por el paso del huracán.
“Fue demasiado aire, demasiado viento, sentía que iba a arrancar mi casa de los cimientos”, agrega la mujer con los ojos muy abiertos por el efecto reciente de la adrenalina.
Ahora, la vecina pide a las autoridades mayor celeridad. Hasta la tarde de ayer miércoles, tan solo dos elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México realizaban recorridos por los entresijos de la colonia, por la que apenas se podía caminar debido al efecto devastador del huracán: cables tirados, aguas negras, coches aplastados por piedras y láminas que salieron volando, y casas completamente destruidas y sin techo.
“Solo pedimos a las autoridades que nos ayuden, queremos sepultar a nuestros familiares, porque con este calor pronto se van a descomponer”, dice la mujer.
En esa misma colonia, ubicada a tan solo unos metros del hospital naval, sobre la Costera Miguel Alemán, el señor Fidel Sánchez García, de 49 años, cuenta que en tan solo dos horas y media el huracán adquirió una fuerza “inverosímil”.
“Ni el huracán Paulina fue tan malo como este”, exclama alzando las manos.
“Todo se lo llevó. Las láminas, las bardas, los techos… Ese huracán se llevó a Acapulco entero”, añade.
Por su parte, Pedro Arellano Magallón habla desde los restos que dejó el huracán de su modesta vivienda. En lo que era la cocina ahora también hay una sala al descubierto, con una maraña de ramas de palmeras sobre el suelo lleno de lodo.
El hombre de 62 años exige que las autoridades estatales se aparezcan, pues hasta el momento solo ha visto pasar a unos cuantos rescatistas de la Ciudad de México.
“Necesitamos la ayuda del presidente de la República y de la gobernadora Evelyn Salgado, y también de la presidenta municipal de Acapulco. Que vengan aquí y vean este desastre”, dice el hombre menudo, mientras pasea el brazo por la escena dantesca que tiene a su alrededor.
“¡Que vengan a Icacos! Porque aquí no tenemos ninguna ayuda y la necesitamos”, repite.
En la misma calle que Pedro, junto a un taxi completamente destrozado por el peso de un poste de concreto derrumbado, Lilia Montaño, de 60 años, camina desorientada y pide ayuda para poder regresar a la Ciudad de México.
“Afortunadamente, estamos con vida, pero creo que vamos a estar atrapados aquí al menos una semana, porque no hay transporte, y las carreteras están muy dañadas”.
“¡Ay no, fue algo horrible!”, añade y a continuación rompe en llanto. “Pensamos que nos íbamos a ir con todo y el hotel. Fue una pesadilla”.
Según los ingenieros de Google, su nueva tecnología logró resolver un problema que hubiera tomado diez cuatrillones de años.
Google ha presentado un nuevo chip que, según afirma, tarda cinco minutos en resolver un problema que actualmente a las supercomputadoras más rápidas del mundo les llevaría diez cuatrillones (o 10.000.000.000.000.000.000.000.000 años) completar.
El chip es el último desarrollo en un campo conocido como computación cuántica, que intenta utilizar los principios de la física de partículas para crear un nuevo tipo de computadora increíblemente poderosa.
Google dice que su nuevo chip cuántico, llamado “Willow”, incorpora “avances” clave y “allana el camino hacia una computadora cuántica útil a gran escala”.
Sin embargo, los expertos dicen que Willow es, por ahora, un dispositivo en gran parte experimental, lo que significa que una computadora cuántica lo suficientemente poderosa como para resolver una amplia gama de problemas del mundo real aún está a años (y a miles de millones de dólares) de distancia.
Las computadoras cuánticas funcionan de una manera fundamentalmente diferente a las de los los teléfonos o portátiles.
Aprovechan la mecánica cuántica (el extraño comportamiento de las partículas ultrapequeñas) para resolver problemas mucho más rápido que los ordenadores tradicionales.
Se espera que los ordenadores cuánticos puedan llegar a utilizar esa capacidad para acelerar enormemente procesos complejos, como la creación de nuevos medicamentos.
También se teme que se pueda utilizar para fines criminales como, por ejemplo, para romper algunos tipos de cifrado utilizados para proteger datos sensibles.
En febrero, Apple anunció que el cifrado que protege los chats de iMessage se está haciendo “a prueba de cuántica” para evitar que los lean los potentes ordenadores cuánticos del futuro.
Hartmut Neven dirige el laboratorio de inteligencia artificial cuántica de Google que creó Willow y se describe a sí mismo como el “optimista jefe” del proyecto.
Le dijo a la BBC que Willow se utilizaría en algunas aplicaciones prácticas, pero se negó, por ahora, a proporcionar más detalles.
Pero un chip de este tipo capaz de realizar aplicaciones comerciales no aparecerá antes de finales de la década, dijo.
Inicialmente estas aplicaciones serían la simulación de sistemas donde los efectos cuánticos son importantes.
“Por ejemplo, es relevante cuando se trata del diseño de reactores de fusión nuclear, para entender el funcionamiento de medicamentos y el desarrollo farmacéutico, y para desarrollar mejores baterías para automóviles y otra larga lista de tareas similares”.
Neven le dijo a la BBC que el rendimiento de Willow significaba que era el “mejor procesador cuántico construido hasta la fecha”.
Pero el profesor Alan Woodward, un experto en informática de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, dice que las computadoras cuánticas serán mejores en una variedad de tareas que las computadoras “clásicas” actuales, pero no las reemplazarán.
Advierte contra la exageración de la importancia del logro de Willow en una sola prueba.
“Hay que tener cuidado de no comparar manzanas con naranjas”, le dijo a la BBC.
El problema que Google eligió como punto de referencia de rendimiento estaba “hecho a medida para una computadora cuántica”, por lo que no logra demostrar “un aceleramiento universal en comparación con las computadoras clásicas”.
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No obstante, dijo que Willow representaba un progreso significativo, en particular en lo que se conoce como corrección de errores.
En términos muy simples, cuanto más útil es una computadora cuántica, más cúbits tiene.
Sin embargo, un problema importante con esta tecnología es que es propensa a errores, una tendencia que anteriormente ha aumentado cuanto más cúbits tiene un chip.
Pero los investigadores de Google afirman que han revertido esta situación y han logrado diseñar y programar el nuevo chip de manera que la tasa de error se redujera en todo el sistema a medida que aumentaba el número de cúbits.
Fue un gran “avance” que resolvió un desafío clave que el campo había perseguido “durante casi 30 años”, dice Neven.
El experto le dijo a la BBC que era comparable a “si tuvieras un avión con un solo motor: eso funcionará, pero dos motores son más seguros, y cuatro motores son aún más seguros”.
Los errores son un obstáculo significativo para crear computadoras cuánticas más potentes y el desarrollo fue “alentador para todos los que se esfuerzan por construir una computadora cuántica práctica”, dijo el profesor Woodward.
Pero el propio Google señala que para desarrollar computadoras cuánticas útiles, la tasa de error aún tendrá que ser mucho menor que la mostrada por Willow.
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