Elementos de la Guardia Nacional vigilan la turística zona de Playas de Tijuana, junto al muro fronterizo con Estados Unidos, como parte del despliegue de miles de soldados al que se comprometió la presidenta Claudia Sheinbaum para Donald Trump pausara los aranceles.
Casi dos mil uniformados fueron asignados para reforzar la seguridad en esta ciudad de Baja California del total de 10 mil que serán distribuidos a lo largo de la frontera de 3 mil 100 km luego del acuerdo alcanzado el lunes por Trump y Sheinbaum.
Al tiempo que se hace notoria la mayor presencia de tropas, habitantes de Tijuana expresan dudas sobre la efectividad de esta medida para detener el tráfico de fentanilo y la migración irregular, los factores que invoca Trump para imponer aranceles de 25 % a México y Canadá, a los que acusa de no hacer bien su trabajo.
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Ese castigo quedó suspendido por un mes, mientras avanzan negociaciones que salvaguardan el 80 % de las exportaciones mexicanas.
“Es solamente tratar de quedar bien para que no te suban los aranceles. Son acuerdos políticos”, dice Armando Jáuregui, mexicano de 35 años y vendedor en una tienda libre de impuestos junto a la garita de San Ysidro, el mayor cruce fronterizo del hemisferio occidental.
El escepticismo no es casual en Tijuana, principal ciudad de Baja California, un estado habituado a la violencia de los cárteles del narcotráfico y al drama de la migración irregular por su vecindad con Estados Unidos.
Equipados con armas largas y el rostro cubierto, una docena de guardias nacionales se instala en el muro y el mirador principal de la playa, un punto altamente frecuentado por locales y turistas, pero que también es paso de migrantes.
“Sí se ha visto más movimiento de gobierno desde que se presentó esta situación de Trump”, atestigua José Luis Zúñiga, de 73 años, vendedor de artesanías del mirador.
Hay presencia “del ejército, de la Guardia (Nacional) y hay marinos y también la policía estatal”, añade.
Un camión de transporte de tropas y camionetas con agentes armados también evidencian el arribo de más militares a la ciudad.
Baja California sumó dos mil 368 asesinatos en 2024, un 7.9% del total nacional, convirtiéndose en el segundo estado más violento del país después de Guanajuato, indican cifras oficiales.
Frente a esa espiral de violencia y el poder de los criminales, Jáuregui y Zúñiga no se hacen ilusiones sobre la mayor presencia militar.
“Si hay más policías, el negocio sigue. Si agarras a un ‘Chapo’ [el capo Joaquín Guzmán], mañana sale otro ‘Chapo’, si agarras a algún ‘Mayo’ [Ismael Zambada, socio de “El Chapo”], mañana sale otro”, apunta Jáuregui.
Zúñiga considera que desplegar más agentes en la frontera resulta “casi inútil” si se trata de detener el trasiego de drogas.
“Ellos están cuidando que las personas no se crucen, pero aquí no se ve nada de movimiento de drogas (…) Ha de haber otra forma de cruzarla”, opina.
La maniobra mexicana no es el único refuerzo en la frontera. Desde el domingo “marines” estadounidenses instalan grandes rollos de alambre de púas para fortalecer aún más la valla fronteriza que separa a ambos países.
Trump ordenó el envío de mil 500 militares adicionales a la zona fronteriza, que declaró en “emergencia nacional”, así como deportaciones masivas.
Los trabajos ocurren frente a la humilde casa de Araceli López, trabajadora de un restaurante de comida tradicional. El fuerte ruido de la maquinaria no deja descansar a su familia, dice.
“Están reforzando para que no puedan pasar los inmigrantes para el otro lado (…) No estoy de acuerdo porque nosotros los mexicanos somos trabajadores y vamos (a Estados Unidos) para tener una vida mejor”, agrega López, de 35 años.
Un agente de la Guardia Nacional, que declinó ser identificado por no estar autorizado para declarar, indicó que esperan el arribo de más compañeros que se hallan “en camino” a Tijuana.
La AFP atestiguó el martes el arribo al aeropuerto de Tijuana de dos aviones militares con 500 efectivos de esa institución.
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A Baja California, el gobierno asignó 3 mil 010 efectivos, de los cuales mil 949 fueron destinados a Tijuana, 500 a la vecina Tecate y 561 a Mexicali, según un documento oficial.
En los otros cinco estados fronterizos con Estados Unidos, la distribución de tropas considera mil 987 agentes para Sonora, dos mil 620 para Chihuahua, mil 017 para Coahuila, 623 para Nuevo León y 743 para Tamaulipas, detalla el plan.
De una alianza estratégica a una crisis diplomática sin precedentes. ¿Qué consecuencias traerá para Colombia esta disputa entre el presidente Donald Trump y su homólogo Gustavo Petro?
La relación entre Colombia y Estados Unidos, su principal socio comercial y estratégico, vivió este domingo un episodio de inusual tensión y de consecuencias aún imprevistas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo colombiano, Gustavo Petro, anunciaron la imposición mutua de aranceles de hasta el 50 % a las importaciones provenientes de ambos países, en lo que se perfila como una incipiente disputa comercial.
El primero en mover ficha fue Trump, quien respondió así a la negativa del país sudamericano a autorizar el aterrizaje de dos aviones militares con ciudadanos colombianos deportados.
“Los EU no pueden tratar como delincuentes a los migrantes colombianos”, argumentó Petro, en referencia a los condiciones en que viajaban sus connacionales y por las que desautorizó el aterrizaje de los aviones.
Además del aumento de tarifas, que comenzarían con un 25 % y alcanzarían el 50% en una semana, el presidente norteamericano también dijo que impondrá un veto de viaje y revocará las visas de funcionarios del gobierno colombiano, sus aliados y seguidores.
Las medidas anunciadas, además, incluirán sanciones financieras y bancarias, al igual que un refuerzo en las inspecciones de aduana y frontera de todos los nacionales colombianos.
“Estas sanciones son solo el comienzo”, amenazó Trump en su publicación.
Horas antes de su anuncio, medios colombianos reportaron que Washington había decidido cerrar temporalmente la oficina que emite visas en su embajada en Bogotá.
Según expertos consultados por BBC Mundo, de materializarse y no corregirse la tensión entre ambos países, las medidas supondrían un golpe inmediato para la economía colombiana.
Y el impacto no solo sería económico. Aunque todavía impredecibles, las consecuencias políticas no tardarán en desencadenarse.
Sandra Borda, profesora del Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales de la Universidad de los Andes de Colombia, piensa que esta crisis “será muy costosa para el presidente (Petro) y que lo va a debilitar”.
“Temo un escenario probable en que Trump use a Colombia para demostrar su intención de torcerle el brazo a todos aquellos que no estén dispuestos a caminar con sus iniciativas a nivel internacional”, le dice a BBC Mundo.
Un aumento de aranceles en importaciones puede tener efectos muy rápidos en consumidores estadounidenses y exportadores colombianos.
Las tarifas encarecen importaciones y eso repercute en un aumento de precios. De este modo, los clientes norteamericanos podrían optar por otros productos que no vengan de Colombia para ahorrar dinero.
Esto tendría un impacto claro el próximo 14 de febrero, pone como ejemplo Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis.
Colombia es el mayor productor de flores de América. Para la celebración de San Valentín en 2024 exportó más de 700 millones de tallos. La mayoría a Estados Unidos, según el Ministerio de Agricultura colombiano.
“Será crítico. Las flores colombianas han sido muy apetecidas por los consumidores de EU”, le explica Guzmán a BBC Mundo.
De acuerdo al Departamento de Agricultura estadounidense, este país importa un 27 % de su café desde Colombia, además de otros bienes como bananas, petróleo o aguacates.
Solo las importaciones de café valen alrededor de US$2 mil millones.
Si se materializan las sanciones, todos estos productos tendrían un precio más alto en el mercado estadounidense.
“Estados Unidos es el principal destino de nuestras exportaciones generales y las no minero-energéticas. A noviembre de 2024, 3 mil 230 empresas habían exportado a EU (en ese año)”, según cifras facilitadas a BBC Mundo por la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex).
Casi un tercio de las exportaciones colombianas se dirigen a EU. Entre enero y octubre de 2024, estas alcanzaron un valor de US$13 mil 106 millones, de acuerdo a Analdex.
Esta fuente añade que los departamentos que más exportaron a EU en 2024 fueron Antioquia (US$2 mil 492 millones), la capital Bogotá (US$ mil 664) y Cundinamarca (US$851.2 millones).
Colombia es el tercer mayor socio comercial de Estados Unidos en América Latina y empresas estadounidenses con filiales en Colombia generan más de 90 mil puestos de trabajo.
Además del daño a la importaciones, Guzmán destaca el golpe que sufrirían las entidades bancarias colombianas, especialmente si cumple Trump con la amenaza de aplicar la ley IEEPA (por sus siglas en inglés, que otorga al presidente amplios poderes para investigar, regular o bloquear actividades económicas que involucren a entidades extranjeras.
Del modo inverso, el aumento de aranceles a productos estadounidenses se vería reflejados en lo que pagarían las empresas importadoras y los consumidores colombianos.
Importaciones de EU a Colombia incluyen petróleo, maíz, equipos eléctricos, harina de soja y componentes de aviones, de acuerdo al Departamento de Estado y al Observatorio de Complejidad Económica.
Según Analdex, esas importaciones alcanzaron un volumen de US$13 mil 403 millones entre enero y octubre de 2024.
El Departamento de Estado de EU también describe que, en 2022 ambos países intercambiaron bienes y servicios bilaterales por más de US$39.300 millones, con grandes inversiones en los sectores minero y manufacturero.
Para Guzmán, el director de Colombia Risk Analysis, el hecho de que “EU es mucho más poderoso que Colombia” implicaría que las consecuencias para el país sudamericano serían más significativas.
Más allá de las consecuencias económicas, los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en la difícil salida diplomática que esta crisis entre ambos países tendrá.
Analizan que estas acciones de Trump, de alguna forma, suponen un claro mensaje de lo que pueden sufrir aquellos gobiernos que contradigan sus políticas domésticas.
“La migración es un tema que le permite a Trump masajear a sus bases electorales. Lo tratará con toda la contundencia del mundo”, dice Borda.
“(Trump) Estaba a la espera de un espacio como este para demostrar hasta dónde va a llegar y poder mostrar la brutalidad de las tácticas de negociación que va a utilizar”, continúa la experta.
Su análisis va en línea con lo que este domingo dijo a través de un comunicado el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, quien se refirió a las sanciones como una muestra de que su gobierno está “manteniéndose firme en el compromiso de poner fin a la inmigración ilegal y reforzar la seguridad fronteriza de Estados Unidos”.
Sin embargo, las medidas de presión desde el país norteamericano no parecen surtir efecto en Petro, al menos en cuanto a la retórica con la que se pronunció todo el domingo en X.
En sus publicaciones no solo desafió a Trump y sus políticas, sino que anunció que más de 15 mil estadounidenses en Colombia están “irregulares” y “por las leyes colombianas deben regular su estadía”.
También solicitó a Xiomara Castro, presidenta de Honduras y actual titular de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la convocatoria de una “asamblea extraordinaria de presidentes latinoamericanos para examinar los problemas de la migración y la nueva configuración del mercado de drogas en América”.
Castro atendió al llamado y convocó una reunión urgente poco después para el miércoles 30 de enero.
Borda ve difícil, sin embargo, que otros países en la región asuman una actitud como la de Colombia.
“Creo que evitarán sufrir las consecuencias que va a sufrir Colombia”.
Estados Unidos y Colombia cimentaron durante décadas una relación estratégica sin igual en la región.
A comienzos de los 2000, con el Plan Colombia, el país norteamericano invirtió decenas de miles de millones en ayuda militar para combatir el narcotráfico y los grupos armados en el país sudamericano.
A esto se sumó un tratado de libre comercio entre ambas naciones que entró en vigor en 2012.
Pero desde hace uno años, Colombia, en particular bajo la administración de Petro, está inmersa en una estrategia clara de diversificar sus alianzas.
De hecho, algunos analistas predicen que es cuestión de pocos años que China supere a Estados Unidos como principal socio comercial del país.
“Nuestras exportaciones deben ampliarse. Invito a todas las comunidades colombianas extranjeras a ser comercializadoras de nuestros productos”, dijo Petro este domingo.
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