La sustitución de peces no cesa y un nuevo estudio de ADN en los pescados que se consumen en México, a cargo de Oceana, muestra que en el estado de Baja California Sur se venden al menos cinco especies que cuentan con alguna categoría de riesgo dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés). Las especies fueron halladas en restaurantes de Baja California Sur.
Las categorías de la Lista Roja de la UICN se divide en nueve criterios diseñados para clasificar a las especies que se encuentran en alto riesgo de extinción en el mundo y son: No evaluado (NE) y se refiere a las especies que no han sido evaluadas o publicadas; Datos Insuficientes (DD) se refiere a cuando no hay información adecuada para hacer una evaluación; Preocupación Menor (LC) cuando tras ser evaluado no cumple con las categorías de especies evaluadas con algún riesgo de extinción.
Otras categorías como Casi Amenazado (NT), Vulnerable (VU), En Peligro (EN), En Peligro Crítico (CR), Extinto en Estado Silvestre (EW) y Extinto (EX) cuentan con criterios enfocados a una potencial extinción por disminución de sus poblaciones o hábitats amenazados en estado silvestre.
De las cinco especies encontradas en el informe de Gato X Liebre el mero gigante (Stereolepis gigas), es un pez clasificado por la Lista Roja en Peligro Crítico (PC) de protección. De acuerdo con la UICN, desde 2012, esta especie es “extremadamente apetecible para el consumo humano”; sin embargo, su disponibilidad se ha limitado a causa de la pesca excesiva y a que las grandes concentraciones que se forman durante el desove son objetivo de los pescadores.
La falta de control y protección en el ciclo de reproducción de esta especie reduce la posibilidad de contar con una mayor población de esta especie de manera sostenible.
Otra de las especies en este listado es la baya (mycteroperca jordani) un pez comercial declarado ‘En Peligro’ por la UICN. Dentro de México, esta especie no cuenta con alguna categoría de protección como sí sucede con las especies protegidas por la Norma Oficial Mexicana de Especies en Riesgo NOM-059-SEMARNAT-2010, según información de la plataforma Biodiversidad Mexicana de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
De acuerdo con DataMares, la baya es un depredador endémico del Golfo de California, en México e, históricamente, fue la especie de pez depredador más abundante en los ecosistemas de arrecifes rocosos. Entre 1959 y 1960, esta especie representó el 45% de los desembarques de peces en la zona. Hoy día, sólo constituye el 1% de las capturas totales que, en su mayoría están compuestas por peces juveniles. La sobrepesca de las agregaciones de desove la han puesto en riesgo.
Enseguida de la baya, se encuentran dos especies clasificadas en situación ‘Vulnerable’ por la Lista Roja de la UICN y se trata de la baqueta (epinephelus acanthistius) y la raya látigo (dasyatis dipterura), peces que fueron parte de los hallazgos en el reciente estudio de Oceana México.
El caso de la baqueta (epinephelus acanthistius) representa otro caso de disminución de población entre el 32% y el 98% en los últimos 50 años. Esta especie llega a medir 1.3 metros y forma parte de las pesquerías o peces que se pescan en el Golfo de California. Oceana México señala que una gran proporción de los desembarques se componen por juveniles de esta especie sin respetar el ciclo de reproducción propiciando la sobreexplotación de este pez.
Un caso similar en la sospecha de disminución en la población de la raya látigo (dasyatis dipterura) es que esta especie ha experimentado una reducción del 30% al 49% en los últimos 50 años, según señala Oceana México en su informe Gato X Liebre.
Finalmente, la quinta especie detectada en esta sustitución de productos marinos en Baja California Sur es la raya mariposa (Gymnura marmorata) clasificada por la UICN como una especie Casi Amenazada (NT, por sus siglas en inglés). Dentro del estado esta especie se distribuye entre los municipios de Comondú y Mulegé.
De acuerdo con la clasificación de la UICN, la raya mariposa (Gymnura marmorata) se encuentra casi amenazada dado que existe una tendencia actual decreciente en el número de individuos maduros la población de este pez. Esto ha provocado que la población se vea severamente fragmentada.
Oceana México explica que, aunque la venta de estas especies en el país no está prohibida, al venderse con otro nombre las personas no pueden tomar decisiones de consumo responsables e informadas sobre si quieren consumir o no una especie que se encuentra en una categoría de peligro.
Ante la falta de una Norma Oficial Mexicana encaminada a la trazabilidad de los productos marinos. Oceana México alerta que la sustitución de especies es una puerta de entrada a la pesca ilegal, al facilitar el lavado de productos del mar capturados al margen de la ley y permitir su ingreso a los mercados legales.
Si bien, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) en el país ha reconocido que la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, podría superar el 40% de la captura nacional, esta práctica deja impactos negativos en la biodiversidad marina, en el equilibrio de los ecosistemas al no respetar los ciclos de reproducción y puede causar la sobreexplotación de especies pesqueras que pone en peligro su disponibilidad y los ingresos de las comunidades pesqueras.
La organización en defensa de los océanos también señala que, al no saber qué especie es la que se está comercializando, no existe certeza de que esos productos marinos fueran capturados en lugares permitidos, al amparo de un permiso de pesca, que se sigan las normas y medidas de manejo y conservación.
En la ciudad de Los Cabos, Baja California Sur el 60% de los peces vendidos fue sustituido por otras especies de bajo valor en el mercado. Este resultado coloca a esta ciudad turística en el segundo lugar a nivel nacional con mayor engaño en la venta de este producto marino.
El más reciente estudio Gato X Liebre de Oceana México se llevó a cabo en cinco ciudades del estado de Baja California Sur donde los resultados mostraron que el promedio de sustitución en los productos marinos fue de 42%, muy cercano al promedio nacional.
El estudio se realizó durante julio de 2023 donde recolectaron 208 muestras de pescados para analizar su ADN e identificar a qué especie pertenecían para compararlas contra las que se ofrecieron. Las muestras se tomaron en restaurantes de cinco ciudades de Baja California Sur: La Paz, Los Cabos (San José y Cabo San Lucas), Santa Rosalía, Mulegé y Loreto.
De las 208 muestras de ADN colectadas, 177 fueron amplificadas mediante PCR (Polymerase Chain Reaction) y tuvieron una calidad suficiente para realizar una identificación genética confiable a nivel de especie.
De acuerdo con los resultados, la ciudad turística de Los Cabos fue el sitio con un mayor porcentaje de sustitución colocándose en el doble del promedio a nivel mundial. A nivel nacional es la segunda ciudad con mayor sustitución de pescados sólo por debajo de Ciudad Obregón, Sonora 69% de la sustitución en restaurantes.
Oceana México advierte en su informe que durante el muestreo en restaurantes de Baja California Sur, les fueron ofrecidas 17 especies diferentes de productos marinos y de las 177 muestras analizadas, 74 veces del pescado que les dieron fue uno completamente distinto.
Entre las especies de sustitución se encuentran pescados como Marlin, en un 100% de sustitución; seguido de Huachinango y Cabrilla con un 60% de sustitución; pez Sierra con 40% de sustitución y Jurel con 24% de sustitución.
Otro punto a alertar en los resultados del estudio es el sobreprecio del pez que se ofrece y el pez que en realidad se consume. Un ejemplo es el caso del Huachinango, pez que fue ofrecido durante la recolección de las muestras por un precio de $419 pesos el kg y que dependen de la captura silvestre proveniente en un 90% de la flota ribereña.
Sin embargo, los resultados arrojaron que en realidad, el pez recibido fue una Tilapia. Su precio por kilogramo es de $126 pesos, pero su producción ocurre por acuacultura, es decir, un porcentaje bajo ocurre en México ya que, la mayoría se importa de China.
De acuerdo con Oceana México, en 2022 las importaciones de tilapia tuvieron un valor aproximado de 254 millones de dólares, lo cual equivale a casi el doble de la producción pesquera de Baja California Sur para 2021.
En este estudio, Oceana México concluye que la sustitución de especies continúa representando un peligro para la salud de los mares por la falta de transparencia en la cadena de valor, ya que, al no conocer qué pescado están consumiendo en México, su origen, fecha de captura y arte de pesca impide saber si el pescado tiene una procedencia responsable y sostenible.
“Es necesaria la aprobación de la Norma Oficial de Trazabilidad, la cual permitiría conocer a detalle el camino que recorre el pescado del barco al plato y así evitar que nos sigan dando Gato X Liebre, una práctica que afecta a consumidores, a pescadoras y pescadores y al medio ambiente”, se lee en el informe.
Diecisete deportistas han logrado la hazaña de competir tanto en Juegos Olímpicos como en Paralímpicos. Cuatro mujeres lo harán la versión de París 2024.
Han sido 17. Ese es el número de deportistas que han cumplido la hazaña de competir tanto en los Juegos Olímpicos como en los Paralímpicos.
La historia sitúa a una pionera: la neozelandesa Neroli Susan Fairhall, quien pese a quedar paralizada por un accidente automovilístico que la dejó en silla de ruedas, logró competir en los Juegos Paralímpicos de Heidelberg 1972 en atletismo y tiro con arco.
En 1984 compitió en los Olímpicos de Los Ángeles.
Y solo uno de esos 17 ha logrado una medalla en ambos eventos: el húngaro Pál Szekereses, quien logró la presea de bronce en esgrima en los Olímpicos de Seúl 1988.
En 1991, poco antes de participar en Barcelona 1992, un grave accidente de autos lo dejó en silla de ruedas.
Pero eso no lo detuvo en su espíritu deportivo: logró tres medallas de oro, también en esgrima, en los distintos Juegos Paralímpicos que participó desde 1992 hasta 2012.
Los Juegos Paralímpico de París 2024, que comenzaron el pasado 28 de agosto, no serán una excepción para ver a deportistas paralímpicos que también estuvieron en unos Juegos Olímpicos y en BBC Mundo te los presentamos.
La jugadora de tenis de mesa Bruna Costa se convertirá en la primera brasileña en haber competido en ambos certámenes.
Con 29 años, la atleta paralímpica compitió en París 2024, y ahora se prepara para lograr nada más ni nada menos que la medalla de oro para su país en los Paralímpicos.
A Costa le amputaron su brazo cuando tenía pocos meses de edad, luego de que una vacuna mal suministrada le provocara una trombosis.
De niña siempre amó el deporte y a los 7 años, como ha contado en diversas entrevistas, descubrió el tenis de mesa.
Su inspiración fue otra de las deportistas que han pasado por las Olimpiadas y los Juegos Paralímpicos y que, como ella, también juega tenis de mesa: Natalia Partyka.
La deportista celebró en sus redes sociales la doble convocatoria y particularmente su participación en las Olimpiadas de julio.
“Hoy es un día diferente a cualquier otro día con el que me haya despertado en estos 29 años de existencia: ¡me convertí en la primer atleta en la historia de Brasil en ser convocada para jugar en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en los mismos Juegos Olímpicos!”, escribió en su cuenta de X.
La tenista de mesa espera que “algún día esto sea algo normal, que una persona con discapacidad compita contra los deportistas olímpicos con dos brazos”.
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La polaca que sirvió de inspiración a la brasileña, nació sin un antebrazo, es zurda y debutó a los 11 años en tenis de mesa en los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000.
En ese momento se convirtió en la deportista más joven en participar en unos juegos paralímpicos.
En Beijing 2008 completó otra hazaña: participó tanto en las competencias olímpicas como en las paralímpicas.
Ha ganado cinco medallas de oro paralímpicas.
Para ella la posibilidad de que personas con capacidades diferentes puedan competir como los atletas olímpicos es una fuente de inspiración. “(Los Paralímpicos) muestran que nada es imposible”, ha dicho en varias ocasiones.
La dos veces campeona paralímpica, Asunta Legnante, volverá al ruedo en las próximas semanas para competir por un galardón en el lanzamiento de bala.
La oriunda de Italia, que tiene 46 años y compitió en las Olimpiadas de Beijing 2008, creció con problemas de visión.
Pero no fue hasta cuatro años después que quedaría completamente ciega por un glaucoma congénito.
La atleta paraolímpica tiene el sueño de llegar a los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles, fecha que coincidirá con su cumpleaños número 50.
Legnante ha señalado en distintas entrevistas que lo que la ha motivado a mantenerse en el deporte es la necesidad de “seguir desafiándome a mí misma, demostrarme que no estaba acabada ni como atleta ni como mujer”.
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La australiana Melissa Tapper, de 34 años, hizo historia en los Juegos Olímpicos de Río 2016, luego de convertirse en la primera deportista de su país en participar de ambas competencias.
En la disciplina del tenis de mesa, Tapper hizo lo mismo en las Olimpiadas de Tokio 2020, donde ganó una medalla de plata para el equipo femenino.
Una lesión en el plexo braqueal (ubicado en el cuello) le provocó una paralísis en uno de sus brazos, algo que no le impidió enfrentar desde muy joven competencias de personas sin capacidades diversas.
“Las complicaciones del parto hicieron que Tapper naciera con una lesión en el plexo braquial tras desgarrarse los nervios entre el cuello y el hombro derecho cuando los médicos la sacaron del vientre de la madre”, detalla su sitio web oficial.
La joven australiana también participó en los Juegos Olímpicos de Paris 2024.
En octavos de final tuvo un desempeño que pese a no darle el triunfo a su equipo, la dejó más que satisfecha.
Ahora, la australiana se prepara para seguir haciendo historia en los Paralímpicos.