Por segundo año, autoridades de la Comisión Nacional de Búsqueda, la alcaldía Miguel Hidalgo y la asociación civil El Caracol organizaron una misa y coordinaron el montaje de la ofrenda para quienes fallecieron en calidad de desconocidos y terminaron en la fosa común de la Ciudad de México, ubicada en el Panteón Civil de Dolores.
“En este lugar donde se siente el dolor y la angustia, también hoy es día de fiesta, ya que por segunda ocasión nos reunimos para rendir homenaje a las personas que por alguna circunstancia están en la fosa común, a los desaparecidos, a los olvidados que hoy descansan en este lugar lleno de paz”, explicó Luis Enrique Hernández, director de El Caracol, una organización que trabaja a favor de las personas en situación de calle y ha localizado algunos de sus cuerpos en este espacio.
“Es muy bonito, porque desde El Caracol lo que estamos buscando es hablar del duelo y del derecho que tienen las personas que murieron a ser lloradas, y del derecho que tienen los familiares a vivir el dolor a partir de que encuentran a sus seres queridos, en el caso de las poblaciones callejeras, también su familia social”.
“Uno de los temas por los que hemos tratado de luchar es que nos reconozcan como familia social, porque evidentemente no son nuestros hijos o nuestros hermanos, pero también nos duele… Ustedes no saben el dolor que vive el equipo del Caracol cuando buscan a una persona”, mencionó Luis Enrique.
Entre los asistentes a la ofrenda estaban Cecilia, Margarita y Víctor, quienes acudieron a dejar flores a Hermelinda y Belén, dos de sus compañeras que han sido localizadas en la fosa común, y cuyos cuerpos no han podido ser exhumados para darles sepultura en otro espacio, por lo que por segundo año les llevaron flores y veladoras hasta la fosa.
Mónica, otra de las asistentes, mencionó que ella acudió para visitar a un familiar, quien estaba con reporte de desaparición, hasta este año que la CNB le informó que se encontraba en la fosa común: “y pues ahorita ya tiene nombre y apellido”.
En la fosa común, además de las personas integrantes de las poblaciones callejeras, están quienes fallecieron en la vía pública, hospitales o albergues sin que existieran datos que permitieran identificarlos.
Por ello, desde hace cinco años la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) trabaja en colaboración con el Panteón Civil de Dolores y la asociación El Caracol para identificar a estas personas fallecidas, ya que en muchos casos cuentan con reportes de desaparición.
“Esta vinculación con la Comisión de Búsqueda se da a partir de las bases de datos que elaboramos en El Caracol con la campaña Chiras Pelas, y con ella nos ayudan a identificar a algunas personas, aunque ahora también hemos hablado de realizar búsquedas en vida en la calle, porque hay muchas personas con temas mentales, o que llegan a albergues y ahí pierden su identidad”, detalló Luis Enrique Hernández.
Omar Villena, director de Acciones de Búsqueda en la CNB, celebró que gracias al trabajo en conjunto con el panteón y Caracol “podemos observar que ya han surgido varios nombres (de los fallecidos en calidad de desconocidos) y mantener la esperanza en vías a la restitución de estas personas”.
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“Las técnicas de búsqueda requieren que las autoridades tengamos mejores registros, que son los que nos han permitido hacer estas localizaciones. Nos damos cuenta de que lo que las autoridades hacemos, aunque no tenga que ver directamente con búsquedas, es útil para colaborar en esta misión”, apuntó Villena.
De acuerdo con Mauricio Tabe, alcalde de Miguel Hidalgo -donde se ubica el Panteón Civil de Dolores-, antes de que existiera este convenio de colaboración se identificaba a tres personas por mes en la fosa común, y actualmente se identifican a 20 mensualmente.
“Parece que es poco, pero es mucho el esfuerzo que hay detrás de cada una de las exhumaciones y la atención que se da a las familias. No me imagino el dolor que viven cientos de miles de personas que esperan noticias sobre sus familiares desaparecidos, por ello, esta labor busca poder cubrir un poco esa incertidumbre”, subrayó.
Además de la misa y los testimonios compartidos por parte de familias asistentes, este sábado se inauguró un memorial instalado por El Caracol para honrar la memoria de las personas en situación de calle que mueren sin ser nombradas ni reclamadas.
“En este espacio hay muchas personas que conocíamos, a los que abrazamos, con quienes festejamos logros y cumpleaños, y otras veces los acompañamos en momentos muy complicados, y el hecho de que llegaran aquí como desconocidos nos indignó, por lo que un día pensamos que teníamos que encontrar una forma de llorarles y visitarlas”, expresó Gerardo, del Caracol.
“Es muy bonito porque desde el caracol lo que estamos buscando es hablar del duelo y del derecho que tienen las personas que murieron hacer lloradas y del derecho que tienen los familiares a vivir el dolor a partir de que encuentran a sus familiares, por eso es tan importante que este día haya tantas voluntades reunidas”, agregó Enrique Hernández.
La placa colocada a la entrada de la fosa común lleva escrita la leyenda: “por la dignidad de las poblaciones callejeras; por nuestro dolor. Sin personas desconocidas. Sin personas desaparecidas”.
La insalubridad puede favorecer la propagación de virus y bacterias que pongan en riesgo la salud de residentes, efectivos de emergencia y voluntarios.
Casi una semana después de las mayores inundaciones en la historia reciente de España, los afectados se enfrentan a un nuevo riesgo: la insalubridad.
Las lluvias torrenciales causadas por una DANA (depresión aislada en niveles altos) en la región de Valencia desencadenaron el pasado martes enormes riadas que se llevaron todo a su paso, desde vehículos hasta mobiliario urbano, anegaron edificios y dejan por el momento 217 muertos y centenares de desaparecidos.
Los vecinos de localidades como Paiporta -la más afectada-, Picanya, Sedaví, Alfafar, Massanassa o Catarroja están muy lejos de retomar su vida normal, ya que varias zonas siguen sin electricidad o agua corriente y las calles acumulan lodo, basura y vehículos apilados.
La situación de insalubridad en varios lugares podría favorecer la propagación de virus y bacterias que afecte a residentes, efectivos de emergencia y voluntarios.
Las autoridades pidieron a quienes se hallan en la zona que tomen precauciones y emprendieron una campaña de vacunación contra el tétanos al considerar que hay riesgo de epidemia de esta enfermedad.
“Se han destruido las redes de agua sanitaria y hay contaminación ahora mismo en toda la zona. Las aguas residuales se han mezclado y se han esparcido por donde ha pasado el agua, lo que incluye bacterias patógenas o potencialmente patógenas, como E. coli, Salmonella, virus intestinales y algunos tipos de parásitos como Cryptosporidium“, le explica a BBC Mundo José Manuel Bautista, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid.
Bautista advierte de que “esto puede generar brotes de diarrea, gastroenteritis y enfermedades de ese tipo”.
Por otro lado, las aguas estancadas podrían favorecer la proliferación de mosquitos, lo que causaría un riesgo adicional.
“El frío ayuda a reducir esto, pero en la zona de Valencia el clima es relativamente bueno, así que podría haber casos de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la fiebre del Nilo. Aunque no es común en esa zona, podría ser un riesgo potencial”, afirma el epidemiólogo.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, anunció que no descarta una posible epidemia.
Este lunes inició una campaña de vacunación contra el tétanos, que en este momento se considera la enfermedad de mayor riesgo en las zonas afectadas.
“El Clostridium tetani es una bacteria que se encuentra en el suelo y en lugares relacionados con el hierro y el barro. Cuando hay cortes o heridas en condiciones de poco oxígeno, esta bacteria puede crecer y contaminar las heridas, lo que aumenta el riesgo de tétanos”, explica el epidemiólogo José Manuel Bautista.
Y agrega que “todos los escombros en esta situación pueden estar expuestos al Clostridium tetani“.
Las autoridades han aconsejado especialmente ponerse la vacuna a quienes hayan sufrido alguna herida durante las labores de limpieza y reconstrucción.
Otro riesgo importante para la salud en las zonas afectadas por el temporal es la leptospirosis, una infección bacteriana transmitida por animales, especialmente en ambientes húmedos.
“Esta bacteria se encuentra en aguas fecales. Con el desbordamiento, las bacterias que estaban contenidas en sistemas cerrados ahora se han diseminado con el agua“, indica Bautista.
La leptospirosis puede entrar en el cuerpo a través de pequeñas heridas, suele tardar entre una semana y 15 días en manifestarse, y se trata con antibióticos.
“Es importante la vigilancia epidemiológica, ya que los roedores también pueden transmitir esta bacteria. Toda la comida y restos biológicos en descomposición pueden atraer ratas“, advierte el experto.
Si hay un elemento común en la mayoría de las imágenes procedentes de Valencia estos días, es el lodo.
Esta sustancia marrón que impregna las calles, los edificios y la ropa de quienes colaboran en las tareas de limpieza también plantea un importante riesgo de salud.
“Si el lodo procede de aguas fecales o aguas residuales que se han desbordado, podría contener bacterias patógenas que contaminan las manos y, al llegar a casa, los alimentos”, afirma Bautista.
Y advierte que “también podría haber residuos químicos ya que, si hay industria en la zona, el agua podría haber arrastrado sustancias químicas, lo que puede causar infecciones cutáneas”.
“Además, en ambientes muy húmedos al limpiar también puede haber riesgo de enfermedades respiratorias, ya que hay hongos y bacterias que pueden causar infecciones y esto podría agravar la condición de quienes ya padecen este tipo de enfermedades”, agrega.
Los expertos consideran prioritario retirar cuanto antes de las calles la basura y los cadáveres de animales, ya que son peligrosas fuentes de enfermedades contagiosas.
“Se trata de materia orgánica en descomposición, lo que facilita el crecimiento de bacterias y hongos, ya que encuentran nutrientes para crecer. Además, si el agua está estancada, esta contaminación se disemina”, apunta el epidemiólogo español.
La descomposición de materia orgánica, explica, “produce bacterias como estafilococos y estreptococos, entre otras, que pueden causar infecciones relacionadas con Salmonella, infecciones cutáneas y respiratorias, y toxinas gastrointestinales que producen algunas de estas bacterias, como la gastroenteritis”.
“Creo que esta será una de las afecciones más frecuentes que podríamos ver”, afirma.
El Ministerio de Sanidad español publicó una lista de recomendaciones y medidas para quienes estos días retiran de las calles el lodo y los desechos.
Entre otras cosas, les recomienda usar ropa de manga larga y pantalón largo, así como mascarilla, guantes y otros elementos para proteger la nariz, boca, ojos y manos.
También se pide a la población evitar consumir alimentos potencialmente no seguros, solo tomar agua embotellada y desinfectar sus casas en la medida de lo posible.
Del lado de las autoridades, también es fundamental “que haya una vigilancia constante para monitorear si la gente se enferma y poder actuar rápidamente en caso de brotes“, indica José Manuel Bautista.
“Por un lado, protección personal con equipos y desinfección; y por otro, vigilancia epidemiológica por parte de la administración sanitaria”, resume.
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